¿Cuanto tiempo es "para siempre" ?
¿Un año?
¿Un mes?
¿Una hora?
¿Un minuto?
¿Un segundo?

Un momento...

Esta pequeña historia fue rápida, no tuvo un inicio, ni un fin... pero marcó para siempre mi vida.

Durante mi paseo de siempre luego de salir del trabajo hacia la casa, la rutina se me vio interrumpida por un pequeño retraso. Perdí el transporte que me llevaba de regreso a mi hogar.
Entré un poco en pánico porque no tenía como volver a casa después de perder ese último medio de transporte pero solo fue confirmar con una amiga y me dejó pasar la noche con ella.
Sin mucho que hacer y perdida en los chats de mi teléfono caminé un poco por el parque cercano antes de dirigirme hacia la casa de mi amiga.
Mientras descansaba sentada en un banco aprecié como un chico con la cara algo preocupada se sentaba en el mismo banco que yo mientras hablaba por teléfono con un tono serio.
No puse asunto a lo que hablaba, no era de mi interés pero no pude evitar mirarlo de vez en cuando. Seguí entretenida en mi teléfono mientras sentí una pequeña risa a mi lado.
El chico me miraba fijamente, me dio algo de vergüenza y volví a concentrarme en mi chat.

—¿Eres Lara?– dijo con la voz dulce.
—¡¿Cómo sabes mi nombre?!– dije con un tono de voz alarmado.
—Estamos hablando por chat en este momento, soy William, nos conocimos en aquel grupo.– dijo señalando mi teléfono.
—¡¿No puede ser?! ¡¿Es siquiera esto posible?!– me fui para atrás en ese momento, como si fuera un meme.

La sorpresa fue bastante incómoda y agradable al mismo tiempo. Pero no me sorprendió tanto como lo siguiente que salió de su boca.

—Estoy emocionado, no pensé en encontrarte por aquí así... mi día estaba arruinado después de esa llamada pero acabas de hacer que se vuelva muy bueno... ¿quieres seguir la charla en un café?– dijo con la sonrisa más inocente que pudo darme.
—Bueno, no tengo mucho que hacer y aún es temprano, un café estaría bien.

Mientras continuaba nuestra plática camino al café de alguna extraña manera, fue el momento más relajado que había tenido en mucho tiempo. No podía evitar mirarlo con interés, llevábamos un tiempo conversando puesto que teníamos intereses en común y nos habíamos vuelto cercanos.
Su mirada siempre era intensa, llena de mucho misterio.
En cuanto llegamos al café pedimos algo rápido y la plática continuó, abarcando desde temas triviales hasta fuertes debates sobre cualquier tema.
El tiempo parecía correr muy lento pero a la vez rápido puesto que en lo que para mí fueron solo minutos realmente habían pasado horas, ya estaba oscuro fuera.

—Ya es tarde... es tiempo de que me vaya, aunque no quisiera dejar nuestra conversación aquí, la estoy pasando muy bien...– dije casi ahogando un suspiro.
—Bueno, no queda de otra más que llevarte a casa, por supuesto, si no es molestia.

—Me encantaría, me quedo hoy con una amiga, no es lejos de aquí, no hace falta que me lleves.
—Insisto, además quiero aprovechar para que sigamos charlando... como te dije antes estás haciendo de este día el mejor.– en serio él era muy elocuente, como un imán, me sentía atrapada por su forma de conversar.

Acabé aceptando que me acompañara y en un corto pero maravilloso tiempo llegué a casa de mi amiga sin ningún problema.
En ese momento un silencio incómodo se apoderó de los dos, pero era un buen silencio... de esos que cuando miras al otro la mirada lo dice todo. No podíamos despegar la mirada del otro y no se de donde salió el valor o fue el impulso del momento pero de la nada se acercó a mi.
Con una mano tomó la mía, con la otra acarició mi rostro y me acercó mucho más a él. Todo sucedía tan rápido que mi cabeza apenas entendía lo que estaba pasando.
Un beso fue el final, a partir de ahí perdí mi razón y cordura. El beso siguió volviéndose más profundo, hambriento hasta que nos quedamos sin aliento. Nos separamos y me dio una sonrisa, pero se veía con una expresión llena de dolor.

—Es una pena que ya no tenga más tiempo, hubiera querido saber más de lo que pudo haber sido, ¿tal vez si te hubiera conocido antes?– dijo con un triste tono.
—No entiendo de que hablas, podemos vernos otro día, ¿no?– se echó a reír y me dio otro rápido pero suave beso en mis labios.
—Lamentablemente, mañana me iré lejos, ya sabes, para el otro lado... si me entiendes.– mi boca se abrió de par en par, este había sido el mayor shock.
—Lamento que esto surgiera así, pero es algo mayor a mi, debo hacer esto.
—No te preocupes, estaré siempre a una llamada de distancia y al menos espero que podamos seguir siendo amigos.
—Tienes mi palabra... entonces, adiós.

Se volvió en sus pies, camino unos pasos y se giró hacia mi... me volvió a dar un beso y mientras mi cabeza daba vueltas el simplemente se fue.