C U A T R O
El chico de cabello castaño estaba listo para salir al receso para después ir a su última clase. Hoy había sido un día muy agotador para él, no pudo estar tranquilo durante toda la jornada de clases desde que se enteró esa mañana que, oportunamente, Yangyang sí se había enfermado del estómago.
Quizás fue la cena que intentó prepararle, sabía que no debió de hacerle de comer, él y la cocina no congeniaban y jamás en la vida lo harían. Por su culpa ahora su pequeña flor-como su madre había dicho- estaba sufriendo en el baño, lo sabía, Jisung se había dado el lujo de enviarle mensajes y algunas fotos de él sufriendo.
Con su teléfono en mano caminaba leyendo los recientes mensajes que su novio le estaba mandando, riendo un poco porque le estaba contando cuales eran los componentes que tenía el champú.
"Dice que tiene extractos de chocolate, pero no sabe a chocolate."
"Yangyang fuera."
Kun negó por lo ingenuo que podía llegar a ser. Sostuvo los libros entre uno de sus brazos para responderle.
"No comas del champú, puede hacerte mal."
"Estoy en receso, te llamo en unos segundos."
Kun guardó el teléfono en el bolsillo de su pantalón y caminó en dirección a su casillero, colocó la combinación y dejó los libros dentro. Miró hacia el costado, la pequeña puerta metálica tenía una foto pegada, le causaba gracia verla algunas veces.
Yangyang le había regalado una foto suya, quizá no fue solamente una foto, probablemente le había regalado unas veinte iguales que tenía repartidas por diferentes sitios; dentro de la carcasa de su teléfono, el casillero, en su habitación y en la de sus padres, también en el refrigerador. Yangyang estaba por todos lados.
No era la mejor fotografía del universo, su novio la tomó cuando estaba más pequeño, con el cabello castaño y algunos rizos, era adorable de no ser porque tenía el dedo de en medio levantado en ambas manos, unos lentes de sol que le quedaban claramente grandes y una gorra plana.
Sin embargo, Kun la adoraba.
Deslizó su mano derecha para volver a sacar su teléfono, cerró su casillero y buscó entre sus contactos el número de su novio. Marcó y esperó a que contestara.
—Pizzería la pequeña flor, ¿en qué puedo ayudarle? —contestó Yangyang con voz seria, Kun rodó sus ojos caminando por el pasillo yendo hacia la cafetería para poder comprar algún comestible.
—Buenos días, quisiera pedir una pizza—dijo Kun siguiéndole el juego—¿Tienen ofertas?
—Déjeme revisar—escuchó ruido del otro lado—. No, pero puedo hacerle rebajas.
—¿Qué tipo de rebajas? —preguntó sonriendo cambiando de lado el teléfono.
—Hay un cincuenta por ciento de descuento para nuestros clientes preferenciales, si quiere optar por la membresía puede comprarla a través de nuestra nueva aplicación—Kun soltó una carcajada impresionado por la habilidad que tenía Yangyang de inventar cosas así—. La descarga es gratis, guapo.
—¿Cómo sabes que soy guapo o no? —le cuestionó—. Puede que yo sea un viejo de cuarenta, seboso con sobrepeso y calvicie.
—Tienes voz de puberto, otra razón por la que no puedes ser mi novia Kunlya, Kun. —dijo en modo de regaño.
—Lo dijo el que tiene la voz más grave—ironizó entrando a la cafetería buscando dinero en sus bolsillos.
—Te gusta mi linda voz, no lo niegues—acusó.
—Amo tu linda voz—afirmó colocándose en la fila para comprar los alimentos, no era tan larga, lo agradecía porque moría de hambre—¿Estás mejor?
—Sí, pero mi madre ha salido a no sé dónde y mi padre está trabajando—murmuró—. Así que estaba solo en casa.
—¿Estabas? —rescató Kun. —¿Con quién estás ahora?
—En tu casa—respondió riendo, ya podía imaginarse a Yangyang recostado en su cama, con su ropa, claro—¿Te molesta que esté aquí?
—No, por supuesto que no, estaré feliz de llegar y tenerte ahí—dijo de inmediato avanzando en la fila—. Bebé, espera, voy a pedir comida.
—Bien—respondió Yangyang. —. Estaré aquí, no me hagas esperar mucho.
Kun alejó el teléfono de su oído y miró a la mujer que atendía ahí, miró los precios y cotizó un sándwich junto a un jugo.
—Gracias—le entregó el dinero justo y dio la vuelta para ir a sentarse a alguna banca apartada.
Dejó lo que compró en la mesa y volvió a colocar el teléfono en su oído.
—¿Yangyang?—dijo aplastando el teléfono entre su oreja y y hombro para poder desenvolver el sándwich del papel.
—Acaba de llegarme un mensaje de la perra—murmuró con altos signos de enojo en su voz.
—¿Quién es la perra? —extrañado dio un mordisco al sándwich alzando su vista al oír su nombre, sus amigos lo saludaban, pero no iría con ellos, sólo los saludó.
—Shuhua, ella es la perra—aclaró.
Kun hizo una mueca.
—No la denigres de esa forma, está bien que no te agrade—limpió su boca—, pero no puedes llamarla así.
—Bueno—dijo irritado—. Shuhua me ha enviado un mensaje—corrigió.
—¿Qué decía el mensaje? —Kun sostuvo el teléfono con una mano ahora, descansando su cuello.
Comenzó a abrir el jugo con una sola mano, por suerte pudo hacerlo. Tomó de él esperando la respuesta de su novio, pero estaba demorando.
—¡¿Cómo no me di cuenta antes?! —exclamó haciéndole doler el oído, se apartó del teléfono tocándose la oreja—La odio, la odio, la odio... —repitió.
—¿Malas noticias? —indagó el castaño volviendo a tomar del jugo, su ceño fruncido.
—¡Terribles noticias! —respondió exaltado—— Le diré que no se te acerque, porque si me llego a enterar que intentó poner sus manos de zorra en ti voy...voy... —murmuró—. Iré a hablar con tu madre.
—Está todo bien, tranquilo—frunció su ceño—¿Qué dijo Shuhua? —preguntó, pero la línea sonaba desocupada—¿Hola? —habló preocupado—¿Yangyang? —chasqueó la lengua, derrotado, dejó el teléfono sobre la mesa mirándolo con una mueca—. Pequeño manojo de celos. —suspiró derrotado.
Tendría que esperar a salir de la escuela e ir a casa para saber lo que había puesto a Yangyang de ese modo.
—¿Puedo sentarme aquí? —una voz femenina sonó frente suyo, miró a la portadora y se topó con lo que probablemente Yangyang se había alterado.
—Uh, sí, como gustes—tomó la basura de lo que había comido, guardó el teléfono.
Shuhua iba en su misma escuela y ni siquiera lo sabía, eso no era muy favorable.
Ella podría oír los rumores sobre su noviazgo, la mayoría ya sabía que tenía a un chico como pareja, tenía el conocimiento de que no estaban al tanto del nombre de su novio, pero seguro le habrán dicho que es gay.
La miró de reojo, en su actitud no habían señales de que supiera de él, era extraño. ¿Siempre estuvo en la escuela?
Ella pareció notar su mirada confundida y le sonrió ligeramente antes de hablar.
—Eres Kun, ¿cierto? —preguntó y él asintió—¡Eres el vecino de Yangyang!
Volvió a asentir alzando su labio superior en signo de desagrado, juntarse con Yangyang hacía que comenzara a adoptar sus comportamientos poco disimulados.
—No sabía que ibas aquí—mencionó ella sacando un potecillo con frutos secos.
—Llevo bastante tiempo estudiando en esta escuela, es extraño que no sepas que estoy aquí—cambió su expresión.
—Hay muchos alumnos en este lugar, es sencillo no conocer a la mayoría—ella comenzó a comer y Kun supo que era hora de irse.
—Tienes razón—se colocó de pie con la basura en la mano—. Fue un gusto saber que estudias aquí, se lo comentaré a Yangyang, que su novia estudia en la misma escuela que yo.
—¿Te vas? —preguntó Shuhua alzando su mirada hacia Kun—¿No puedes acompañarme?
Kun negó—No puedo, lo siento, yo debo irme—se despidió, pero ella volvió a hablar.
—Oh, claro, no te preocupes—dijo sonriendo y Kun le devolvió el gesto.
Dio la vuelta y comenzó a caminar con rapidez en busca de Xioajun, el cual se había hecho uno de sus amigos con el pasar de los días desde que hicieron el proyecto juntos, ya no era un simple conocido.
No era difícil encontrarlo, podría decirse que inclusive ya tenía una habilidad sobrenatural para encontrar a Xiaojun donde fuera. No estaba en la cafetería, así que salió de ahí.
Necesitaba encontrarlo para hablar con él, le urgía recibir consejos de alguien que no fuese su madre, porque en sus recomendaciones siempre influenciaba su instinto materno, en cambio, si le preguntaba a Xiaojun, sería más objetivo con respecto al tema que ahora se estaba volviendo delicado.
Si Shuhua lograba enterarse de su relación con Yangyang podría decirle a su madre, como le dijo a Yangyang una vez, pronto la información podría llegar a la madre del pelirosa y ahí se armaría un caos.
—Xiaojun siempre está en el baño—aseguró yendo hacia allá mordiendo sus dedos.
Entró y miró las puertas, fijándose en las que estaban cerradas.
—Xiaojun, sé que estás aquí, necesito tu ayuda—habló Kun al aire esperando señales de vida.
—Joven Kun, ¿qué te trae a mi pantano? —dijo Xiaojun saliendo de uno de los baños con una consola de videojuegos en su mano izquierda, esa era la única razón por la cual se encerraba en el baño durante algunas horas; jugar con su consola y faltar a las clases que no le gustaban.
—Tengo un problema, necesito ayuda.
Xiaojun asintió.
—Entra a mi oficina, hablaremos dentro—abrió la puerta del baño y entró.
Kun hizo una mueca y terminó aceptando.
(...)
El chino ya iba en dirección a su casa.
Ahora debía hablar con Yangyang después de que Xiaojun le había dicho un montón de posibles consejos para que nada saliera mal. Una de esas era que aclarara que sólo es amigo de Yangyang y que quizá Shuhua lo crea al estar enamorada, porque aseguro que, cuando uno está bajo el efecto del amor, suele ser ingenuo y ciego.
Podría convencerla, si es que ella llegara a enterarse, de que todo fue un mal entendido.
Sacó la llave de su mochila en cuanto llegó, abrió la puerta y quitó sus zapatos dejándolos a un lado de la puerta. Colgó la llave en la pared y cerró.
Escuchó la televisión, por lo que supuso había alguien ahí. Se paró cerca del sofá viendo a su madre con Yangyang, el cual tenía su cabeza apoyada en el regazo de la mujer mientras ella acariciaba su cabello.
La imagen más adorable que ella pudo haber presenciado, siquiera él tenía una relación así con su madre, y saber que Yangyang la tenía no le molestaba, sino que le alegraba bastante.
—¿Está dormido? —preguntó Kun a su madre a la vez que se acercaba más, verificando que los ojos de Yangyang estaban cerrados.
—Lo está—asintió—. Él vino hace unas horas enojado porque alguien iba a quitarle a su novio, lloró un rato hasta que le di un té de hierbas para el dolor de estómago y se durmió—contó—¿En qué andas metido, Kun? No quiero saber que estás en encuentros raros.
—No estoy en nada, lo juro—miró el rostro dormido del pelirosa.
—Entonces, ¿qué está pasando? —lo interrogó.
Kun torció el gesto antes de hablar.
—Hay una chica que se supone le gusto—reveló—. Yo no estoy interesado en alguien que no sea él—rascó su mentón—. La chica se llama Shuhua, el plan es que Yangyang sea novio de ella—murmuró—. Su madre está empeñada en que sea así.
Ella chasqueó la lengua.
—Esa mujer está loca—dijo enojada e indignada.
—Lo está, pero Yangyang la ha ignorado durante este tiempo, no quiere siquiera verla.
—Ha de estar afligido—soltó.
—Sé que le aflige, pero le he dicho muchas veces que no tiene razones para preocuparse o caer en los celos—se hincó acariciándole el cabello—. Es muy desconfiado de sí mismo, hay ocasiones en las que tiene ataques de inseguridad.
—Debes ponerte en su lugar, Kun—dijo su madre—. Comprende bajo toda la presión con la que vive, he hablado con Yangyang cuando siente que pronto querrás dejarlo por lo complicado que resulta salir con él.
Kun miró a su madre con el ceño fruncido—¿Lo ha hecho?
—Sí, no puede hablarlo con su familia, acude a mí a veces—Kun se levantó para inclinarse y pasar uno de sus brazos por debajo de las rodillas de Yangyang y su espalda—¿Lo llevarás a dormir arriba?
—Por supuesto, lo único que necesita Yangyang cuando está triste, es amor por parte de su lindo novio—sostuvo al pelirosa entre sus brazos, cargándolo con cuidado, era difícil cuando Yangyang dormía como si fuese un peso muerto—. Yangyang, cariño, llegué. —le susurró besando su frente.
—Kun—balbuceó entre sueños rodeándolo para sostenerse y acurrucarse en su pecho; la madre de Kun estaba encantada—, llegó Kun. —abrió sus ojos un poco para después cerrarlos.
—Sí, Kun llegó—asintió viendo a su madre—. Gracias por cuidarlo—agradeció yendo hacia la escalera.
Subió con dificultad, no solía hacer tanta fuerza, por lo que no era sencillo cargar a alguien por las escaleras hacia arriba. Por milagro logró llegar a su habitación sin caer, pudo dejar a Yangyang sobre su cama con cuidado.
Lo dejó allí para poder ir a cambiarse de ropa, se quitó la mochila y procedió a despojarse de su uniforme. Sacó ropa sencilla que no le incomodara y comenzó a colocársela.
—Estoy triste—escuchó a Yangyang hablar por lo que se dio vuelta mientras se colocaba una playera holgada.
—¿Por qué estás triste? —Kun se aproximó a él y se sentó al borde de la cama, mirando fijamente el rostro cansado de Yangyang.
—Quieren arrebatarme a filtros raros—estiró su mano con pereza y tocó a Kun —. Está buscando que la hiena se enamore de ella.
—La hiena no se va enamorar de ella—le negó tomándole la mano y besándola—. Deja de estar triste, no me gusta verte así.
—Palabras mágicas—cerró los ojos sonriendo—. Sólo si dices las palabras mágicas dejaré de estar triste.
—¿Abracadabra? —dijo dubitativo.
—Nope, abracadabra no es la palabra mágica, tiene mucho más poder que esa—pestañeó lentamente, estaba cansado—. Dilo, tú sabes cuál es.
—¿Bibidibabidibú? — Yangyang volvió a negar—. No lo sé, lo pones difícil.
—¿Qué es lo que siempre quiere oír Yangyang cuando está triste? —cuestionó.
—Uh, le gusta oír la risa de Kun —aseguró—. Aparte de eso, supongo que le gusta que Kun le diga lo mucho que lo ama.
—Ajá—asintió conforme con la respuesta—, así que si no lo dices, yo estaré triste por siempre.
—No puedo decirlo así como si nada, debe ser ambientado—le dijo a Yangyang agarrando nuevamente su mano para jalarla y atraer su cuerpo al propio.
—Ambiéntalo—aceptó.
—Primero debo decirte lo hermoso que eres, todo en ti es maravilloso y no me arrepiento de decir que cada centímetro de ti, simplemente, me encanta—se acercó a punto de deslizar sus labios por la mejilla de Yangyang —. He estado practicando mi romanticismo para complacerte.
—Llevas intentando ser romántico hace mucho tiempo—comentó Yangyang riendo ante la respiración de Kun que hacía cosquillas contra la piel de su rostro, se contrajo cuando tuvo los labios del coreano contra su cuello y más si lo sentía olfateándolo con descaro—. Debes seguir practicando.
—¿Quieres arruinarlo? —ironizó—Tranquilo, inclusive me gusta la forma en que tratas de matar los momentos en que trato de ser romántico.
—No quiero arruinarlo, pero es inevitable—dijo temblando por el aliento caliente contra su oreja—¿Buscas ser romántico o excitarme?
—Buena pregunta, pero no habrá sexo involucrado hoy—abrazó a Yangyang con más fuerza, haciendo que el menor arqueara un poco su espalda—. Te amo, Yangyang —besó su mejilla pausadamente.
—Suena tan lindo cuando lo dices—él también sonrió—. Yo te amo más, en serio que lo hago.
(...)
Otro fin de semana y Yangyang estaba con una expresión seria cantando en medio del coro de la iglesia, con sus manos en su estómago haciendo las armoniosas notas en conjunto a sus compañeros de grupo que ahora cumplían un papel secundario.
Terminaron de cantar la melodía y permanecieron en sus lugares hasta que el pastor indicó el final definitivo de la misa del día, lo agradeció, no aguantaba ni un solo segundo más estando ahí bajo la mirada de su madre a un lado de Shuhua y la mamá de ésta.
Bajo de los escalones y fue directo a quitarse las túnicas blancas que utilizaban, no demoró mucho, quiso hacerlo rápido para largarse. Ese día le había pedido permiso a su madre para irse solo, porque ella demoraba mucho en despedirse de sus amigas o lo que sea.
Llegó donde se encontraba la mujer vestida con elegancia.
—Me voy—avisó buscando su teléfono dentro de su mochila.
—Con cuidado—asintió su madre, dio la vuelta y salió de ahí antes de que ella comenzara a hablar de más obligándolo a conversar con Shuhua.
Apenas estuvo afuera, llamó a Kun.
—Hola, guapo—contestó Kun a los pocos pitidos del tono de espera.
—Hola, hermoso—saludó apoyándose en un árbol para obtener la sombra de éste—. Acabo de salir de la iglesia, así que iré a pecar a tu casa.
—Como gustes, ahora estoy limpiando para que usted pueda venir—dijo Kun riendo, él también lo hizo—¿A qué te refieres con pecar, Yangyang?
—¿Es necesario que lo diga?—le preguntó—pensé que eras más listo, bolsitas—negó.
—No soy idiota—murmuró.
—Sí, sí, como digas—se burló.
—¿Ya vienes?
—Ajá, estoy esperando el transporte—miró hacia la calle—. Ahora sí, espérame en calzones o sin ellos, quizás hoy pueda rezar esas cincuenta oraciones mientras te chupo el pene.
—Adorable, Kun Junior y yo te esperamos—dijo Kun —¿Cierto, Kun Junior? —se escuchó lejos del teléfono—Él dice que te espera con ansias.
—Perfecto, ahí viene mi carroza—informó viendo el transporte acercarse—Te veo en minutos, te odio.
—También te odio—se despidió Kun evitando reír.
A veces las personas escuchamos conversaciones por error, cosas de las cuales quizás no debimos habernos enterado. El caso de Shuhua era ese, no esperó oír aquello cuando estaba yendo por unas invitaciones al auto de su madre, escuchó parte de la conversación y no pudo limitarse a seguir su camino.
Oyó lo suficiente para quedar avergonzada con sus mejillas calientes, oír la conversación de Yangyang la dejó demasiado confundida. Tragó saliva mientras estaba detrás de la espalda del pelirosa, escuchando las palabras que él decía para algún receptor desconocido.
La mención de algunos detalles la hizo tapar su boca, cuando se percató de que Yangyang se había ido, miró en su dirección con el corazón acelerado.
Tomó aire profundamente y caminó lento hacia el auto de su madre, tenía un sabor amargo en la boca al descubrir aquello que no debía, no le incumbía, no era de su importancia.
—Cielos, cielos, cielos—balbuceaba tomando las invitaciones temblando—...Es gay, Yangyang es gay—mordió su labio.
Estaba convencida.
¿Era posible malinterpretar esa conversación?
Tal vez sí, pero ella dudaba, Yangyang sonaba muy en serio cuando mencionó... Eso. Su tono de voz no era como el que tenía cuando le hablaba a ella, sino que se oía diferente, claro, seguramente hablaba con su... pareja.
Shuhua no podía creerlo.
holaaaaa, estoy retomando actualizar y estar activa, espero les guste.
si hay errores de nombres háganmelo saber, por favor
voten y comenten.
tengan buen día.💗
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro