24
Los meses fueron pasando, haciendo así que la gente olvidará poco a poco el escándalo de Jeon y Kim, no se supo más de ellos. Mantendrían su relación en privado, haciéndole solo a la gente cercana saber que se seguían viendo a menudo.
La casa que Taehyung había comprado ya estaba amueblada y lista para ser habitada, pero esperaría a que Jungkook se graduara de su universidad para poder dejar la casa de sus padres.
Jungkook estaba a solo dos meses de terminar su carrera y con las prácticas que su padre le otorgó en su empresa, se le facilitarían las cosas al salir de la universidad.
— Taehyung, que bueno que llegas, Jungkook está en su habitación. —habló Jihyo, el rubio como normalmente hacía seguido había llegado a la casa de los Jeon a visitar a Jungkook.
— ¿Le pasa algo?
— No, pero trae un humor de perros, ayer empezó con su tesis y sí algo no le sale bien se enoja con todo mundo. —Taehyung negó sonriendo, caminó hasta las escaleras para poder ir a donde se encontraba el menor.
— ¿Cómo es posible que comenzó su tesis a dos meses de graduarse? —se preguntó a sí mismo.
Claro que Jungkook siempre supo manipular a sus profesores, y estos al saber quiénes eran sus padres decidían no decir nada, era el futuro de Jeon, no el suyo.
El mayor llegó a la habitación de Jungkook y pasó sin tocar, ya que jamás lo hacía al ser él.
— ¡Qué necesito paz! ¡Váyanse! —gritó alterado, se encontraba de espaldas a la puerta así que no pudo ver de quien se trataba.
— Pero qué mal tratas a tus invitados.
Jungkook se volteó lo más rápido que pudo al escuchar la voz del mayor, su mirada pesada cambió rápidamente a una llena de brillo.
— Taehyungie. —se levantó de su escritorio y corrió a abrazarlo. — Te extrañé mucho.
— Yo también te extrañé, perdón por no venir estos días, estoy saliendo tardísimo últimamente por juntas directivas.
— A la mierda sus juntas, mejor ven a ayudarme, si no la acabo pronto me va a dar algo.
— Jungkookie, tranquilo, te quedan muchas semanas para hacerlo con calma. —Jungkook lo volteó a ver horrorizado.
— ¡No! No hay tiempo, todo debe quedar perfecto y antes de tiempo.
— Ya ves lo que pasa, debiste empezar a hacerla desde que tus profesores lo dijeron. —el menor lo miró mal, dándole la espalda.
— Déjame, ya entendí.
Taehyung sonrió, caminando a la cama para sentarse, miró el rostro acabado de su amado y pensó en algo que no estaba tan bien visto.
— Kookie, ¿por qué no la mandas a hacer? —el rostro del nombrado se iluminó, dejando su laptop de lado.
— Mierda, ¿por qué nunca se me ocurrió?
— Tengo a un amigo que podría hacértela. —se encogió de hombros. —Nadie tiene porque saberlo.
— ¡Sí! Dile a tu amigo, no importa cuánto me cobre, yo le pago el doble si quiere.
El rubio asintió, agarrando su celular para mandarle mensaje a uno de sus mejores amigos, Park Seo Joon.
Jungkook cerró su laptop, aventándose en la cama justo al lado del mayor.
— Pero debes prometerme que no volverás a ser un desvergonzado e irresponsable de nuevo, Kookie. —el pelinegro asintió.
— Te lo prometo, cosita.
— Bien. —Jungkook sonrió, acercándose al rostro de su novio para darle besos por toda su cara.
Taehyung estacionó su auto fuera de la casa de SeoJoon, el nombrado ya se encontraba afuera, esperando al rubio.
Cuando reconoció el auto se acercó, mirando con una gran sonrisa a Taehyung, quien había bajado el vidrio de su puerta.
— Así que, haré el trabajo de tu amorcito. —se burló.
— Cierra la boca. —sonrió de vuelta. —Aquí en esta usb están sus avances y de los temas que está hablando, confío en ti.
— No dudes que haré esto bien, es decir, la paga es asombrosa.
— Bien, ve mandándome avances para que Jungkook pueda mostrarles a sus profesores. —el hombre asintió, agarrando la usb y guardándola en el bolsillo de su pantalón.
— Hecho. —el hombre negó sonriendo, a veces la gente con dinero podía hacer lo que quisiera.
Después de unos minutos de plática Taehyung se marchó, Jungkook ya no tendría porque estar estresado, menos cuando su cumpleaños estaba cerca, estaba seguro que al menor se le había olvidado que una fecha importante estaba cerca, pero al mayor no.
Jungkook estaba a semanas de cumplir su mayoría de edad, y eso el rubio lo iba a disfrutar mucho.
El día había llegado y a Jungkook le estaba yendo demasiado bien, hoy era su cumpleaños 21, se despertó con un grande y delicioso desayuno por parte de sus padres, junto a un nuevo auto que estrenó ese mismo día.
En la universidad todos lo felicitaban, hasta recibió regalos que no se esperaba, pero estaba contento. Pero su estado de alegría fue decayendo al no recibir alguna felicitación por parte de su novio, no le escribió, no le llamo y tampoco había ido a su casa en los últimos tres días.
— Alégrate, seguro Taehyung hyung te está preparando algo mucho más especial. —Ánimo Jimin.
— Especial e íntimo. —completo Yoongi, Jungkook rio un poco, esperando a que eso fuera verdad.
— Tienen razón, tal vez fue eso, es imposible que se olvide de mi cumpleaños.
Y efectivamente, sus amigos tenían razón, en la tarde cuando Jungkook llegó a su casa sonrió en grande al ver el auto de Taehyung estacionado en su calle.
Jungkook bajó de su coche para ir con Taehyung, este no se había bajado para poder robarse rápido al menor.
El rubio bajó del auto con un enorme moño de regalo en su cabello, Jungkook sonrió de ternura, se veía demasiado bello.
— Feliz cumpleaños al novio más guapo del mundo. —habló el mayor, abrazando por el cuello al pelinegro dándole un par de piquitos.
— Gracias, bebé, pensé que lo habías olvidado.
— Jamás haría eso, Kookie.
— Entonces, ¿eres mi regalo? —sonrió coqueto, el mayor asintió un par de veces. —Sin duda es el mejor.
— Exacto, soy todo tuyo.
Jungkook lo atrajo por su cintura, besando desesperadamente los labios de su novio, había extrañado tanto al rubio que no dudaba en demostrarlo. Taehyung afianzó el agarre del cuello para atraerlo más a él.
Pero supo que debían parar cuando sintió las manos del pelinegro bajar hasta sus glúteos.
— Kookie, aquí no, de hecho, venía a robarte.
— ¿Ah sí?
— Sí, vayamos a comer algo y después a nuestra casa, te tengo una sorpresa. —murmuró feliz, el menor asintió, soltando al rubio.
— Bien, pero vayamos en mi auto, quiero que también lo estrenes, cosita. —Taehyung asintió feliz, sin saber las dobles intenciones que tenían esas palabras.
La cena había consistido de una deliciosa parrillada, pasar su cumpleaños con Taehyung era maravilloso, nunca se cansaría de estar a su lado.
Jungkook confía para su futura casa, estaba ansioso, ¿cuál era la sorpresa de Taehyung? Lo volteó a ver dándose cuenta como este ya lo estaba mirando.
— ¿Qué pasa, cosita?
— Es que te ves tan caliente manejando. —Jungkook apretó la mandíbula al escuchar eso, no quería ponerse duro a mitad del camino.
— No digas esas cosas con ese tono de voz.
— ¿Por qué, te pondrás duro, Kookie? —preguntó inocentemente, sonrió travieso al bajar su mirada al miembro del menor.
Acercó su mano y comenzó a acariciar la zona levemente, Jungkook apretó con fuerza el volante, estaba perdido, Taehyung podía provocarle hasta un orgasmo con tan solo palabras.
— ¿Qué? Ya estás duro, que sorpresa.
— Kim Taehyung.
El rubio llevó su mano a la cremallera del pantalón para bajarla y dejando ver el bóxer con el bulto, se le había agua la boca.
Tal vez lo que estaba a punto de hacer era peligroso estando por las carreteras, pero era emocionante vivir al límite, ¿no?
Desabrochó su cinturón y Jungkook se puso a alerta, gruñó cuando vio como Taehyung acercaba su rostro a su miembro.
— Estás jugando con fuego, cosita. —el nombrado no hizo caso y sacó la polla del menor del apretado bóxer.
Lo acarició unos segundos antes, era grande, no podía creer cómo entraba en su interior algo de ese tamaño. Sacó su lengua y dio unas simples lamidas en la punta, Jungkook mordió con fuerza su labio, intentando disimular que tenía a alguien comiéndole la polla en medio de la calle.
El semáforo se puso en rojo, Jungkook volteó hacia ambos lados y cuando comprobó que todos estaban en su mundo llevó su mano a los cabellos de Taehyung, para empujarlo de una vez por todas.
El rubio gimió al sentir el miembro del menor por toda su boca, sin decir nada más comenzó a lamer, de abajo hacia arriba, y ahuecando sus mejillas para succionar, Jungkook cerró sus ojos, comenzando a mover sus caderas para penetrar la boca de su novio.
Sus movimientos eran lentos, ya que no podía verse muy obvio, maldijo cuando vio la luz verde en el semáforo.
— Mierda, ya casi llegamos, cosita. —Taehyung asintió, siguiendo con su tarea de darle la mejor mamada, era nuevo en esto pero había descubierto que la sensación de Jungkook en su garganta le encantaba.
Jungkook tenía una mano en el volante y otra en la cabeza de Taehyung, guiando sus movimientos.
Cuando visualizo la mansión a lo lejos aceleró, necesitaba joderlo ya, antes de poder entrar al jardín se estacionó en la calle, levantando al rubio.
— Quítate los pantalones, bebé.
La calle era solitaria ya que su casa aparcaba casi todo el espacio, además de estar retirada de todo el centro, no había problema alguno de que los atraparan.
El rubio quitó sus pantalones junto a su bóxer, y Jungkook lo agarró fuertemente de la cintura para sentarlo en su regazo. Taehyung gimió al sentir el miembro haciendo contacto con su entrada.
— ¿Esto buscabas, verdad? Querías que te jodiera, pues eso haré. —Jungkook agarró el mentón del rubio para atraerlo bruscamente.
Le estaba devorando la boca y eso le encantaba a Taehyung. Abrió sorprendido sus ojos al sentir como Jungkook estaba a punto de entrar en él.
— ¿S-sin preparación?
— ¿Tienes miedo, cosita? Con la mamada fue suficiente, tú te lo buscaste. —el rubio cerró sus ojos con fuerza, Jungkook estaba entrando de una manera tan lenta a propósito.
Se agarró de los hombros del pelinegro, casi encajándole las uñas. Jungkook gimió al sentirlo, el interior del rubio siempre lo apretaba tan bien.
— Baja el culo, bebé.
Taehyung mordió su labio inferior, bajando poco a poco hasta quedar completamente sentado.
— ¡Mgh! Kookie. —llevó sus manos a la camisa del menor para quitársela, le encantaba ver cómo sus músculos se tensaban o contraían ante él.
— Vamos, bebé, salta. —bajó sus manos hasta el trasero de Taehyung, apretándolo y abriendo ambos cachetes cuando el mayor comenzó a saltar. —Mierda.
Taehyung estaba saltando de una manera brusca, tragando todo el miembro de Jungkook tan bien. Los vidrios se empezaron a empañar por los fuertes gemidos de ambos.
— Kookie, no puedo aguantar más...
Al escuchar eso Jungkook ayudó moviendo sus caderas de una manera rápida, Taehyung estaba por venirse y él disfrutaría de ver eso, le encantaba la expresión del rubio cuando llegaba a su orgasmo, sus mejillas completamente rojas con esos ojos mieles brillosos por la lujuria, le fascinaba completo.
Después de unos minutos Taehyung gimió fuerte, corriéndose en el pecho del menor.
— Kookie.
— Aún no terminó, vayamos adentro para poder coger bien, bebé. —Taehyung sonrió, se volvió a sentar en su asiento mientras se ponía su ropa.
Se adentraron al jardín, dejando el auto en la cochera. Jungkook se limpió el pecho con su camisa y la aventó hacia atrás.
— ¿No te la pondrás?
— ¿Para qué? No la necesitaré. —se acomodó el pantalón y bajó del auto, cuando abrió la puerta de Taehyung lo cargó, este rodeo las caderas del pelinegro con sus piernas.
Bajó a su cuello, comenzando a dejar besos húmedos por toda la zona.
Jungkook abrió la puerta y prendió las luces.
— Te voy a cog...
— ¡Sorpresa! —Taehyung y Jungkook gritaron del susto, mirando como Yoongi, Jimin y Jin salían de su escondite.
— Mierda. —murmuró Taehyung, había olvidado la comida que le había organizado a su novio.
— Esperen, ¿iban a coger? —preguntó Jimin.
— ¿¡Qué!? ¡No! ¡Taehyung, tú no! —gritó Yoongi, dejándose caer de rodillas.
Jungkook bajó a Taehyung apenado y negó.
— Por supuesto que no, así entramos siempre.
— ¿Siempre? —Jungkook asintió. —Claro, tú sin camisa y Taehyung todo ruborizado y con el cabello despeinado, que extraño.
— ¡Bueno basta! —habló SeokJin. —Váyanse a bañar o algo y regresan, que te hemos organizado el mejor cumpleaños de tu vida, Jeon.
Ambos asintieron y comenzaron a caminar a las escaleras.
— Gracias por organizarme esto. —les dijo a sus amigos, estos le sonrieron.
— No es nada, ¡ahora ve a bañarte que apestan a sexo!
Ambos corrieron por las escaleras apenados. No iba a haber cogida pero sí una linda noche con sus amigos y el amor de su vida.
Día 18272 extrañando a los bitis.
VANTEEA
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