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9 meses

—Unos m-minutos más...

JungKook estaba pegado contra la pared y JiMin tapándolo con su enorme cuerpo, besándose antes de salir.

Literalmente se encontraban estampados en la puerta pero ninguno tenía la intención de alejarse.

El Alfa con las manos en las caderas del Omega, tocando la pancita grande, dándole caricias sobre la tela del vestido blanco de flores azules y rosas pastel, un escote cuadrado, las mangas eran cortas y en forma redonda, su largo hasta arriba de los tobillos lo hacía ver precioso.

—Y-Ya es tarde pequeño.— Al separarse le dio unos piquitos haciéndolo sonreír embobado. Se tomó el tiempo de mirarlo... Su cabello castaño igual que siempre, solo que ahora llevaba una coronita de flores que hacían juego con su vestimenta. Sus labios finos, rojizos e hinchados por los besos húmedos de hace unos segundos. Los ojos se les notaba mas azules que nunca, ese color turquesa bellísimo.

—¿Qué miras tanto?— Le pegó en el brazo suave, ya estaba tomando el sonrojo en sus mejillas, el rizado solo sonrió al verlo. Le dio un beso en su naricita de botón.

—Tu perfecto rostro. Eres lo mas precioso que han visto mis ojos.— Lo miraba perdidamente, con la boca abierta pero con sus comisuras para arriba, las palabras le salían entrecortadas por la distracción.

El Omega rió. Y eso hizo que el Alfa sintiera cositas en su panza.

—Tú eres el único Alfa que no es un idiota, tú me tratas bonito y dulce. A veces me pregunto si eres real, y si no estoy alucinado.— Hizo una mueca y comenzó a toquetear toda la cara del más alto. Haciendo que le parezcan unos hoyuelos, en los que metió sus deditos.— Eres un bebé.

El Omega se le aguaron los ojos, y rápidamente el Alfa le lamió las gotitas que empezaban a salir. Lo abrazó contra él, fuerte y cálido. Se puso de puntitas para llegar a su oído.

—Te amo Park JiMin, eres un maldito por aparecer así todo arrogante y galán. Y llamarme la atención en menos de tres segundos. Eso no se vale.

—Tú me llamas la atención desde que vi entrar por esa puerta enorme del salón, mi pequeño.— Se separó de él para verlo con su semblante serio.— Y cuida tu lengua.— Le dio una nalgada que hizo que el mas bajo saltara en su lugar y le diera una mirada enojada, y un gruñido que parecía un ronroneo.

—Y tú cuida tus manos.— Abrió la puerta y salió.

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—¡Cuñado!— Jin estuvo por darle un abrazo a JiMin pero vio como le mostró los colmillos y se alejó.— Bueno, bueno. ¿Despertamos malhumorados o qué?

Otro gruñido pero esta  vez se llevó un golpe en el hombro por parte de su Omega.

—¡Kook! ¡Mira esa panza, está enorme!— El Beta apareció por la puerta a un lado del Alfa.                                                                   
—Si no quieres morir a temprana edad, te recomiendo cerrar la puta boca.— El castaño lo vio con el ceño fruncido y su boca con un mohín.

—Lo siento, pasen pasen.— Empujó a Jin dentro de la casa y abrió la puerta para los invitados.— Hwasa y Cara llegarán mas tarde.

—¿Qué se siente mudarte a Rusia solo por el rubio ese?— JiMin caminaba al lado del otro Alfa mientras entablaban una conversación. Viendo a sus parejas charlar como si no se hubiesen visto hace años.

—Me gusta, es lindo vivir alejados de todos. Mejor para un Beta y un Alfa...— Bajó la mirada y la subió para regalarle un sonrisa sincera al rizado, que con gusto se la devolvió.

Era un hogar cálido, con una entrada con porche de tres escalones, todo de madera oscura con algunas partes mas claras. Su interior era iluminado solo por la luz que se calaba por la grande ventana y puerta corrediza que llevaba unas cortinas hasta el piso. El comedor era compartido con el living, una mesa (que descansaba una planta encima) y dos bancas de madera, al frente una alfombra gris oscuro que hacía juego con el sofá. A un costado de éste, había una lámpara que lograba una linda iluminación para ese lado, a parte de las dos luces que estaban en el techo.

Daba una vista afuera increíble, lleno de árboles.

—Me alegra mucho, suerte que no estamos tan lejos. Su casa es muy bonita.— Le dio un vistazo rápido a su alrededor mientras asentía en forma de aprobación.— Estoy un 99% seguro que la decoró YoonGi.

—Y si, cómo crees.— Los dos rieron y se dirigieron con los otros dos que ya estaban sentados en la pequeña mesa.

—¿Escucharon lo de Hwasa?

JungKook ladeó la cabeza.

Jin puso su palma en la frente. Mirando a su novio que se tapó la boca.

—¿Qué pasó?

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Dos meses antes

—krasotka... ¿Tú lo quieres?

—No l-lo sé... Lo siento, lo s-siento mucho, A-Alfa.— Se pegó más a la ojiverde con la sensación de que se iría de sus brazos.— No te vayas p-por favor. Si q-quieres yo lo v-voy a tener.

—No, no. Estamos juntas en esto. Tú eres la que lo lleva en tu pancita, no yo. Es tu decisión h-hermosa.—Frunció el ceño.— Se decía así ¿Verdad?

Tres días después

—¿A-Alfa?— JungKook apareció por la puerta, con un puchero en sus labios y temblando.— No te enojes c-conmigo, por favor.

—¿Qué pasa, krasotka?— Se levantó asustada, la agarró entre sus manos y le besó los párpados.

—N-No lo quiero, ¡Perdón Alfa! T-Te entenderé si buscas a o-otra Omega, yo n-no puedo, lo siento.— Empezó a hiperventilar, sentía que no le llegaba el aire y lo único que hacía era llorar fuertemente, sosteniéndose de los brazos de Cara, que la miraba horrorizada y demasiado preocupada.

—Bebé, respira...— A Hwasa le comenzaron a fallar las piernas sus ojos se cerraban.— ¡Respira mi amor! Escúchame, todo va estar bien. No me iré. Recuerda mi palabra, linda.— Se sentó en el piso con su Omega en sus piernas, abrazándola, sacándole el pelo de la cara y besándole la frente.— Es tu cuerpo, tu decisión, mi amor. Concéntrate en mi voz y mi aroma. No pienses mas en eso. Sigue mi ritmo respiratorio. No te esfuerces, hazlo con calma. Eso, eso es, muy bien Omega. Lo estás haciendo perfecto.— Le dio caricias por todo el cuerpo y besos también. Liberando su esencia para calmarla.— Duerme bebé, si quieres descansa, yo me quedaré aquí.

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