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•15•

7 meses de embarazo

-¿Seguro que no quieres saber el sexo del cachorro?- JiMin estaba sentado en cuchillas frente a la pancita abultada, acariciandole las rodillas y besando el vientre. La remera que llevaba puesta se la había subido hasta más arriba para apreciarla mejor y darle mimos.

-No. Pero quiero a mi hurón.- Se cruzó de brazos arriba de su panza y miró para otro lado.

Esos días se le había notado de mal humor porque JiMin pudo conseguir un nuevo trabajo de mozo, para recaudar dinero tanto para el cachorro como para su nuevo salón.

-Bebé, tu hurón está en su jaulita, el veterinario dijo que es normal que se comporte así. Nadie se muda de un día para el otro a un continente distinto.

-Quiero. Mi. Hurón.- Miró a JiMin con sus ojos amarillentos.

Oh no.

El Omega de JungKook estaba presente, literalmente.

-Kook...

-¡Dame mi h-hurón!- Rompió en llanto y se dio vuelta para no verle la cara de su Alfa. Éste sentía la tristeza de su Omega a través del lazo. A veces llegaba a ponerse muy intenso que lo hacía doler. Como ahora.

-Bueno, bueno. Traeré a Kook. Pero, tranquilízate.- Se levantó y sintió un tirón en su brazo, que lo obligó a sentarse. El causante se subió al regazo del mayor y comenzó a mover sus caderas mientras le desabrochaba la camisa.- Hey, hey. Espera Omega. Ahora no, debo ir a trabajar. ¿Traigo tu hurón?

El castaño lloriqueó en el cuello del Alfa mientras trataba de unirse lo más posible a él. Buscado más contacto y amor.

-Alfa, Alfa. No te vayas.- Comenzó a besar toda la tráquea del rizado llegando hasta sus labios y besándolo como quisiese.

El otro se separó mientras le agarraba sutilmente las mejillas para calmarlo. Parando sus movimientos antes de que se tuviese que llevar una sorpresa incómoda al trabajo.

-Tranquilo pequeño. Ahora no. Sabes que no puedo, quédate aquí y espérame hasta que vuelva, si quieres hacemos todo lo que desees después. El médico dijo que no podemos tener sexo a estas medidas del embarazo. ¿Bueno? Hay que cuidar al cachorro.

Los ojitos de JungKook fueron volviendo poco a poco a ese azul que parecía tener al mismísimo océano en ellos. Sus músculos fueron suavizándose con la ayuda de los toques tranquilos del Alfa.

-Perdón...- Se sonrojó al ver donde se encontraba situado, pero no se movió, porque unas manos firmes lo sostenían en sus caderas.

-Está bien, pequeño.- JiMin atrajo el rostro del Omega y lo besó lento y tranquilo. Cuando sintió por completo que el castaño se estaba durmiendo, lo bajó de su regazo y lo acostó a su lado. Miró la pancita y se colocó a una distancia mínima de esta.- Ya vuelvo mi amor, cuida a tu mami, ¿Bueno?- Le dio un besito en la parte baja del vientre y se levantó. Observó al más bajo que respiraba tranquilamente con sus ojitos cerrados, relajado. Fue hasta allí y le depositó un beso en la frente y en los labios.

Se encaminó hacia la puerta y giró su cabeza para guardarse una vez más la imagen del Omega con sus manitas sobre su estómago, su boca semi abierta dejando soltar bajos suspiros y las piernitas estiradas que ni llegaban a la otra punta del sillón.

Sonrió y salió por la puerta.

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-¡Cara! ¡Maldita sea!- Se llevó las manos a la cabeza y comenzó a llorar fuertemente haciendo que la marca palpitara llamado a su Alfa.

-¡¿Qué pasa, bebé?!- Abrió la puerta del baño y la encontró sentada en el piso con las piernas levantadas pegadas al pecho, y en su mano tenía la prueba, apretándola temblorosamente.-¿Qué?...

Hipó una vez más y levantó a cabeza, miró a la rubia que tenía una mueca de confusión en su rostro, se iba acercado lentamente hasta quedar enfrente de ella. Se sentó y la atrajo a su pecho, se subió rápido a sus piernas y se escondió, aspirando fuertemente el aroma que la tranquilizaba.

-E-Estoy embarazada.- Apretó más fuerte el suéter de la Alfa. Sintió como ésta tomaba una bocanada grande y lo expulsaba despacio. Con sus brazos la encerró más hacia si y le besó la coronilla, abrazándola y amacándola en ella.

-krasotka... ¿Tú lo quieres?

-No l-lo sé... Lo siento, lo s-siento mucho, A-Alfa.- Se pegó más a la ojiverde con la sensación de que se iría de sus brazos.- No te vayas p-por favor. Si q-quieres yo lo v-voy a tener.

-No, no. Estamos juntas en esto. Tú eres la que lo lleva en tu pancita, no yo. Es tu decisión h-hermosa.-Frunció el ceño.- Se decía así ¿Verdad?

La Omega rió por lo bajo y asintió. Apoyó su cabeza en el pecho de la otra y cerró sus ojos.

-Te amo, mi Alfa.

-Yo te amo más, mi Omega, y si no lo quieres, me avisas y vamos al hospital. Yo firmaré los papeles de autorización-

-Shh, calla ya. Dame un beso.- No le dio tiempo a responder cuando ya estaba estampando sus labios con los de ella.

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-¡Kim Seok-Jin!

El rubio caminaba con pisadas fuertes y ruidosas, yendo a la habitación de él y su novio de más de cuatro años.

-Oops...- Susurró mientras se acomodaba mejor en la cama.

-¡¿Dónde estás maldito sucio?!- El Beta comenzó a abrir cualquier puerta que se encontrara a su paso, buscando por todas las habitaciones algún rastro del Alfa.

Giró la el pomo de la puerta y lo encontró muy cómodo en la cama, semidesnudo y con un cigarro en la mano.

YoonGi estaba por sacar humo por sus orejas.

-¿Te crees gracioso, eh? Dejando las manchas que dijiste que las limpiarías, lo tuve que hacer yo. ¿Sabes por qué? ¿No? ¡Mañana vienen nuestros amigos a comer a la puta casa y tu vago de mierda no te atreves a ayudarme ni un poquito! Si serás... ¿Sabes que haré? ¡No tendremos sexo por tres meses! ¡Por idio- Oh...

El moreno bajó de la cama desnudo y se dirigió a una silla que descansaba un ramo de las flores favoritas del Beta; margaritas.

-¿Esto lo soluciona?- Le entregó las flores y éste ni se inmutó.

-No.

-Y... ¿Esto?- Dejó a la vista su desnudez y el rubio tragó saliva.

-N-No. Con sexo no se paga.

El Alfa agarró la bermuda que estaba a su lado y se la colocó. Tomó el mentón del ojiazul y lo miró con una sonrisa ladina. Le dio un beso el la mejilla, frente, cuello y llegó hasta los labios. Los observó detenidamente, entreabiertos y mojados.

Lo besó tiernamente y el otro no tardó e reaccionar. La siguió y tomó el ramo que todavía estaban en las manos del otro. Lo dejó a un lado y posó sus manos en la nuca del más alto. Éste bajó las suyas a la cintura del Beta.

-Bueno... Puede que siendo tierno, lo logres.

El Alfa sonrió y lo pegó más asimismo.

-Te amo una infinidad, y me importa tres cojones si la sociedad dice que un Beta y un Alfa no es correcto. Tú eres perfecto para mi, y yo para ti.

-Yo también te amo.- Pegó sus frentes y lo abrazó fuerte.- Muchísimo mas de lo que crees.

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JungKook estaba sentado en el sofá con el paquete de galletitas cuando el Alfa entró a la casa, se limpió lo más rápido posible, y maldijo cuando algunas migajas se les cayeron al sillón.

-¿Pequeño?- JiMin se puso detrás del Omega y le tocó los hombros, haciéndole dar un brinquito.-¿Comiendo, eh?

-Déjame... Lo siento.- Miró para el otro lado y arrugó su naricita al sentir el aroma de otra persona en uniforme de su Alfa. Se dio vuelta con su ceño fruncido y comenzó q olfatear al rizado, se acomodó sobre sus rodillas mientras investigaba el olor del ojiverde. Éste sonrió pero en cambio el otro se separó bruscamente cruzándose de brazos.- ¿Por qué hueles a otro Omega?

-Trabajo de camarero amor, no hay muchos Alfas que lo hagan. La mayoría son Omegas. ¿Me das un beso?- Estiró sus labios y el ojiazul pegó sus dedos en los de él y luego en los del Alfa. Ahora él se ofendió.- Hey, pedí un beso, no eso.

-Quítate ese feo aroma y luego te doy uno.- Volvió a su posición de antes y escuchó un gruñido del más alto. Sonrió victorioso y volvió a agarrar el paquete de galletas.

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