
Momento 5
Esa mañana Aome lo sintió irse muy temprano, se podría decir que el sol apenas se alzaba en el horizonte, cuando Sesshōmaru se perdió entre los árboles, no se extrañó a decir verdad, agradecía en silencio al Youkai por darle ese espacio para estar a solas, aunque no iba a negar que sentía curiosidad, por lo que hacía o a donde iba.
Tenía el impulso de preguntarle, pero no quería molestarlo, no ahora que había conseguida que la dejara ir pos sus cosas, además de que conociéndolo como lo hacía, lo más seguro es que le respondiese –"Mis asuntos no son de tu incumbencia"—si Aome podía incluso imitar su tono de voz tan penetrante y duro como roca.
Finalmente cuando se cansó de dar vueltas, decidió levantarse, comió algo y se dispuso a comenzar su día, no importaba como o haciendo que, necesitaba estar activa, le molestaba de sobre manera permanecer sin hacer nada, así que recolecto leña y también agua.
Echo un suspiro al aire, con la vista fija en las nubes del cielo, era un bonito día, estaba en esa típica temporada de primavera donde el calor de la mañana, la hacían sentir bien, relaja, tan tranquila que le daban ganas de tumbarse sobre la hierba, con la sombra de un gran árbol cubriendo su cuerpo.
Escucho el crujir de la hierba a pocos pasos de ella, con cautela se asomó para ver al causante de todo aquello, ahí estaba nuevamente ese conejo que había ingresado a la cabaña, en la noche anterior.
Lo observo con curiosidad, este parecía estar devorando unas hojas, e inevitable mente sonrió-"ven aquí amiguito"- llamo con cautela-"Eres un conejo muy bonito"- estiro lentamente su mano, con ansias de poder tocarlo, pero el conejo dio un salto hacia atrás-"Ven, no te are daño"-le enseño su mejor sonrisa, como tratando de convencerlo, de hacerle ver que ella no era mala, sin embargo se decepciono al ver como este escapaba, una vez más, entre los arbustos.
Le tomo menos un minuto tomar la decisión de seguirlo, sin saber porque, o tal vez solo se negaba a estar sola o quizás necesitaba de una mascota, a la cual darle cariño, y poder hablarle incluso de cosas más profundas de las que no se atrevía a hablar con el Youkai.
O solo inconscientemente huía de ese lugar...
-"¡Espera!"- grito como si de un hombre se tratara.
El animal brincaba de un lado a otro ella trataba de alcanzarlo, se tropezó cayendo de boca sobre el suelo, un quejido salió de sus labios, pero eso no fue lo suficiente para que Aome desistiera.
-"¡Oye, no te vayas!"-sintió una punzada de dolor proveniente de su rodilla, se había hecho un corte no era grave, pero si estaba sangrando y le dolía.-"No me dejes sola"- aquello salió apenas como un susurro, cuando noto que no había rastros del animal.
Se sentó sobre las raíces de un árbol, desanimada inspecciono la herida, arranco un trozo de tela, de su ya destrozado uniforme para improvisar una venda y así detener el sangrado.
Cuando finalmente el dolor seso y noto el nuevo ámbito a su alrededor se dio cuenta de que estaba perdida, desorientada, y eso definitivamente no era nada bueno.
No tenía nada para defenderse, si algún monstruo la atacaba.
No debió salir corriendo, de esa forma tras el conejo.
Trato de hallar el camino por el cual vino, pero fue imposible, todos los senderos parecían iguales, incluso los árboles, las piedras, todo.
-"¡A estupendo Aome mira en lo que te has metido!"- se recrimino a sí misma, luego de estar más de una hora caminado en círculos, tenía la sensación de que se estaba alejando cada vez más-"No puede ser ¿Por qué me pasan estas cosas a mí?"-chillo con desanimo, al mismo tiempo en que pateaba un pequeña piedra del camino-"Y lo peor es que ha Sesshōmaru no le agradara"-podía visualizar el rostro enfadado del Youkai, incluso temía imaginar más de la cuenta, pero su muerte podría encontrase a la vuelta de la esquina.
Comenzaba a darse por vencida, cuando noto algo a lo lejos, era una pequeña aldea, fue como un tenue brillo de esperanza, porque quizás alguien de ahí, podría darle indicaciones de como regresar.
Tal vez no todo estaba tan mal.
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-"¿una cabaña en el medio del bosque?"- volvió a repetir al anciano, pensando detenidamente-
-"Si"
-"Hay muchas cabañas abandonadas por aquí jovencita, si supiera exactamente a cuál te refieres, tal vez pueda ayudarte"
-"No lo sé, realmente no puse mucha atención, no creí que terminaría extraviada"- respondió avergonzada la joven miko.
Se rasco la frente pensativo-"Mmm, tal vez solo debas esperar ¿hay alguien buscándote?"- indago con curiosidad.
Como una simple pregunta podría desvanecer todo, siempre fue Inuyasha quien la buscaba, a pesar de sus peleas, de sus diferencias, Inuyasha era quien la rescataba, quien la salvo incontables veces, pero ahora... -"No"
-"Oh, entonces puedes quedarte conmigo todo el tiempo que desees"-hecho sobre su hombro un saco de arroz-"Hasta que encuentres tu hogar"- el anciano aconsejo mostrando una sonrisa, la cual hacia lucir su rostro achinado.
-"¿Es en serio?"- el anciano asintió-"Pero no quiero ser una molestia"
-"No tienes de que preocuparte, mi esposa cuidara de ti"- agrego sonriendo, comenzó a caminar, la azabache lo seguía a un lado-"Además le serás una agradable compañía, lleva enferma mucho tiempo así que permanece en casa todo el tiempo"- esto trajo la atención de la azabache tal vez, si pudiera hacer algo por la mujer de este hombre, no se sentiría tan apenada, sería como una forma de agradecerle tanta habilidad.
-"Me quedare, pero quisiera ayudar, tal vez pueda encontrar la forma de curar a su esposa"- aquellas palabras salieron con una fe extraordinaria.
-"Como usted diga joven Miko"
Aome solo esperaba que Sesshōmaru no se enfadara tanto, y que entendiera que no pudo encontrar el camino de regreso.
Que cuando ella volviese, pudiera explicarle lo ocurrido sin temor a que la matase.
Si es que para entonces aún se encontraba ahíst)C
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