D O S
recuerden ponerme si no corregí algún nombre<3
Por fin el último timbre había sonado para poder irse a su casa, o más bien a casa de Kun. Guardó sus útiles dentro de la mochila al igual que todos sus compañeros. Él, por su parte, lo hacía rápido para poder marcharse lo más pronto posible, no aguantaba más estar ahí, con más razones si era lunes.
Cerró la mochila y la agarró para colgarla en su pecho, le gustaba llevarla de ese modo, así evitaba lastimarse cuando se caía de bruces contra el suelo. Hecho que sucedía cuatro o seis veces, por día.
Salió hecho un rayo por la puerta del aula, yendo a caminata olímpica por el pasillo, ya que no se podía correr, los rectores lo mandarían a castigo si lo encontraban corriendo.
No buscaba distracciones ahora que estaba apurado para irse a casa de su novio, unas distracciones que tenían nombres y apellidos; Xiao Dejun, Wong Yukhei y Wong Kunhang. Amigos odiosos, si bien no los consideraba los mejores y más cercanos, los definía como parte de su círculo social en la escuela y a veces fuera de ésta, se juntaba con ellos y siempre trataban de invitarlo a salidas.
Los vio a lo lejos hablando, no a todos, al menos a la mayoría. Hizo una mueca dando la vuelta, abortando misión y buscando un plan "B" que le ayudase a salir sin que lo vieran y trataran de engatusarlo para que los acompañara a cualquier destino que tuvieran planeado.
─Vamos, Yanyang. ─se dijo a sí mismo localizando a un grupo de chicas caminando y riendo exageradamente fuerte, una buena forma de camuflaje.
Caminó hacia ellas, colocándose a un lado de una muchacha castaña. El grupo de chicas paró al notar su presencia, los cuatro pares de ojos estaban en él, cuestionándolo.
Carraspeó.
─Estoy escondiéndome. ─les dijo entre dientes─. ¿Les molestaría que me esconda entre ustedes para salir? ─sonrió esperando una respuesta─. Seré una más del grupo. ─aseguró.
─Bien. ─una de ellas asintió pensativa─¿No eres el niño que tiene el novio extranjero? ─preguntó.
─Efectivamente, Kun trucos raros es mi novio. ─respondió agarrando a dos de las chicas del gancho para caminar encorvado para no ser visto.
─Trucos raros─carcajeó la más alta.
─Ahora que eres una de nosotras, debes compartirnos tus secretos. ─mencionó otra, sonriendo de una forma que asustó a Yangyang. ─¿Tu novio te la mete?
Yangyang hizo una mueca arrugando su nariz, se aseguró de que ya no estuvieran cerca de sus amigos para relajarse y seguir caminando tranquilo.
─Pregunta extraña y repentina, nuestra amistad no ha llegado tan lejos como para compartir ese tipo de información, cochinas. ─negó el pelirosa abriendo uno de los bolsillos de su mochila, sacó su teléfono para enviarle un mensaje a su novio.
─Es importante, sólo vamos a reforzar nuestra nueva amistad. ─alentó.
Yangyang hizo una mueca.
─Uhm... Lo dudo, mi novio y yo no tenemos sexo, leemos la biblia los fines de semana. ─siguió negando, apresurando el paso hasta salir de la escuela, las chicas seguían yendo a su lado, le prestó atención a la pantalla de su teléfono para poder teclearle a Kun un simple y rápido:
"Espérame en calzones"
"Guiño, guiño"
─Bueno, amigas de las cuales no sé sus nombres. ─hizo un ademán en despedida─. No le pregunten a los chicos gays sobre sus vidas privadas, los asustan, como a mí, por favor, no me hablen más. ─se despidió, a la vez que guardaba su teléfono y corría en dirección a la casa de Kun.
Corrió unos cinco minutos y sintió su corazón punzar, nunca fue bueno corriendo o haciendo cualquier actividad física que involucrara moverse mucho. Paró para poder normalizar su respiración y continuar su camino a paso lento.
─Oh, Jaehyun, amor mío. ─tarareó con la vista en su teléfono, el cual había vuelto a sacar para distraerse y que el camino se hiciera más rápido─. Te ves riquísimo, ¿no quieres venir a mi casa para leer la biblia? ─dijo viendo las fotos para el nuevo comeback de su grupo favorito; NCT.
Era de esperarse que pronto se encontraría abrazando al suelo mientras se quejaba, lloriqueó rodando para quedar sentado acariciando sus rodillas adoloridas. Tomó su teléfono que por suerte no se había roto, miró la foto de su amado bias y besó la pantalla.
─Jaehyun me ha protegido, gracias. ─se levantó palmeando su mochila, asintiendo conforme─. Sabía que ponerla aquí me iba a funcionar. ─limpió su rostro que tenía un par de lágrimas, la caída le había dolido mucho.
No se dio cuenta que su cara se manchó al tener sus manos sucias con tierra, Yangyang siempre encontraba la forma de llegar hecho un desastre a todos lados.
Caminó un par de minutos más y llegó a casa de Kun, procurando que nadie chismoso lo viera entrar. No encontró la llave de emergencias, así que no tuvo de otra que tocar la puerta.
El Kun abrió segundos luego, viéndolo de pies a cabeza.
─Me caí. ─soltó sacudiendo su pantalón que estaba empolvado, sonriendo.
─Voy a buscarte una toalla, estás mugroso. ─dijo su adorado suegro dejándolo entrar. ─Kun todavía no llega de la escuela, puedes ducharte por mientras.
─Muchas gracias, señor Qian. ─agradeció agachándose para quitarse los zapatos y dejarlos en la entrada. ─¡Aquí estaban mis zapatillas! Las busqué todo el fin de semana, incluso acusé a Kun de tirarlas, dijo que eran feas.
─¿Eran tuyas? Llevan un mes ahí. ─tomó la mochila de Yangyang y la dejó a un lado.
─Bueno, me di cuenta ayer de que no estaban. ─se encogió de hombros.
El padre de Kun fue hacia el cuarto de lavandería para sacar una toalla, volvió y se la entregó a Yangyang.
─¿Vas a comer aquí? ─le preguntó señalando la cocina.
─Yup. ─aceptó dirigiéndose a las escaleras. ─Iré a ducharme, con permiso.
Yangyang amaba a la familia de Kun. ¿Era posible quererlos más que aquellos que lo criaron toda la vida? No sonaba muy correcto tener un mayor aprecio hacia otros que no eran tus progenitores, pero a Yangyang no le molestaba tanto afirmar que, efectivamente, él quería más a la familia de Kun que a sus propios padres.
El padre de Kun era un hombre ejemplar, uno que lo cuidaba e incluso le enseñó a hacer "cosas de hombre", lo típico que harías con tu padre. Intentó arreglar un motor de auto, no pudo, pero aun así su querido suegro lo felicitó y alentó a hacerlo mejor la próxima vez.
No tenía ni una sola queja con respecto al admirable hombre que le dio vida a Kun.
Y ni hablar de la señora Qian, la mujer que amenazaba con traérselo a vivir con ella si es que su propia madre lo rechazaba al enterarse de su noviazgo con Kun. Le enseñaba de todo, todo aquello que Kun odiaba hacer y él gustoso quería aprender. Como tejer, sí, Yangyang aprendió a tejer y bordar.
Incluso le hizo un lindo bordado a Kun para uno de sus aniversarios, no era el mejor de todos, pero Kun aseguró haberse enamorado de la fea almohada que le hizo.
Entró a ducharse, un baño que duró unos diez minutos, no quería demorar mucho. Dejó el uniforme guardado en uno de los cajones en la habitación de Kun. Salió del baño ya limpio sin rastros de mugre por su caída.
Abrió los cajones de Kun otra vez, pero ahora para robarle ropa al castaño. Amaba colocarse la ropa de Kun, porque su olor estaba tan impregnado en las prendas que se sentía como tenerlo con él siempre, simplemente le encantaba.
Se vistió y secó su cabello, dejándolo con esos rizos naturales que tenía cuando no lo alisaba, pero de todos modos le quedaba muy bien.
Miró sus rodillas cuando se sentó en la cama, estaban rojas y con piel viva expuesta, la caída fue peor de lo que pensaba.
─Kun va a curarme. ─se recostó sobando su abdomen, tenía hambre y debía esperar a que Kun llegara para almorzar. ─¡Kun!─exclamó.
La puerta fue abierta y Kun entró a la habitación.
Lo invoqué, estupendo.
Sonrió, pero su sonrisa se esfumó al ver que no venía solo. Estaba con un rostro desconocido.
Por su lado, Kun chilló.
─¡Luces tan adorable! ─Kun dijo soltando su mochila yendo en dirección a su novio, olvidó la presencia de su compañero de clases y atacó al pelirosa con sorpresivos besos cuando se lanzó a él estrujándolo en sus brazos─. Me encantas. ─ronroneó.
─Empalagoso, trucos raros. ─balbuceó a penas contra la boca de Kun─¡Hay gente! ─intentó apartarlo hasta que Kun se detuvo y dio la vuelta lentamente.
Kun se levantó de inmediato, sonrojándose por la vergüenza.
─Ten, lo siento. ─se disculpó, riendo. ─Él es Yangyang, mi novio. ─presentó. ─Yangyang, él es Ten, un compañero de la escuela, tenemos un proyecto juntos.
─Un gusto, YangYang.─saludó el muchacho de cabello gris.
─Sí, lo mismo. ─limpió su boca húmeda por culpa del meloso coreano. ─Iré a comer, ustedes hagan su cosa esa. ─avisó bajando de la cama con obvios signos de desagrado.
─Yangyang. ─lo regañó Kun. ─Iré contigo cuando terminemos con esto, no te atrevas a irte. ─lo atrapó con tal de besar su frente.
─Ajá sí, me comeré tu comida. ─salió de la habitación dejando a los chicos solos.
Kun y Ten empezaron a hacer el proyecto lo más rápido posible. Así que sacó su laptop para realizar las investigaciones para a lo menos tener la introducción y cumplir los primeros objetivos, no era difícil, gracias a que ellos tenían un buen sentido del trabajo en equipo.
Dividieron el proyecto, cada uno estaba buscando información y el respaldo correspondiente. No hablaban mucho, porque no buscaban distracciones que los retrasaran.
Pero Ten habló, tenía una pequeña molestia, aunque quizá esa no sea la palabra exacta.
─No sabía que eras gay. ─comentó Ten escribiendo en su cuaderno la información para hacer él la presentación─. Oí que salías con alguien, pero no pensé que sería un chico.
Kun dejó de hacer lo que hacía, no quería malinterpretar las palabras, pero lo que Ten decía no sonaba con fines de ofenderlo, sino que se escuchaba como si de verdad quedara desconcertado después de lo que vio.
─Bueno, no soy gay. ─negó volviendo sus ojos a la pantalla del computador. ─ Yangyang es la primera persona que me gusta, nunca me sentí atraído por otros hombres o mujeres.
─¿Fue complicado? Me refiero a cómo lo aceptaste. ─indagó con curiosidad.
─No, fue sencillo. ─cerró las pestañas en el computador. ─Yangyang lo hace todo más fácil, él transmite una extraña seguridad en todo momento, puedo estar colgando de unas sábanas amarradas a la ventana desde un segundo piso e igualmente me sentiría como en el lugar más seguro del mundo.
Ten suspiró.
─Suena adorable. ─soltó con lentitud. ─Aunque lo de colgar de una ventana suena extraño. ─Ten también comenzó a guardar sus cosas, ya era hora de irse, dos horas de trabajo eran suficientes para el primer día.
─A Yangyang le gusta jugar a Rapunzel. ─Kun dijo riendo apagando el computador.
─Suena peligroso, Yangyang suena peligroso. ─el peligris recogió su mochila que estaba a un costado de la cama.
─Yangyang es un encanto, hay que aprender a vivir con él.
Kun escoltó a Ten hasta la puerta, despidiéndose de él y diciendo que hoy había sido un día muy productivo.
Cerró la puerta y fue hasta la sala, topándose con su madre y Yangyang con rodetes en el cabello, aquellos que usa su madre a veces para formar rizos perfectos, mientras bordeaban unos trozos de tela.
─¿Se divierten? ─les preguntó acercándose para ver los dos trabajos, deteniéndose a ver el de su novio con el ceño fruncido. ─¿Qué se supone que es?
─Somos nosotros en una isla, porque quiero comprarme un barco para navegar contigo, pero sé que voy a hundirlo y terminaremos así; en una isla como náufragos. ─respondió Yangyang tendiéndole su trabajo. ─¿Te gusta?
─Tiene que gustarle, Yangyang se ha esforzado mucho en hacerlo. ─intervino su madre continuando con su bordado.
Kun miró el desprolijo bordado que Yangyang había hecho, pero se le hizo adorable ver la forma en que tenía una escritura arriba.
─¿Seguirás llamándome "trucos raros"? ─cuestionó con una sonrisa.
─Tus trucos son raros. ─afirmó colocándose de pie. ─Gracias, Qian. ─tomó su bordado y quitó los rodetes de su cabello con cuidado, dejando ver rizos más pronunciados─. Otro día vamos a tejer.
─Bien, puedes ir con Kun ahora─señaló hacia arriba.
─Voy a llevármelo. ─avisó tomando la mano de su rizado novio. ─¿Nos llamarás para cenar? No pude almorzar.
─Los llamaré. ─asintió la mujer continuando con sus bordados.
Los adolescentes subieron a la habitación, cerrando la puerta a sus espaldas, claro, con el seguro.
─Guarda mi bordado. ─Yangyang dijo tendiéndole el trozo de tela al otro. ─Demoré más de una hora haciéndolo, me enterré la aguja unas cuatro veces.
─Acá. ─alzó su mano izquierda enseñando su dedo índice.─No duele, no hay razón para que te preocupes.
─Si te lastimas tengo razones para preocuparme, ¿no crees? ─besó el dedo de Yangyang, haciendo que el pelinaranjo rodara los ojos.
─Señor trucos raros, deje de preocuparse tanto─se burló alejándose.
─Bueno, ya no voy a preocuparme por ti. ─bromeó yendo a dejar el extraño bordado a un cajón, ahí había más de esos.
Yangyang fue en dirección a la ventana, corrió las cortinas para la mayor privacidad. Una acción que tuvo un propósito, más sus sonrisas cómplices dieron la afirmación.
⚠️De aquí inicia smut, por si no les gusta pueden pasar al siguiente cap⚠️
En cuestión de minutos ya se encontraban sobre la cama mojando sus labios entre ellos. Yangyang tenía sus piernas a cada lado del cuerpo de Kun mientras descansaba sentado sobre su regazo, donde Kun sostenía firmemente su cintura.
─¿Es correcto si está tu familia en casa? ─jadeó Yangyang con sus manos agarrando la encimera.
─Da igual, si eres silencioso no se darán cuenta. ─Kun bajó sus manos buscando agarrar los glúteos de su novio, apretando todo lo que sus manos le permitían, guiándolo hacia delante en busca del movimiento que le proporcionaría la fricción que quería. ─¿Puedes mantener tu linda boca cerrada, Yangyang?
El de cabello rosa balanceó su cuerpo en torno el regazo ajeno, encantado de sentir bajo él lo duro que se sentía Kun.
─Lo dudo, pero haré un intento. ─dijo Yangyang deslizando sus manos por el torso de Kun para tomar así los bordes de su playera y quitarla.
─No harás el intento, tú serás silencioso. ─Kun agarró las mejillas de Yangyang con una de sus manos─. Voy a amordazarte.
─No, maldito fetichista, entiende que no me gusta toda esa basura del sadomasoquismo. ─golpeó el pecho desnudo de Kun.
─Nunca quieres probar nada conmigo, es injusto, yo siempre juego a tus inventos que atentan contra mi bienestar─se quejó el coreano hurgando en los bordes de los pantaloncillos que llevaba Yangyang, que eran suyos ahora que lo notaba.
─No vas a abofetearme el trasero, no, me niego.
─Sigues resistiéndote, pero un día de estos vas a ceder ante mí, pequeño muchacho escandaloso. ─Kun finalizó metiendo sus manos dentro de las prendas inferiores de Yangyang, con dificultad las logró bajar dejando expuesta la tersa piel de sus glúteos.
─Un momento, Kun. ─detuvo Yangyang arqueando su espalda y mirando hacia atrás. ─Vas muy rápido, siquiera has... ─gimió ante la sorpresa.
─¿Siquiera he... ─Kun alzó sus cejas mirando directo a los ojos de su sorprendido novio.
Kun tenía uno de sus dedos rozando superficialmente la entrada de Yangyang, causándole temblores, arqueó su espalda mientras su cuerpo se acaloraba.
─¿Por qué te gusta hacer todo sin avisar? ─Yangyang dijo apenas por la presión entre sus glúteos, así hasta que tuvo el dedo de Kun moviéndose en su interior, haciéndolo jadear.
─Es divertido ver cómo te toma por sorpresa. ─mojó sus labios y alzó su rostro buscando los labios de su novio. ─¿Te he dicho lo adorable que te ves con el cabello rizado?
─Lo has hecho...Uhm... Un par de veces, Kun. ─siseó inclinándose hasta quedar contra el pecho de Kun, dejando su cabeza en su hombro a la vez que era estimulado desde dentro.
─Lo reitero, eres adorable cuando tienes el cabello con rizos. ─Kun ladeó su rostro besando la mejilla de Yangyang.
El Chino estiró su brazo con tal de introducir más a fondo el dedo dentro de Yangyang, sumó otro, metiéndolo y sacándolo provocando el movimiento en su zona pélvica.
Kun estaba encantado oyendo cómo Yangyang hacía sus mayores esfuerzos para no ser escandaloso, no obstante, podía escuchar claramente los gimoteos obstruidos cerca de su oído.
Porque sí, Yangyang era jodidamente ruidoso con cualquier mínimo toque en su interior.
Lo preparó bien, siendo un poco rudo al momento de sacar y meter sus dedos. Los dobló y movió dentro con tal de darle un buen estímulo a su próstata, aquella que reaccionaba sensible a cualquier mínimo contacto.
─Si existe algo que suene mejor que tú cantando, eres tú gimiendo, Yangyang. ─gruñó el castaño arqueando sus dedos dentro del otro, mordiéndose el labio al sentir la inevitable presión en su pene cada vez que sonidos obscenos salían de los labios de Yangyang.
─Cierra la boca, cerdo. ─tartamudeó recostando su mejilla para ver a Kun.
─Hace unos días dijiste que te gustaba que te hablara durante el sexo, ahora resulta que quieres que me calle. ─Yangyang asintió mordiéndose el labio con fuerza.
El cambio de posiciones llegó y Kun pudo despejarse de sus pantalones, también a Yangyang de sus prendas.
Yangyang quedó de espaldas contra la cama, viendo directamente a Kun que se había posicionado entre sus piernas. El castaño se dedicó primero a besar cada parte de su cuerpo, su pecho y abdomen, no dejó ningún tipo de marca que pudiera ser un indicio de lo que había sucedido.
Paseó su lengua por el cuello de Yangyang, olfateando gustoso la fragancia proveniente de allí. Amaba el extraño aroma que tenía, porque a veces era dulce y otras veces era más... ¿Masculina? Un olor indescriptible, pero en pocas palabras era embriagante y atrayente.
Contempló por unos segundos la gratificante imagen que tenía de Yangyang; lucía malditamente bien con el cabello rizado y un poco desordenado, el cuello le brillaba por culpa de los húmedos besos que dejó con anterioridad, el rostro estaba colorado y radiante, al igual que sus ojos expresivos.
Se aproximó para unir sus labios en un beso flamante, muy francés, por supuesto. Sus lenguas se tocaban cada vez que volvían a juntar sus bocas, era tan vulgar escuchar los chasquidos de sus propias salivas escurrir, que no podían estar más excitados, peor si se tomaba en cuenta sus edades.
Kun deslizaba su duro miembro entre los suaves glúteos de un jadeante Yangyang, sin meter nada, sólo se rozaba entre ellos mientras sus bocas seguían devorándose entre ellas. Al parecer el beso se volvía cada vez más intenso a medida que pasaban los segundos.
Incluso mordidas se interpusieron, los dientes de Yangyang apresaron el labio inferior de Kun, lo mordió y chupó pasando su lengua sin prisas.
─Tienes un pene demasiado lindo. ─comentó Kun agarrando el miembro expuesto de Yangyang, rodeándolo con sus dedos y masajeándolo lento de arriba hacia abajo.
─Has desbloqueado la habilidad de comentario random durante el sexo, felicidades, Qian Kun. ─le dijo a Kun después de que intentara abrir sus piernas más de lo que podía, no era muy flexible que digamos. ─Me ganaste cuando dije que tu vello púbico era extraño.
─Mi vello es como el de todos, ¿qué tiene de extraño? ─alegó mirando hacia su propia ingle─. Es normal.
─No lo sé, sólo es extraño. ─se encogió de hombros guiando su mano para colocarla sobre la de Kun y él mismo seguir los movimientos que su novio detuvo sobre su hombría─¿Qué tiene de lindo mi pene? ¿Eh?
Kun apretó su agarre y apartó la mano del pelirosa, aplastando la punta del glande con su dedo pulgar.
─No hay razones, estéticamente es lindo, hay penes realmente feos. ─comenzó a masturbar nuevamente a Yangyang con un vaivén de muñeca más intenso y frenético, causándole escalofríos.
─Bien, no hablemos de otros penes. ─tensó sus piernas y miró hacia el techo gozando del calor que se intensificaba en distintas zonas de su cuerpo, más en la parte inferior de su estómago, tan agradable.
─Se siente tan mojado.— paseó por sus dedos por la punta del pene de Yangyang para tomar todo el líquido que salía de a pocas cantidades, esparciéndolo por la extensión creando un morboso sonido mojado por cada movimiento.
─¿No es obvio? Estoy excitado, ¿qué esperabas? ─ironizó, con Yangyang uno no podía intentar darle erotismo a la situación, porque él era un mata-pasiones total.
─Silencio. ─soltó el miembro de su molesto novio para prestarle atención al propio ya que no daba más, inclusive sentía el palpitar por lo caliente que se encontraba.
De inmediato Yangyang tapó su boca con ambas manos, apretando el estómago viendo hacia abajo con dificultad por la posición, así que no podía saber muy bien el momento en que lo tendría. Lo único que podía notar era como Kun miraba seriamente hacia abajo con sus dos manos puestas en posición.
Lo mojado lo tocó, poco a poco iba rodeando la virilidad de Kun que estaba adentrándose. No soltó ningún sonido sino hasta que lo tuvo completamente dentro, calló lo más que pudo los gemidos que querían escapar por sus labios, pero no podía si los brazos le temblaban erráticamente.
─Es triste que no puedas hacer ruido, me gusta tanto oír lo aguda que puede llegar a ser tu voz cuando estoy dentro tuyo. ─sonrió Kun aferrándose a las caderas del moreno, apretando con sus dedos pulgares el hueso que se hacía notar más en sus costados.
─Te gusta...─dijo Yangyang entre balbuceos recibiendo un primer golpe interno, retorciéndose bajo el cuerpo de Kun y apretándolo─. Mal-maldito fetechista...Fetichista─se corrigió.
─Tengo fetiches, pero tu voz chillona es una de mis mayores razones para masturbarme en la noche. ─dijo saliendo del interior de su novio y volviendo a entrar siendo un poco más rudo; Yangyang gimió.
─Bien, entendí que te gusta─agarró las sábanas para estrujarlas sin piedad mientras que Kun se movía de la misma forma dentro suyo, sin una pizca de ir lento. ─No seas tan sucio, ayer fui a la iglesia, me purifiqué.
─A la mierda todo, voy a manchar tu expediente para que debas rezar unas cincuenta veces de rodillas mientras chupas mi pene. ─hasta Yangyang quedó sorprendido por las palabras de Kun.
─Pedazo de perra sucia, ¿con quién te estás juntando que te has vuelto tan cochino? ─lo palmeó en el pecho a la vez que su cuerpo saltaba por culpa del golpe de la pelvis de Kun contra su trasero.
─Es toda la testosterona acumulada que tengo hace unas dos semanas por no hacer nada durante ese tiempo. ─Kun se inclinó hasta dejar uno de sus brazos apoyado contra la cama mientras que el otro seguía en la cintura de Yangyang.
─Se nota lo frustrado que estás, veo musculatura en tu brazo derecho. ─Yangyang soltó una carcajada que duró hasta que Kun volvió a penetrarlo con sequedad.
─No me he masturbado tanto como para tener músculos. ─negó yendo hasta el punto sensible de Yangyang, justamente bajo la oreja, aquella zona del cuello era una de las partes más sensibles y erógenas que podía haber en el cuerpo del pelirosa.
─La masturbación es pecado. ─gimoteó en medio de las duras penetraciones que Kun seguía proporcionándole sin detenerse, había encontrado un buen ritmo y no se detendría hasta hacerle rogar que parara al ya conseguir su orgasmo.
─¿En serio quieres hablar de pecados cuando estás siendo cogido por un hombre? ─apretó sus labios contra el cuello de Yangyang, depositando los cortos besos que lo hacían deshacerse en agradables sensaciones. ─Eso es muy doble moral, cariño.
─No estamos hablando de mis pecados, porque si es así, terminaríamos en unos cinco años. ─ladeó su rostro escabullendo una de sus manos buscando su mojado miembro, tocándose a sí mismo mientras era simultáneamente penetrado por Kun.
─¿Qué diría tu madre si supiera lo mucho que te gusta? ─Kun golpeó con fuerza el interior de Yangyang, desordenando su propio cabello y dejando al otro temblando bajo él.
Sus miradas se encontraron con complicidad al oír la puerta ser tocada, Yangyang tapó su boca de inmediato y Kun no se movió ni un centímetro. Miró hacia atrás con una mueca, por lo menos tenían la puerta cerrada con seguro.
─¿Quién es? ─preguntó con un tono elevado con la voz más tranquila que pudo formular.
─Kun, quiero que vengan a arreglar la mesa para cenar. ─oyó a su madre y soltó un quejido─. Por favor
─Sí, sólo estoy un poco ocupado─se excusó mirando hacia Yangyang, palmeándole el cabello sudado─. Bajo en unos. ─pensó. ─¿Diez minutos?
─¿Estás limpiando tu habitación, Kun? ─preguntó la mujer desde afuera y Kun sólo quería que ya se marchara.
─Sí, estamos limpiando. ─dijo exasperado─¿Puedes irte? En serio estoy ocupado.
Hubo silencio, ambos se miraron para intentar descifrar si realmente seguía afuera o si ya se había ido.
─¿Se fue? ─susurró Yangyang tragando saliva cuando el roce nuevamente se sintió dentro. ─No sigas, puede estar afuera. ─lo regañó moviéndose inquieto por la repentina sensibilidad en su humanidad. ─Kun... ─gimió retorciendo sus pies contra la cama.
─Ya vas a llegar, será un poco más. ─Kun tomó con firmeza el miembro de su novio y lo masturbó rápido, Yangyang no podía gemir ni soltar nada que fuese signo de estar haciendo "eso", no aguantó y lo único que pudo hacer, fue reír. ─¿Qué es gracioso?
─Nada... Cielos, pero...uh. ─siseó apenas contrayendo sus manos en torno su pecho, su estómago se apretó y Minho sonrió complacido. ─Para, para, para... ─lo único que no quería, sucedió, no pudo evitar gemir por la intensidad de su orgasmo, más la sobre-estimulación que estaba recibiendo por su novio.
Para Kun era realmente impresionante lo mucho que llegaba a agudizarse la voz de Yangyang cuando se encontraba en pleno orgasmo, pero le gustaba, demasiado. Tanto que siempre oírlo en ese desesperado estado lleno de gemidos suplicantes, su clímax llegaba más pronto.
El chino quitó la mano que sostenía la hombría de Yangyang, la cual estaba mojada en el semen de éste. No pensó mucho cuando metió uno de sus dedos a su propia boca, tomando en ella el líquido espeso de color blanco algo transparente.
─Dichosos son los ojos que pueden verte después de tener un orgasmo. ─declamó Kun apreciándolo. ─ Luces precioso cubierto de fluidos.
─Ew. ─soltó jadeante mientras seguía con pequeños temblores en su cuerpo. ─La próxima vez pondré cinta adhesiva en tu boca para que no hables, sucio. ─lo miró mal.
─Bien, ve a limpiarte─dijo observándolo─No, ¿sabes qué? Yo voy a limpiarte.
[🌪]
Yangyang ya se encontraba caminando, como podía, a su casa. Era tarde y siquiera avisó que estaría afuera, seguro le esperaba un gran regaño cuando llegara.
Se sintió mal por no cenar con la familia de Kun, pero cuando revisó su teléfono se dio cuenta de las veinte llamadas de su madre y sintió que eso significaba peligro.
Ahora se encontraba buscando las llaves, no iba a tocar y esperar a que su madre le abriera, sino que se esculliría con tal de llegar a su habitación y librarse de un muy posible castigo.
Abrió con sumo cuidado quitándose los zapatos en la entrada, todas las luces de la casa estaban desgraciadamente prendidas, por lo que no podría esconderse con facilidad, sería visto de todos modos.
Había más voces en la sala, lugar por el cual debía pasar sí o sí si es que quería llegar a su habitación. Con una mueca en su rostro, comenzó a caminar en dirección a las escaleras, fingiría que no vio nada y seguiría su camino para irse a dormir lo más pronto posible.
Apenas llegó cerca de la sala, oyó su nombre.
─Liu Yangyang, ven acá. ─llamó su madre con imponente tono de voz. ─¿Qué piensas al llegar a estas horas sin avisar siquiera dónde estabas? ─lo regañó molesta.
Él fue a la sala a duras penas, no estaba de más nombrar su extraño dolor en la parte baja de su espalda. Muy extraño.
Mierda, Shuhua estaba ahí con su odiosa familia.
Yangyang pensó rodando los ojos, lo único que faltaba; la cara de idiota.
─Fui a casa de...
─¿Xiaojun? ─interrumpió. ─Llamé a casa de Xiaojun, según su madre tú no has ido hace unos meses.
Yangyang sonrió incómodo, no dejaría que lo descubrieran, él era experto mintiéndole a su madre.
─La madre de Chan no está por las mañanas, yo voy por los sábados temprano donde Xiaojun, luego voy con Ten, no lo conoces, pero es un amigo. ─Ni yo lo conozco.
Su madre le dedicó una mirada desconfiada, pero terminó asintiendo y sonriendo hacia los invitados.
─Bueno, Yangyang, yo le comentaba a Shuhua de que querías invitarla a salir mañana después de clases. ─dijo su madre y él no pudo hacer una expresión de asco, ya que su progenitora lo asesinaba con la mirada─¿Cierto, hijo?
Jisung miró a Shuhua que observaba sus pies. No quería decir que sí, ya prometió ir a ver a Kun a la escuela para que fueran a comer helados en aquel puesto que abrió hace poco en el centro comercial, no quería cancelarle a su novio por una chica que ni quiere ver.
─Mamá yo... ─pidió con una mueca─Mañana yo tengo...
─Muchas ganas de ir por Shuhua a la escuela y llevarla a salir, por supuesto. ─le interrumpió juntando sus manos. ─Ahora ve a dormir, te ves cansado, ¿te duelen las piernas?
─Un poco. ─murmuró molesto dando la vuelta y yendo hacia la escalera con un extraño caminar─. Estúpida Nayeon, estúpida familia, Kun. ─finalizó entrando a su habitación cerrando la puerta.
Abrió su mochila y sacó un cuaderno, no tenía tiempo de hacer un ovillo para lanzarlo a la habitación de Kun, así que simplemente lo lanzó completo adentro, haciendo que Minho saliera asustado segundos después por el umbral de la ventana.
─¿Por qué tanta agresividad, bonito? ─preguntó con susto. ─¿Qué te pasa?
─La maldita cara de imbécil, eso pasa. ─gruñó cruzando sus brazos, exasperado. ─¡Mi mamá quiere que la lleve a salir mañana!
Kun infló sus mejillas.
─Ibas a salir conmigo mañana. ─murmuró Kun afligido, negó de inmediato─. Está bien, sal con ella, sé que no puedes negarte cuando tu madre lo dice.
─No te pongas así, me hace mal, Yangyang se siente triste cuando Kun pone cara de perro mojado. ─pidió suspirando. ─Voy a explicarle mañana, en serio, iré por ti a la escuela.
─No, será mejor que vayas con ella, no quieres problemas con tu madre. ─negó Kun. ─Yo entiendo, mi suegra es así.
─Kun. ─insistió. ─, no saldré con ella, tú sólo déjamelo a mí, le diré que tengo diarrea. ─asintió seguro. ─Sí, eso haré.
Kun soltó una carcajada por la ocurrente excusa.
─¿En serio dirás eso? ─dijo incrédulo.
─Ajá, así que espérame mañana, duerme. ─le lanzó un beso tomando las esquinas de la cortina. ─Te amo, osito.
─También te amo, descansa. ─Kun se agachó para agarrar el cuaderno que Yangyang había tirado, así que lo lanzó. ─Ahí está tu cuaderno... ¡Lo siento! ─gritó al ver que había caído en el rostro de su novio. ─Perdón, perdón, ¿estás bien?
─Sí, todo bien, imbécil. ─masajeó su nariz quejándose. ─Ya vete, te veo mañana. ─murmuró cerrando las cortinas.
─¡Hasta mañana! ─gritó Kun del otro lado, él sólo sonrió negando.
Sólo debía esperar a mañana.
Todo saldría bien, siempre era así.
holaaa
nueva actualización
espero les guste<33
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