MOMENTO TINA 1
Hubo una época en la que el Glee Club estaba formado únicamente por cuatro personas. Antes de que el señor Shuester se hiciese cargo del grupo, antes incluso de que Rachel Berry metiese su narizota en medio e intentase adueñarse de todo, el Glee Club existía aunque nadie pareciese darse cuenta.
Tina aún recuerda esas primeras semanas en las que Kurt, Mercedes, Artie y ella se apuntaron al coro sin tener ni idea de cómo cantar o bailar. Únicamente lo habían hecho porque era un lugar donde los marginados del instituto McKinley podían sentirse seguros, como que formaban parte de algo. Y era divertido pese a que todos eran un desastre.
La vida de Tina Cohen Chang era muy tranquila. Era una buena estudiante pero le costaba hacer amigos. Se lo impedían su timidez y su falso tartamudeo. Su aspecto gótico tampoco ayudaba demasiado, pues alejaba a la gente. En su anterior colegio no tenía amigos y en el McKinley parecía ir por el mismo camino. Formar parte del coro te ponía directamente en el escalón más bajo de la pirámide de popularidad, pero ella no iba a dejarlo por nada del mundo porque el Glee Club había cambiado su vida.
Cuando la asiática se hizo un Facebook estando aún en la primaria tan solo envió dos peticiones de amistad: la de sus padres. ¿A quién más tenía? ¿Quién querría agregarla y tenerla como amiga? A pesar de que ella se encogía de hombros y fingía que no le importaba, en el fondo de dolía. En su foto de perfil aparecía ella sola mostrando una radiante aunque vacía sonrisa. Su cuenta no tenía mucha actividad. Lo único que hacía era subir fotos de conjuntos de ropa gótica o vampiros y esperar a que sus padres le dieran a "me gusta". Pero aquello la fue deprimiendo y comenzó a abandonar la página. Cada vez se metía menos y menos. ¿Para qué? Con el tiempo, simplemente, se olvidó de que tenía cuenta en Facebook. Hasta que un día la cosa cambió.
Cuando llegó a la sala de ensayos Kurt estaba haciéndole un reportaje de fotos a Mercedes con su nuevo móvil. Tina se sentó a observarlos silenciosamente en lo que llegaba el profesor.
-¿Cómo han quedado?- preguntó Mercedes acercándose a Kurt con la intención de quitarle el teléfono.
El chico esquivó las manos morenas y levantó una ceja diciendo que no con el dedo índice dando a entender que solo él manejaría el móvil. Luego comenzó a tocar la pantalla táctil y a pasar fotos ante los comentarios de su amiga.
-¡Esa me gusta!- exclamó la negrita señalando la pantalla.
-Es total- coincidió Kurt-. Deberías ponerla de perfil del Facebook. La que tienes es...
Al momento se quedó callado. Mercedes alzó las cejas.
-¿Es qué, Kurt?- preguntó poniendo los brazos en jarra.
Mercedes solía tener siempre aspecto de enfadada pero en el fondo era simpática. Además, ella nunca se mosqueaba con Kurt porque era su mejor amigo. Solo fingía estarlo para ver la carita de susto que ponía.
Por suerte para el chico, en ese preciso instante el insoportable profesor Sandy y Artie entraron por la puerta salvándolo de tener que contestar, y comenzaron otra improductiva clase de canto.
Tina llegó a casa pensando en su cuenta de Facebook. Hacía meses que no la abría. Tal vez le echase un último vistazo, guardaría las mejores fotos en su ordenador portátil y la eliminaría. Así habría menos cosas que le recordasen que estaba sola. Cuando terminó de comer se encerró en su cuarto y puso música. Tuvo que hacer memoria para recordar qué contraseña tenía.
Cargando...
Cargando...
La página se abrió. Y menuda sorpresa se llevó. En el símbolo que indica que tienes peticiones de amistad había un número. El tres. Tina desplegó la pestaña con dedos temblorosos deseando que no fuera ninguna ilusión óptica y se quedó con la boca abierta.
Artie Abrams, Kurt Elisabeth Hummel y Diva Mercedes J. querían ser sus amigos.
La asiática era una persona muy sensible. Se emocionaba fácilmente y, desde luego, aquello hizo que las lágrimas saltasen de sus ojos. Tenía amigos.
-¡Mamá!- gritó cogiendo el portátil y corriendo escaleras abajo-. ¡Mamá, mira!
La encontró en la cocina preparándose una taza de té y masajeándose las sienes después de un duro día de trabajo.
-¿Qué pasa, cariño?- preguntó componiendo rápidamente una sonrisa haciendo que cualquier atisbo de cansancio desapareciese de su rostro.
Tina apoyó el portátil en la encimera y señaló las tres peticiones de amistad. La muchacha era consciente de que aquel infantil gesto resultaría incomprensible para otras personas, que se reirían de ella por reaccionar de forma tan exagerada ante algo tan normal y cotidiano. Pero para ella no lo era.
-¿Son tus compañeros del Glee?- preguntó su madre agachándose un poco para ver mejor. La niña asintió-. Oh, Tina, me alegro mucho.
La señora Chang le acarició la mejilla y Tina volvió volando a su cuarto para aceptar las tres solicitudes. Ahora tenía 5 amigos.
Al momento otra actualización apareció junto a la bola del mundo. A Artie Abrams le gustaba su foto de perfil. Aquello la hizo sonrojarse. Artie le gustaba mucho...
Pronto su Facebook pasó de estar lleno de calaveras y vampiros a collages en tonos sepias (idea de Kurt) con los chicos del Glee. Cambió su foto de perfil a una con sus tres amigos y comenzó a subir las letras de sus canciones favoritas para compartirla con sus compañeros.
Lo que jamás se hubiera imaginado la joven es que, meses después, también sería amiga del quarterback, la jefa de las animadoras o el malote de la cresta...
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