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Capítulo V: Ecos de locura

Los peritos limpian la zona, mientras los policías interrogan y alegan a los chismosos de la escena. Alejandro mandó a Evelyn a su casa después de lo sucedido. La chica gritó tanto que llamó la atención de media plaza y mejor la sacó de ahí lo más rápido posible, no sin antes explicarle lo que estaba pasando.

El chico está sentado en la mesa del Starbucks, pensando en todo y en nada al mismo tiempo, su mente está como loca y al mismo tiempo tranquila, tal vez eran efectos del shock; a simple vista se venía como una persona que estaría esperando su pedido, lo como una persona que estaría esperando su pedido, lo normal, pero por dentro estaba a nada de darle una crisis nerviosa y un ataque de pánico.

-Alejandro, estás aquí- dice el profesor Abelardo-. Pensé que te habías ido- su voz trataba de sonar normal, pero se escuchaba mal, triste y con impotencia.

El chico levanta la vista, ve a su profesor, temblando muy sutilmente, sus ojos rojos y con tics nerviosos, tal vez está aguantando las ganas de llorar.

-Me dijo que no me metiera, y que si lo hago me quitará del camino-

-Me imaginé que eso pasaría, pero esto- voltea a ver el cuerpo de su amigo. -Es alguien que nos dará muchos, muchos problemas-

Un oficial interrumpe la conversación para llevarse al profesor, que le pide al muchacho regresar a su casa. Alejandro solo asiente y se vuelve a quedar mirando a la nada, no deja de pensar en la persona (o personas) que hicieron esto ¿Quién sería capaz de matar al candidato a la Presidencia? “Br br br br” el celular de Alejandro suena desde su bolsillo, es Melanie; apenas tiene fuerzas para sacarlo y responder.

-Bueno- dice con una voz seca y temblorosa.

-¿Estas ocupado? O ¿marco en un mal momento?- dice con un tono despreocupado.

-¿Qué necesitas Melanie?- dice irritado.

- Lo que pasa es que nuestro amigo político tiene algo que enseñarnos que nuestros colegas pasaron desapercibido–

-Sé más específica-

-Pues no quisiera suponer nada e intentar…-

-¡Melanie carajo!- la detiene en seco.

- Tal vez estemos tratando con un asesino serial- dice con rapidez y sin pausas.

Alejandro apenas puede entender las palabras que acaba de decir, cuando le llega un mensaje de Cristina: “Necesito que vengas, es urgente”.

-Venos a todos en mi departamento, mañana a primera hora-

-Entendido, jefe- dice felizmente.

Alejandro voltea los ojos y cuelga la llamada. En verdad algo tenía Melanie para a veces no tomarse las cosas en serio, o simplemente era como lidiaba esta clase de cosas.

Al siguiente día, las chicas están en el departamento temprano.

-Lindo departamento- dice Melanie recorriendo el departamento con mirada -me gusta-

-Ian se está tardando- dice Cristina -¿Creen que haya?–

-No- dice Alejandro mirando a por la ventana -es muy poco probable-

-¿Tú cómo sabes eso?-

-Solo lo se-

La voz del chico sonaba apagada, distante, aún no se recuperaba de lo que había pasado anoche y la verdad no sabría cuando regresaría a la normalidad.

Alguien toca la puerta y después se escucha la voz del joven.

-Hola, soy Ian, me abren- Cristina abre la puerta -hola, disculpen la tardanza, estaba con los preparativos para lo del velorio, la herencia, etcétera-

-Lo entendemos Ian- dice Melanie sonriendo.

-Bien, ya que todos estamos aquí, pueden sentarse en la mesa- los chicos hacen lo que dice y él trae agua y botanas.

-¡Uy! Genial- dice Melanie agarrando unas cuantas papas y chocolates.

-Como saben, ayer el señor Brand… murió - dice el chico un poco incómodo -más bien, lo mataron; alguien lo empujó desde el piso más alto de la plaza, no sin antes enviarme una foto con una persona y después de asesinarlo, amenazarme-

-Esto se está complicando- dice Cristina -y además, la única persona que sabía cosas de su hermano lo silencio, de una manera brutal-

-¿Dijiste que era un asesino serial? - pregunta Alejandro a Melanie, quien está atragantándose con las botanas y refresco. -¿Cuál es la razón?-

La chica se traga el bocado grande de chocolate que traía y se aclara la garganta.

-Sé que esto no fue legal, pero- saca su computadora -primero, la autopsia revela que antes de su muerte, fue sometido a golpizas intensas, violado con diferentes objetos, y torturado de muchas maneras; fue asesinado a golpes tanto con una arma contundente como a mano limpia, con mucha, pero mucha fuerza, después de su asesinato se le colgó y se hizo un corte en la parte abdominal alta para que todo lo que estaba adentro, saliera-

-¿Y?- dice Alejandro.

-Ahí está la cuestión, el corte es limpio y la técnica que usa es como si fuera algo natural-

-Eso significa que no es su primera víctima-

-O que puede ser un doctor- dice Ian.

-Lo mismo pensé, hasta que me tope con esto-

Voltea la computadora donde se muestra la imagen que Melanie tomó en la autopista, donde el cadáver tiene la boca abierta y la lengua de fuera, esta última tenía marcada un símbolo en la parte inferior izquierda.

-Un número romano- dice Alejandro.

-Más específico, el quince- dice Melanie -eso significa, de nuevo, que no es su primera víctima-

-Ni será la última- dice Cristina. -Yo, por otro lado, estuve, si se le puede llamar, “jugando” con el mensaje que dejó ella en la pared- 

-¿Y?- dice Alejandro.

-Resulta que es simbología griega, desde su alfabeto hasta los símbolos que utilizaban para el zodiaco- saca su celular y proyecta la imagen del mensaje y la traducción en la computadora de Melanie.

-“Si tan solo supieran lo satisfactorio que es hacer esto, lo harían conmigo”- dice Alejandro leyendo la traducción. -¡Ah! Esto es una mierda-

-Está tratando de llamar la atención y jugar con nosotros- dice Cristina.

-Y con lo que paso ayer, también causar miedo, enseñando de lo que es capaz- dice Melanie.

-Pero no tiene sentido, ¿por qué, si no es su primera víctima, no ha salido en los medios que hay un asesino serial suelto?- dice Alejandro.

-¡Daaah! Por favor, Alejandro, estamos en México, hay cosas más interesantes que decir que están matando a diestra y siniestra, ¿no? A estas alturas ya a nadie le sorprende- dice Melanie con una gran sonrisa.

-No tendría que ser así, pero no debe ser por eso- dice Alejandro.

-También estamos en época de campañas políticas- dice Cristina. -El partido de los hermanos es del que está en el poder, así que no importa cuantos muertos haya, cuando es alguien importante solo acapara la atención-

-No creo que sea por eso, hay algo más ahí, debe de haber más pistas- dice Alejandro.

-Si hay- dice Ian interrumpiendo. -Yo…antes de que se llevarán el cuerpo del señor Brad, me dejaron quitarle todo lo de valor, y mientras lo hacía, encontré esto- de su bolsillo saca una hoja blanca bien doblada en cuatro partes. -Cuando lo abrí y vi que era el mismo tipo de mensaje, supe que tenía que entregárselo a ustedes-

-Está escrita con lápiz labial- dice Cristina, desdoblando la hoja y analizando el mensaje.

-Sí, pero no uno típico, es más como para remarcar el contorno de los labios- dice Melanie.

-Hablando de eso, ¿los análisis arrojaron algo del lápiz?- dice Alejandro.

-Aún no me han dicho nada, pero cuando tengan los resultados avisaré, mientras- guarda el papel en sus bolsillos -veré qué puedo hacer con esto-

-Y yo tengo una terrible idea- dice Alejandro.

-Cuéntala- dice Melanie sonriendo.

-Si esta no es su primera víctima, entonces debe haber carpetas de investigación que tengan casi o los mismos patrones que tienen los cuerpos de los políticos. Debo de ir al Ministerio Público, veré si me dejan-

-De eso no hay problema- dice Ian -puedo llamar y convencerlos de que lo dejen entrar-

-Gracias Ian-

-¡Uh! Genial- dice Melanie aplaudiendo -yo mientras tanto, veré una película. Si necesitan algo, avísenme, nos vemos queridos- lo dice mientras agarra el último chocolate y sale del departamento.

Todos se despiden y se van a sus respectivas casas, no sin antes advertir tener cuidado, ya que ahora son blancos fáciles; Alejandro se queda solo con sus pensamientos… Si el señor Brand ya no está, ¿ahora quién les dará lo que les prometieron? ¿Debían dejar la investigación así como así y dársela a los profesionales? ¿O hacen justicia ellos mismos?

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