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«Chapter 11»

|m a r a t o n 5/5|

Sentía algo dentro de mi pecho, más que físicamente, era emocional, una presión que hacía que mi miedo aumentará, como si mi mente intentara advertirme, alejarme de descubrir ciertas cosas, ¿Acaso el destino no quería que estuviese ahí? Era abrumador intentar buscar respuestas y no optenerlas.

— Elsa estás siendo demasiado dramática—Me exalte al escuchar a Mérida hablarme.

—¿Pensé en voz alta?—Le cuestioné y ella asintió lentamente.

—Aveces nos equivocamos, no siempre tu instinto tendrá la razón. Y si la tiene, pues hay que atenerse a las consecuencias.

Consecuencias, esa jodida palabra, hace mucho que comienzo a odiarla.

—Desde aquel sueño estoy más paranoica de lo normal—Bromee con cierto toque de seriedad, la pelirroja soltó una leve carcajada—En realidad no sé qué me sucede, pero tengo un mal presentimiento de todo esto, ¿Y si el chico es un desquiciado? ¿Mujeriego? ¿Interesado? ¿Que me asegura que este soltero? ¿Y si está casado? Oh, no, sere una arruina familias...

—Elsa, Elsa...—Me detuvo—Solo es un chico, ¿Entiendes? Tal vez termines odiandolo y preguntándote ¿Como es que pude preocuparme tanto por un mal nacido?, solo preocupate por el ahora, preocúpate por salir de estas y ir a la universidad como tanto deseas, por demostrarle a tus padres que verdaderamente pudiste, un estúpido chico es lo que menos tiene que importarte ahora. Solo mírate, eres un chica hermosa, y un chico bueno o malo no cambiará lo que eres.

La escuché atentamente, y como en la mayoría de estos casos termine llegando a la conclusión de que Mérida siempre tenía la razón, por una vez en mucho tiempo pude sentir que verdaderamente le importaba a alguien, desde que conozco a Mérida ella no ha hecho otra cosa más que darme buenos consejos, haciéndome ver las respuestas que siempre estuvieron tan cerca de mi.

No entendía como me complicaba tanto, ¿Por que me sentía así solo por el simple hecho de que con él tuve mi primera vez? Era un chico más, de tantos que han pasado en mi vida, y no lo digo de forma amorosa, más bien amistosa.

¡Era solo un chico! Un chico que estaba haciéndome dudar y hacerme preguntas sin siquiera conocerlo. Malditas hormonas.

—¿Como puedes ser tan sabia?—Le pregunte en broma.

—Experiencias supongo—Merida se encogió de hombros restándole importancia.

Estaba comenzando a creer que la vida me pone a las personas indicadas al frente, y que si sucedió todo aquello, fue por algo, y que en algún punto de mi vida, me demostraría el porque.

El resto del viaje en auto decidí acomodar mis pensamientos mientras guardaba silencio, hasta el más mínimo detalle, sin olvidar aquel sueño aunque fuese poco lo recuerdo de el.
Estaba decidida a abandonar aquel sentimiento de temor ante un chico que ni siquiera recuerdo, no podía evitar pensar en cuan patética me he de ver por el simple hecho de estar tan paranoica solo por un chico, ¡Un chico del cual no recuerdo ni su nombre! Esto era un total caos.

Salí de mi trance al sentir el auto frenar, mire a Mérida la cual no se demoró ni un poco en bajar, dios, cómo podía ser tan segura de sí misma. Yo por mi parte solo era un manojo de nervios.

Me despedí de Héctor indicándole que lo llamaría una vez saliesemos de todo esto.
Al bajarme de el auto me dirigí hacia la pelirroja, procurando no llamar la atención entre las personas a nuestro alrededor.

Ambas caminamos hacía la basta y prominente entrada de la editorial, las personas que se encontraban ahí ni siquiera parecieron notar nuestra presencia. ¿Ahora que se supone que seguía? Mire a Mérida en busca de una respuesta, ella notó mi confusión y no demoró en responder.

—Tenemos que dirigirnos hacia donde el dueño de todo esto, él es el único que nos dirá en nombre de aquel camarógrafo.

—¿No tendríamos que haber sacado alguna cita o algo por el estilo?—Merida comenzó a avanzar hacia el escritorio de la recepcionista seguida por mi.

—Eres la hija del futuro presidente, no se negará—Dijo segura de su plan.
Me obligue a confiar en la palabra de Mérida, sin embargo no creía en que todo fuese tan fácil como lo describía ella.

La pelirroja recostó sus codos sobre el escritorio, y yo tuve que reprimir una carcajada ante su fachada de diva.
La recepcionista subió su mirada y examinó a Mérida como si de un extraterrestre se tratase.

—Venimos buscando a la señorita Camille Connel—Mencionó Mérida sin rodeos, discretamente le propiné un codazo por su falta de educación.

—¿Tiene alguna cita?—Si Mérida no era cortés, no quería saber lo que era aquella recepcionista.

Sin previo aviso mi acompañante me tomo por los hombros poniéndome al frente de la recepcionista la cual me observó confundida.

—¿Vienen por el trabajo?

Rápidamente negué con la cabeza—Oh no, no...

—¿Entonces?...—Mire a Mérida esperando que ella respondiese.

—Ella, es Elsa Arendelle, ¿Te suena?

—Oh...—La recepcionista me miró sorprendida—¿La chica que fotografiaron borracha en el bar más famoso de la ciudad?

Genial, ¿Es que acaso todo el mundo me reconocería por eso? Al parecer sí.

La pelirroja asintió frenéticamente.

—Necesitamos hablar urgentemente con tu jefa.

—¿Tienen cita?—Volvio a preguntar y yo rodé los ojos con desagrado.

—No, no tenemos—Respondí.

—Oh entonces lo siento chicas, no puedo dejarlas entrar—Sonrió forzadamente—Sera para la próxima.

—Por favor, dejenos entrar, solo serán unos segundos—Pidio Mérida—Estoy segura de que Camille querrá hablar con la hija del futuro presidente.

La recepcionista nos miró con incredulidad.

—Nada asegura que el señor Agnar gane la presidencia.

Solte un bufido, que mi padre gane o no, es lo que menos me interesa.

—¿Segura? Pues yo creo fielmente en cada uno de los proyectos de el señor Arendelle, ¿En cambio que han hecho los otros? Nada, absolutamente nada—Refutó la pelirroja.

—Richard es mucho mejor candidato, es un hombre de palabra, con mejores proyectos que todos los Arendelle juntos.

Escuché incrédula aquella estúpida disputa, ¿En serio discutirán una estúpida postulación? De igual forma los políticos terminan robando y ellos ni siquiera se dan cuenta.

—¿Richard Benson?—Merida la miró con burla y soltó una carcajada—Ese estúpido no ocupa ni la mitad de las encuestas. Si el ganase posiblemente el país se fuese a la quiebra.

—¿Y Agnar? Por dios chica, todos sabemos los movimientos de el excelentísimo señor Arendelle, toda su familia está rodeada de negocios sucios y mentiras—La mire ofendida, malditos chismes medievales.

A ser sincera ni siquiera sabía que hacía yo ahí parada, ya que a Mérida se le pareció olvidar a lo que realmente veníamos. Observé el lugar el cual estaba abarrotado de personas caminando de un lugar a otro, decidí perderme entre las personas, no podía esperar a que todos hicieran las cosas por mi.

Me acerqué a un joven que cargaba con unas cajas pesadas a simple vista, necesitaba saber en donde quedaba la oficina de Camille.

—Disculpa—Llamé su atención tocando su hombro—¿Podrías decirme dónde que la oficina de la señorita Camille Connel?

El castaño me miró detalladamente y yo no pude evitar ponerme nerviosa. ¡Me estaba reconociendo! Por un demonio.

—E-eh... Sí, el último piso, la única oficina de ahí.

—Gracias—Agradecí y no demore en perderme de su vista, no quería llamar la atención.

Subí al elevador, bueno no técnicamente, ya que fui arrastrada por la gran avalancha de personas que se subieron sin siquiera dejarme respirar. Intenté acomodarme ante el gentío, sin embargo parecía casi imposible, algunos trabajadores cargaban cajas y otras simplemente hablaban por teléfono, tome una bocanada de aire al sentir el sofoco del lugar.

Agradeci infinitamente el que subiera el elevador, ya que a medida que avanzaba más se retiraban las personas, aunque he de decir que no era muy agradable la forma en la que me empujaban y sin siquiera disculparse.
Sentí una enorme paz al estar ascensor vacío, al parecer no muchos venían hacia el último piso.

Camine por el pasillo al llegar al último piso y justo como aquel chico había descrito, aquella era la única oficina del lugar, a comparación de el primer piso, este parecía mucho más cuidado y delicado, una gran puerta adornaba el final de el pasillo, por lo cual asumo que es la oficina de la señorita Connel.

Di ligeros toques sobre la madera y la voz de una mujer demoró en hacerse presente.

Aclare mi garganta cuando la puerta fue abierta.

—¡Señorita Arendelle!—La de cabellos azabache me tomo por los hombros y me dirigió hacia dentro de la oficina—Que honor tenerla aquí.

Sí, claro, sobretodo que gracias a ustedes estoy aquí, bueno en parte.

—Buenos días, señorita Connel—Saludé lo más cortés que pude.

—¿Cómo va la postulación de su padre? Debe informarle que lo apoyo en lo absoluto—La mujer parecía emocionada, sinceramente esperaba a aquella jefa amargada que siempre presentan en la películas.

Reí con sutileza. Teniendo en cuenta que es amiga de mi padre hubiese sido más fácil desde un principio, ¿Como es que no lo recordaba? Ahora Mérida debe estar teniendo una fuerte discusión con aquella recepcionista.

—Tenga por seguro que se lo informaré.

—¿Y a qué se debe tu visita, querida?—Me removí incómoda en mi lugar.

—Bueno, es que necesito un pequeño favor de su persona.

—Habla, linda, ¿Que necesitas?

—Usted sabe lo que ha estado sucediendo estas últimas semanas sobre mi—Ella asintió.

Definitivamente Mérida hubiese sabido que hacer, yo aún no se lidiar con los nervios.

—Necesito el nombre de el camarógrafo que se encargó de—Arruinar mi vida—Hacer el trabajo.

Subí mi mirada en busca de una respuesta, ella me miraba seriamente.
Creo que preferiría estar en casa, ¿Por qué siempre pienso eso demasiado tarde?

|▪ ▪ ▪|

Y sí, fue más simple y fácil de lo que mi mente pesimista y agobiada pensaba.

—¡Los Arendelle se quedarán con la presidencia!—Escuché el grito de Mérida y apresure mi paso, al llegar la encontré con uno de los guardias tomándola por los hombros intentado calmarla, ¡Se supone que no llamaríamos la atención!—¡Oh miren! Ahí viene una...—La mire con una mezcla de temor, estaba por decir que era una Arendelle, al frente de todos—Una amiga.

Rió nerviosamente y pude sentir un gran alivio.

—Señoritas les pediré que se retiren—Pidio el guardia con tono severo.

—¿¡Qué!? Por favor guarida, perdón pero usted sabe que yo tengo la razón—Merida le suplicó prácticamente—Mi amiga y yo tenemos algo muy importante que hacer.

Yo la mire sin poder creerlo, ¿Ni siquiera había notado mi ausencia?
Tome a Mérida de la mano y la arrastre hacia la salida.

—Lo siento Elsa, de verdad, yo soy una estúpida—Se disculpó la pelirroja y yo no pude evitar reír, ella me vio sin entender el porqué de mi actitud—¿No te molesta que haya arruinado el plan?

—¡Por supuesto que no! Aquella pelea fue lo mejor que pudiste hacer—Merida frunció su ceño.

—Creo que no estás entendiendo lo que acabó de suceder. Yo arruine el plan, posiblemente nunca podamos volver aquí y ya todo...—La de ojos turquesinos se silencio a si misma al ver como yo alzaba un sobre de color amarillo—¿Eso es?...

—¡Sí! Tengo el nombre y un poco de información de aquel camarógrafo, solo falta buscarlo y ya—Le entregué en sobre a Mérida para que lo leyera.

—¡Pues que comience la busqueda!

Sonreí.

—A encontrar a Jackson Frost.

Fin de la maratón que ya no es tan maratón porque me demore un chingo en subir :'(
La verdad perdóneme, tuve muchos problemas con mi cuenta de Wattpad, prácticamente no podia entrar, creía que la iba a perder, me asusté un montón, pero bueno aquí estoy con mi cuenta y continuando esta historia.

Por si no entendieron el final, Jack es el camarógrafo que tomo las fotos que "arruinaron" a Elsa, sí, sé que muchos esperaban que él fuese el chico pero aún así habrá mucho Jelsa, se los prometo :3
Y disculpa si el capítulo tiene algunas faltas, es recién salido de borrador.
Gracias por leer <3

- b e l l e

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