XI. La carreta nahua
Lugar: Nicaragua
El sonido del miedo
También conocida como Carretanagua o Carreta Nahual, se dice que puede oírsela alrededor de la una de la madrugada, y que su sonido infunde tal horror en quienes la oyen que, refugiados en sus casas, la escuchan transitar por las calles durante las noches más oscuras y silenciosas sin siquiera atreverse a mirar por la ventana. La carreta nahua produce un fuerte ruido al andar, pues sus ruedas pesadas y estruendosas anuncian la llegada de la Muerte Quirina.
Mas aquellos que se atrevieron a verla o tuvieron la desgracia de hacerlo, cuentan que se trata de una carreta grande, vieja y descuidada, con una manta blanca formando un toldo. Va tirada por dos bueyes flacos con las costillas al descubierto, uno es de color negro y el otro overo. Es conducida por la mismísima muerte, vestida con un sudario blanco y la guadaña sobre el hombro izquierdo.
Puede oírsela transitar por las calles de la ciudad y otros caminos solitarios, siempre a altas horas de la madrugada. La carreta nahua no da vueltas en las esquinas, pues si tiene que doblar en una, de un instante al otro su estruendo estremecedor desaparece y puede escuchársela recorriendo otra calle, anunciando la muerte de alguien allí por donde transita.
Se cree que incluso oír el sonido de la misteriosa carreta enferma: las personas que la oyen caen afiebradas y hasta pierden la voz por varios días, pudiendo llegarles la muerte finalmente. Dicen que los únicos que pueden verla son los mudos de nacimiento, recién nacidos y los que están al borde de la muerte, los demás que la ven quedan locos, enferman gravemente y al final mueren.
No es extraño escuchar a los nicaragüenses decir "a ese se la llevó lo carreta nahua", en alusión a la muerte de quien ha enfermado repentinamente.
La Muerte Quirina
En la tradición popular nicaragüense, la Muerte Quirina es un esqueleto con cabeza calva y cuencas oscuras, su dentadura blanca es sostenida por maxilares duros como piedra. La Muerte Quirina deambula vestida con un sudario blanco hasta los pies y va portando una guadaña.
Es interesante mencionar la expresión "yojolem pac", que se traduce del náhuatl como "muerte quirina", y cuyo significado es "mujer que se desprende de su cuerpo, liberando el esqueleto que camina y suena como marimba y rechina al caminar".
La idea de sonido parece tomar un papel relevante en el mito de la carreta nahua, asociado a un esqueleto andante.
Etimología y esencia del mito
"Nahual" o "nagual", dentro de las creencias indígenas mesoamericanas, es un tipo de brujo, de ahí que, en esencia, la carreta nahua sea una carreta embrujada (o bien, bruja), relacionada directamente con lo infernal. Se caracteriza sobre todo por dos elementos: el sonido y la pernoctación.
El sonido estruendoso que la carreta nahua produce tiene que ver con la imposibilidad de verla, su presencia es, fundamentalmente, auditiva, pues aun cuando los curiosos la buscan, no pueden más que sentir su estrepitoso andar (o enfermar e incluso morir si consiguen verla).
La pernoctación, es decir, su andar por la noche, se manifiesta como un revés de la carreta "diurna", aquella que el trabajador emplea para sus labores bajo el sol del campo nicaragüense. El sonido de una carreta durante el día no genera extrañeza, pero escucharla de noche despierta terror y quita el sueño. Así, la carreta nahua no puede conducir a nada más que a la muerte.
Origen sociocultural
Entender las fuentes del mito implica remontarnos a la época colonial, pues la llegada de los colonizadores europeos al Nuevo Mundo introdujo ciertos factores que configurarán, con el trascurso del tiempo y la conjugación de determinados elementos culturales y sociales, la conciencia mítica del colectivo nicaragüense.
La carreta de bueyes fue introducida en América por los conquistadores españoles como instrumento de transporte de todo tipo de cosas, como ser bastimentos para el asentamiento de ciudades o armas. De este modo, grandes caravanas de carretas recorrían los caminos de las tierras del Nuevo Mundo.
Los conquistadores tomaban por asalto a las tribus indígenas en actos de saqueo y cacería, tras lo cual aquellos que no eran asesinados resultaban capturados como esclavos. Así, podía verse grupos de indios atados a las carretas acompañarlas a lo largo de grandes y crueles recorridos. Esta situación se trasladó al mito como expresión y recuerdo del miedo vivido por aquellos pueblos precoloniales: se dice que detrás de la carreta nahua marchan las ánimas del purgatorio vestidas de blanco con una vela en la mano; estos espectros que caminan detrás representan a las almas de los indios de las tribus masacradas por los españoles.
Era común que, por las madrugadas, las carretas cargadas circularan provocando un ruido infernal allí por donde pasaban, transportando a los esclavos que serían vendidos. Los pueblos indígenas interpretaron este sonido nocturno, no habitual a sus oídos, como la manifestación de los espíritus que venían a acecharlos (entidades que culturalmente los asediaron a través de los tiempos), configurándose más tarde, en la consciencia popular, el sonido típicamente terrorífico de la carreta nahua.
La función moralizadora como medio de dominación
Un análisis pormenorizado de la leyenda de la carreta nahua, evidentemente, va más allá de solo reconocer en ella sus elementos sustanciales y el origen histórico, social y cultural del mito, pues es también necesario entenderla desde una perspectiva fenoménica del discurso, es decir, como el fenómeno social que es.
Existen diferentes versiones de la leyenda a lo largo y ancho del país (Matagalpa, León, Chinandega, Granada, Masaya, etc.), pero esencialmente todas coinciden en la historia de una carreta siniestra que produce un ruido potente al andar, que la gente relaciona con sonidos del infierno. Como dijimos, con la carreta penan las almas condenadas en busca de otras almas que condenar, portan una vela en la mano buscando a quien entregársela, de modo que quien la reciba se sume a la procesión de espectros vagabundos. Generalmente las víctimas son infieles (en el sentido religioso de la palabra) que por motivos paganos o inmorales deambulan a altas horas de la noche. Para protegerse, las personas se esconden en sus casas y colocan hojas de palma bendecidas en forma de cruz frente a la puerta, y rocían las entradas con agua bendita. Cuando, desde la seguridad de sus casas, oyen el sonido de la carreta, comienzan a rezar el rosario y otras oraciones propias del catolicismo.
El terror transmitido por la carreta nahua es un miedo que ha ido sucediéndose de generación en generación, y que no es otro que el que experimentaron los indígenas en tiempos de conquista cuando eran reducidos y masacrados por los españoles, actualmente impregnado en la conciencia colectiva como un elemento moralizador cuya función es impedir la transgresión de determinados valores que forjan una estructura social dentro de un determinado sistema de dominación. En verdad, esto sucede con todos los mitos o leyendas del mundo en general, pues muchos se constituyen como mecanismos para la regulación y control de conductas humanas que apelan al castigo cuando el comportamiento se aleja de lo moralmente permitido. Así, por ejemplo, si no se es buen católico o si se deambula por las calles a altas horas de la noche, se corre el riesgo de toparse con la carreta nahua.
Raíces y la realidad
Lo cierto es que, más allá de este pequeño análisis realizado, la historia de la carreta nahua es para la sociedad de Nicaragua parte de su cultura, de su propia identidad: para unos una simple leyenda, para otros una temible realidad.
Si escuchas el clamor de una carreta en la madrugada, seas de donde seas, permítete la duda, si hay algo que la historia del mundo nos ha demostrado incontables veces, es que el universo está lleno de misterios y que todo puede ser posible.
¿Has escuchado a la carreta nahua alguna vez? Si la oyeses, ¿la buscarías?, ¿te esconderías? Déjanoslo saber en la sección de comentarios, tus experiencias y opiniones nos interesan y enriquecen este apartado.
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