(CINCO)

"Su sonrisa se había apagado para siempre, por una falsa tregua"

Hera junto con Poseidón jugaban como niños que apenas habían entrado en un nuevo mundo , era cierto, pero Hades estaba rodeado de un sinfín de emociones interminables desde hace tres días, exactamente desde el día en el que se había percatado de la desaparición completa del olimpo, su reino. El mundo que estaba pisando no era tan diferente al mundo en donde había nacido, algunas de esas diferencias radicaban en la forma de vestir, la forma de mirar de algunas personas a su alrededor, y la más grande, las nuevas estructuras de las ciudades.

Zeus, Hestia y Deméter habían desaparecido, no estaba seguro si aquel mundo solo se trataba de una ilusión creada por Cronos, pero incluso los titanes y ciclopes habían desaparecido dejando atrás un mundo completamente limpio sin tártaro, sin algún tipo de huella o prueba que afirmase que antes, solo unos minutos atrás ese lindo lugar era el escenario de una gran guerra. Dejó de buscar una salida y decidió vivir para siempre en aquel mundo, una decisión rápida de apenas tres días, quizás fue más fácil de tomarla al recordar el infierno que vivió en su antiguo hogar, esperen, no se podría llamar hogar al estómago de su padre. Apenas había obtenido un tiempo para disfrutar las calurosas mañanas, los lindos paisajes y las grandes sonrisas de sus hermanos, y después la guerra, se había convertido en un soldado, en un líder a la fuerza, es por eso que aceptar una nueva vida en ese mundo era la mejor opción para Hades o quizás era la opción más fácil.

—Eres muy bonita...

Al verla nuevamente había obtenido una nueva oportunidad para protegerla, o al menos era lo que había comenzado a creer, solo tomó unos cuantos minutos el reconocer aquel cabello gris tan parecido al suyo, era Tenea. La inquietud que por tanto tiempo lo había perturbado nuevamente comenzó a envolverlo, llenó su cabeza de ideas erróneas sobre Tenea, ¿Cómo estaba viva? ¿Su apariencia era la misma?

—Hades —llamó—. Reparé tu ropa, deberías probarla.

—Gracias Tenea, pero Zeus odia que use esa ropa.

—Vamos, es muy bonita.

—Si quieres puedo probarla frente a ti, claro para agradecerte.

—¿enserio?

—Si Tenea.

—Zeus no tardará en llegar, deberíamos apresurarnos.

Hades había comenzado a quitarse el suéter negro que llevaba cambiándolo por aquel color pastel que Zeus tanto aborrecía.

—Tu cabello está más largo Hades.

—Sí, además es muy claro y no me gusta.

—El gris te queda muy bien, te ves muy lindo —las mejillas de Tenea se habían coloreado de un tono rosa muy dulce para Hades, al mismo tiempo se acercó y las tomó entre sus manos—. Basta Hades, eso duele.

—Sabes que eres como mi hermanita que más amo ¿cierto?

Las cosas se habían tornado complicadas con el tiempo, al parecer ella no lo estimaba con tan poca intensidad.

Daniel se había esforzado demasiado para que Luzbel se siéntese en casa, la mirada del chico recorrió su departamento con gran admiración, quizás en un corto tiempo Daniel se había sentido dueño del palacio más lujoso del mundo o al menos así fue como Luzbel lo había hecho parecer, Harniel no se había quedado atrás ella era la escolta mejor pagada del rey, borró la burbuja de ilusión a su lado y se fijó en Hera quien los miraba con su ceño fruncido y esa poca empatía que la había caracterizado desde la primera vez que la vio.

—Vamos Hera somos amigos —pasó su brazo por detrás de los hombros de la castaña y la llevo junto a Hades—. Y tu Hades se cordial con mis invitados.

—Luzbel ¿de dónde vienes? —preguntó Hades ignorando a Daniel.

—De...de un lugar.

—Vaya, eso me dice tanto...

Hades se acercó al pelinegro mientras lo observaba con demasiada cautela, recorrió con su mirada de pies a cabeza.

—Woo tu cabello es tan largo.

—¿Eso es malo?

—Para nada, yo nací con el cabello gris y nadie me encerró en un calabozo.

—Me gusta —Luzbel pasó una de sus manos por encima del cabello de Hades.

—¿Tenea?

—Me gusta —había escupido sangre—. Me gusta todo de ti Hades, pero tu cabello deberías cuidarlo un poco más, perdón por no poder ayudarte con eso...ahora debes hacerlo tú solo.

—...Y a mí el tuyo, me agradas más que mis tontos hermanos Luzbel.

—Oye cuida lo que dices —refutó Hera.

—Oh así que eres una celosa —acusó Daniel.

El ambiente había dejado de ser tenso, pero nuevamente se había silenciado con el timbre de un teléfono, Harniel.

—Disculpen —recibió la llamada—. ¿Rian? ¿Qué le sucedió a mamá?

Todos estaban pendientes de la llamada y más específicamente Daniel quien sabía con claridad en donde estaba Rian y la circunstancia en la que debía llamar.

—Voy ahora, has todo lo posible hasta que llegue.

SIGUE>>>>>>>>>>>>>>>