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MOMENTO QUINN 1

Quinn lo había pasado muy mal los últimos meses de su embarazo. Finn se había enterado que el padre de la criatura no era él, sino Puck. Sus padres la habían echado de casa. Sue de las animadoras. El estrés de las Nacionales... Aunque lo que le dijo a Mercedes en la enfermería sobre que se preocupaba más por su salud y alimentación desde tenía que comer por dos era cierto, no podía negar que odiaba verse gorda. Echaba de menos el uniforme de las animadoras, la minifalda y la estrecha cintura.

Nadie parecía entenderla. Ser madre a los dieciséis años, y más sin contar con el apoyo de la suya propia, era un trance duro de pasar. Se sentía tan sola... Es cierto que tanto Finn como Puck le abrieron las puertas de su casa, pero en ninguno de los dos lugares se sintió cómoda ni comprendida. ¿Por qué nadie se daba cuenta de que la mismísima Quinn Fabrey había pasado de líder del instituto a chica invisible? ¿Por qué nadie veía que eso la estaba matando por dentro? La gente seguía mirándola por los pasillos, claro, pero solo para compadecerse de ella. "Pobrecita, qué pena. Ha arruinado su vida. Tan joven...".

La chica estaba totalmente segura de que cuando naciera su hija la daría en adopción. Era consciente de que no podía hacerse cargo de ella. Si alguien se atrevía a decirle algo en contra, que le diesen. Lo único que buscaba era el bien de la pequeña, y con Quinn no sería posible no quería quedársela.

Por suerte, las cosas mejoraron un poco semanas antes de las Regionales. Tras una pequeña pelea con Mercedes ésta se le acercó en la biblioteca para pedirle disculpas por decir que los blancos no podían bailar funk y estuvieron hablando un rato. Quinn es una mujer fuerte y un tanto prepotente que mira al resto del mundo por encima del hombro. Su trabajo le había costado labrarse esa fama. Pero al ver allí a su compañera del Glee sentada a su lado dispuesta a escuchar todo lo que tenía que decir sintió que realmente alguien se preocupaba por ella. Fue cuando la chica le dijo que se fuera a vivir a su casa cuando se odió a sí misma por haberla tratado mal antaño. Mercedes, junto con Finn, eran las personas más buenas de todo el McKinley. No se lo pensó dos veces y aceptó encantada la oferta. No soportaba ni un día más en casa de Puckerman. No tardó nada en mudarse y pronto estuvo perfectamente acoplada en un cuarto libre de la casa de los Jones, quienes la trataron como a una hija. Aquella noche ambas chicas se tiraron hablando y riendo hasta tarde, conociéndose mejor mutuamente. Criticaron un poco a Rachel (Quinn trató de no pasarse porque sabía que Mercedes era su amiga), hablaron de las canciones de las Nacionales, de los animadores... Entonces la rubia se animó y deshizo un nudo que tenía en su interior explicando sin muchos detalles cómo Puck la había convencido para acostarse con ella. La había emborrachado y dicho que estaba gorda y ella se lo creyó. No había compartido ese recuerdo con nadie porque se sentía totalmente estúpida solo de pensarlo. Como compensación, Mercedes le confesó que, a principios de curso, le gustaba Kurt y que se llevó una decepción al enterarse de que era gay.

El hecho de que Mercedes actuase como una especie de madre protectora con ella sin esperar recibir nada a cambio era más de lo que Quinn podía esperar de alguien. Ni siquiera Santana y Brittany, sus mejores amigas, la habían tratado nunca así de bien.

Por eso, cuando terminan su actuación de Don't stop believin' en las Regionales y siente que el bebé está de camino, no es solo a su madre a la que quiere ver en la sala de parto. Puck arrastra la silla de ruedas a toda velocidad por los pasillos del hospital. Le duele mucho, muchísimo. Tiene ganas de gritar y llorar mientras avanzan por el corredor dejando atrás a sus compañeros del Glee Club con caras de preocupación. No obstante, consigue sacar fuerzas suficientes para gritar:

-¡Espera, espera!

La silla de ruedas se detiene. Quinn se gira y extiende la mano.

-Quiero que Mercedes esté conmigo- pide con voz temblorosa.

Cuando Mercedes asiente y le da la mano siente que ya no tiene miedo. No solo su madre ha vuelto, sino que su amiga está con ella para cuidarla. Es entonces cuando sabe con certeza que todo irá bien.

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