último
Al día siguiente, después de la entrega del reloj a François, Joel había comenzado a sentir que algo había cambiado. La atmósfera en el taller era diferente, quizás más ligera, tal vez por la manera en que François lo había recibido. Aunque aún tenía la incertidumbre sobre si realmente había hecho lo correcto, al menos se sentía un poco más tranquilo.
Fue en ese momento cuando Ryusui entró al taller, con una sonrisa traviesa en su rostro. Joel levantó la mirada, sin poder evitar un suspiro al verlo.
—¿Qué pasa, Ryusui? —preguntó Joel, sabiendo que cualquier conversación con él generalmente venía cargada de algo poco convencional.
Ryusui, con su usual actitud despreocupada y con ese tono arrogante que a menudo usaba, no tardó en lanzarse directo al grano.
—Oye, Joel —dijo mientras caminaba hasta él, con una mirada algo curiosa—, ¿por qué le diste un reloj a mi mayordomo?
El tono de Ryusui fue claro, casi como si estuviera evaluando cada palabra que decía, y eso hizo que Joel sintiera una ligera presión en el aire. Había algo más detrás de la pregunta, como si esperara una respuesta que pudiera descolocarlo.
Joel frunció el ceño, intentando mantener la compostura mientras pensaba en cómo responder. Sin embargo, no podía ignorar esa mirada burlona que Ryusui tenía en los ojos.
—¿Y qué tiene eso? —respondió Joel, buscando no sonar demasiado nervioso. Intentó desviar un poco la atención de la pregunta con una sonrisa, pero notó que Ryusui no lo dejaba ir.
—No sé, ¿me estás diciendo que no tienes nada que explicar? —dijo Ryusui, levantando una ceja con una sonrisa que no prometía nada bueno—. ¿Te has enamorado de François o algo así?
La pregunta fue directa, y el tono burlesco con el que la lanzó hizo que Joel sintiera un golpe en el estómago. Había algo en esa pregunta que lo descolocó, y aunque intentó mantener la calma, no pudo evitar que el color subiera a sus mejillas.
—¿Celoso? —respondió Joel, con una pequeña risa nerviosa que trató de sonar como una broma. Pero la verdad era que no estaba seguro de por qué le había dado el reloj a François, más allá de que quería hacer una disculpa, algo que nunca había hecho de una manera tan... abierta.
Ryusui lo miró en silencio por un segundo, evaluándolo. La burla en su rostro desapareció un instante, pero Joel no pudo notar si eso significaba que había captado algo en su respuesta.
—No, no estoy celoso —dijo Ryusui finalmente, y la manera en que lo dijo hizo que Joel levantara una ceja. Pero, antes de que pudiera continuar, Ryusui cambió de tema de manera abrupta, como si no le interesara obtener una respuesta directa—. Aunque, debes saber que François tiene mucho valor para mí. No importa lo que creas, pero me preocupé por él desde hace mucho. Solo... ten cuidado.
Joel sintió una extraña mezcla de alivio y desconcierto ante la respuesta evasiva de Ryusui. Había esperado una broma más directa, o algo más picante, pero en su lugar, Ryusui había mostrado una seriedad inesperada.
—Lo... lo tendré en cuenta —respondió Joel, aún algo desconcertado. Lo que más lo inquietó no fue la pregunta inicial, sino el hecho de que Ryusui no había dado una respuesta clara. Esa evasión, esa manera de cambiar de tema, lo dejó con más dudas que respuestas.
Mientras Ryusui se alejaba del taller con su usual aire despreocupado, Joel se quedó allí, mirando sus manos, como si intentara encontrar algún tipo de respuesta en los engranajes dispersos sobre la mesa. Algo le decía que las palabras de Ryusui no eran simplemente una broma inocente. Había algo en su actitud que no lograba entender del todo.
Pero lo que realmente lo preocupaba ahora no era si había hecho lo correcto con el reloj, sino más bien la incertidumbre que había dejado Ryusui. La falta de una respuesta clara lo había dejado en suspenso, y por un momento, la duda lo invadió por completo.
"¿Será que algo más está pasando aquí?", pensó Joel, mientras trataba de volver a concentrarse en el trabajo que tenía por delante. Pero el pensamiento de que algo más podría estar ocurriendo, algo que no podía ver claramente, lo hizo sentirse incómodo.
Joel se quedó un momento más en el taller, con las manos aún sobre la mesa, pero sus pensamientos vagando más allá de los engranajes y relojes que tenía entre manos. Había algo extraño en lo que había dicho Ryusui, algo que lo dejó inquieto, como si las palabras del otro estuvieran cargadas de más de lo que parecía.
"¿Por qué evitó darme una respuesta clara?" pensó, apretando ligeramente el destornillador en su mano, como si eso pudiera darle una respuesta al enigma que se estaba formando en su mente.
El hecho de que Ryusui hubiera hablado de François en esos términos, con esa mezcla de broma y seriedad, había descolocado a Joel.
"¿Será que algo más está pasando aquí?"
Se mordió el labio inferior, pensando en todo lo que había sucedido. Había algo más detrás de la relación entre François y Ryusui, y no podía ignorarlo.
Fue en ese momento que la puerta del taller se abrió suavemente, y la voz alegre de Suika irrumpió en sus pensamientos.
—¡Joel! ¡Estoy de vuelta! —exclamó Suika mientras entraba saltando en su usual energía desbordante.
Joel, sorprendido por su repentina aparición, se giró rápidamente, sintiendo un golpe de nervios al ver a Suika entrar con su energía y esa mirada curiosa que siempre tenía. Era obvio que no había venido solo para saludarlo, lo sabía.
"¿Ahora qué?"
Pensó, sintiéndose algo incómodo.
Suika observó el ambiente del taller, notando la concentración de Joel y cómo sus ojos se deslizaban nerviosos de un lado a otro.
—¿Te pasa algo, Joel? Pareces... preocupado —dijo Suika con un tono más suave de lo usual, como si intuyera que algo no iba bien.
Joel se pasó la mano por la nuca, intentando calmarse antes de hablar. No podía evitar sentirse un poco inseguro por la conversación con Ryusui y el reloj que le había dado a François. Había estado tan enfocado en eso que no esperaba que Suika apareciera justo en ese momento.
—Es... no es nada. Solo pensaba en algunas cosas —dijo Joel, evitando mirarla directamente. Sabía que Suika era observadora y podía notar cualquier detalle pequeño que intentara ocultar.
Pero ella, con su habitual mirada brillante y sincera, no se dejó engañar. Suika se acercó lentamente a la mesa, colocando las manos en las caderas mientras lo miraba fijamente.
—No me hagas creer que nada está pasando, Joel. Te noto raro, como si estuvieras pensativo sobre algo. —Suika hizo una pausa y, con una sonrisa traviesa, continuó—. ¿Tiene algo que ver con François y Ryusui?
Joel se quedó en silencio por un segundo, su cuerpo tensándose levemente al escuchar el nombre de François. Suika, claro, no había sido tan sutil, pero su pregunta le hizo sentir que no podía ocultar nada por más tiempo.
—Bueno... —Joel empezó, un poco incómodo—. Tuve una conversación con Ryusui hace un rato. Me preguntó por qué le regalé un reloj a François. Y... no sé, me dio la sensación de que había algo más en su tono, algo que me hizo pensar que podría estar celoso o algo así.
Suika, sin cambiar su actitud alegre, lo miró fijamente y luego se echó a reír suavemente, como si la situación fuera algo completamente natural.
—¿Celoso de François? ¡Vaya, Joel! Creo que no entendiste bien a Ryusui —dijo ella, aún riendo. Pero al ver que Joel no parecía tan convencido, Suika dejó de reír y se sentó junto a él—. Mira, te voy a decir algo, ya que soy la más experta en estos temas.
Joel la miró curioso.
"¿Experta en qué?" pensó, aunque sabía que Suika tenía una manera de ver las cosas diferente a la de los demás.
—François y Ryusui son una gran dupla. Han estado trabajando juntos durante años, son como... camaradas —comenzó Suika, hablando con la seguridad de alguien que ha visto mucho. —A veces puede parecer que tienen una relación más... cercana, pero en realidad, lo que tienen es una especie de compenetración en su trabajo. Se cuidan mutuamente, ¿sabes?
Joel no pudo evitar sentir que algo no encajaba con las palabras de Suika. Ella hablaba con una naturalidad que le daba la impresión de que los conocía profundamente, pero algo dentro de él seguía dudando. Aquel encuentro con Ryusui lo había dejado intranquilo.
—Eso... eso lo sé —respondió Joel, sin saber si estaba completamente convencido por las palabras de Suika. Aunque él también sabía que François y Ryusui llevaban tiempo trabajando juntos, no podía quitarse la sensación de que Ryusui había mostrado una actitud algo diferente hoy—. Pero, después de hablar con él, me dio la impresión de que no todo es tan simple, ¿entiendes? Su reacción... no fue la misma de siempre.
Suika se cruzó de brazos, pensativa. Parecía estar evaluando la situación con una mirada más profunda de lo que Joel esperaba. Finalmente, suspiró y lo miró con una expresión más seria.
—Joel, Ryusui puede parecer el tipo que nunca se molesta por nada, pero te voy a ser honesta. Él se preocupa por François. Y más de lo que crees. Pero... a veces, su orgullo y su manera de actuar lo hacen ver de una forma muy distinta. —Suika se levantó de la silla con una sonrisa comprensiva—. No te preocupes tanto por eso. Si de verdad te interesa François, y quieres ser su amigo, solo trata de ser tú mismo, sin complicarte demasiado. A veces las cosas no son tan complicadas como parecen.
Joel miró a Suika en silencio, sintiendo que, de alguna manera, ella había tocado un punto importante.
"¿Será que me estoy complicando demasiado?" pensó, tratando de procesar sus palabras.
—Gracias, Suika —respondió finalmente, sintiendo algo de alivio al escucharla.
Mientras Suika se alejaba para hacer algo más, Joel se quedó pensativo, mirando hacia la ventana del taller. Quizás Suika tenía razón. Tal vez no todo debía ser tan complicado, y tal vez la clave era simplemente actuar con sinceridad y no dejarse llevar por sus dudas. Pero aún quedaba la sensación en su pecho de que algo más estaba en juego, algo que tendría que descubrir por su cuenta.
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