Cap. 2
(La imagen no me pertenece)
Narrador:
La presencia de esa pareja lo hacia encogerse entre si mismo. Al parecer eso fue un error el cual pago con otra bofetada por parte de la pulcra dama.
La sala desbordaba de riqueza y que estas personas no se mueren de hambre, punto bueno, punto malo; las ropas de estas personas es anticuada, lo que le confirma que no está en una fecha cercana a su epoca. Punto malo; la persona que lo acaba de agredir es muy fuerte.
Y quien aparentemente es la madre de este niño, una bella mujer que parecia una puma.
Ahora podia imaginarse por que este cuerpo estaba en medio de un bosque en plena tormenta. Con todo lo que observó hasta ahora, no le extraña que este niño haya querido escapar del yugo de unos padres que creen que la violencia hara que les obedesca y haga todo a la perfección.
No lo creyó al comienzo, no hasta que se retorcia en la cama al golpearle miles de recuerdos que no eran suyos, asimilar todo a la vez le rompia la cabeza, hechados en su cara como si fuera agua fria con piedras incluidas. Observo como este niño fue educado desde los 2 años de una manera abusiva y letal, como sus progenitores mismos lo castigaban si cometia un horror, como lo privaban de unas niñes normal para que pudieran moldear al heredero perfecto para la sociedad.
Cada recuerdo lo hacia querer llorar, este infante habia sido encerrado en el sotano de su propia casa por solamente haberle dicho mamá a su progenitora, recibió un golpe de un paraguas de ella y le lanzó al mugriento sitio hasta que reflexionara su error, entre sollosos y suplicas aprendió a llamarla "madre" y de dirigirse a ella como "usted".
Le apuñalaron la mano con un tenedor cuando se equivoco de cuchara al comer la sopa.
Le hecharon cera a los parpados cuando olvido apagar su vela a las 8: 35.
Le encadenaron a su cama cuando un sirviente de la casa lo habia visto intentar salir por la ventana en un intento de fuga.
Le lanzaron un florero a la espalda cuando se equivocó en un paso del baile que estaba realizando.
Le perforaron la oreja con una aguja cuando se equivocó con la nota Re en su ensayo de violín.
Recibio un golpe en la pantorrilla cuando su lienzo de pintura no fue esplendoroso.
Le golpearon con una regla en su muñeca al no responder bien la pregunta de su docente sobre la capital de Italia.
Muchos castigos y abusos por parte de sus padres y tutores de sus distintas areas. La clase de etiqueta fue la peor de todas, siempre lo golpeaban con un trapo mojado en su espalda descubierta con toda la fuerza que la anciana tenia mientras repetia los versos.
Podia especificar con detalle la expresión de su maestro de etiqueta. Recitar de memoria las palabras hirientes de su padre y recordar cada grito de la madre al cometer un minimo error en su presencia.
Al final del dia, este pelirrojo se lanzaba a su cama y abrazaba su almohada mientras ahogaba sus sollosos en él. Si se escuchaban sus sollosos por el pasillo, lo volverian a encerrar en el armario sin ninguna luz por el resto de la noche hasta el desalluno.
Esos fragmentos de recuerdos fueron desde sus 2 años, se supone que un niño no tiene tan buena memoria a esa edad, que todo sea tan vivido solo le hace pensar lo traumado que este niño debio quedar.
- Manten la cabeza alta, no bajes la mirada y por ninguna razon vayas a desviar los ojos - La mujer quien le grito y es su madre, le dio otra bofetada en la otra mejilla con mucha furia, ella resultó ser peliroja al igual que él, con unos ojos marinados.
No pronuncio ninguna disculpa, sabia que si solo decia una letra lo volveria a abofetear. Sus mejillas ardian a mas no poder y por los recuerdos que habia obtenido, esta no era la primera vez que esta mujer lo hacia. En esa ocasión aprendio a nunca replicar cualquier orden de ella.
Ella siguió gritándole, no podia hacer nada más que escucharla y quedarse en sus pensamientos, ella no toco ni un segundo el tema de sus heridas pero si que le charló sobre su fallido escape y que sus lecciones se triplicarian
El italiano nunca fue de su interes y ahora lo comprendia a la perfección, lo que más lo sorprendió fue la fluides con la que él hablaba el idioma. Los recuerdos habian ayudado mucho en eso, se sabia el idioma por las horas de azotes que habia recibido en sus lecciones del lexico y en general sus lecciones para escribir y aumentar su capacidad de habla.
La peliroja abofeteó su mano con su abanico, sus furiosos ojos azules lo miraban como si él hubiera fallado en alguna prueba, cuando solamente llegó 2 minutos tarde.
Y no fue su culpa, el sirviente habia tardado en quitarle el grillete.
Pero eso no fue excusa para evitar otro golpe.
Tampoco puede caer al piso o soltar un jadeo de dolor, solo empeoraria su situación, siendo originalmente un joven tranquilo, pudo mantener la calma y la cara neutra. Todo el encuentro concluyó cuando era hora de su lección de piano, donde su madre lo dejó en paz y mandó a que lo vistieran adecuadamente para presentarse dignamente ante su tutor.
Claro, ir en un pillama no era precisente una forma adecuada ante la gente. Los sirvientes estaban betados de esta lógica.
Esta era la forma de vida de Edward.
La odiaba con creses...
Odiaba a sus padres, odiaba los arranques violentos de su madre y las miradas mordases que su padre le lanzaba mientras se quedaba en cilencio.
Rememoró cuando las escenas de la vida de este niño mostraron como gritaba en su almohada y lloraba durante sus momentos en el sotano y armario. Como lanzaba las cosas de su habitación cuando sus padres salian a algun evento social importante, tenia varios arranques de ira (No queria aceptar que iguales a los de su madre).
Para él, que tubo una vida amorosa con padres que lo apoyaron y le daban amor incondicional, la vida que le tocó a Edward con unos padres exigentes y toxicos es completamente atroz, el niño en el espejo se veia ojeroso y no por falta de sueño, el estres que cargaba desde los 2 años lo dejaron marcado, afortunadamente parecia bien alimentado. (Lo que le ayudaria en su altura y vaya que este niño es lindo, se lo atribuye a la madre)
Y todo culmino con otro intento de fuga aprovechando que sus padres hiban a un evento de beneficencia.
Donde corrió con todas sus fuerzas luego de haber hurtado la llave de sus grilletes y liberarse para escapar por la ventana.
Claro que desde su primera fuga le habian cambiado de habitación a la tercera planta por si se le ocurria escapar nuevamente. Lo que complico el escape, sosteniendose con mucho terror de los pilares sobresalientes para deslisarse y saltar entre balcones.
Termino con muchas raspaduras y moretones pero al tocar el cesped podia sentir la felicidad que Edward experimento ante la posibilidad de libertad. Con cada sancada que avanzaba hacia las rejas, más emocionado se veia al ver el bosque otoñal...
Hasta que escucho otras pisadas detras de él.
Los sirvientes se habian enterado de su ausencia en su dormitoria y ahora lo estaban siguiendo.
Con su reducido tamaño logro deslizarse entre los barrotes de las rejas y retomar la huida, se adentró al bosque mientras el frio acresentia. Sus lustrados zapatos impecables se embarraron de lodo y hojas rotas en su trayecto. Podia escuchar como abrian las rejas detras de él y no quizo mirar atras, avanzando en desesperación por los grandes arboles secos y el piso lleno de hojas que crujen con sus pisadas.
Pronto escucho llamados, lo estaban llamando a él, su expresión paso a desesperación y pánico, sentia como sus ojos se empapaban en lagrimas al sentirse perseguido.
Edward ansiaba la libertad, puede que su mentalidad estaba madurando a la fuerza pero eso fue lo que le hizo abrir los ojos ante su vida, la vida que llevaba era horrible, sus padres lo preparaban para que sea el epitome de la perfección sin importar que se pudriera por dentro, ejerciendo cargas a sus manos para que su debut ante la sociedad como legitimo heredero de su casa saliera impecable.
Ellos querian gloria a la familia mediante el sistema de burguesia actual.
Edward queria libertad.
Podia sentir como cayo en en barranco. Su vista le habia hecho una mala jugada y termino rodando entre piedras y troncos caidos para al final del barranco terminara con una ilera de piedras picosas que se incrustaron en no solo sus brazos, gran parte de su cuerpo habia sido apuñalado, abriendo su piel profundamente, la unica razó por la que su cara no estaba con tantos cortes fue por protegerse la cabeza con los brazos (lo que explica por que los brazos duelen más). Su paseo habia terminado en unas raices de algun arbol, lo ultimo que Edward observó fueron una copa de fantásticos tonos naranjas, su cuerpo dolia a más no poder y simplemente cerró los ojos. Por ultimo escuchó la lluvia caer.
Y consigo la muerte de Edward Sinclair
Bien, no bien. Así termino migrando al cuerpo de este niño de 9 años y por eso el cuerpo le dolia de la patada.
Aun no comprende por que sus recuerdos fueron transferidos a las horas de despertar. Pero no podia quejarse, de otra forma su destino hubiera sido peor al colmar la paciencia de sus padres por cada error que hubiera cometido sin ningun conocimiento del idioma.
No se quejaba pero quiere saber la razón.
Y tambien, ¿Quien era la voz que escucho antes de despertar? Sonaba en pánico.
- Puedo continuar desde aqui por mi cuenta, no hace falta que me vistan puedo encargarme - Que lo escolten hasta su habitación le parecia exedente pero lo comprendia luego del intento de fuga, los sirvientes no son de fiar.
- Se insiste mi señor, los maestros no desean otra desafortunada escena -Contestó el mismo chico de esta mañana, inclinandose levemente con los ojos cerrados y las palabras ligeras.
La casa era practicamente una prisión donde era asediado por ojos para una constante vigilancia. Y pensaba que la escuela era estricta, tubo que cambiarse frente a ese sirviente ya que nada lo hacia disernir de la orden de sus padres.
Si hubiera migrado al instante de su muerte puede que ahora estubiera más temeroso y asustado de todo esto, se hubiera hechado a llorar con la primera cachetada que su madre le dió.
Pero estar en ese espacio infinito de nada, sin ninguna posible sensación física, la paciencia y la neutralidad se habian incluido en su personalidad, aun así, sus pensamientos podian corretear por el prado de su mente con una libertad inigualable.
Al menos ellos no podian perturbar su mente, no la de él.
Asimilar esta vida...seria interesante hasta cierto punto.
Los pasillos eran casi cilenciosos, el mismo mayordomo lo seguia a solo dos pasos de distancia, de nuevo, no se sintio incómodo, tal cual como se habia vestido en su vista, agradecia no haber olvidado la forma de vestirse.
Aunque algunas cosas si que se habia olvidado y no era lo mismo ver que hacer.
Habia tocado la puerta artes de que el sirviente lo haga por él.
Se puso rígido al momento, esto hiba a ir mal, esto hiba a ir muy mal. Sin siquiera haber pasado 5 segundos y ya habian respondido al permiso.
- Concedo el permiso joven maestro -Una voz señil, rasposa y profunda se escuchó desde el otro lado de la puerta, bueno, si le dio miedo, el señor Willson siempre dió miedo en cada clase que Edward tenia con el hombre.
Por eso era una rara mescla de una persona dulce pero estricta.
- Con permiso - Abrió la puerta moderadamente y la dejo abierta mientras pasaba, el sirviente de igual manera ingresó a la habitación y cerró la puerta.
Observó al anciano quien se ve exactamente tal cual recuerda. Con una cabellera blanca y canosa, herguido, con un lustre traje gris. Este está sentado en el banquillo y frente a él toca ligeramente el piano de cola. Ensima del piano se reposa su violín.
El señor Willson se veia como un hombre amable con un rostro dulce, ojos redondeados con los parpados caidos, una nariz de punta curva, se podia observar la obvia caida de piel que todo anciano tiene. Sus huesudas manos tocaban una nana que segun recordaba era algo que siempre realizaba antes de empezar sus lecciones.
Su apariencia no daba miedo.
Y si no fuera por que ese anciano fuera tan estricto en su memoria, entonces no dudaria que es una de esas personas amable y dulces.
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