1. Salida de Hogwarts
16 de junio de 1979
Tessa Peterson
Por fin había el momento de graduarme de Hogwarts y la verdad es que estaba bastante triste por eso. No podía creer que mañana ya estuviera en mi casa, no podía creer lo rápido que se me había pasado el tiempo y seguía sin reaccionar que ahora debíamos prepararnos para lo que se vendría.
Estaba asustada, no podía negarlo, no sabía si estaba preparada para todo lo que había fuera, James estaba ahí y cada día era difícil porque no sabía si estaba bien, o si el resto lo estaba. Ellos ya habían salido el año pasado y ahora se estaban enfrentando a lo que había fuera.
Extrañaba demasiado a James, así que ya quería llegar a la estación para verlo, aunque estaría triste porque ya no volveríamos. Era algo tan complicado para mí, después de siete maravillosos años tenía que decirle adiós a una etapa de mi vida que había sido increíble.
Aunque estaba segura de que dentro de lo que cabe, esta nueva etapa, a pesar de los obstáculos, sabía que también tendría sus momentos felices o al menos era algo que de verdad esperaba que pasara.
Regulus y yo habíamos pasado más tiempo juntos y para mí era como un hermano, siempre estuvo para mí, al igual que yo estuve para él, aunque las cosas eran complicadas porque él había recibido la marca. Seguía culpándome por ello, porque tal vez hubiera podido evitarlo, pero ya había sido tarde.
Lo único que me quedaba era ayudarlo y apoyarlo en todo. A pesar de que algunas de sus ideas eran bastante locas, pero así le quería. También sabía que le había dolido demasiado que su hermano se fuera de la Mansión, pero entendía sus razones, era bueno que Reg pudiera desahogarse conmigo, ya que muy pocas veces lo hacía. Me dolía demasiado verlo de esta manera, a pesar de todo, sabía que estaba intentando cambiar, aunque era complicado con la familia que tenía.
Según él, en parte, era gracias a mí, aunque lo dudaba un poco. La verdad es que desde que nos conocimos en el tren sabía que seriamos grandes amigos y me prometí estar siempre con él y era una promesa que no rompería nunca.
Ahora los dos éramos mayores por así decirle, él estaba en un bando y yo estaba en el otro, y sin duda alguna, le iba a extrañar demasiado, porque sabía que una vez fuera de Hogwarts no nos veríamos casi nada, así que había aprovechado todo el último año y aprovecharía las horas que nos quedaban.
Me encontraba caminando por los pasillos, de camino hacia la biblioteca, para dejar algunos libros que había tomado prestados, porque habían sido unos días un poco aburridos. Había hablado con James por carta, pero tampoco quería molestarle porque sabía que estaba con sus prácticas, así que me limitaba a distraerme por mi cuenta y Regulus se unía de vez en cuando.
Extrañaba demasiado al idiota de mi novio, y solo esperaba que pasara el día para ir a la estación porque sabía que él me estaría esperando.
El problema es que el tiempo pasaba demasiado lento y yo solo quería abrazar a James, y no soltarlo jamás. Había sido demasiado aburrido sin ellos, sin duda alguna, los Merodeadores habían sido el alma de Hogwarts, porque una vez que se fueron las cosas habían cambiado.
Todo el mundo notaba eso, incluso Minnie, que estaba demasiado segura de que era una de las personas que más los extrañaba, aunque le sacaran canas, los quería con toda su alma y varis veces había ido a su oficina para tomar un té y hablar un poco de todo.
Era tan fácil hacerlo con ella, así que siempre que tenía oportunidad iba. Era como una madre para mí y siempre había estado ahí para mí. Siempre que tuve algún problema, ella siempre sabía qué decir o que hacer en cada ocasión, por lo que me sentía demasiado afortunada de tenerla en mi vida.
Hace dos años aproximadamente había perdido a mis padres, lo cual fue y sigue siendo un fuerte golpe que sabía que permanecería en mí toda la vida. Porque fue todo tan inesperado que ni siquiera tuve la oportunidad de decirles que los amaba con toda mi alma, pero sabía que ellos estaban ahí a mi lado cuidándome de todo.
Minnie fue la que decidió que se haría cargo de mí hasta que terminara Hogwarts, porque ya sería una adulta, o bueno, ya lo era porque en menos de un día nos iríamos definitivamente, y me daba demasiada pena, porque no quería dejar a Minnie sola.
Era tan raro y tan triste el saber que ya no caminaría por estos pasillos, sin duda alguna mis años de Hogwarts pasaron demasiado rápido, a pesar de que en este último año, los Merodeadores no estuvieron para animar el ambiente.
Ni siquiera yo era buena haciendo bromas, yo prefería estar tranquila leyendo que ir a una fiesta, pero es verdad que algunas veces iba por obligación, pero siempre prefería quedarme en mi cuarto o ir al lago.
El lago se había convertido en mi lugar seguro, y era uno de mis lugares favoritos, porque gracias a ese lugar tengo buenísimos recuerdos y quería conservarlos, costara lo que costara.
—¡Tessa! —me giré con una pequeña sonrisa para ver a Reg correr hacia mí alegremente. Ojalá fuera así de alegre siempre, porque era lo único que se merecía, todos lo merecíamos después de todo.
Cuando llegó por fin, me abrazó con todas sus fuerzas como si tuviera miedo de perderme y solo pude pensar en que en unas horas nuestros caminos se separarían y tampoco es que estuviera lista para eso.
No quería que nada malo le pasara y no podría hacer mucho para impedir eso, porque él no me dejaría protegerlo.
—Justo iba a buscarte una vez que dejara mis libros en la biblioteca —le dije una vez que nos separamos y los dos soltamos una pequeña risa.
—Fuentes te habré leído la mente —abrí los ojos de golpe al escucharlo. ¿En serio había hecho eso? Por Merlín, ¿y si había visto o leído mis pensamientos más impuros? Yo, en este momento, quería que la tierra me tragara de una vez por todas, pero con la suerte que yo tenía, eso no sería para nada posible.
De pronto soltó una carcajada, viéndome divertido y yo solo pude limitarme a verlo realmente confundida. ¿Es que ya había enloquecido como su tía Bellatrix?
—Debiste ver tu cara, ¿en serio pensaste que te leía la mente? Es obvio que no está en mis planes, qué asco. A saber qué piensas con esa cabecita impura que tienes —solté un suspiro realmente aliviada y le golpeé en el brazo, es obvio que no sé libraría—. ¡Auch!
—Por gracioso... ¿Es que acaso estás loco? Demasiado tiempo con Bellatrix, ¿verdad? —él me fulminó con la mirada, y me abrazó por los hombros para empezar a caminar.
—Voy a perdonarte, pero solo porque es nuestro último día, ahora vamos a dejar esos libros y ya hablaremos de lo que haremos hoy.
Asentí con una pequeña sonrisa y él agarró varios de los libros que tenía en mi mano y juntos caminamos hacia la biblioteca, porque después de esa parada, disfrutaríamos de nuestro último día al máximo. Sin importar nada, después de todo nos lo merecíamos.
NOTA DE LA AUTORA
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