•14•
5 meses de embarazo
JungKook estaba sollozando en el baño, se sentía culpable por todo aquello. Sabía que no tendría que haber ido a modelar al antro del hotel, tal vez iba muy destapado y eso hizo que provocara al otro Alfa. Todo era su culpa.
—Pequeño, ábreme por favor.— JiMin se encontraba al frente de la puerta cerrada con llave, podía sentir las feromonas tristes de JungKook y eso lo hacía querer tirar la puerta, meterse, y cuidarlo de todo el mundo cruel.
—¡No! P-Por mi culpa t-te despidieron, soy u-un mal Omega, te entenderé s-si ya no me quieres.— Cada palabra que salía acompañada de un hipido y un absorbimiento de nariz.
—No, Kook. No es tu culpa amor. Era obvio que me echarían, me lo veía venir, pero no me arrepiento de haberle hecho eso a ese imbécil. Y no eres un mal Omega, para nada. Eres lo mejor que tengo y que tendré. Llevas un cachorro mío en tu hermosa pancita abultada que tanto cariño le tengo. Eres el chico más caliente y hermoso que he visto. Tu forma de modelar, coquetear, tu risa, todo es perfecto, mi vida. Así que por favor, déjame entrar y mimarte.
JungKook lloró más fuerte y se dirigió a paso pesado hasta la puerta, la destrabó y fue rapidito hasta la alfombra de afuera de la ducha. Subió sus piernitas y metió la cabeza entre éstas. JiMin pasó y pudo sentir esa opresión en su pecho, verlo tan vulnerable y débil. Se encaminó lento hasta al ojiazul. Se sentó a su lado y lo invitó a subirse a su regazo. Y eso hizo.
—No te preocupes por mi empleo. Ahora podré empezar el mío. Si quieres puedes modelar en mi próximo estudio.— Le lamió las lágrimas, besó sus párpados y el puchero tan tierno que tenía.— O puedes hacerme un show privado a mí, no tengo problema.
JungKook rió y le pegó en la cabeza suave. Se acurrucó en el pecho del Alfa, y comenzó a marcarlo con su aroma. Éste se sentía mucho más dulce por estar en estado. Y eso hacía al rizado enloquecer.
—¿Quieres un nido?— Le preguntó en un susurro que hizo estremecer al castaño. Asintió lentamente y pegó su cabecita en el cuello del mayor. Ronroneando cuando sentía las caricias en su espalda, consolándolo con mimos.
—Alfa...
—¿Si, pequeño?
—¿Tú me marcarías? Es decir, ¿Un lazo?
—Obvio que quiero, pero estoy esperando en el momento en que tú te sientas cómodo.
—Te amo JiMin. Y amaría estar enlazado contigo.
El Alfa sonrió sin darse cuenta y comenzó a besarlo tranquilamente. Era un beso tierno, sin nada de calentura en el medio.
—Salgamos de aquí. Te haré un nido, y si quieres, hacemos el amor.— Frotó su nariz con los cabellos castaños del ojiazul. Éste se levantó y JiMin rápidamente lo rodeó por la cintura, perdiéndose en el aroma de su Omega.
El Alfa lo dejó en un silloncito personal, mientras se dedicaba a seleccionar prendas suyas y de él. Agarró mantitas y almohadas, amontonándolas a un costado de la cama. Le hizo un techito con frazadas, puso luces que encontró en el armario.
Lo invitó a pasar y el Alfa se quedó afuera, esperando la aceptación del Omega.
—¿Puedo pasar, princesa?
—No.— Cerró las minis cortinas que le hizo.
El ojiazul trataba de mantener la risa pero le salían suspiros que los delataban. El Alfa enarcó una ceja y se sentó como indiecito enfrente del nido. JungKook abrió un poco la cortina, viendo con su ojito azul, al rizado que tenía su ceño fruncido, brazos cruzados y un puchero en sus labios. Soltó una carcajada y separó los pedazos de tela.
—Ya ven, entra. Te estaba molestando.
JiMin entró dudoso, se tiró como un perrito en busca de atención. Chocando su cabeza con el hombro del castaño, éste rodó los ojos y abrazó al ojiverde, le devolvió el abrazo con muchos besitos. La cosa fue subiendo de tono cuando la hombría del rizado chocó con el muslo del Omega.
—Hazme el amor...— Tragó saliva al verlo tan cerca, viéndole los labios.— por favor.
—Con gusto.
JiMin bajó sus besos al cuello del Omega, mordiendo suavemente. Le encantaba ver cómo éste se retorcía por el placer. Le quitó lentamente el buzo, dejando a la vista su pancita, llevando la mirada a los pezones hinchados y con gotitas blancas por la leche. Louis se tapó al ver que JiMin lo miraba con curiosidad.
—Empecé a producir leche para el cachorro. Perdón si te incomoda-
—¿Puedo probar?— Los ojos del Alfa permanecían dilatados y observándolo por encima de la mano de JungKook.
—¿Probar?— El rizado asintió y éste sacó la mano lentamente. JiMin agarró su mano y le dio una lamida al líquido. Louis lo miraba atónito, de una rara forma lo excitaba.
Llevó su boca al pezon y succionó hasta sentir la leche escurriéndose por sus comisuras. JungKook gimió agudo y se encorvó. El rizado lamía y apretaba para expulsar líquido. Cuando terminó se dirigió al otro haciendo exactamente lo mismo.
Una vez terminado, quitó sus pantalones y se acomodó en la entrada del ojiazul. Éste ya había dado el lubricante suficiente cómo para no sentir dolor. Se metió lento, disfrutando de la calidez y lo estrecho del interior del Omega. Comenzó un vaivén tranquilo, mientras le daba caricias en la panza y en sus caderas, el castaño le tocaba el pelo corto del Alfa.
Aceleró un poco el ritmo cuando el ojiazul se lo pidió. Su vista estaba clavada en el apetitoso cuello del Omega. Éste lo notó y le dio más acceso.
—Hazlo... p-por favor.
JiMin empezó a moverse más rápido mientras chupaba el lugar de la marca. Cuando sintió el tirón en su vientre y el espeso semen del castaño, clavó sus colmillos ahí. El ojiazul chilló por el dolor.
—¡Te a-amo!
JiMin salió del interior cuando su orgasmo vino. Empezó a lamer desesperadamente la marca rojiza, dándole besos y más de estas para que dejase de salir gotas de sangre.
—Eres perfecto JungKook. El modelo más sexy y hermoso en toda la faz de la Tierra. Te amo, mi Omega.
—Yo te amo mas mi Alfa.
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—Eres muy k-krasostkai.
Cara y Hwasa estaban en la cama de la casa de la Alfa. Recién habían terminado de tener relaciones, cómodamente acurrucadas y abrazadas.
—¿Qué?— Rió la rubia al ver intentar a la Omega decir "linda" en ruso.— krasotka.
—¿kraso-otka?
—Kra-sot-ka.
—Krasotka.
—¡Bien!
—Eres muy... ¿Como se dice "jodidamente caliente?— Preguntó mirando para arriba hacia la cara de la ojiverde.
—¡Hey! Que sucia.
—Disculpa inocente, sabes que digo la verdad.
La Alfa rió y le regaló un beso en la coronilla de ésta, que ronroneó buscando más mimos. Abrazándola y pegándola más hacia ella.
—Eres todo lo que está bien, Hwasa. Aparte de hermosa y caliente, eres una buena persona y con carisma.
—Aww, ponte más cursi, te ves adorable y krasotka.
—Ya.—Bajó su vista a la cara de la morocha, que cerraba sus ojitos y soltaba suspiros en el pecho de la mayor.— Te quiero, Omega.
—Yo te quiero más, Alfa.—Quedaron en silencio cómodo, con caricias y con ganas de cerrar sus ojos con la presencia de la otra.
—¿Dejaste a YoonGi afuera?
—Que quede claro, que él se ofreció irse porque no quería ver cosas de más.
—¡Hwasa!
Rieron juntas hasta que cayeron en un profundo sueño.
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