son
Francois estaba concentrado en su tarea, con las manos moviéndose rápidamente entre los ingredientes, organizando los utensilios con una precisión que solo alguien con una mente meticulosa podría lograr. La cocina era uno de esos espacios en los que Francois parecía más en casa, donde la tensión se desvanecía y todo parecía tener un propósito claro. Joel observaba desde la entrada, sintiendo una mezcla de culpa y nerviosismo que lo hizo dudar por un momento si realmente debía dar ese paso.
Tomó aire profundamente y se armó de valor, decidiendo que no podía dejar pasar más tiempo sin aclarar las cosas. Se acercó al marco de la puerta y, con un toque algo tímido, hizo un sonido ligero con los dedos: toc toc toc.
Francois levantó la mirada, sus ojos brillando con una especie de serenidad habitual, pero al notar la figura de Joel en la entrada, se detuvo un momento, como si hubiera notado algo en su postura. Se quedó en silencio, esperando que él hablara primero.
—¿Joel? —dijo con su tono neutral, aunque por la forma en que su voz vibraba levemente, parecía no saber qué esperar.
Joel, por otro lado, se sentía un poco fuera de lugar, pero con una mezcla de determinación y vergüenza, dio un paso al frente.
—Francois... —comenzó, su voz baja y cautelosa. Por un momento se quedó allí, observando cómo las manos de Francois continuaban con su labor, pero sin poder quitarse la sensación de incomodidad. Decidió que tenía que ser directo, ya que posponerlo solo lo haría más difícil—. He estado pensando en lo que dijo Kaseki hoy. Y... quiero disculparme.
Francois detuvo sus manos en seco, sin volverse del todo hacia él, pero la tensión que había desaparecido momentáneamente regresó de inmediato. Joel pudo notar que, aunque no miraba directamente, Francois había escuchado cada palabra.
—¿Disculparte por qué? —preguntó de manera tan calmada que la respuesta de Joel lo sorprendió aún más.
El chico se mordió el labio, sin saber si era adecuado entrar en detalles o simplemente decirlo de una vez. Había algo en la atmósfera que lo hacía sentir que la conversación debía ser sincera, directa y sin rodeos.
—Por la forma en que te traté... y por no haberte dado el respeto que te merecías. A veces, por mi propia confusión y... y mi manera de ser, actúo de manera inapropiada —admitió, frunciendo el ceño al darse cuenta de que sus palabras no fluían tan fácilmente como hubiera querido—. En verdad, no sabía cómo manejarme contigo. Y por eso... te pido disculpas. No sé si... si eso te sirve de algo, pero me siento mal por haber sido tan insensible.
El silencio que siguió fue pesado. Joel no podía ver la expresión de Francois, pero sí podía sentir la distancia que había entre ambos. El chico no sabía si Francois lo estaba evaluando, si se estaba sintiendo molesto o simplemente pensaba que era una disculpa demasiado tardía. Sin embargo, lo que menos quería era que la distancia entre ellos se hiciera aún mayor.
Finalmente, Francois suspiró, sin dejar de trabajar en la preparación de la comida, pero su tono se había suavizado.
—Joel... no es necesario que te disculpes. Todos cometemos errores —dijo, y aunque la respuesta era pacífica, algo en su voz parecía mostrar una leve incomodidad—. Entiendo que no sabías cómo actuar, y no todos tenemos la facilidad de saber cómo relacionarnos con los demás, sobre todo cuando no estamos acostumbrados.
Joel sintió un leve alivio al escuchar esas palabras, aunque todavía quedaba un peso en su corazón. Francois no parecía enojado, pero ¿cómo podía estar seguro de que lo perdonaba completamente? No se sentía digno de esa comprensión.
—Aún así, debería haberme dado cuenta de que... no importa qué tan confundido esté, debería haber sido más considerado —continuó Joel, más por él mismo que por Francois, como si aún estuviera tratando de procesar todo lo que había hecho. — Te he tratado mal, y lo lamento.
Francois finalmente giró la cabeza ligeramente, mirando a Joel con una ligera sonrisa que, aunque pequeña, le dio una sensación de calidez.
—No tienes que ser tan duro contigo mismo. Ya lo entendí. Pero, sinceramente... no me molestó tanto como parece. Aunque... —su sonrisa se desvaneció un poco, y por primera vez se dio cuenta de que, tal vez, Joel estaba tratando de entender más que solo disculparse—. Puede que hayas actuado de forma torpe, pero también es cierto que lo hiciste de una manera... curiosa. Y eso también es algo que tengo que aceptar.
Joel no pudo evitar sentirse aún más confundido con esas últimas palabras. Había algo en la forma en que Francois lo decía que sugería que, si bien no lo había tomado tan mal, aún quedaba algo no resuelto.
—¿Curiosa? —preguntó, un poco desconcertado.
Francois dejó escapar una pequeña risa suave.
—Sí, curiosa. A veces, tu forma de tratarme... cambiaba dependiendo de lo que pensabas que era. Si pensabas que era un hombre, entonces eras más... distante. Si pensabas que era una mujer... bueno, entonces eras más tímido. Pero creo que lo que más me intrigaba era que, sin importar eso, siempre parecías preocupado, incluso si no sabías cómo expresarlo. ¿No lo ves?
Joel se quedó en silencio, procesando lo que Francois había dicho. Por un momento se sintió abrumado, como si de repente todo estuviera cobrando sentido en su mente. Era cierto, había algo extraño en cómo él mismo había reaccionado, y nunca lo había analizado tan profundamente. Quizás, en algún momento, había pensado que la incomodidad que sentía era por la duda sobre el género de Francois, pero ahora se daba cuenta de que era mucho más que eso. Era una mezcla de respeto, de fascinación, y tal vez de una pequeña admiración que había estado allí todo el tiempo, sin que él mismo supiera cómo manejarla.
Finalmente, Joel suspiró, una sonrisa irónica asomándose a sus labios.
—Vaya... supongo que no soy tan bueno ocultando mis pensamientos después de todo.
Francois rió suavemente, un sonido que hizo que la tensión en el aire se disipara un poco más.
—No es tan difícil de notar, Joel. Pero, ya sabes, no tienes que preocuparte tanto por eso. Todos tenemos nuestros momentos de confusión, y lo que importa es lo que hacemos después.
Joel asintió lentamente, agradecido por la comprensión de Francois. Por primera vez en mucho tiempo, se sintió como si realmente pudiera empezar a enmendar lo que había hecho mal. No sería fácil, pero al menos tenía la oportunidad de intentar hacerlo bien.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro