único
palabras en ingles, mommy kink, mina dom g!p, nayeon menor.
— L-Lo siento...
Mina sonrió detrás del cuerpo marcado de la menor, paseándose por la habitación en tonos rojizos con luces rojas y paredes del mismo color que daban a esta un ambiente pasional, caliente y "romántico". Se reía de lo patética que se veía ahora mismo, la más baja, de lo débil que la sentía y lo sensible que se encontraba.
Caminó hasta la cama cubierta por sábanas rojas de igual manera, arrodillándose delante de esta y, por lo tanto, teniendo el culo de la chica de cabellos castaños a clara vista suya. Su mano se apoyó en aquella piel blanca, la sensación de impactar toda la palma de esta contra la zona no se hizo esperar en Myoui.
Y así lo hizo. Primera nalgada de las muchas que le esperan a Nayeon esta noche.
Escuchó el jadeo débil con el que Im recibió la acción y se limitó a sonreír para darle una más, más, más y más. El lloriqueo constante de la castaña en la cama sólo le daba ternura por esta faceta que mostraba, débil y frágil, pero por su mente se pasaba esa Nayeon dominante, tan jodidamente intimidante que luego estaría pidiendo por qué su polla se incruste más dentro de ella.
— Lo sientes —se ríe ella—. ¿Es esto lo que creo que es, Im? ¿Realmente estás pidiéndome disculpas? —Nayeon asiente sin poder hacer más—. Esto es divertido... Oh, tan divertido.
— I-I'm sorry, Miss... —Mina le propinó otro golpe más— ¡L-Lo siento, Mommy! —Im meneó sus caderas y se arqueó a las siguientes cinco nalgadas que Mina se encargó de darle.
— Debes sentirte tan humillada, honey —Mina se burló, amasando el culo de Nayeon. Im no supo qué más decir, sinceramente la situación la calentaba demasiado—. Pero sabes por qué estás siendo humillada así, ¿no es así, bunny?
Nayeon asintió y justo después de eso pudo sentir las manos grandes de Mina tomar su culo, abriendo sus nalgas. Un cosquilleo le recorrió el cuerpo, un gemido tembloroso y sus manos tomaban las sábanas fuertemente sin intenciones de soltarla.
Pronto sentiría el frío del lubricante caerle sobre su rosada entrada y la haría soltar otro gemido inundado de temblor, sin embargo, tampoco le molestaría, pues disfruta de cualquier cosa que su Mommy quisiera hacer con ella.
Uno de los dedos de Myoui -el índice para ser más exactos- se deslizó lenta y tortuosamente por su pequeña entrada, tentándola, y su cuerpo sin poder resistirse a tenerlo dentro se impulsó para atrás. Mala idea, pues Mina le golpeó el culo una vez más.
Tragó duro mientras intentaba controlarse, pero sinceramente, ¿quién podría hacerlo? Tenía a Myoui Mina detrás de ella amenazando con hundir uno de sus largos dedos dentro de ella. Definitivamente, Nayeon en estos momentos era totalmente débil.
— A-Ah, pero... —se quejó ella, jodida hasta más no poder— Mommy... Yo- por favor, Miss, por favor...
Mina sólo le sonrió detrás, todavía jugando con esa pequeña entrada codiciosa perteneciente a la chica contraria—. Yo no creo que merezcas un premio —en la habitación se escuchó el lloriqueo leve de Im apenas la más alta había terminado de decir aquello—. Tell me, honey, ¿crees que lo tienes merecido? ¿Mmh?
Nayeon se meneó buscando más del contacto caliente de Mina, luciéndose desesperada por los largos dedos de la mayor. Gemía por debajo el nombre de la más grande como muestra de súplica, sabiendo en demasía que Myoui no podía resistirse a eso.
Mina se mostraba burlona, una sonrisa traviesa acompañaba el aura de chica chula que mostraba. Exactamente, ella era eso, una chica traviesa, chula, burlona, alguien con quien jodes y estás jodido. Siempre ha sido de esa manera.
Su lengua paseó lentamente por los labios propios, sus ojos observando el agujero pequeño de Im, que se contraía y abrazaba la nada, esperando desesperadamente ser llenada con algo grande. Mina no lo negaría: quería que Nayeon gritara su nombre en alto.
Le propinó un golpe más, con más fuerza, y Nayeon fue capaz de llorar más fuerte. Amaba ser azotada, le encantaba ser intimidada, definitivamente que Mina le folle el coño siempre fue una cosa que le gustó. Nayeon podía considerarlo casi una adicción.
— Oh, God... —dos de los dedos cubiertos de lubricante de Mina fueron abriéndose paso por la apretada entrada de Nayeon, lentamente, tan lento que la menor estaba a punto de gritar— M-Mommy...
— ¿Se siente bien? ¿Estás cómoda? —el tono de Myoui había cambiado esta vez, sonando más linda y melosa.
Nayeon asintió, impulsando sus glúteos para que los dos dedos largos de Mina ingresen más dentro de ella. Se sentía en el cielo, realmente se sentía extasiada sólo con Mina.
Prontamente, Myoui hundió dos más de sus dedos en la mojada entrada de Nayeon, poco a poco moviéndolos, abriendo y expandiendo las paredes vaginales de la menor, causando temblores fuertes y cosquilleos constantes en el estómago de Im. Podía verla removerse, mostrándose débil he ida delante de ella, justo como a Mina tanto le gustaba.
La entrada de Nayeon dejaba caer gotas de su propio lubricante y el que Myoui había aplicado, luego poco a poco se deslizaban por las piernas de esta, por sus muslos, chocando con esa piel caliente. Una vista magnífica, sin duda alguna para la chica de cabellos negros, que se deleitaba con todo; que se deleitaba con Nayeon.
Sus dedos giraron dentro de Nayeon, hacían tijeras, se abrían paso por ese estrecho lugar, preparándola, expandiéndola para el tamaño justo de su polla, pues sabía que aun si habían follado mil veces, Im siempre sería tan apretada.
— A-Amor... —la lengua de Nayeon soltó aquel apodo meloso, sonando como una caricia para el corazón de Mina— por favor... v-ve más rápido...
— ¿Quieres que mommy te dé más, sweetie? —una de las manos de Myoui golpeó el culo contrario nuevamente, sus anillos marcando lo blanquecino del lugar—. Entonces sé más clara, bebé.
Nayeon gimió disconforme, lloriqueando sobre la almohada fuertemente, recibiendo descargas eléctricas en todo el cuerpo debido a la manera lenta en la que Mina salía e ingresaba en su interior.
— U-Uh... Qui-Quiero- ¡Ah, joder! —Myoui movía sus dedos rápidamente, importándole poco lo desordenada que se mostraba Nayeon ahora—. ¡Quiero que me folles, un-unnie! —fuerte y claro.
En ese momento la vista de Nayeon se nubló completamente. Sus cabellos largos taparon sus ojos e hicieron la experiencia menos visible, todo en la castaña temblaba y tenía espasmos incontrolables que no podían dejarla. Su cuerpo experimentaba sensaciones deliciosas, fuertes y exquisitas.
¿Cómo es que ella podía verse tan preciosa para los ojos de Mina? ¿Y cómo es que esa chica la había cautivado tanto? Para la de cabellos negros era una pregunta constante, una que aun si trataba no entendería.
La voz de Im la motivaba a seguir, jadeos y gemidos que la impulsaban a ir más fuerte y rápido, lloriqueos que la volvían loca y súplicas que eran como motores para sus dedos dentro de la menor. Esto podría volver loca a Mina y, siendo sincera, le encantaba enloquecer por Nayeon.
En el parlante pequeño que yacía sobre la mesa de luz de Myoui comenzó a sonar Suffer, la misma canción que había sonado aquella vez en la que se conocieron, en aquella fiesta, con luces de un tono rojo oscuro, que titilaban, dando inicio a una noche llena de sudor, mordidas, y gemidos por parte de ambas chicas.
Definitivamente, Mina de eso no se arrepentía.
━━━ 🎀 ━━━
— ¡Mommy!
Las manos de Mina sostuvieron las caderas de Im, impulsando los movimientos de la menor hacia su polla, arremetiendo dentro de ella con una fuerza descomunal.
El golpeteo de la cama contra la pared, la blanca piel de la chica de cabellos castaños totalmente roja, marcas de dientes de las cuales Myoui era responsable, el sudor que le corría por el cuerpo y la canción, que ahora era Lights Down Low, dejaba que la pasión entre ambos cuerpos se haga presente sin impedimento.
Ellas eran una, ellas estaban unidas y así lo estarían para siempre.
Se acomodaron de la manera en la que Nayeon lo quería: Mina sentada, apoyada en el respaldo de la cama, mientras la menor bajaba lentamente sobre su falo.
— O-Oh, Mina... —gimió Nayeon, sintiendo lo grande y gruesa que era Mina al entrar en ella— tan grande... U-Uhm, tan grueso...
— ¿Te gusta la polla de unnie, cutie? —murmuró contra el pecho de la más pequeña.
— Ah, mm-mm... Yes, yes, my Miss...
Impulsó sus saltos con levedad, siendo cuidadosa al subir y bajar por el gran falo de Mina. La otra se encargaba de sostenerle las caderas, manteniendo el equilibrio de su desordenada novia, suspirando agitadamente al sentir las paredes apretadas de Nayeon atrapar su pene sin señales de querer dejarlo ir. Efectivamente, su conejita era una chica golosa.
Prontamente, Im tomó el control, guiando sus movimientos, sus caderas meciéndose de atrás hacia adelante, a veces en círculos, dando leves saltos. Myoui tenía los ojos clavados en cada parte de Nayeon, admirándola sobre ella, totalmente sudorosa, fuera de la Nayeon que todos conocen, fuera de esa chica linda y tímida. Ahora era la Nayeon que sólo Mina puede ver y tener:
Esa Nayeon necesitada. Esa Nayeon caliente, ese que llama el nombre de Mina cada vez que está a punto de venir, esa que le ruega desesperadamente todas las noches que por favor se detenga, esa que aun siendo más intimidante que Mina, y teniendo una anatomía un poco más "fuerte", le encanta la polla de esta dentro. Nadie podría imaginarse a Im ahora de esta manera, ni siquiera sus amigos.
La cama comenzó a sonar fuertemente, las razones de esto eran los grandes saltos que daba Nayeon sobre la polla de Mina. La mayor de ambas gemía gustosa por la estrechez de su chica, su polla apretaba fuerte, pero esa sensación era tan buena, tan excitante y adictiva para ella. Nunca se cansaría de eso, en serio nunca.
— ¡Ah! ¡Ah! ¡S-Sí, Mommy! ¡J-Justo ahí! —Myoui impulsaba sus caderas, la punta de su polla chocaba total y deliciosamente con el punto g de su chica—. ¡M-Más rápido- ¡ah, Minari! ¡Más rá-rápido, mommy!
Con brusquedad, las manos de Mina empujaron el cuerpo de Nayeon hacia atrás, tomando equilibrio y poniendo cada una de sus manos a los costados de la cabeza de la más alta. Se silenció ella sola únicamente para apreciar el perfecto desastre que era su bebé ahora, teniendo la respiración rápida, con la piel marcada y los espasmos en su anatomía.
Ella era una obra de arte para Mina.
— Eres tan hermosa así... —acercándose al rostro de su conejita, Mina habló cerca de ella— tan hermosa y tan mía ahora, nena.
Nayeon buscó responder a eso y los labios de Mina sobre los suyos se lo impidieron. Aquellos encajaban tan preciosamente con los suyos, siendo tan hinchados, tan suaves, tan besables que Nayeon creía que era una adicción que nunca podría dejar, ni siquiera si busca intentar algo como eso.
La lengua de la mayor bailó junto a la suya con lentitud, moviéndose con destreza dentro de su pequeña y suave boca, con la saliva en la comisura de los labios que poco a poco iba bajando, dejando un rastro de ella hasta chocar con la clavícula de la menor. Mina podía comerse la boca de Nayeon en dónde quiera, cómo lo quiera y cuándo lo quiera, sin importarle absolutamente nada.
Sus piernas subieron hasta los hombros de Myoui gracias a las manos de esta, quien la empujó nuevamente, esta vez para dejar que la cabeza de la menor caiga por la punta de la cama, con sus cabellos castaños bajando sin llegar a tocar el suelo. Fue ahí donde meció sus caderas, su pelvis tocando y tronando perfectamente los muslos de Nayeon mientras su polla se permitía dejarse ir dentro de ella.
— ¡M-Más, Unnie! —desordenada, Nayeon se arqueaba. Mina la sostenía impidiendo que se cayera fuera de la cama—. ¡Oh, s-sí! ¡Ah-Ahí, mi Mommy!
Las embestidas de Mina tomaron fuerza, fueron rápidas, aplastando ferozmente su punto dulce ya maltratado de su novia. Le sostenía las piernas con fuerza y golpeaba sus muslos, amasaba el culo respingón y grande de la menor, la azotaba con golpes duros mientras arremetía en su interior al punto de casi llegar al orgasmo.
Estaba segura de que los vecinos le reprocharían por lo ruidosa que es su chica, pero eso ahora no importaba para Mina.
Su boca no se resistió y entre ella tomó la piel blanca del cuello de Im, succionando la zona y mordiéndola, aún sin dejar de ser rápida a la hora de embestirla. Los lloriqueos de Nayeon se escuchaban fuertes, incontrolables a la hora de llamar el nombre de Mina, claros a la hora de suplicarle. Myoui se sentía encantada con eso.
Cuando se sintió en la cúspide, Nayeon la miró con ojos llorosos y labios rojos, completamente fuera de sí, ansiosa por correrse y liberarse de la presión dentro de sí.
— V-Voy a venir, Mommy —en un hilo, su voz se escuchó lastimera—. L-La quiero tan mal, mommy...
— ¿Sí? ¿Eso quieres, princesa? —Nayeon asintió desesperada, guardando un gemido alto cuando Mina, sin previo aviso, masajeo su clítoris y embistió duramente su punto dulce—. Entonces, ¿qué estás esperando? Córrete para mommy, kitten.
Mina masajeo un cuanto más el clítoris de Nayeon y se encargó de castigar el dulce punto de la menor un poco más, con fuerza y destreza, observando cómo Im intentaba callar su boca ruidosa.
Con rudeza penetró el interior de la menor hasta verla llorar mientras las paredes de su nena tomaban su miembro y la abrazaban de forma asfixiante, tanto que hasta se le hacía difícil continuar con las embestidas bruscas que estaba dando. Se encimó sobre ella y le llenó de besos el rostro, todavía moviéndose dentro y fuera de ella.
Pronto una gran carga del propio lubricante de Nayeon manchaba sus muslos y la polla de Mina, que temblaba y tenía espasmos fuertes y le permitían lloriquear de lo mucho que quería correrse desde mucho antes. Mina le dedicó caricias dulces en la piel, suaves como algodón, dándole a la menor, cumplidos para que esta se sintiera mejor.
Dando unas cuantas estocadas más, Myoui inundó de su esencia el interior de su bebé, acabando por fin de correrse. Nayeon suspiró gustosa al sentir a Mina venirse dentro suyo, cerrando los ojos y disfrutando de lo caliente que se sentía aquello.
Tan malditamente bueno.
— Gracias, unnie—la voz de Nayeon se escuchaba hermosa debido a lo exhausta que estaba, suave y dulce.
— No hay de qué, amor. Hoy has sido una buena chica, descansa, bebé.
Nayeon sonrió, abrazando el cuerpo de Mina y dejándose llevar por el sueño en aquella noche agitada—. Te amo, mommy.
Mina besó su frente—. También te amo, cielo.
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