Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Mis

El aire en Corn City estaba cargado con el sonido de martillos golpeando metal, el chisporroteo de soldaduras y el incesante murmullo de científicos discutiendo entre ellos. Entre todos, una voz sobresalía con su tono arrogante y seguro.

—¿Cómo es posible que esta gente haya sobrevivido sin relojes? —Joel Gear suspiró mientras ajustaba la correa de su reloj de bolsillo—. ¡Un hombre sin un reloj es como un artesano sin sus herramientas!

Ryusui, con su típica sonrisa despreocupada, se cruzó de brazos.

—Si sigues quejándote tanto, no voy a poder confiar en ti para hacer negocios, Joel.

—¡Hmph! Los relojes son precisión, mi trabajo es un arte. No se compara con simples negocios —resopló el relojero, sin molestarse en disimular su desprecio.

François, siempre en la sombra de su maestro, se acercó con la misma gracia que si estuviera flotando sobre el suelo.

—Se ha preparado una bebida para usted, joven maestro —anunció, entregándole una copa a Ryusui.

Joel entrecerró los ojos y fijó su mirada en el mayordomo.

—Tú...

François ladeó la cabeza ligeramente.

—¿Sí?

—Hmph. No es nada —Joel desvió la mirada y se agachó para continuar trabajando en la Medusa—. Simplemente me intriga cómo sigues aquí, en vez de estar ocupándote de cosas menos importantes.

—El servicio al joven maestro no es "menos importante" —respondió François con tono neutral.

Joel frunció el ceño. Por lo general, cuando hablaba con otros hombres, los trataba con un aire de superioridad evidente. Con las mujeres, por el contrario, se volvía torpe, tímido, e incapaz de hilar una conversación.

Pero con François... no sabía cómo actuar.

Si François era un hombre, debería haber respondido con desdén, pero si era una mujer... Bueno, esa era otra historia. Su cerebro entró en corto mientras lo analizaba, y terminó optando por ignorarlo... O mejor dicho, intentarlo.

—Mira, ¿qué tan preciso eres con tus manos? —preguntó Joel abruptamente.

François parpadeó.

—Me considero hábil en la cocina y en otras tareas.

—¿Sí? Entonces prueba a ensamblar esta pieza. Pero hazlo bien, no acepto mediocridades.

François no dijo nada y tomó la diminuta pieza que Joel le ofreció, colocándola en su sitio con una destreza impecable.

—Perfecto. Parece que al menos tienes talento para seguir instrucciones —dijo Joel, cruzándose de brazos—. Eso es raro en alguien como... tú.

François no se inmutó.

—La eficiencia es mi especialidad.

Joel apretó los dientes. No podía permitirse tratar a François con rudeza si resultaba ser una mujer, pero tampoco podía mostrar debilidad si era un hombre. Era un dilema absurdo, pero para él, un dilema real.

Se frotó la nuca con frustración.

—¿Y qué eres, entonces?

François lo miró con una ceja arqueada.

—Soy el mayordomo del joven maestro.

—No, me refiero a... —Joel hizo un gesto vago con la mano—. ¿Eres un hombre o una mujer?

François inclinó ligeramente la cabeza.

—¿Eso cambia algo?

Joel abrió la boca y la cerró, como un pez fuera del agua.

—¡Por supuesto que cambia algo!

—¿En qué sentido?

Joel sintió un escalofrío recorrer su espalda. Si respondía que le afectaba porque trataba diferente a los hombres y mujeres, quedaría como un idiota. Si decía que no importaba, admitiría que todo este tiempo su actitud había sido una farsa.

François sonrió sutilmente.

—Curioso, pensé que un hombre tan seguro de sí mismo como usted no se preocuparía por detalles tan irrelevantes.

—¡No es irrelevante! —exclamó Joel, sintiendo que su orgullo se tambaleaba—. ¡Mira, si eres una mujer, capaz yo...!

François lo miró fijamente.

—¿Sí?

Joel sintió que el calor subía a su cara.

—¡Bah, olvídalo! —dijo, dándose la vuelta con los brazos cruzados.

Ryusui, que había estado observando toda la escena con diversión, soltó una carcajada.

—¡Ah, Joel! No esperaba que fueras tan fácil de sacudir.

—¡Cállate! ¡Este es un tema serio! —gritó Joel.

—¿Qué tiene de serio? François es François. ¿Por qué te molesta tanto?

—Porque... ¡porque tengo que saber cómo tratarlo... o tratarla! —exclamó Joel, sintiendo que perdía completamente la compostura.

François tomó la taza de té que había preparado para sí mismo y bebió tranquilamente.

—Si la manera en la que trata a una persona depende de su género y no de sus habilidades o carácter, eso habla más de usted que de mí.

Joel sintió un puñetazo metafórico en el orgullo.

—¡Pero... pero es...! ¡Es diferente!

—¿Por qué lo es?

—¡Porque...! —Joel no encontró una respuesta lógica y terminó apretando los dientes—. ¡Maldición!

François solo sonrió, como si hubiera ganado una partida de ajedrez sin mover un solo peón.

—Si me disculpa, tengo que atender otros asuntos.

El relojero lo vio alejarse con una sensación de derrota aplastante.

—¡Tch! —chasqueó la lengua y se dejó caer al suelo con los brazos cruzados—. ¿Qué demonios fue eso?

Ryusui le dio una palmada en el hombro.

—Eso, mi amigo, fue la prueba de que François te tiene en la palma de la mano.

Joel se hundió aún más en su orgullo herido.

—¡Esto no ha terminado! ¡Voy a descubrirlo!

—Buena suerte con eso —dijo Ryusui, riendo mientras se alejaba.

Joel se quedó sentado, mirando el mecanismo de la Medusa sin realmente prestarle atención. No soportaba perder... pero, por primera vez, ni siquiera estaba seguro de qué significaba perder en esta situación.

Pero el problema con François no desapareció, sino que se convirtió en una sombra persistente en la mente de Joel.

Con el paso de los días, el relojero notó algo alarmante: su comportamiento cambiaba cada vez que hablaba con François.

Al principio, intentaba mantener su típica actitud de superioridad, pero poco a poco, se encontraba tartamudeando o desviando la mirada. Como si estuviera hablando con una mujer.

Y eso lo enfurecía.

—¡Esto no tiene sentido! —gritó un día, golpeando la mesa de trabajo con ambos puños, haciendo saltar las piezas del reloj que estaba ensamblando.

Kohaku, que estaba cerca, arqueó una ceja.

—¿Qué no tiene sentido?

—Nada que te importe —refunfuñó Joel, volviendo a concentrarse en su trabajo.

Pero nada lo distraía de la incómoda sensación que lo carcomía cada vez que François estaba cerca.

No era solo la duda de su género. Era su presencia.

El simple hecho de que François lo mirara fijamente, con esa expresión impasible y elegante, lo hacía sentir un cosquilleo incómodo en el pecho.

No ayudaba que cada vez que hablaban, François parecía... demasiado refinado, demasiado imperturbable.

—Joven maestro, le sugiero considerar esta propuesta —dijo François a Ryusui una tarde mientras analizaban un nuevo plan de exploración.

Joel, que estaba en la misma mesa, miró de reojo al mayordomo.

El tono de voz. La postura. La manera en que sostenía la pluma entre los dedos con una elegancia casi aristocrática...

—Tch... —desvió la mirada y se frotó la nuca, sintiendo un calor extraño subirle a la cara.

¡¿Por qué demonios estaba reaccionando así?!

Esa noche, mientras ajustaba uno de sus relojes de bolsillo, la imagen de François apareció en su mente de nuevo.

La manera en que hablaba, cómo lo miraba con esos ojos serenos, cómo cada movimiento era tan medido y preciso...

—...Maldición.

Joel dejó caer la cabeza contra la mesa con un golpe sordo.

Esto no era normal.


Esto esta desde 21 de abril de 2022

Día 16 de: "Vista al pasado"

Más que nada este evento de publicación consta de revivir nuestro primer fandom.

Esperamos que os guste

Esta historia tendrá 8 capítulos que esperamos a los que lo lean, les guste ;3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro