Bueno David, aquí vamos. Antes que nada quiero pedir perdón por destrozar tu libro pero necesité contestar por etapas y devolverte todo lo que me hiciste recordar. Responderé cada parte de tu libro intentando contarte como sucedieron las cosas desde este lado del nueve. Disculpa si no llego a tu lírica o tu tan hermosa forma de narrar. Contando el tuyo, he leído solo tres libros por interés. Nunca fui de la lectura y, luego de ti Benjamín me ha dado muchísimo por hacer. Me gustaría comenzar diciéndote que yo también te recuerdo y sé que toda mi vida lo hice, lo hago y lo haré. No quiero narrar lo que ya sabes, pero si puedo contarte cosas que nunca has sabido de mi y es confortable hacerlo mediante un libro ultimando cada detalle. Me esforzaré a escribir sin detenerme, para hacer de esta tarea la más bella experiencia; escribiendo tal cual hablo, con mis errores y mis pausas, con mis dolores y mi calma, con todo lo que es mío pero siempre fue todo tuyo. También me gustaría contarte que he elegido un lugar en medio de un busqué, y he alquilado una pequeña cabaña a fin de hacer de mi escritura un lugar solitario, como tu lo eras.
Cuando tu libro llegó a mis manos, en el momento supe que era de ti y fue el más hermoso regalo que tuve para mi cumpleaños, pero recién después de unos meses me he atrevido a leerlo y tan solo en el primer capítulo me di cuenta que era hora de escribir una respuesta. Cuantos años, es verdad... han pasado tanto años que no supe nada de ti, pero al igual que pasa desde aquel lado del seis te encuentro en cada rincón de mi casa, que por cierto nunca has conocido, pero tu esencia está igual de pensativa, a veces se para en un rincón y mira a la nada y otras veces solo admira los astros desde el balcón de su recamara. De igual modo no quiero hablar de ello por el momento. Este capítulo se llama *a priori" que por lo que entendí al leer, es el momento antes de conocerme, que eras y como sentías, y desde el corazón te lo digo, espero encontrar en tus letras alguna transformación. Siempre creí de ti una persona que piensa más que el resto. Tú dirías con toda seguridad "es mi trastorno de la ansiedad" y me darías un sin fin de explicaciones que siempre me han generado ternura, y esa ternura se muestra en la esperanza de saber que por dentro has cambiado. Por lo que leí y me informe sobre filosofía "Apriori" significa antes de obtener cierta sabiduría o antes de pasar a saber. Y aunque hoy me encuentro fumando un cigarrillo en un viejo sillón leyendo una y otra vez el capítulo para saber bien qué contestarte, siempre supe quien era antes de saber quien quería pasar a ser. Por último quiero que sepas que amo tus letras, eres tan descriptivo y veo que esa esencia tan pausada que siempre admire nunca se ha ido, Porque tu no eras normal. Tú eras... un hombre distinto a lo que se podía imaginar, muy reservado y siempre muy explicativo y también la culpa causante en mi de un "A Priori" que solo logre reconocer cuando conocí mi propio "a posteriori".

Antes de ti era eso que veías al principio, era... como decirlo... superficial. La endereza de las personas para mi se valían en el precio de su ropa, en la carrera que habían embarcado, o en lo bonito que se veían. Era esa chica que podía pasar horas mirándose al espejo en busca de encontrar el mejor maquillaje, o la remera que combine con mi perfume al pasar, o que tan bonita se veía mi sonrisa. Mis amistades y noviazgo lo eran todo. Y el trabajo lo hacía solo por hacer algo. Pero ¿sabes que?, cuando apareciste en mi vida apareció algo nuevo que nació por sí solo y corrompía mi moral. Porque tu no eras nada de lo que me podía llegar a gustar, sin embargo desde la primera vez que te vi, me fascinaste. En ti observe esa forma de ser tan primitiva, lavando copas en un viejo hotel, con dos o tres compañeros a los gritos y carcajadas. Desprolijo, sin futuro, con olor a cigarro pero siempre risueño. Y llámalo tú una locura pero recuerdo latentemente ese primer saludo. Tu, no me saludaste normal, me abrazaste con tu brazo derecho y un beso en la mejilla, lo recuerdo y me sonrió. Desde el primer segundo te odie, te rechace, dentro de mi una eternidad que quería que terminase. Pero... Pasó ese segundo y te juro David, te juro que por primera vez en mi vida me sentí contenida de verdad; me abrazaste con sabor a familia y el siguiente segundo deseé que no terminará jamás; y pasó tan rápido. Porque había un mundo de diferencias entre los dos, pero al abrazarme así, esos mundos se unieron.

Antes de ti era una persona normal, salía bailar, estudiaba y trabajaba sin valorar en realidad toda la suerte que me asemejaba. Estaba en primera y única relación, me encontraba a gusto con todo, pero vos tenias que aparecer así, tan tosco y atropellado, tan infantil y robusto, tan inmaduro y adicto, para que yo sea quien soy hoy, en un mundo distinto, con una vida distinta.

Antes de ti valoraba las cosas de valor artificial, importaba más poder salir a cenar a algún bar, con mi ropa nueva encima de un lindo auto que cualquier otra cosa. Era el ahora de una adolescente, porque eso era, no tenía más que 19 años. Y de repente llegaste tú, tan ansioso de representar el futuro, tú hablabas de futuro, quizás sin darte cuenta de lo que eso para mi era extraño, me corrijo, para cualquier mujer eras un chico extraño. Muy gritón y eras un versero. Nos decías a todas por igual cosas bonitas, así sin caretas, como si esa responsable vergüenza que tenemos al ofrecer una exagerada amabilidad no existiera. Y no pude evitarlo, el mismo día que te conocí también te cuestioné con un ¿porqué? Y me respondiste "Por ejemplo mira a Genesis, parece triste y cansada de estar acá, o quizás tengas problemas afuera. Eso cambia en algún sentido con solo una acción, mira -¡ey Genesis! -" y recuerdo a la camarera que se dio vuelta con unas sonrisa y te pregunto "-¿que? -" y tu, mirándola a los ojos le dijiste -que rico perfume traes hoy, combina con tu esencia-"... te juro que quedé anonadada, y no conforme con eso me ordenaste -espera unos segundos, ve a mirarla, y vuelve- fui a la cafetería y la vi, y cambió, ella simplemente estaba sonriente y mirándose al espejo, se persivia de ella algo diferente a lo que hace dos minutos encontramos. -¿ves? - dijiste hablándome cerca del oído. - a mi no me costó nada, solo algunas palabras y ella encontró un motivo para su día, uno nunca sabe que hay detrás de una persona, sus dolencias o sus triunfos. Yo a los triunfos los admiro y festejo, y a las dolencias les doy un respiro. Se llama hacer el bien sin pedir nada a cambio. Creo que eso se llama dar amor.-

Antes de ti nunca he tenido la curiosidad de conocer a alguien, siempre he sido de esas personas que quieren hablar pero no escuchar realmente; solo era algo social, tú lo llamarías "empata social" o "privilegio de clase alta". Pero era ese detalle, esa manera de peinarme o el combinar mi remera y mis zapatillas; el que luego de nuestro primer encuentro dejó de tener valor al igual que las charlas vacías. Porque tu no miraste nada de mi, o por lo menos hazla que empecé a leerte era lo que creía. Tu en algún modo no me discriminante, no te fijaste esa diferencia gigante entre nosotros dos, no te importo en lo más mínimo. No te diste cuenta del detalle que yo pasé peinando mi tiempo en el espejo mínimamente media hora y que tu, creo, ni siquiera lavaste tu cara.

Siempre me pregunté si el amor era así, una cosa que no se piensa, si hay quizás neuronas en el corazón, que saltan cualquier trecho, cualquier obstáculo o cualquier condición. ¿Quienes somos ante el amor? si llega y se mete o si está dormido dentro de nosotros esperando que llegue la persona correcta para despertar sin atenuante. Porque si el amor es dar sin esperar nada a cambio, de ser así, tu amabas a cualquier cosa. Tu dabas sin intercambio. Sonreía sin razón y parecías feliz, y yo con todo lo que tenía a mi alrededor, y tu tan carente de prolijidad, eramos totalmente distintos. Tu valoras cada centavo y yo gastando mi sueldo en solo unos zapatos, ¿que hay del amor cuando esto ocurre? Si para mi es importante cenar frente al mar y para ti es importante un vino en algún bar escondido. ¿Seríamos felices? ¿Sería feliz así? Si me imagino vestida de gala acariciando mi copa y viéndote emborrachar. O quizás tu intentes emprolija tus defectos y quieras venir a vacilar en este lado del nueve, pero aun así no sería feliz porque desde nuestro primer abrazo te quise tal y como eras, no podría cambiarte, por mas que lo no lo acepte, me odiaría si de tan únicos defectos algo de ti cambiase. Un disparatado sentimiento nacía en un segundo y que me iba a imaginar yo que cambiaría toda mi vida.

De repente pum. Mi amiga me cuenta que tu has estado con otra persona, disimuladamente tu confidente te traiciona, y me lleno de celos que no podía llegar a entender, los mimos que me ocurren ahora cuando tu erotismo llegue a leer, aunque pude hasta la mitad, no lo leí entero, pero no porque no me gustará, sino porque me daba dolor en el pecho, como no pude en aquel tiempo terminar de escuchar a mi amiga.

Desde que te conocí, día tras día quería llegar al trabajo para recibir tu abrazo, y día a día lo dabas. Desde que te conocí lo intenté todo. No eran señales fallidas, eran intentos frustrados. Hasta aquel día en el depósito, te negaste, me rechazaste todo lo que en ningún momento me imaginé que iba a suplicar y ese día perdí el control.