Tus mocos no podrían importarme menos
No era el ascensor que subía al paso de una tortuga, era la ansiedad de Taehyung la que lo hacia pensar que llevaba más de una hora adentro de la pequeña cabina.
No entendía el porqué la actitud tan rara de su cuerpo, no era como si fuera la primera vez que iba a visitar a su pareja sin haberle dicho nada antes. A Taehyung le gustaba sorprenderlo, y Jungkook lo sabía, por eso había añadido su información al sofisticado identificador de seguridad para que el omega pudiera entrar al edificio siempre que se le apeteciera.
Aunque, había de admitir que era la primera vez que venía después de que el alfa le hubiera dicho que no debería venir.
La bolsa entre sus manos de repente se sentía más pesada de lo que realmente era. Pañitos, infusiones calientes y una porción de sopa del restaurante favorito de Jungkook eran sus compañeros en esta travesía de emociones.
Por un lado, quería tanto cuidar de su alfa y hacerlo sentir mejor que poco le había importado el consejo (completamente razonable) de abstenerse a venir hasta que la fiebre desapareciera, pero, por otro lado, quería ir a casa de sus padres y echarse a llorar en el regazo de su madre por no haber sido considerado un omega capaz de cuidar de su alfa por su propia pareja.
Taehyung sacudió la cabeza por andar pensando en cosas tan absurdas, él conocía a Jungkook, su alfa nunca pensaría en él como alguien incapaz de hacer algo, Jungkook solo quería mantenerlo saludable, incluso si eso también significara mantenerlo alejado.
Taehyung agarró valor después de su resolución, convenciéndose de que, fuera cual fuese la reacción de Jungkook al verlo, no iba a arrepentirse de venir esta noche.
Llegó al apartamento y desbloqueó la puerta luego de pasar el reconocimiento facial, apenas dio un paso hacia el interior, se detuvo para respirar el delicioso aroma de las feromonas alfa esparcidas por todo el interior. Taehyung sonrió y liberó sus propias feromonas, sintiendo al instante como las feromonas alfa abrazaban las suyas. Jungkook siempre decía que no había mejor aroma en el mundo que el de su pareja, pero Taehyung podía decir lo mismo de él.
Se quitó los zapatos antes de dirigirse hacia la cocina para colocar la bolsa con las cosas sobre la encimera, soltando una risa al encontrarse la caja (casi destrozada) de condones que no habían tenido el descaro de deshacerse la noche anterior. La cosa era que, cuando él y Jungkook se ponían en marcha, no había nada que los detuviera por mucho, mucho tiempo.
Taehyung se mordió el labio divertido, recordando la llamada que tuvo con Jungkook hace una pocas horas.
"Al menos puedo pasarme un rato para... Buenos, tú ya sabes", dijo Taehyung con voz arrulladora, usando sus encantos para hacer que su alfa cayera en sus garras. Pero Jungkook enfermo era tan obstinado. "Amor, sabes que me encantaría, pero, ¿sabes lo poco higiénico y prudente que sería hacerlo ahora mismo? Lo siento, nene. La juguería está cerrada hasta nuevo aviso".
Caminó un poco alrededor del apartamento en busca de Jungkook. Ni en la sala, ni en el baño, ni en las habitaciones de invitados, ni en su santuario friki se encontraba, así que la única opción era que Jungkook estuviera en su dormitorio.
Taehyung se dirigió hacia allí a paso lento, mirando detenidamente cada rincón del espacio alegre y lleno de color que era este departamento. No siempre fue así, sin embargo. Cuando conoció a Jungkook, blanco y negro eran los únicos colores que alguien podía encontrar aquí dentro. No habían plantas coquetas ni cuadros pintados a mano por el alfa. No habían colores en la paredes ni esculturas graciosas que a Taehyung le habían parecido súper simpáticas.
Todavía recordaba cuando Jungkook le confesó (hace muchísimo tiempo) que nunca le gustó el diseño monocromático del lugar, pero que debido a que solo iba allí para dormir, no tenía una buena razón para cambiarlo.
Muchas cosas habían cambiado desde aquel entonces.
Cuando su relación dio inicio, Jungkook abandonó el estilo de vida dañino que estuvo llevando por años, y lo reemplazó por uno tranquilo que le permitió (además de trabajar junto a su omega) tener más horas en el día para dedicárselas a cosas y personas que amaba. Taehyung fue uno de los más beneficiados.
"Así como lo hiciste con mi vida, Tae", dijo Jungkook, un día, mientras estaban acurrados en su sofá viendo una película. "¿Qué te parece si le pones algo de color a este lugar, hmm?"
Fue probable que Taehyung se hubiera tomado muchas libertades a la hora de decidir sobre sus gustos personales, pero a Jungkook le encantó el resultado, y a Taehyung... solo lo hizo sentir en casa de una forma tan intensa que nunca creyó que fuera posible en tan poco tiempo. Como si este espacio se hubiera convertido en el de Jungkook y él, de su familia, el hogar de sus recuerdos.
Quizás aún no habían discutido el tema apropiadamente, pero Taehyung se seguía repitiendo que no era necesario. Vivía aquí más tiempo de lo que lo hacía en la casa de sus padre, y gran parte de sus pertenencias ocupaban los muebles del apartamento. No obstante, una parte de él, por más minúscula que fuera, todavía quería escuchar al alfa decir la palabras que volverían todo esto oficial.
Taehyung sacudió la cabeza, apartando sus pensamientos, y abrió lenta y sutilmente la puerta del dormitorio.
Sonrió enamorado al encontrarse con su objetivo en la cama, tecleando algo sobre la computadora en su regazo, luciendo tan delicioso, caliente y guapo como siempre. Entonces notó que su nariz estaba ligeramente enrojecida, al igual que sus mejillas y frente, y que un pequeño hilo de mucosidad salía de sus fosas nasales. Taehyung aguantó reírse lo mejor que pudo, pero en eso, Jungkook tomó un pedazo de papel higiénico y se sopló la nariz. El ruido fue tan gracioso que Taehyung estalló en carcajadas.
Jungkook se puso tenso y en estado de alerta. Con una expresión en blanco, levantó la cabeza mientras apretaba los puños con anticipación, suspirando de alivio y relajándose al ver a Taehyung en el umbral de la puerta.
—Santos cielos, nene, pensé que eras un ladrón.
Taehyung se echó a reír más fuerte.
—Descuida, alfa, yo sé que les tienes un alto aprecio, pero déjame decirte que tus muñequitos no son lo suficientemente importantes como para que un ladrón se tome la molestia de hackear tu costoso sistema de seguridad.
Jungkook parpadeó confundido antes de entender hacia dónde se dirigía su omega.
—Ja, ja, qué chistosito —gruñó Jungkook con una sonrisa, cerrando la computadora antes de dejarla sobre la cómoda al lado de la cama—. No te diré que son figuras de acción valiosas porque sabes muy bien que lo son —Se defendió mientras veía como Taehyung prácticamente lo llamaba ridículo con su mirada. Quizás ellos en algún momento estarían de acuerdo con el valor de dichas piezas de colección, pero mientras eso sucedía, Taehyung aprovecharía cualquier situación para burlarse de su alfa siendo un friki.
De todas formas, la burla no duró mucho, porque la atención del omega cayó rápidamente sobre la sonrisa ladina en el rostro contrario. Sus propios labios picaron, por lo que empezó a acercarse a la cama con un balanceo de caderas lo suficientemente marcado como para Jungkook se hiciera una idea del propósito que tenía en mente. Muy a su pesar, interpuso su brazo antes de que el omega tuviera oportunidad de trepar sobre su regazo.
—Tae, por más que me duela decirlo, nada de besos por hoy.
Taehyung lo miró con un puchero confundido. Jungkook señaló su nariz.
Oh, la enfermedad, por supuesto. Taehyung tuvo que haberlo imaginado, si no habría sexo para ellos entonces tampoco habrían besos.
—No puede ser... —murmuró al ver su puchero pronunciarse—. Bebé, no te pongas así, lo hago por tu bien. Créeme, no es lindo coger un resfrío en verano.
Taehyung se encogió de hombros. Sabía que no podían hacer lo divertido hasta que Jeon mejorara, pero los besos... Cielos, ¿cómo iba a privarse de besar a su alfa cuando todo lo que quería era fundirse en su boca? No debería ser justo.
—Hey, vamos, estoy tratando de que te mantengas sano —Pero Jungkook no podía batallar contra el rostro decaído de su chico. Taehyung era la debilidad más grande del alfa, y quizás el omega sabía aprovecharse un poco de lo mucho que Jungkook odiaba verlo triste. Jungkook suspiró—. Bien, ven aquí, pero solo vamos a abrazarnos.
No fue exactamente lo que Taehyung quiso, pero de cualquier modo, se tumbó sobre el cuerpo grande y duro del alfa, escuchando un pequeño quejido de su parte que lo hizo detenerse y mirarlo con preocupación.
—Estoy bien, amor, solo me duele el cuerpo. Vamos, abrázame.
Entonces abrazó su cuello y apoyó la cabeza justo sobre su corazón, amando escuchar los latidos de su órgano vital, sintiéndose relajado en cuestión de segundos. Sintió a Jungkook apoyar la barbilla en su hombro y Taehyung suspiró complacido... Hasta que recordó un detalle.
—Oye, alfa, sigo esperando a que me saludes.
—¿Qué, yo? ¿No se supone que la persona que llega tiene que saludar primero?
Taehyung lo miró con los ojos entrecerrados.
—¿En serio dices eso? Tú ni siquiera esperabas verme hoy día —bufó Taehyung—. Qué modales más horribles te han enseñado, Jeon —Mordió el pezón de Jeon a través de la tela, acción que le robó un siseo al contrario. Lo siguiente que dijo Taehyung estuvo acompañado de una ola de nervios, a pesar de lo bien que lo había camuflado. Como sea, nunca perdería la oportunidad de recordarle al alfa lo que quería tener con él en el futuro—. Te juro que te cortaré las bolas si tan solo sugieres que nuestros hijos vayan a tu misma escuela.
El pecho de Jungkook se infló con orgullo y felicidad. ¿A quién queria engañar? Era un perdedor por su chico y felizmente obedecería cada una de sus peticiones con tal de complacerlo.
—Buenas tardes, nene —dijo, colocando sus manos sobre las esponjosas nalgas contrarias para apretarlas a su antojo.
Taehyung sonrió victoriosamente.
—Hola, Jungkookie —canturreó, pellizcando una de sus mejillas sonrojadas mientras reía en voz baja—. ¿Ya ves? No fue tan difícil. No quisieras hacer enojar a tu dulce y precioso omega, ¿verdad?
—Sí, eh, tengo un par de dudas con respecto a eso... —bromeó, ganándose un adorable ceño fruncido por parte del omega—. Solo digo que un omega tan dulce y precioso no le daría un susto de muerte a su alfa. Y antes de que digas algo, siempre has sido una sirena con patas al entrar, así que era fácil saber que se trataba de ti–. Taehyung casi lo fulminó con la mirada—. Una linda sirena con patas, por supuesto.
El omega le dio un golpe en el pecho con el dorso de su mano.
—Es tu culpa por ser tan estúpido, ¿acaso no sabes que vengo aquí todos los días? Y no digas mentiras, muchas veces he hecho poco ruido.
—Yo no digo mentiras, solo verdades a medias —Jungkook se rió—. Además, te dije que estaba enfermo, lo más inteligente de tu parte hubiera sido evitarme, pero eres un omega bobo y por eso estás aquí.
Taehyung frunció el ceño y le sacó la lengua. Vaya forma más madura de reaccionar.
Pero el alfa puso todo de su parte para no agarrar esa lengua entre sus dientes y hacerle las cosas que quería hacerle, él también se moría de ganas de besarlo. Esa mirada de hambre no pasó desapercibida por Taehyung, pero recordó que Jungkook se enojaría mucho consigo mismo si llegaba a contagiarlo, así que suspiró y ocultó su rostro en su firme pecho.
—¿Te sientes mejor? —preguntó acariciando los duros pectorales a través de la camiseta, recibiendo un sonido afirmativo en respuesta. También sonrió—. Eso quiere decir que has tomado los medicamentos que te dije, ¿verdad?
Ese tipo de posibilidad ponía muy alegre al omega, pues a Jungkook no le gustaba ir al hospital o tomar medicinas cuando se enfermaba, diciendo que el malestar pasaría con los días. Ah, era un enfermo terrible. Así que sonrió en grande y se sonrojó de orgullo cuando le dijo que lo había hecho.
—Admito que lo hice —Taehyung ronroneó al sentir las manos del alfa acunando su rostro mientras dejaba un beso en la punta de su nariz. Le gustaba esta atmósfera—. Gracias por ser una molestia en el culo, amor —Hasta que Jungkook abrió la boca y la arruinó. Taehyung lo miró con un puchero molesto, acusándolo de estar siendo especialmente malo con él hoy, mordió sus dedos con poca suavidad—. Auch, está bien, está bien, ya, me detengo...
Taehyung siguió mirándolo con enojo, pero Jungkook fue dejando besos a lo largo de sus mejillas, acariciando dulcemente su piel, como le gustaba al omega. No quería venderse con tal facilidad, pero no podía batallar en contra de los mimos de su alfa.
—Sabes lo idiota que puedo ser a veces, cariño, quita esa boca fruncida —susurró besando las comisuras de sus labios—... ¿Sabes? Lo que más odio de esta cosa es no poder oler tu delicioso aroma o poder darte los buenos besos que te mereces.
Sintió ternura por sus palabras, pero decidió que también quería un poco de venganza.
—Así que no puedes oler, uhm... Vaya dato más interesante.
Jungkook dejó de mimarlo... Cuando Taehyung jugaba ese juego, lo jugaba totalmente en serio.
—Kim Taehyung, no estás diciendo eso —dijo en un tono más preocupado que amenazante, provocando diversión pura en el contrario—. Cariño, no te estás pedorreando frente a mí.
Riendo, Tae volteó la cara y mordió levemente uno de sus dedos.
—Si sigues siendo un alfa malo, puede que sí.
—Eso te convertiría en un omega sucio.
—Eh, eh... En este momento eres la persona menos indicada para llamarme sucio.
—Santos cielos.
Jungkook apartó las manos del omega y agarró un trozo de papel para limpiarse la nariz. Taehyung río con fuerza, la imágen seguía causándole bastante diversión.
Una vez limpio, el alfa deslizó sus manos por el cuerpo contrario, tocando la piel debajo de la holgada camiseta que Tae llevaba puesta, acariciando sus anchas caderas.
—Olvida lo que dije, amor... Mejor dime cómo estuvo tu día. Seguro hay cosas que no pudiste decirme por teléfono.
Fue el turno del peliazul para dejar besos sonoros en las mejillas del alfa.
—Nada de interés, alfa... Solo que... Tal vez en el trabajo me puse un poquito triste al ver que no estabas.
Se puso rojo mientras hablaba, siempre avergonzado cuando le tocaba a él ser el cursi de la relación. Jungkook miró ese rubor con una sonrisa, pensando en lo afortunado que era por obtener el lado romántico del omega, y se lo quería hacer saber, pero Taehyung se le adelantó.
—Ya sé, ya sé lo que dirás, pero es que a veces no puedo evitarlo —Tomó la mano de Jungkook y la condujo hasta sus labios, besándole la palma sin dejar de mirarlo—. Sabes que siempre quiero tenerte cerca de mí... Los dos lo queremos, por eso decidimos trabajar en la misma empresa, ¿no?
Jungkook asintió, sin ser consciente de que sus feromonas habían cambiado, volviéndose el doble de cálidas y amorosas, envolviendo al omega que gobernaba en su corazón.
Obviamente, Taehyung se dio cuenta del cambio, y alargó un beso en su mano.
—Alfa idiota, haciéndome decir estas cosas cuando has sido un perro malcriado.
Un minuto pasó en el que intercambiaron sentimientos en silencio... Jungkook con su aroma y Taehyung con sus besos.
Podrían molestarse con palabras no tam agradables, pero al final, era innegable el amor que sentían el uno por el otro. No había nada más importante.
Jungkook sonrió enorme y se acercó a lamer ese apetitoso cuello acanelado, justo debajo del nacimiento de su cabello azul, chupando con suavidad la tersa piel; solo alejándose cuando estuvo satisfecho.
Miró a Taehyung con los ojos brillantes, casi enrojecidos.
—Yo tampoco pude dejar de pensar en ti ni un solo segundo, quería verte. Me alegra que no me hayas hecho caso, tú sabes que siempre quiero tenerte a mi lado también —soltó con voz íntima, juntando ambas frentes con la ayuda de un pequeño empuje—. Realmente eres malo para mi ego —se rio—, seguro te has dado cuenta de eso.
—No es que quiera alimentar tu ego... —Taehyung volvió a besar su palma, procediendo a delinear las líneas con su lengua con dulzura, casi de forma tímida—. Pero me encanta decirte que te amo de diferentes formas, porque te amo de todas las formas posibles. Por eso tienes que recuperarte rápido, para que tú también puedas amarme como me lo merezco, ¿okey? —Sujetó su mano con más fuerza—. Te necesito, Jungkook.
El pelinegro sintió algo feroz sacudir su pecho.
—¡Oh, se me olvidaba! —El omega exclamó, antes de que el alfa pudiera responderle—. He traído sopa de Yummy para ti, la dejé en la sala. Ahora vuelvo —Luego de decir eso, saltó de su regazo y se fue apresurado hacia la sala.
Luego iría a la cocina, colocaría la sopa en un plato y vendría a darle de comer, aunque estuviera resfriado y no paralítico, pensó Jungkook.
Estuvo a punto de acomodarse para esperarlo, pero sintió algo húmedo deslizarse por su boca. Tocó su labio superior e hizo una mueca al sentir el líquido pegajoso... Rayos, por un segundo lo había olvidado. Uh, qué vergüenza, de seguro había estado todo mocoso y sucio cuando tuvo a Taehyung encima suyo. Cogió el último pedazo de papel higiénico que quedaba y se limpió.
¿Por qué Taehyung no le había dicho nada? ¿No fue asqueroso para él? ¿Por qué siguió dejando que lo besara con todos esos mocos?
Pero la respuesta era obvia. A Taehyung no le importaba lo desagradable que se encontraba ni todos sus mocos, a él solo le importaba demostrarle cuánto lo amaba con detalles, con palabras, con mucho afecto, con todo lo mejor que tenía para entregarle... Taehyung había venido a cuidarlo, trayendo sopa de su lugar favorito, arriesgándose a salir resfriado, queriendo besarlo a pesar de las circunstancias.
¿Cómo era posible que lo amara tanto? ¿Cómo?
Jungkook tenía un regalo, antes de que Taehyung llegara, estaba revisando la agenda de ambos con el fin de planificar el mejor día para entregárselo. Tal vez en unas semanas o en un par de meses.
Pero ya no había nada más que pensar ni más tiempo que esperar.
Él quería esto, lo quería tanto. Y algo dentro suyo, mucho más grande y fuerte que todo el caos, le decía que su novio lo quería con la misma magnitud.
Taehyung entró de nuevo, trayendo (tal y como predijo) un plato de sopa encima de una bandeja, junto con una cajita cúbica azul.
—La sopa está tibia, debes tomarla rápido —El omega dejó la bandeja sobre el escritorio y tomó el plato con ambas manos—. También traje pañitos para tu nariz y algunas infusiones, por si se te antoja una bebida caliente.
Jungkook se sintió infinitamente amado... De nuevo.
—Taehyung —Su voz fue suave. Sus miradas se encontraron y Jeon sonrió, fue una sonrisa tan enamorada que hizo que Kim sonriera también —. ¿Puedes traerme ese cojín, por favor? —pidió, señalando el dichoso objeto.
Taehyung asintió, volviendo a poner la sopa sobre la bandeja.
El cojín se ubicaba encima de un pequeño sillón en la esquina, el único en la habitación de Jungkook.
Fue por él, y el alfa sentía como su pulso se aceleraba con cada paso del omega.
—Si quieres más cojines solo dímelo, en la sala hay co... —Al levantar el cojín, Kim se quedó igual de quieto que una estatua.
Los siguientes segundos fueron los más largos y aterradores en la vida de Jungkook. Sentía que los nervios iban a hacer un agujero negro en sus costillas. Pero lo quería, lo deseaba más que cualquier otra cosa.
Todo fue terror y pizcas de esperanza, hasta que Taehyung comenzó a chillar con voz aguda.
—¡Oh, Dios mío! ¡JODER!
Aún cagado de miedo, Jungkook sonrió.
—Woah, vaya... ¿Cómo terminó eso allí?
Debajo del cojín había una caja cuadrada de terciopelo verde y... ni siquiera necesitaba adivinar lo que había adentro de ella.
—¡Oh, Dios mío, Jungkook! —No podía dejar de repetir el omega, moviéndose de un lado a otro, cada fibra de su ser llenándose de éxtasis. Él brillababa en ese momento—. ¡Jungkook, Jungkook!
El mencionado rio sin dejar de temblar.
—Sí, omega, así me llamo.
Jesucristo, seguía tan muerto de miedo, pero Taehyung estaba recorriendo toda la pieza mientras saltaba de alegría, como si no pudiera contener la emoción.
Esa imagen fue lo único que pudo ver durante minutos enteros. No existía nada más alrededor.
Su corazón latía a un ritmo agresivo, su estómago seguía apretándose en contra de su voluntad, al igual que el nudo en la base de su garganta... Dolía. La felicidad era tan inmensa que se sentía como un dolor físico. No tenía sentido. No quería que este sentimiento terminara nunca.
—¡Jungkookie! —Por otro lado, Taehyung seguía levitando en su propio cielo de mil colores, exclamando el nombre del alfa a cada segundo—. ¡Jungkookie! ¡Por fin, alfa, por fin!
—Cariño, eso es... —La primera lágrima se derramó—. ¿Estás diciéndome que sí?
—Jungkook... —El omega sintió que volvía a enamorarse de su pareja. En serio lo hizo, sin importar todos los mocos que cubrían su cara.
Había venido para cuidar de Jungkook, no para que él también se enfermara... de amor... otra vez
—¿Qué crees, tonto? Joder. ¡Por supuesto que sí, sí, sí! —Y volvió a tirarse sobre Jungkook sin cuidado, pero esta vez no hubo quejas.
La caja con el anillo cayó en alguna parte del suelo. Era importante, sí, pero no era lo que más quería en este momento.
Besó de forma muy enamorada cada parte de su rostro: frente, nariz, párpados, mejillas y barbilla, a excepción de sus labios, aunque apenas podía cumplir la petición de su alfa, próximamente esposo.
—Por fin, joder... Te has demorado tanto, imbécil... Pero te amo —Sus ojos ya estaban húmedos, lloraba como el predilecto bebé—. Te amo, te amo, te amo, te amo... Jungkookie.
—Yo igual, Tae, mi osito bebé, me haces increíblemente feliz, te amo mucho... Por eso tienes que casarte conmigo —Jeon apartó los cabellos de su rostro, limpiando las lágrimas de sus mejillas con sus pulgares mientras cogía valor—... y quedarte a vivir aquí.
—¿Qué?
Los nervios volvieron, pero se obligó a no retractarse.
—Ven a vivir conmigo, Tae... Ya sé que estás aquí casi todo el tiempo, pero quiero que sea oficial. He querido pedírtelo desde hace tanto, antes de que te pusiera en la base de datos, antes de que iluminarás con tu encanto este lugar; yo... Uhm, quería que cada vez que vinieras sintieras que este lugar era tuyo, porque lo es... ¿Qué dices, eh?
A pesar de que no hubo una respuesta inmediata, la enorme sonrisa cuadrada formándose lentamente en la boca de Taehyung lo dijo todo.
Al omega le tomó unos largos segundos poder recobrar el aliento.
—Jungkook, yo... no recuerdo la última que pensé en la casa de mis padres como mi hogar. ¿Sabes? Desde mi punto de vista, todo lo que hay aquí me pertenece más a mí que a ti.
El pecho de Jungkook se hinchó de orgullo por esas palabras, amando que el omega reconociera este hogar como suyo, de ellos.
Nuestro.
Jungkook dejó un beso en su barbilla.
—Tuviste que pedirme la mano mucho antes... Y yo aquí creyendo que realmente no querías casarte, que querías tu espacio... Joder, ni siquiera te has arrodillado. Eres un idiota —El omega condujo su mano hacia la cremallera de su pantalón y acarició superficialmente la zona—. Pero tienes una bonita polla, así que estás perdonado.
Jungkook resopló divertido.
—Me alegra escuchar eso.
Bueno, a la mierda, un resfriado no iba a detener a Kim Taehyung, ahora más que nunca estaba decidido a recibir ese beso.
Se acercó al alfa determinadamente, su expresión tan coqueta y brillante delató todas sus intenciones. Jungkook le dio una sonrisa adolorida.
—Amor, insisto en que no es una buena idea...
Fue interrumpido.
—Shh, mi querido alfa y futuro esposo, ahora mismo tus mocos no podrían importarme menos.
El peliazul se sostuvo de los hombros de Jungkook y juntó ambas bocas.
Fue un beso lento al principio, alivio y satisfacción desatándose, fácilmente dentro del Top de los besos más dulces y melosos que habían compartido.
El alfa reprimió un jadeo y le devolvió el beso, abrazando su cintura, estrujando su piel, más cerca, más apretado... Seguía creyendo que no era una buena idea, pero siempre era la mejor idea besar a su omega.
Mientras jugaba con su lengua, los fluidos de su nariz se resbalaron y mojaron ambas mejillas, aun así no dejó de ser uno de los besos más inolvidables.
—Eres un chico tan asqueroso, desvergonzado y sucio —El pelinegro jadeó, apenas apartándose una pulgada mientras mantenía su labio inferior apresado entre sus dientes, las ganas de comerlo haciéndose más y más grandes—... Pero eres mío, así que está bien.
Taehyung rio, lamiendo los labios contrarios. Ya lo tenía donde lo que quería.
—No traje la caja, pero tengo unos cuantos condones en el bolsillo. Nosotros podemos...
Jungkook estalló en risas.
—¡Taehyung, por todos los benditos cielos! Ni siquiera me has dejado ponerte el anillo.
El omega sonrió, comenzando a desabrochar sus pantalones.
—Luego haces eso, Kookie. Tienes que follarme primero.
Viendo la ropa interior del omega, el alfa estuvo a punto de perder la partida.
—Pero los mocos..., ¿y la sopa?
—Jungkook —Tae se quitó la camiseta, dejando a la vista sus pequeños pezones duros. Jeon tragó saliva, un chorro de mucosidad cayendo de su nariz. Su novio era un manipulador total, sabía lo mucho que le fascinaba poner esos botoncitos en su boca. Omega astuto—. En esta vida hay prioridades. Follarme es una de ellas, así que hazlo.
Jungkook suspiró rindiéndose una vez más, acercándose y pasando la lengua por su bonito pezón derecho casi erecto por completo.
—Supongo que no me queda otra opción.
Y así, el alfa le hizo el amor a su pareja hasta que todo se halló oscuro afuera, hasta que Taehyung se encontró temblando y acabado sobre la cama.
Y antes de que cayeran dormidos y agotados, Jungkook le colocó el anillo.
*
*
*
—Auch —se quejó Taehyung, sintiendo las caricias de las manos de Jungkook sobre su vientre.
Se sentía como si una estampida de elefantes le hubiera pasado por encima. Le ardía la garganta y tenía la nariz llena de mocos, necesitando hacer su mejor esfuerzo para que el aire entrara a sus pulmones.
Jungkook, que repartía besos a lo largo de su espalda, acarició con cariño el abdomen de su prometido.
—Te dije que era una mala idea.
A diferencia de él, Jeon se sentía revitalizado. Normalmente, tardaría unos días más en recuperarse, pero fue un puntazo a su favor que el olor de Taehyung hubiera estado por todas partes mientras su nariz se despejaba. Lo hizo recuperarse a las pocas horas.
Ahora era Taehyung quien se hallaba con el catarro en su punto más alto, sintiéndose físicamente incapaz, adolorido y pesado. Lo peor era que no podía oler el aroma del alfa, y eso lo hacía sentir aún más miserable.
De cualquier manera, no cambiaría absolutamente de nada de lo ocurrido ayer.
—¿Pero qué dices, tonto? —Giró la cabeza para mirarlo—. Fue la mejor, la más genial idea de todas las jodidas ideas —Con una sonrisa suficiente, agitó su mano frente al alfa. Una linda mano que ahora portaba un lindo anillo de compromiso. La sonrisa de Jungkook fue tan grande cuando vio eso que los costados de sus ojos se arrugaron—. ¿Ves esto? ¿Lo ves? Eres completamente, oficialmente de mi propiedad... Deberías irte acostumbrando a las malas ideas a partir de ahora, porque cuando vivamos juntos, van a ser las únicas ideas que tomes por el resto de tu vida.
El alfa sonrió y asintió con la cabeza. Eso había sonado tan absurdamente tierno y ridículo; estuvo absolutamente de acuerdo.
—¿Sabes? Pensé en pedirtelo durante nuestro primer aniversario.
—Sí, cómo que te tardaste un poco, ¿no?... Recuérdame golpearte cuando me recupere.
Jungkook mordió su espalda con suavidad, murmurando que no era él quien practicaba artes marciales y lucha en sus ratos libres, ganándose un codazo en el estómago.
—Auch.
—Dejando eso de lado... ¿Por qué esperaste hasta ahora? Es evidente que te amo. De ninguna forma te hubiera dicho que no.
Jungkook silbó detrás de él.
—¿Por qué no lo hiciste tú si estabas tan seguro? Cielos... No tienes idea de lo aterrador que fue para mí. Nunca me había latido tan rápido el corazón... Yo sé que tú me amas, pero el matrimonio es un tema complejo. Las personas no necesariamente se casan por amor, así como, no todas las parejas que se aman quieren casarse.
Taehyung puso sus manos sobre las de Jungkook.
—¿Pensaste que podría decirte que no?
Volvió a escucharlo silbar.
—Bueno, si te soy completamente honesto... No —El omega no tuvo tiempo de extrañarse, Jeon retomó la palabra al instante—. Suponía que te gustaba la idea de estar en una relación sin ataduras de por medio. Pero ese pensamiento murió cuando fuimos a la boda de Hyunah y Hyojong... —Oh, Kim sintió su rostro calentarse—. Seguro te acuerdas, casi estabas rogando que los próximos vestidos de blanco fuésemos nosotros.
Claro que recordaba lo nada discreto que había sido ese día.
Cualquier adolescente pegajoso se quedaría corto a su lado... Besó a Jungkook cada dos minutos, diciéndole lo mucho que lo amaba y lo caliente que se veía en ese traje negro. Actuó como un salvaje cuando Hyunah lanzó el ramillete de flores, atacando a cualquiera que se interpusiera en su camino. Lloró como el predilecto bebé durante el intercambio de votos, balbuceando que era su parte favorita.
Hizo otras cosas igual de vergonzosas de las que no se enorgullecía, pero de las que ahora estaba agradecido. Jungkook había captado cada una de sus indirectas.
—También empezaste a hablar sobre hijos y... No sabes lo feliz que me hizo escucharte hablar sobre nuestra futura manada, ese fue como el incentivo final... Y que vinieras a cuidarme de imprevisto me hizo darme cuente de que no quería postergarlo ni un día más —Le dio un beso más profundo—. En resumen... Nunca te hubiera pedido la mano de no haber estado seguro de que era lo que querías, no soy tan valiente.
Taehyung ahogó una risita.
—Oh, no. ¿Qué rayos pasó con mi alfa fuerte, temerario y audaz? Si esto va a ser así de ahora en adelante, yo ya no quiero casarme.
Jungkook bufó en medio de una sonrisa ladina y le siguió el juego, murmurando que era un bobo por completo y que gustosamente aceptaría el anillo de vuelta, su billetera se estaba preguntando a donde habían ido unos cuantos miles de wones.
Taehyung no pudo aguantar más tiempo la risa.
Volvió a retomar el tema cuando se calmó.
—No puedo creer que pensaras que no quería casarme... Estoy más que loco por ti, todo lo que quiero es pasar mi vida a tu lado, pertenecerte, de todas las formas existentes, y que tú seas mío de igual manera. Quiero casarme contigo, quiero mudarme contigo, quiero tener hijos contigo... Y quiero que me marques.
Jeon tragó duro.
Quiero que me marques.
Prácticamente, deseó marcar a Taehyung desde que se conocieron, pero en ese entonces era demasiado pronto. Además, eran pocos los omegas que en este época estaba dispuestos portar una marca de unión. Miles de personas comenzaron a oponerse al lazo, alegando que aquello impedía que los omegas pudieran elegir libremente si continuar con la relación o terminarla, y que los alfas se volvían demasiado susceptibles al humor de su pareja.
A ojos de Jungkook, Taehyung era alguien irreal, tan divino, tan lejos de su imaginación, que le costó una cantidad de tiempo realmente larga considerar que ese omega lo había escogido para estar juntos toda la vida.
¿Cómo fue capaz de imaginar que Taehyung se sentía cómodo dentro de una relación seria; sin matrimonio y sin marca de unión? ¿Cómo? Cielos, nunca antes se había equivocado tanto.
Le parecía alucinante que nunca terminara de descubrirlo, pues siempre había cosas nuevas que saber de él... Como sus dotes en la fotografía, o su talento para cabalgar, virtudes que había dado a conocer hace solo unos meses.
Jungkook lo conocía tan bien, pero al mismo tiempo Kim seguía siendo una caja llena de sorpresas.
Volvió a centrar sus pensamientos en la marca y miró el lugar exacto en el que tendría que estar. El cuello de Taehyung brillaba por el sudor, siendo adornado por chupetones rosados y mordidas frescas. A Jungkook le causó satisfacción la huella que había dejado en su piel, para que todo el mundo supiera que le pertenecía.
—Quieres mi marca... —Su voz fue tan ronca que apenas pudo reconocerse—. Me parece que ese problema puede ser resuelto en este instante.
Primero quería sus labios, y se inclinó con el propósito de besarlo, pero el omega chilló y se giró de costado, pegando su preciosa frente contra sus pectorales.
Jungkook lo miró desconcertado.
—Espera, no puedes besarme ahora. Estoy lleno de mocos y no hay más paños. Eh... Hagamos otra cosa.
—Pero a ti no te importó eso ayer.
—Lo sé, pero eras tú quien estaba enfermo. Esto es diferente.
—¿Cómo de diferente?
—Diferente y punto.
Jungkook bufó en su cabello, presionado su nariz en ese lugar. Olía tan bien.
Se deslizó hasta la fuente del aroma, el cuello del omega, acarició la piel con su nariz, era tersa y muy suave, respiró de ella como un adicto a la droga que le ofrecía. ¿Ya había mencionado lo bien que olía?
¿Cómo iba a no besarlo? ¿Cómo? Si todo lo que quería era tomarlo y devorar hasta la parte más minúscula de su existencia, para luego ofrecerse de la misma manera.
—¿Entonces qué hacemos? ¿Jugar fútbol, contar cuentos, una guerra de almohadas? —dijo Jeon, con total sarcasmo.
—Mmh... Un cuento estaría muy bien ahora.
—Cristo, qué dices. Cómo eres tan... Bien, tú ganas —¿Ya había dicho que era el mayor perdedor por Taehyung?—... Esta es la historia de, ah... Un rey que vivió hace muchos, muchos años, eh... Portaba una belleza sin igual y todos lo querían por ser un soberano justo y amable... Realmente era... hermoso. Verlo era un privilegio. Lo consideraban la persona más hermosa sobre la faz de la tierra —Taehyung se removió y le dio una mirada afilada. Jungkook soltó una risa—. Aunque también era un poco bobo, ya que pensaba que las legendarias figuras de acción de sus sirvientes eran simples muñecos.
El peliazul sonrío al escuchar eso.
—¿Él también? Oh, entonces debió haber sido un rey muy sabio.
Su sonrisa burlona fue reemplazada por una mueca de placer al sentir la lengua de Jungkook sobre su cuello, chupando justo sobre su glándula de olor.
Un poco demasiado sensible, pero se sentía tan bien que no podía dejar de suspirar y estremecerse.
—Déjame terminar —pidió, acompañado de otro lengüetazo húmedo. Taehyung hizo un ruido con la garganta para que continuara—... El rey era... Él hacía... —En ese momento, Jungkook se dio cuenta de que podría sacarle algo de provecho al cuento. Era un cursi, después de todo—. Oh, cómo olvidarlo... Un día, durante uno de sus discursos al pueblo, el rey dijo algo que puso a todos muy contentos... ¿Quieres escucharlo?
Taehyung hizo otro ruido afirmativo.
Jungkook tomó su barbilla e hizo que lo mirara directo a los ojos.
Todo el amor, la felicidad, la plenitud, la seguridad, el cariño reflejándose en las ventanas de sus almas. Ninguno quería apartar la mirada.
—Ahora mismo, omega, tus mocos no podrían importarme menos. Voy a comerte de pies a cabeza, y después lo haré de nuevo.
Y lo besó.
Fue un beso dulce, gentil, lleno de amor y añoranza.
Taehyung lloriqueó en medio del beso por muchos factores. Por los sentimientos apabullantes, por el dedo que se había deslizado a masajear su maltratado agujero (en serio, ¿cuántas veces lo habían hecho ayer?), por el amor que Jungkook transmitía a través de sus labios, diciendo todas las cosas que no podían decirse con palabras, sino con un beso largo y rebosante de afecto.
Siguieron besándose de forma suave y cariñosa durante mucho tiempo, aun cuando las lenguas empezaron a participar y las salivas se escurrieron de ambas comisuras, aun cuando el alfa comenzó a forzar su grueso glande en el hinchado anillo de músculos.
Nunca dejó de ser un beso de felicidad, amor... y mocos.
Un beso muy parecido al que, meses después, se dieron en el altar.
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No le hice muchas cambios sinceramente. Pensaba en agregarle un poquito de 18+ pero me gusta así, todo soft y cursi, y así se quedará :)
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