17
Democrática lloraba sin consuelo en los brazos de su hermano mayor, quien solo acariciaba la espalda del menor. Su padre, al llegar a casa y después de cenar, les había dicho que no podrían tener ninguna comunicación con los niños del soviético de nuevo, y todo aquello que les dieron en material las guardarán en el sótano.
Third escuchaba el llanto de su pequeño, le dolía aquello, era una fuerte punzada en su pecho y corazón de pollo cuando trataba de ellos, lloraba en silencio.
Sus hijos tenían desde que terminaron su cena encerrados en la habitación de Alemania, trato de convencerlos en abrir la puerta, pero su hijo mayor se negaba.
Alemania siguió consolando a su hermano quien quedó dormido profundamente, lo acomodo y arropó, observó la puerta de su cuarto y camino a paso lento hacía está.
Quitó el seguro y la abrió, observando a su padre quien antes se encontraba recargado en ella y volteo a verle, con ojos un tanto rojos y mejillas húmedas, abrazo a su padre por el cuello, beso su mejilla quedando unos segundos en silencio.
— Quiero saber la verdad, papá –hablo tranquilo pero nervioso por dentro–.
El nazi cargo a su hijo, cerrando la puerta y dirigiéndose a la sala; bajo a su hijo en el sofá, sentándose él, al lado suyo.
— Estamos en guerra, el tratado que teníamos con URSS se rompió –explico breve–.
— ¿Lo hiciste tú? –pregunto observando a los ojos a su padre–.
— Nein, meine führer lo hizo –respondio bajando la mirada–.
Ale se acercó a su padre y le levantó la mirada.
— Tu dices que nunca bajemos las mirada y tú nunca lo haces ¿Porque ahora? No somos cobardes ¿Acaso cederás ante un idiota como el señor URSS?, Tengo fé de que ganaremos –sonrio mostrando su apoyo a su padre–.
Ha Reich se le humedecieron los ojos, abrazo a su hijo con ternura y cariño, sonriendo. El pequeño tricolor correspondió alegre.
— Y si perdemos, tenemos la opción de hacerlo jabón –comento divertido–.
Ambos alemanes ríeron ante aquello dicho por el menor de los dos, Third limpió sus lágrimas y cargo de nuevo a su hijo, dejándolo de nuevo en su cama, recostado y cobijado. Beso su frente y la de Democrática, camino a la puerta y antes de cerrarla hablo.
— Cuando todo esto terminé, podrán jugar con los juguetes de nuevo –cerro la puerta y se dirigió a su cuarto–.
Alemania observó a su hermanito, quien tenía un ojito abierto abriendo el otro con una sonrisa, el tricolor mayor río y beso la frente de su hermano. Cayendo ambos dormidos.
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Me acabo de dar cuenta que publique el 18, en vez del 17
Asi o mas pendejo
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