-Erica, ¿me recibes?- preguntó Robin.

De alguna manera habían convencido a Erica de entrar,  a cambio de mucho helado gratis.

-te recibo. Nerds en posición o qué.- contestó.

-En posición.- respondió Robin algo cansada de la actitud de Erica.- todo tranquilo, tienes luz verde.

-luz verde, recibido. Empezamos la operación imprudencia de menores.

-¿Podemos darle otro nombre?

-Nos vemos en el otro lado, nerds.- en ese momento se escuchó como entraba al conducto.

-¿Creen que vamos a lograr algo? - preguntó jade.

-por supuesto, jade.- Robin posicionó su mano en el hombro de jade. Ellas se miraron por unos segundos hasta que la voz de Erica las sacó de su "momento".

-a ver, nerds. He llegado.

-¿ves algo?- cuestionó Jade.

-Sí, veo las cajas con las que están obsesionados.- se burló.

-¿Hay vigilantes?

-negativo.

-¿Hay trampas?

-si pudiera verlas, ¡serían unas trampas de mierda! -respondió erica, a lo que jade y steve rieron un poco. - ¿cierto?

-gracias por eso.- contestó Robin.

Luego de eso se escuchó como Erica rompía la rejilla.- Bien, ya estoy adentro.

-ay, Dios.- dijo steve un poco frustrado.

De la nada las puertas se abrieron y apareció Erica. - ¡helado gratis de por vida!- les recordó Erica.

-¡lo tienes asegurado! - le exclamó jade.

Los cuatro bajaron rápidamente. Jade, a pesar de que la mayoría del tiempo compartía una neurona con Dustin y Steve, no era tan tonta. Sabía que debía llevar algo por si se quedaban ahí mucho tiempo, decidió empacar varias cosas en su bolso, entre ellas unos chocolates, agua, unos sandwiches que había preparado.

Entraron a la habitación secreta, estaba llena de las cajas que llevaban viendo por días. Steve se acercó a una de ellas, de su bolsillo sacó una pequeña navaja y abrió la caja, le pasó la navaja a Dustin. Nos miró antes de abrir la caja, finalmente la abrió. Y  fue una sorpresa, ya que se encontraron con otra caja pero metálica. Parecía un cofre.

Steve lo abrió y de inmediato comenzó a salir humo de esa cosa,  parecía ser que eran unas cápsulas lo que había adentro.

-Esto no es comida china.- murmuró Steve, quien estaba a punto de abrirlo.- a lo mejor deberían irse un poco para atrás.- Robin, jade y erica se hicieron para atrás. Jade curiosamente tomó la mano de Robin, tenía una intriga inmensa.

-No.-dijo dustin muy decisivo.

-Sólo apártate. - le dijo steve tranquilo.

-No.- repitió.

-En serio, apártate.

-¡No!. Si tú mueres, yo muero.- steve sólo lo miró con una mueca. Jade tenía una sonrisa de ternura en su rostro.

-De acuerdo.- Steve giró la manilla de la cápsula, abriéndola por fin. Al sacarla dejo mostrar la cápsula que contenía un líquido verde muy extraño.- Qué mierda..- susurró.

-¿Qué es eso?

Antes de que alguien pudiera contestar, la habitación se sacudió, como en un terremoto.

-¿soy yo o la habitación se movió?- preguntó dustin.

-también lo sentí.- Aseguró jade.

-Solo tomemos esto y salgamos de aquí.- Robin le sacó la cápsula a steve, Dustin tomó su bolso y se giró a abrir la puerta.

-¿qué botón, Erica?- Dustin presionaba el botón continuamente. Nada ocurría, algo andaba mal.

-Sólo presiona el maldito botón, nerd.

-¿cuál?, lo estoy presionando.

-¡el que dice abrir puerta!

-¡lo estoy presionando! - dustin y erica comenzaron a discutir, a la discusión se sumó steve.

-¡pues intenta presionando otro!- Steve comenzó a presionar botones al azar.

-¡Sólo abran la puerta!- gritó Robin.

El miedo invadió a los chicos cuando una clase de pared roja cubrió la puerta. lo que creíamos que era una habitación resultó ser un ascensor, y de la nada el ascensor comenzó a descender a toda velocidad.

-¡AAAAHHH! - los gritos de los cinco retumbaban por toda la habitación.

-¡mierda!

Jade sintió como su corazón se aceleraba, trataba de agarrarse, el pánico en serio se había apoderado de ella, habían lágrimas que querían salir de sus ojos, en ese momento simplemente se preguntó, ¿qué estarían haciendo los otros chicos?, parecía estúpido, pero pensó en sí volvería a verlos, o a su familia.

Vio a Robin, quien estaba igual de agitada que ella. En serio tenía mucho miedo.