El clima en la aldea de un día para otro se había vuelto tenso, con mucho revuelo y nerviosismos por parte de los exterminadores que protegían la aldea.

-"Hemos visto aun demonio rondar por los alrededores"

-"Deberíamos buscar nuestras armas y matarlo"

-"Podría ser muy peligroso, si lo provocamos"- aconsejo el más anciano de todos.

-"¿Entonces qué? ¿Esperemos a que decida atacar la aldea?"- remarco con evidente desacuerdo uno de los guerreros más jóvenes.

-"No hagamos nada, no por el momento, tal ves en un par de días ya no regrese"

La joven sacerdotisa ayudaba al anciano Hiriyo a cargar unos baldes, con agua hasta el interior de su cabaña, este amablemente le había brindado hospedaje, comida y ropa.

-"¿Qué les sucede a esos hombres señor Hiriyo?"- indago curiosa la joven miko notando la densidad del ambiente.

-"¿Hum?- fijo sus desgastados ojos en la figura de aquel montón-"He, oído rumores, acerca de que hay un demonio muy poderoso en los alrededores, por eso están tan preocupados"

-"Sesshōmaru"- susurro la joven, para su suerte el anciano no la escucho, pero sin ninguna duda se trataba del mismo.

¿Entonces había ido por ella, la estaba buscando?

Se quedó mirando un punto ciego en el bosque, tenía temor, miedo de que estuviera tan molesto, que tratara de lastimarla. Con ese Youkai uno nunca sabia, las cosas no eran buenas.

-"Necesito que me preste su arco y flechas, iré a dar una vuelta"- tal vez estaba cometiendo una locura pero necesitaba cerciorarse.

-"¡Es muy peligroso!"- chillo el anciano con terror.

-"No se preocupe, estaré bien"-le dio una sonrisa para tratar de tranquilizarlo-"además recuerde que debo buscar las hierbas, para preparar la medicina"- agrego finalmente y al ver que este no insistía, tomo lo necesario y salió sin perder más el tiempo.

Se aseguró de que ningún aldeano la siguiera.

-"Sesshōmaru"- lo llamo mirando a su alrededor, lo único que podía apreciar era el sonido de la naturaleza.

Mordió su labio inferior, tal vez se había equivocado; Pero ella hubiera jurado que, era él, tenía la corazonada.

-"¿Estás aquí?"-de nuevo el silencio, realmente estaba muy confundida, no sabía si sentirse aliviada de que no estuviera ahí, o sentirse triste porque eso solo demostraba lo sola que estaba actualmente, sin su familia, sin amigos, sin Inuyasha y ahora sin el demonio.

Suspiro dejando caer el arco, seguidamente ella hizo lo mismo se quedó de rodillas

Irónicamente pensó en cuanto había deseado esto, sin embargo, no se sentía tan bien como hubiera querido. No porque ahora estaba más convencida que nunca, de que su vida siempre seria así.

Cada vez que ya no la necesitaran, la dejarían sola, tal y como lo hizo en varias ocasiones Inuyasha cuando iba tras la sombra de Kikyo, se olvida de ella y sus sentimientos, no le importaba cuanto lloraba al verlos juntos.

-"También me dejas"- susurro, sintiendo un nudo en la garganta-"Después de que, dijiste que no lo arias"- Ella rio porque realmente, no quería llorar, ya no quería hacerlo aunque las lágrimas comenzaban acumularse.

Lo había hecho siempre en el pasado, cada vez que la herían, cada vez que le rompían el corazón, o simplemente deseaba hacerlo... pero no, ahora quiera ser una nueva Aome.

Una más fuerte.

Así que suspiro y respiro varias veces hasta tranquilizarse, porque no iba a llorar, ya habían pasado varios años y muchos malos ratos para seguir en la misma rutina, no quería verse así, tan débil.

No, Aome aprendería a ser distinta. Después de todo se había unido al maestro de la indiferencia, que demostraba no afectarle nada, quizás en el fondo lo envidiaba, anhelaba tener esa coraza, pero al mismo tiempo, sentí pena...

Había aprendido que el amor no siempre era bueno, te elevaba en una nube por lo más alto del cielo, te hacía creer que cuentos de hadas, y uno convencido, enceguecido se entregaba, para luego encontrase... Cayendo contra lo más duro del suelo.

Te hacia pedazos de una forma dolorosa.

Grito desde lo más profundo de su garganta-"Ojala nunca te hubiera conocido Inuyasha"-cerro los puños con fuerza-"Como deseo poder olvidarme de ti"- murmuraba con notable amargura, e incluso una pizca de resentimiento en su vos.

""Porque tenías que elegirla a ella""

""¿Porque Kikyo y no a mí?""