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One Shot

¿Quien era Red? Esa era la pregunta que muchos se an preguntado, pero pocos an tenido respuestas para eso.

Red, bueno, el era ...

"¡Eres un maldito dolor en el culo!"

¡Si! ¡Exactamente! Esas eran las palabras que describirian muy bien el tipo de persona que es Red.

Red, un hombre adulto, con un cabello inecesariamente largo (que usualmente hacia tropezar a la gente), y un atuendo que consistia en ropas oscuras. Ahora mismo, estaba demaciado ocupado urgandose la nariz con el dedo meñique, como para prestarle demaciada atencion a la diosa parada frente a el.

La diosa vestía un vestido largo y blanco, con detalles dorados en el escote y en los bordes de las mangas. Sus sandalias de cuero tenían un diseño intricado, con un par de alas doradas en la parte superior, que parecían estar listas para desplegarse y llevarla a cualquier lugar que quisiera. Su cabello estaba recogido en un moño suelto con mechones dorados que caían graciosamente a los lados de su rostro. Desde su cintura hasta sus tobillos, una capa dorada la envolvía, aportando un toque de elegancia y majestuosidad en su apariencia. En su rostro, tenía la expresión de una niña haciendo pucheros, enojada por que le habia roto su muñeco favorito.

"¡Lo arruinaste todo!", La diosa prosiguió, indignada.

"¿Yo?", Red dejó de sacarse el moco y vio a la diosa, "¿Cómo demonios es culpa mía? ¡Tú eres la que no puede mantener tus asuntos bajo control!", el respondió, sin darle importancia al enfado de la diosa.

La habitación estaba en un completo desorden. Papeles regados por todas partes, tazas vacías de café, y un olor a cigarrillo que impregnaba el aire. La diosa se veía frustada, y tenía cada razón para estarlo.

"Este era tu trabajo, Red. Tú eras el encargado de hacer las cosas un poco mas complicadas. ¡No arrancarle el brazo al protagonista!", La diosa insistió.

"Por favor, no me hagas reír. Me dijiste que querias querias quiciera las cosas interesantes ...", Red se detuvo, y se inclinó hacia ella, una sonrisa maliciosa en su rostro. "A menos que haya algo más detrás de esto, claro".

La diosa rodó los ojos. Odiaba tener que trabajar con este hombre, pero sabía que era necesario para mantener las historias de los reencarnados bajo control. Pero su desesperación la había llevado a tomar malas decisiones, y ahora estaban en esta situación.

"Deja de lado tus maquinaciones, Red. Necesitamos arreglar esto", la diosa le recordó.

Red suspiró, y se recostó en su silla. "¿Qué quieres que haga? Las cosas ya estan fuera de nuestras manos. Solo podemos esperar y ver qué pasa".

La diosa se llevó ambas manos al rostro y dejo escapar un suspiró explosivo, sabía que tenía razón.

Ahora solo podían esperar y ver qué pasaba. Pero en ese momento, la idea de hacer eso era aterradora.

"Ojalá hubiera otra manera...", murmuró la diosa, mientras se giraba para salir de la habitación.

Red se quedó solo, fumando tranquilamente un cigarrillo. Alcanzando algo detras de el, este tomo el brazo arrancado del héroe, y lo uso para rrascarse la espalda.

"Dios, estos sujetos nunca se cortan las uñas"

Mientras tanto, en el mundo 2756, Tekkan.

Sukune, estaba sosteniendo el lugar donde antes solia estar su brazo.

Se sentía mareado y confundido, como si hubiera sido golpeado en la cabeza. Miró alrededor y vio a su compañero de equipo, Kenta, a su lado.

"¿Qué-que pasó?", preguntó Sukune, intentando recordar lo sucedido.

"No-no estoy seguro. De repente, apareció un hombre con cabello largo y oscuro, y atacó a nuestro grupo. Cortó tu brazo, y luego desapareció. Fue como si todas tus bendiciones divinas no funcionarán contra el", explicó Kenta, mirando preocupado a su amigo.

Sukune cerró los ojos y se concentró. Intentó recordar algo más sobre su agresor, pero todo lo que vino a su mente fue una imagen borrosa y oscura.

"Tengo que encontrarlo ...", dijo Sukune con determinación, levantándose con dificultad.

Kenta intentó detenerlo, "¡Espera Sukune!", pero Sukune ya estaba caminando hacia la salida del lugar. No podía permitir que alguien lo atacara y saliera impune.

El era el heroe de esta historia.

Mientras tanto ..., la diosa estaba pensando en cómo resolver esta situación difícil. Tenía que encontrar una manera de arreglar lo sucedido, o de lo contrario, la historia de los reencarnados en Tekkan se vería afectada.

Fue entonces cuando se le ocurrió una idea. Un plan que podría funcionar, pero necesitaría la ayuda de Red.

Regresó a la habitación donde lo había dejado y lo encontró fumando y rascándose la espalda con el brazo arrancado del héroe.

"Red, tengo un plan. Necesito que me ayudes", dijo la diosa, determinada.

Red suspiro, y la miró con desinterés mientras exhala el humo.

"No me digas ¿Quieres darle mas bendiciones?", preguntó con desgana.

"...", La diosa guardó silencio. Eso fue exactamente lo que ella iva a ser.

"Hay por el amor a- ¡Eso fue exactamente lo que te trajo a pedirme ayuda!", Red grito, "No puedes seguir dandole bendiciones al reencarnado- ¡Asi no es como esto funciona!"

"¡Oh vamos!", La diosa grito, "¡No le doy tantas bendiciones!"

"Claro que lo haces, cabeza de alcornoque!", Red grito con fuerza, haciendo que la diosa se encogiera y cubriera su cabeza, "Cada vez que el heroe tiene problemas, le das una maldita bendicion- Se corta con una hoja de papel, la das la bendicion de piel de obsidiana. No puede cruzar un rio, le das la das la bendicion las ninfas del agua, y le haces poder caminar por el agua como si fuera el maldito de Jesucristo. Si sigues asi ¡vas a terminar creando a un maldito hedonista!"

La diosa se ruborizó, sabiendo que Red tenía razón. Ella se había vuelto demasiado dependiente de dar bendiciones a los reencarnados. Pero aún así, necesitaba encontrar una manera de salvar la historia de Tekkan.

"Por favor, Red. Tengo que hacer algo para arreglar esto", súplicó la diosa.

"Aaaaahhhh~", Red suspiró y apagó su cigarrillo. "Muy bien, escucha Cabeza hueca. En lugar de darle más bendiciones, necesitas hacer algo que le dificulte la tarea. Algo que- No lo se, lo haga trabajar más duro para llegar a su objetivo".

La diosa asintió con la cabeza, sacó un blog de notas y comenzó a apuntar en el todo lo que decía Red.

"Lo que necesitas hacer es crear obstáculos en su camino. Algo que lo haga luchar más y le enseñe lecciones valiosas. Algo que lo haga crecer y madurar como héroe", explicó Red.

La diosa asintió de nuevo, esta vez con una sonrisa en su rostro. "Gracias, Red. No sé qué haría sin ti".

"Con tu edad. No me quiero ni imaginar ...", bromeó Red, mientras levantaba el brazo arrancado y lo llevaba debajo de su nariz para olerlo. Esta cosa estaba empezando a pudirirse.

La diosa hizo una mueca de desagrado, "¡Arrg! ¡Por que eres tan malo conmigo! ¡No soy tan vieja!", ella le dijo, La diosa sacudió la cabeza, "Eres un asco, te odio. Muerete".

"Hey, tú me buscaste así que tienes que trabajar con lo que tienes", Red se encogió de hombros.

Sacándole la lengua, la diosa se despidió de Red y se fue a trabajar en su plan para hacer que Sukune, el héroe de Tekkan, tenga que trabajar más duro y crecer como personaje.

Red, por otro lado, se quedó en su habitación, rascándose la espalda con el brazo arrancado y fumando otro cigarrillo. Parecía como si su trabajo había terminado, pero él sabía que en el mundo de los reencarnados, siempre habría más trabajo por hacer.

(¿Continuara...?)

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