U N O
Los domingos de iglesia eran lo más desagradable en la vida de Yangyang. Desde que tenía consciencia, recordaba aberrar tener que sentarse durante más de una hora para escuchar las mismas palabras todos los fines de semana.
No sólo tenía que fingir estar interesado en las palabras evangélicas, sino que también formaba parte del coro de la iglesia, donde tenía un puesto principal debido a su voz que logró encantar a la mayoría, por no decir todos.
Él intentaba mostrarse interesado en las palabras que declamaba el pastor, pero no podía por lo aburrido que le resultaba, así que escabulló su teléfono entre sus piernas para poder hablar tranquilamente con Kun.
"Iré a tu casa después, así que prepárame avena con chocolate."
Le escribió, viendo las palomillas poniéndose de color azul. Kun ya había visto su mensaje.
"No."
"Estoy haciendo tarea. Tú presta atención, estás en una iglesia, muestra respeto. >:("
Yangyang leyó haciendo una mueca que no pasó desapercibida por su madre que estaba a un lado, la mujer lo miró con una expresión enojada.
Yangyang leyó haciendo una mueca que no pasó desapercibida por su madre que estaba a un lado, la mujer lo miró con una expresión enojada.
─Yangyang, dame el teléfono. ─susurró estirando su mano, Yangyang bloqueó su teléfono y negó─. Dame el teléfono, es una falta de respeto.
─ Qué va. ─gruñó dándole el teléfono de mala manera, no le había alcanzado a responder a Kun.
Su madre lo guardó dentro de su cartera y volvió a prestar atención hacia delante.
Yangyang, con un rostro asqueado, chasqueó la lengua sin saber qué hacer para matar el tiempo que le restaba. No le quedó de otra que esperar a que el pastor hiciera la pausa para que los muchachos y muchachas del coro fueran a prepararse, por lo menos a ese punto sabía que ya quedaba poco para irse a casa de Kun.
Lo único que podía hacer durante la exasperante canción, era poner su mejor sonrisa, si no lo hacía, no lo dejarían salir. Su madre observaba con orgullo a su hijo cantar, incluso gustaba de grabar cada una de sus presentaciones, halagándolo y diciéndole lo bien que lo había hecho.
Ya terminada toda la ceremonia, tenía que guardar silencio esperando a que su madre se despidiera de sus amigas hasta el próximo domingo. él lo encontraba ridículo, podrían verse durante la semana, no sólo aquí.
─¿Ya nos vamos?─se acercó a su madre que hablaba con otras dos señoras, no las recordaba, siendo sincero, siquiera sabía quién era el pastor. ─Debo ir a casa de Xiaojun. ─mintió.
Su madre dio la vuelta con una sonrisa amable, Yangyang la miró mal.
─Yangyang, cariño.─ lo tomó del brazo para que se acercara, las otras mujeres lo miraron encantadas─. Él es mi hijo, Yangyang.─ señaló orgullosa. ─. Es un niño muy talentoso, ya está terminando la escuela, planea ser...
─Mamá... ─gruñó para que no dijera más de lo necesario.
─Yangyang, quiero presentarte a Yeh Meixiang. ─su madre señaló a una mujer de unos cuarenta años que sonreía, miró a un lado y una chica lo miraba como con... ¿susto? Ni que fuera tan feo─. Y ella es su hija, Yeh Shuhua. ─ahora señaló a la chica con cara de susto.
Yangyang, con una mueca de incomodidad, movió su mano de un lado a otro, saludando a la mujer y su hija.
─Hoy vendrán a cenar, así que quiero que te quedes en casa, nada de ir a casa de Xiaojun.
Desagradable.
[*]
La cena no empezaría hasta que su madre lo llamara, ya que logró convencerla de que iría por un rato a casa de Xiaojun y luego volvería antes de que la familia llegara. Claro que no estaba en casa de Xiaojun, sino que se encontraba arrimado contra el cuerpo de Kun dejando que él tratara de trenzar su blanco cabello.
─Sé lo que quiere, busca emparejarme con esa niña. ─dijo Yangyang quejándose, gimiendo de dolor por un mal movimiento de Kun─. ¡Cuidado!
─Perdón, estoy intentando que quede bien.─ murmuró concentrado. ─¿En serio crees que quiere que salgas con ella?
─Ajá, es muy predecible, apenas me acerqué aleteó sus pestañas y me presentó a la niña perturbada.─ ironizó acariciando la pierna de Kun.
─¿Es linda? ─le preguntó mientras buscaba algún elástico.
─Lo es, no digo que sea horrenda, pero me gustaría más si tuviera filtros raros, pómulos marcados y pene, y se llamara Qian Kun.─ arrugó la nariz─ Ya, basta, sigues tirando mi cabello y duele.
─Lo siento, otra vez.─ amarró la trenza que hizo en el cabello de Yangyang.─ Bien, podrías hablar con la chica y decirle que no estás interesado.
Yangyang tocó su cabello, comprobando cómo había quedado el peinado.
─Lo haré, le diré.─ carraspeó─... Oye, soy gay, tengo novio, así que no podemos casarnos como pretenden nuestras madres.─ habló riendo.─ Tengo un amigo, su nombre es Hendery, quizás te lo pueda presentar.
─No le digas que eres gay, puede que le diga a su madre y ella le dirá a mi amada suegra que te gustan los niños.─Yangyang chasqueó sus dedos dándole la razón─. Piensa primero, no hagas nada que pueda malinterpretarse, muéstrate desinteresado.
─¿Y si le digo que ya tengo novia?─Kun lo observó con repudio.
─¿Quién sería tu novia, bonito?─preguntó sentándose sobre la cama.
─Qian Kunia.─ dijo con diversión moviéndose en la cama hasta sentarse sobre el regazo de Kun, rodeó sus hombros y sonrió juguetón─. Mi novia con pene.
─Extraño.─ negó Kun subiendo sus manos hasta abarcar la cintura de su novio, acercándolo.─ ¿Por qué no le regalas un beso a tu linda novia con pene?
Yangyang explotó en carcajadas, logrando mojar el rostro de Kun con gotas de su saliva, quien arrugó sus labios asqueado.
─Ya no me beses, siempre es lo mismo contigo, ¿no sabes reírte acaso? ─Kun lo regañó tapándole la boca y empujándolo fuera de su regazo, haciéndolo caer sobre la cama.
─Así me río, ámame como soy. Le diré a tu mamá que me estás maltratando.─ lloriqueó levantándose de la cama, yendo hacia la puerta─. ¡Señora Qian, Kun está...
Pronto una de las manos de Kun tapó su boca y con la otra agarró su torso, haciéndolo entrar a la habitación nuevamente.
─Voy a asesinarte, Yangyang.─ lo lanzó a la cama aguantando las ganas de reír.
Escenas similares no eran novedad dentro de su relación, acostumbraban mucho a pasar sus tardes siendo espontáneos con sus actividades. Variaban demasiado, al punto de a veces fingir extrañas situaciones. Como la semana pasada en la que Yangyang quería jugar a "Rapunzel" con Kun, juntaron sábanas con tal de poder bajar de la ventana, por suerte terminó bien sin nadie con extremidades rotas.
─No me mates, haré lo que quieras, no le diré a nadie.─ forcejeó contra Kun, quien lo tenía agarrado de las manos, dejándolas sobre su cabeza─. Tengo una familia a la cual debo cuidar, por favor.
─No me interesa.─ tomó una almohada.─ Tu belleza es un peligro para la sociedad, debes morir. ─colocó la almohada sobre la cara de Yangyang, esperó unos cinco segundos hasta que se quedó quieto─. Ahora a deshacerse del cuerpo.
Dejó la almohada a un lado y agarró el cuerpo de Yangyang por debajo de los brazos, así jalándolo a lo largo de su habitación hasta salir de ella. Bajó las escaleras con cuidado.
─Pesa mucho.─ se quejó buscando un lugar en la sala, pensando en dónde podría dejar a Yangyang. No encontró ninguno, así que fue a la cocina donde se hallaba su madre haciendo el almuerzo.
La mujer al sentir la presencia dio la vuelta con la zanahoria en la mano, observó a su hijo y lo miró con duda, bueno, no mucha, ya estaba acostumbrada a ser espectadora de las actitudes inexplicables de su hijo y su novio.
─¿Puedo preguntar qué están haciendo ahora? ─le preguntó a Kun señalándolos con la zanahoria. ─¿Por qué tiene esas trenzas en la cabeza?
Kun caminó por la cocina, yendo hasta la mesa para agacharse y dejar el cuerpo de Yangyang en el suelo, hizo presión con sus manos en el costado de su novio, empujándolo hasta dejarlo debajo del mueble.
─Peiné a Yangyang y luego lo asesiné, así que vine a dejar el cuerpo aquí.─ sacudió sus manos como si estuviesen sucias─. ¿Te molesta?
─Está bien.─ se dio la vuelta para seguir picando las zanahorias─. El almuerzo tardará un poco, tu padre olvidó la carne, pero podemos usar a Yangyang, tráelo.
─¡Resucité! ─gritó el peliblanco saliendo debajo de la mesa; Kun aplaudió.
─¡Es un milagro! ─esperó a que se levantara para abrazarlo y saltar en modo de "celebración".
Pobre señora Qian, ella era la que más debía soportarlos, pero no se quejaba, con tal de ver feliz a su hijo hacía lo que fuera. Sin embargo, ella misma se había enamorado del novio de Kun, lo adoraba, realmente lo hacía.
─Señora Qian, ¿no quiere ayuda? Hoy vi unos videos de cómo hervir agua.─ se acercó Yangyang luego de empujar a Kun.
─Agradezco tu ayuda, cariño, pero ya estoy terminando, sólo falta la carne.─negó metiendo la zanahoria picada en la olla. ─Arreglen la mesa, sin romper nada, me di cuenta que faltaban unos cinco platos. ─regañó.
─Nosotros no fuimos, mamá. ─defendió Kun yendo a la estantería para sacar los platos.
─Fui yo.─interrumpió Yangyang buscando los cubiertos─. Perdone, señora Qian, Kun tuvo la culpa.
─¿Estás diciendo que fuiste tú pero que yo tuve la culpa? ─reclamó el castaño saliendo de la cocina para ir al comedor.
─Fue un poco tu culpa, pero fui yo. ─llevó los cubiertos siguiendo a Kun. ─Yo estaba guardando los platos y se te ocurrió frotar tu pene en...
─Vocabulario, Yangyang. ─se oyó la voz de la madre de Kun desde la cocina.
─Lo siento, lo siento... ─se disculpó─¿Ves lo que haces, Kun? ─se quejó dejando los cubiertos sobre la mesa a un lado de los platos que Kun iba dejando.
─Tú lo dijiste, no yo─alzó sus manos devolviéndose a la cocina, pero cuando pasó a su lado estampó su mano contra el trasero de su novio─Me gustan esos pantalones, pero te verías mejor sin ellos. ─susurró.
Su madre de todos modos pudo oírlo.
─Qian Kun.─ se escuchó desde la cocina. Kun se encogió en su lugar─. Entiendo que sean adolescentes y tengan las hormonas en plena efervescencia, pero llevo meses aguantando sus cochinerías, espero y regulen sus conversaciones.
─No volverá a suceder, I promise─ Kun dijo entrando otra vez a la cocina.
[]
Al irse de la casa de Kun, se despidieron como si fuese la última vez que se verían por el resto de sus vidas. Aquello incluyó a Kun despidiendo a Yangyang con un pañuelo, recreando escenas de cómo las mujeres despedían a sus maridos cuando éstos iban a la guerra.
Yangyang llegó a su casa cuando todo estaba listo para la cena, sólo le faltaba arreglarse por obligación, ya que su madre lo molestó con que debía verse bien para impresionar a las visitas.
─¿Por qué debo hacer esto? ─le reclamó a su padre, quien le estaba arreglando el nudo de la corbata─. ¡No me interesa verme bien para ellas!
─Tu madre quiere que provoques una buena impresión, hijo, haz que se sienta feliz esta noche. ─Yangyang rodó los ojos parándose como un flojo─. Puedes aprovechar, campeón, la chica es linda.
─No me gusta que me quieran buscar novia, no estoy interesado ahora. ─se apartó queriéndose quitar el apretado traje.
─Entiendo que quieras encontrar una chica por tu cuenta, pero piénsalo, Shuhua es encantadora. ─le palmeó el hombro─. Verás que pueden conocerse, no te presiono, pero tómalo.
─No tengo esas intenciones─siguió negándose y su padre pensó en lo terco que era─. De verdad no quiero novia.
─Yangyang, tienes dieciocho, debería ser normal que quieras una bella muchacha a tu lado. ─Ajá, sí, dile eso a mi novia Kunia.
─Estoy bien sin ninguna novia. ─cortó.
El sonido del timbre interrumpió y su padre señaló la puerta para que él fuera a abrir, lo miró con súplica.
─Ve, tu madre está cocinando y yo iré a ayudarla─dicho eso fue a la cocina, el timbre volvió a sonar y no tuvo más opción que ir a abrirle la puerta a los invitados.
Tomó aire y abrió para dejar ver una familia de cuatro personas; la misma mujer que no recordaba el nombre, lo que supuso era su esposo, Shuhua, y un chico de unos quince años.
─Bienvenidos. ─sonrió forzado haciéndose a un lado para dejarles el paso libre, hizo una reverencia─. Gracias por venir, pueden esperar en la sala, mi madre está terminando la cena.
─Buenas noches, Yangyang─dijo la madre de Shuhua entrando a la casa, colgó su abrigo en el perchero.
─Buenas noches. ─mencionó el alto hombre entrando seguido por sus hijos, quienes saludaron con un asentimiento de cabeza.
─Desagradable. ─murmuró Yangyang cerrando la puerta mirando a la familia molesto, cambió su expresión luciendo como un chico de lo más encantador.─ Kun, sálvame.─ dijo en un susurro caminando hacia los invitados.
Notaba a simple vista que los hijos de Meixiang no estaban cómodos, no sabía si hablarle a la familia o no. Prefirió quedarse quieto con las manos en su espalda.
─¡Meixiang, has llegado!─salió su madre de la cocina─. Tu familia es muy linda, muchas gracias por venir a cenar hoy con nosotros.
Yangyang rodó los ojos.
─Gracias, Xian, mi familia y yo estamos encantados de estar aquí─habló Meixiang colocándose de pie.
La cena inició y su madre hizo lo posible para que él terminara sentado a un lado de Shuhua. No le habló, sólo fingió que no estaba ahí y se dedicó a comer en silencio, mientras que su madre se empeñaba en que hablara con la chica. Eso le estaba irritando.
─Yangyang, ¿por qué no nos hablas de tí?─Meixiang se dirigió a él y las miradas también.─ Shuhua está interesada en conocerte.─ él por inercia miró a su lado, topándose con un gran par de ojos viéndolo.
─Uh. ─se removió en la silla, su rostro calentándose por la incomodidad.─...No sé qué decir, lo siento.─ dejó el tenedor a un lado, viendo a su madre que parecía muy atenta en lo que decía.
─Podrías decirnos tus intereses─animó sonriendo.
Y lo primero que pasó por la cabeza de Yangyang como un ejemplo de sus intereses, fue Kun.
─Me gustan muchas cosas, pero ahora he estado muy enfocado en lo que es mi canto.─ comentó buscando una servilleta.
─Tu madre nos mencionó lo bien que te ha ido con algunas audiciones, ¿te han aceptado en una de ellas?
─No.─ negó con su ceño fruncido, no le agradaba mucho el hecho de que indagaran en su vida cuando no los conocía, como ahora.
Su madre rió repentinamente, él sabía por qué razones lo hacía; aflojar el ambiente.
─¿Qué es lo que hace Shuhua? ─cambió el tema─. Hay que ver si tienen en común.
─Shuhua es una excelente cantante, al igual que tu hijo, pero ella está en una academia artística donde están puliendo su gran talento.─ alardeó y Yangyang rodó los ojos por milésima vez en la cena.
─¿Una academia?─se sorprendió su madre.
Las mujeres, las madres sobre todo, siguieron hablando hasta que terminaron de cenar, siendo los hombres los que guardaron silencio tomándole más atención a comer que a los temas de conversación.
Yangyang agradeció cuando ya estaban arreglando la mesa para levantarse, pero su tortura no podía sólo terminar ahí, no, su madre tuvo que seguir hablando diciéndole que llevara a Shuhua a su habitación para que pudieran hablar.
El peliblanco subió la escalera con pereza siendo seguido por la chica de cabello castaño, abrió la puerta y dejó que ella entrara.
─Bueno, aquí es donde duermo, aunque no le veo necesidad a que lo sepas.─ prendió la luz y señaló su alrededor─. Lo siento por mi madre, suele ser así.
Shuhua permaneció parada a un lado de la puerta, jugueteando con sus manos y mirando el suelo. Yangyang infló sus mejillas mirando a los lados, sin saber qué decir.
─Uhm.─ soltó desordenando su cabello─. ¿Quieres hablar?─ofreció sonriendo ladino.
─¿Qué podríamos hablar? ─titubeó arrastrando su pie por el suelo.
Parece una idiota, pensó Yangyang.
─No lo sé.─ caminó por su habitación hasta percatarse de una conocida presencia en el umbral de la ventana de enfrente.
Kun miraba divertido la forma en que su novio sufría, apoyado en la palma de su mano. En cuanto se dio cuenta que Yangyang ya sabía de su presencia, le lanzó un beso y guiñó uno de sus ojos.
─¿Es tu vecino? ─preguntó Shuhua tocándose el brazo.
Yangyang miró a Kun y luego a Shuhua .
─Sí, es mi vecino─asintió yendo hacia la ventana para cerrar la cortina─. Es muy entrometido, siempre está mirando a mi ventana.
─Uh, bien.─ rió, al parecer ella también estaba incómoda.
─Sí...Bien─murmuró con una mueca─. Bueno, voy a ducharme, así que te acompaño abajo─señaló sonriendo─. Fue un gusto conocerte, espero verte otro día─Qué bien, Yangyang, miéntele.
─También fue un gusto conocerte, Yangyang.─ella dio unos pasos hasta la puerta─. Lamento haberte conocido bajo presión, espero no me veas como una obligación.
Yangyang hizo un ademán.
─No importa, podemos ser amigos, sin necesidad de llegar a algo.─ tranquilizó.─ Tú sabes cómo llegar abajo, no vas a perderte. ─colocó sus manos en la espalda de la chica, empujándola fuera de su habitación─. Hasta luego─dijo sin esperar respuesta, cerró la puerta.
Aliviado se desabrochó el saco del traje para tirarlo en su cama, caminó hasta llegar a la ventana y corrió la cortina volviendo a ver a Kun ahí.
─Ya la saqué.─ dijo Yangyang sacándose la corbata.─ Dios, es agobiante.
Kun lo miró divertido.
─¿Tan terrible fue? No se veía como una mala persona, exageras.
─Era incómodo, en serio─sacó su lengua con desagrado─. ¿Puedo ir a dormir a tu casa?
─Mañana hay clases, no puedes.─ le negó Kun.
Yangyang lo miró con un puchero, siempre que quería dormir a casa de Kun, éste se negaba al principio, pero normalmente accedía a los minutos.
─Guardaré mi uniforme y arreglaré mi mochila, espérame despierto. ─informó cerrando las cortinas otra vez, ignoró lo que Kun podría decirle, dándose la vuelta, así buscando el uniforme dentro de los cajones de ropa, lo sacó y dejó arriba de la cama.
Arregló sus útiles y miró la hora, sabía perfectamente cómo salir de su casa sin que nadie se diera cuenta. Buscó las llaves de su habitación por que sí, tenía llaves en su habitación para dejarla con seguro cada vez que decidía irse a casa de Kun para dormir y que sus padres no se dieran cuenta de ello.
Salió de su habitación con la mochila en su espalda, cerró la puerta de su habitación con seguro y, después de mirar a los lados para comprobar que nadie estuviera a los alrededores, comenzó a caminar sigilosamente hacia las escaleras.
Las dos familias estaban en la sala, así que dio la vuelta para salir por la puerta del garaje, así de sencillo era y ya podía definir su escapada como exitosa.
No tocó la puerta de la casa de Kun, porque sabía que guardaban una llave bajo la maseta a un lado de la puerta. Le habían dado la confianza de poder entrar a la casa cuando quisiera, como ahora. Abrió la puerta y fue directo a subir las escaleras para entrar a la habitación de Kun.
Cuando entró no vió a Kun, así que supuso que estaba duchándose, porque su novio gustaba de bañarse tarde por la noche y temprano por la mañana.
Dejó la mochila a un lado de la cama, sacando su pijama para colocárselo. Como si fuese su habitación, corrió las sábanas de la cama de Kun y se recostó en ella esperando a que el coreano saliera del baño, olvidó mencionar las eternas duchas que le gustaba tomar.
─Sabía que iba a encontrarte aquí.─ la puerta del baño se abrió y Kun salió de allí con el cabello mojado y con sólo una toalla cubriéndole el cuerpo.
Las cejas de Yangyang se alzaron de manera sugestiva al verlo así.
─¿No quieres tener sexo ahora?─le preguntó, mordiéndose el labio y sonriendo también.
─No se puede, mañana hay clases, no lo olvides.─ Kun fue hasta su closet para sacar ropa interior, se quitó la toalla dejándola tirada en el piso y se colocó el bóxer─. Otro día, quizás mañana.
─Bien, puedo aguantarlo─bostezó tomando los bordes de las sábanas subiéndolas hasta su cuello─. Sécate el cabello, puedes enfermar.
─Lo haré, tranquilo─recogió la toalla y la dejó colgada en la silla de su escritorio, volvió a entrar al baño, pero ahora dejando la puerta abierta, sacó el secador de un cajón y lo conectó─. ¿Cómo te fue en la cena?─Kun preguntó por sobre el sonido del secador.
─¡Aburrido! ─respondió el de cabello blanco, refunfuñando─. Su familia es igual o peor que la mía.
─Pobre bebé, les hubieras dicho que tienes a tu novia Kunia─dijo en modo de burla sacudiéndose el cabello─. Me pude haber puesto una peluca y tacones e ir a la cena como tu novia.
─Se darían cuenta, me dirían que mi novia parece travesti de prostíbulo barato.
─No me vería tan mal, me siento ofendido─miró mal a Yangyang─. Ya no te ofreceré mi ayuda.
─Tampoco eres de mucha ayuda, así que no importa─hizo un ademán, restándole importancia.
─Al menos pongo de mi parte.─ Kun apagó el secador de cabello y lo guardó en su lugar─. Muévete.
─No quiero, duerme en el suelo, yo dormiré aquí─le dio la espalda y buscó ocupar todo el espacio en la cama─. Adiós, Kun, duerme bien, sueña conmigo.
─Escúchame bien, Liu Yangyang. ─tomó las sábanas y las quitó del cuerpo de su novio, colocó uno de sus pies en los costados de este y lo empujó.─ Estás en mi casa, mi habitación y mi cama─declaró.
─Me estás pateando─exclamó.
─Voy a patearte fuera de mi cama si no te mueves─miró a Yangyang que seguía boca abajo en su cama, no le quedó más opción que estamparle la mano contra sus glúteos, haciéndolo retorcerse por el dolor.
─¡Acabas de golpearme!─lo acusó tocándose el trasero, adolorido.─ No hay que aguantar la violencia en el noviazgo, voy a demandarte.
─Demándame, yo te voy a demandar por usurpo en propiedad privada.─atacó Kun acostándose a su lado, tapándolos a ambos.
─Tu madre, mi suegra, me deja entrar cuando quiera.─ le mostró la lengua.─ Se te olvidó apagar la luz, genio.
─Apágala tú, yo ya estoy durmiendo─dijo Kun cerrando sus ojos y roncando exageradamente.
─Es tu habitación.─ reclamó, pero Kun no le prestó atención─, hazlo tú.─ lo movió, no hubo respuesta─¡Kun, apaga la luz! ─lo movió con más brusquedad─. No sabes cuánto te odio cuando te pones así, maldito.
Se levantó entre murmullos y apagó la luz para después ir a recostarse a un lado de su novio, el cual lo abrazó repentinamente para acercarlo a su cuerpo. Kun besó su mejilla sonoramente un par de veces antes de dejar a Yangyang recostado en su pecho.
─Te amo, cum. ─susurró Kun con una de sus manos rodeándole la cintura a Yangyang.
─Yo lo hago más, Kunia─colocó su pierna sobre el cuerpo del otro, listo para dormir. ─Buenas noches, no ronques, porque sabes que soy capaz de lanzarte al suelo para que te calles.
─Tengo un novio tan adorable.─ Kun besó su cabello─. Buenas noches, mañana no me harás llegar tarde a la escuela─aseguró─. Ya duérmete, siempre haces que me quede despierto hasta horas que no debo.
─Perdón por distraerte, pero es mi deber como tu novio hacerlo.─ bostezó cerrando los ojos.─ Tienes suerte que estoy cansado de hacer nada, así que me dormiré ahora.
─Es un milagro, duerme ya─le palmeó la espalda─. Buenas noches, otra vez.
─Dime que me amas, así dormiré feliz─balbuceó acercándose al cuerpo de Kun, volviendo a bostezar.
─Te amo, Yangyang.─ dijo enternecido.
─Yo más, te amo más─fue lo último que dijo Yangyang entre palabras inentendibles.
Ambos cayeron dormidos en la agradable compañía del otro, pero su sueño fue interrumpido porque "accidentalmente" Kun llegó al suelo por estar roncando.
holaaaa
primera actualización de migt, en caso que tenga errores en los nombres o algo avísenme porfi.
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