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Capítulo 6.


El grupo de Dallas caminó hacia mí. En ese momento, mi cuerpo estaba en estado dios mío-mi corazón paró-tengo hambre. 

Ellos terminaron de acercarse a mí, finalmente. En cierto modo me sentía intimidada por ser ellos contra yo sola, menos por la chica esa. Pero, a excepción de la otra, ellos eran los chicos malos. 

Bueno, en mi opinión.

—Kavelynn—llamó Dallas. Levanté la mirada, sintiendo mis mejillas arder. Debería llamar a la ambulancia para que mis mejillas dejen de arder...—. Así que estás sola.

Tragué saliva.

—Será mejor que no me hagas nada—avisé. Sus amigos soltaron una carcajada. 

Dallas se acercó a mi oído, haciéndose de algún modo el atrevido.

—No te haré nada, por ahora—susurró. Le dio una pequeña mordida al lóbulo de mi oreja y se alejó de mí, junto a sus amigos. 

¿Acaso a este chico se le habían revolucionado las hormonas en estos dos días?



Revolví mi cabello, dispuesta a cumplir el reto que me habían hecho. Estaba en el jardín del Instituto, junto a unos alumnos de último año. Había conocido a uno de ellos en unas clases que los alumnos más grandes le ofrecían a los menores, y así me hice amiga de todos. Pero quizá la palabra "amigos" no era la mejor, porque recurría a ellos solamente cuando me peleaba con Dallas.

Volviendo al tema, ellos me habían retado a ir donde se encontraba mi mejor amigo y besar sus labios. Esta sería una venganza 2 a la broma que me había hecho con el flan, y sabía que estaba yendo muy lejos con esta broma. 

No sabía como acabaría esto, pero esperaba que bien. Mis intenciones con Dallas siempre habían ido más allá de la amistad, mas creía que no pasaría nada malo si le daría un casto beso y horas después aclararle las cosas por Whatsapp. Sabía que esto cambiaría las cosas, y eso era una de las cosas que me movían a hacerlo, aunque su sentimiento de friendzone hacia mí era más que obvio. 

Así que, dudosa, caminé hacia donde se encontraba, que era junto a sus amigos y esa amiga. Esa chica lo devoraba con los ojos cada vez que prestaba atención, y eso me causaba una sensación negativa. Y, había que admitirlo:

Esa sensación era llamada celos.  

Cuando estaba a punto de alcanzarlos, su amiguita se fue de allí, moviendo sus potus* para algún hombre sexy. Agradecía infinitamente que se vaya, y que también Dallas estuviera de espaldas, porque así que no podría verme. Pero, para mi desgracia, cuando estaba lo suficientemente cerca, sus amigos sí me vieron. 

Aunque no me importaba.

Puse mi dedo en mis labios, haciendo señal de que se callaran. Ellos desviaron la mirada al instante, y solté el aire de alivio. Sin embargo, antes de que lo piense bien, Dallas dio la vuelta hacia mí. ¡Le habían dicho a él! 

Malditos.

Él se puso de pie y se acercó a mí, junto a sus chismosos amigos. Dallas se encontraba en medio de ellos, como si fuera el líder o algo parecido. Y era inútil, porque sólo se juntaba con ellos cuando ambos discutíamos o algo parecido.

—¿Necesitas algo, Kave?—preguntó. Sus ojos celestes-azules me miraban profundamente, como lo solían hacer cuando él buscaba una sola cosa de mí—. ¿Quieres pedirme discul...

Lo interrumpí. 

—N-Necesito besarte, Dallas—En  menos de 5 segundos, tomé su rostro y choqué torpemente mis labios contra los suyos. Y sí, lo besé de tal manera que te deja sin respiración. Rozaba mis labios contra los suyos, quietos, teniendo el insistente pensamiento "Es tu mejor amigo" "Pero te gusta muchísimo" una y otra vez. Pero no podía detenerme; mis dedos acariciaban sus mejillas ardiendo y mis labios cada vez se intensificaban con los suyos. Debía detenerme, lo sabía, tenía que detener el fuerte latido de mi corazón de mi pecho y la insistente sensación que estaba apoderándose de mi estómago.

Me alejé de él bruscamente, y noté que estaba con los ojos abiertos como platos. 

Dios, esos ojos no pueden ser más sexys e irresistibles, pensé.

Caminé hacia el grupo de último año, que me observaba sorprendido, antes de cualquier otro pensamiento extraño invadiera mi cerebro. 

—Pensé que no lo besarías—opinó una de ellas. Creo que se llama Sandra...

—Coincido con Laurie—coincidió otra de ellas. 

Bueno, era Laurie. Muy parecido a Sandra, ¿no?

—Lo malo de esto es que te han sacado una foto—agregó Sandr... Laurie. 

La observé asustada.

—¡¿Que me han sacado qué?!—exclamé aterrada. Genial, ahora me tomarían por una perra que besa a cualquiera.

—Sí, los del grupo de chismes te han sacado una foto—confirmó Laurie. Su mirada se dirigió por encima de mi hombro y suspiró—. Kelestine, tu amigo no te quita la mirada de encima. 

Fruncí el ceño y di la vuelta, con el corazón en la boca. Al mirarlo, él apartó su mirada de mí. 

—Listo—avisé, girándome bruscamente hacia los demás.

El resto del tiempo libre nos la pasamos charlando sobre una fiesta que harían la semana siguiente, cortesía de los millonarios del Instituto (como si fuera un cliché, desgraciadamente). Bueno, específicamente de Jake Thompson, uno de los alumnos más ricos del Instituto. 

La gran fiesta sería el sábado próximo, y sabía perfectamente que a mi madre le encantará esta noticia.

(...)

—¡Fiesta, fiesta, aquí hay fiesta!—gritaba mi madre. La idea de la fiesta le encantó, y esa era una de las razones por la que bailaba encima de la mesa principal.

—¡Mamá, te vas a caer!—exclamé, intentando bajarla. 

Ella rió, pero de igual manera me obedeció y se bajó de la mesa, con ayuda mía. Me hizo un puchero.

—Tu madre está muy vieja para bailar—musitó, fingiendo voz apenada. 

La abracé.

—Madre, te amo tanto...—susurré—. Y sí, estás vieja. 

Se rió en voz baja y se separó de mí, no sin antes darme un apretón suave en los hombros.

—Te dejaré ir a la fiesta, pero yo te maquillaré, peinaré y te elegiré la ropa.

—Obvio que sí, madre.

Ahora ustedes pensarán: ¡Estas loca! ¡Tu madre te elegirá ropa de indio! Bueno, no es el caso de mi madre. Sospechaba que en su vida anterior fue estilista o algo similar. Puede ver a una persona y elegir todo lo que le va perfecto con su cuerpo, piernas, potus, etc. Y era increíble la capacidad que tenía, por lo que la envidiaba en ese sentido.

Miré a mi madre, que me estaba a punto de decir algo, hasta que extrañamente el timbre sonó. 

¿¿Quién diablos llama a la puerta cuando son las 2 de la madrugada??

Mi madre se dirigió a la puerta, extrañada, y yo me quedé ahí, con un cepillo en mano y con mi caniche Pulinito al lado mío. Sí, mi caniche se llama Pulinito. 

Mi madre abrió la puerta y me encontré con él. 

¡El desgraciado!

—¡Dallas, ¿qué haces aquí?!—le grité, con mi mayor gesto de enojo posible (multimedia). 

Mi madre me observó, sonriendo ampliamente, y se hizo un lado para que pudiera pasar.

—Oh mira, debo irme al mercado—avisó mi madre, observando un reloj falso. 

Contra mis predicciones, él no hizo ninguna expresión de decepción al ver que mi madre se iba, digo, la persona con la que quería tener sexo.

—Son las dos de la madrugada—le dije, con cierto fastidio. Dallas observaba la escena sin decir palabra, extrañamente, moviendo los ojos de una persona a otra como si un partido de tenis se tratara.

—Bueno, pero debo irme—Corrió a buscar su abrigo, sin darme tiempo a pensar, y cerró la puerta en mi cara, dirigiéndose con su auto a dios sabe dónde. 

Ahora la casa era para nosotros solos, y eso lograba que todo mi mundo se pusiera patas arriba. 

¿Qué era lo que pasaría con ambos solos en una casa?

                   ----------------/ leer esto cuando terminaste de leer el capítulo /----------------

n/a: ¿Qué creen que harán solos? 7v7

*potus: una manera de llamar al trasero. 

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