Momento 7
Momento 7
No era tan fácil, como solo decirlo.
Olvidarse de aquel Hanyou costará mucho más, de lo que pudiese imaginar, porque aunque no pareciera, él siempre estaba a su lado, la acompañaba a donde iba.
Inuyasha vivía en su mente.
Varias veces pensó en golpearse la cabeza, a tal punto de perder la memoria, como aquellas protagonistas de telenovela, tan típico de su época.
Pero la vida real era mucho más compleja, nadie te preparaba para esto, no era tan difícil dejar una pequeña advertencia, "No ames, solo te ara sufrir"; así tal vez tendría mucho más cuidado en enamorarse la próxima vez... si es que lo hacía.
Solo estaba buscando excusas para no sentirse tan estúpida, porque Aome sabia donde se metía, lo sabía perfectamente y aun así entrego el corazón en bandeja de oro, a un semi-demonio que seguía amando a otra mujer.
El final de esa historia, era tan claro como el agua.
Habían omitido un pequeño detalle: Sesshōmaru, la situación con él era demasiado irreal, que ni en sus más locos y perturbadores sueños había imaginada.
Técnicamente se había casado con el sujeto, quien se supone ser su enemigo, es decir no se conocieron de la forma más amable, sino todo lo contrario había intentado matarla en varias ocasiones, pero también la había salvado e incluso ayudado en la búsqueda de Naraku.
Y llevaba una niña consigo, una humana, hija de una raza que el mismo, en ocasiones dijo despreciar, tal ves la pequeña Rin había logrado cambiar algo en el corazón de ese demonio, eso explicaría por qué seguía viva después de haber dormido juntos.
Unido a una humana, a una miko.
..........
Soltó un suspiro mientras miraba detalladamente cada una de las plantas que se hallaban a su alrededor, y no se detuvo hasta encontrar la que buscaba, el único ingrediente que le faltaba para poder curar a la mujer.
La tarde comenzaba a caer cuando por fin había terminado, regresó a la aldea satisfecha, se podía apreciar, reflejada en aquella sonrisa que adornaba su rostro.
El anciano Horiyo la esperaba en la puerta de su casa, aquel rostro cansado y arrugado por el paso de los años, mostro una brillante sonrisa, con la poca dentadura que le quedaba-"Bienvenida"- este dijo amablemente, Aome asintió, dejando las hierbas en el suelo-"Veo que te has entretenido"
-"No ha sido fácil pero la encontré"- respondió sonriendo.
-"¡Qué maravilla!"- chillo delatando su entusiasmo, después de todo la cura para la enfermedad de su esposa estaba a sus pies.
-"Voy a necesitar agua"- la escucho decir, mientras se ponía de rodillas y comenzaba a separar las hierbas, dentro de un bol de madera.
-"De acuerdo te la traeré de inmediato"- respondió con felicidad notable-"Además te he preparado el baño y algo de comer, debes estar cansada"
-"Se lo agradezco"
-"No tienes de que después de todo, eres tu quien me está ayudando más de la cuenta"
Una hora después Aome ya había preparado el remedio, observo a la mujer moribunda tendida en la cama, su respiración era pausada, y tranquila. La palidez de su rostro te hacía pensar en que tal vez ya estaba muerta, tal blanca como una hoja de papel...
""Azuna es mi compañera, mi única razón en el mundo""
Su esposa era lo único que el señor Hiriyo tenía, le comento que nunca pudieron tener hijos, pero eso no fue un impedimento para ninguno de los dos, a pesar de todo siguieron juntos, incluso cuando los días comenzaban a hacerse pesados.
Se tenían el uno al otro.
Y si moría, estaba muy segura de que el pobre hombre moriría de tristeza, Aome no podía permitir eso, no si en sus manos estaba la opción de poder hacer algo.
-"Esperemos que en la mañana se encuentre mejor"- comento al anciano que se encontraba mirando atentamente a sus espaldas.
Este solo asintió sonriendo en lo que se acercaba a su esposa y la tomaba de la mano. Aome los dejo a solas, se dio un baño tibio y comió algo.
Pero no tenía sueño, razón por la cual decidió sentarse en la entrada de la cabaña, la noche estaba tranquila e iluminada por cientos de estrellas
-"Este tiempo puede llegar a ser, muy tranquilo cundo quiere"- la joven suspiro, estirando con pereza los brazos-"Me pregunto ¿Qué estarán haciendo los muchachos?"-Ahora no se sentía tan sola, rodeada de tantas personas pero... sin sus amigos no era lo mismo.
El tiempo parecía transcurrir más lento cuando no estaba cerca del Hanyou, sacudió la cabeza, no debía pensar en él.-"Sera muy difícil"- se dijo a sí misma, pero la convicción crecía en su pecho, Aome se olvidaría de Inuyasha, o por lo menos dejaría de amarlo.-"Pero voy a lograrlo"- sonrió con determinación.
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