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CAPÍTULO II 02 🍷

Exactamente, no sé cuantos minutos pasaron para poder levantarnos. Parece que estaban esperando a que esos hombres se fueran, ya que habían vuelto el sonido de las voces de las personas en el lugar. Me quedé a esperar a Jimmy y a Denesia para saber que más hacer. 

— ¿Tienes hambre? — La morena me pregunta.

No recordaba que mi estómago no había ingerido alimento desde la mañana. En este momento podría decir que son casi las doce de la mañana. No había comido, ni cenado y con recordarlo automáticamente mi estómago gruñó con necesidad. 

— Sí, ¿a dónde tengo que ir por ello? — los mire.

— Iremos. Jimmy se quedará en la mesa. — él asiente. 

— Sí, es mejor que vallan solas. Por mi seguridad — dijo apenado, pasando una mano por su cabello rubio, haciendo su cabello hacia atrás. Pero era inútil, el cabello volvía a partirse en la mitad de su cabeza posicionándose a cada lado de su cien. Era un chico atractivo. 

— ¿Por qué? — dije y fruncí mi ceño ignorando por completo esa acción tan sexi. 

— Digamos que… Mi alma es un oscuro y no tardan en venir. Primero comen los de la luz, y después los oscuros. — Denesia me explica. 

Sé sobré las almas. Son parejas destinadas a estar juntos en esta vida y en las pasadas, como también en las futuras. Una pareja que encontrarás después de la muerte y al estarlo con vida siempre aparecerá. Papá dijo que madre era su alma, cuando se conocieron. Ya que madre pudo verlo cuando él no quería ser visto y mamá explicó una vez que padre sintió un latido en su corazón por primera vez. No recuerdo donde dijo que habían tenido su primer contacto. ¿En un bosque tal vez? ¿O era una casa abandonada? No lo sé, pero papá sintió algo dentro de él. Ojalá yo encuentre a mi alma fuera de este lugar. 

— ¿Pero los que estaban hace un momento? 

— Ellos pueden venir cuando quieran y a la hora que desean. Son por así decirlo… Los que lideran y tienen el poder del internado. Ellos son los más poderosos, y te lo digo en serio. Pueden hacerte mierda en segundos, sobre todo él. No tiene paciencia para nosotros. 

— ¿Quién? — Pregunté interesada. 

— Bueno… No sé si decirte. Tengo miedo que me escuchen. — paso su cabello tras su oreja. 

— Si no se van ahora van a perder tiempo — nos apresura Jimmy con seriedad en su rostro — en el camino le cuentas, vayan ya. — Nos giramos y comenzamos a caminar después de que Denesia rodara los ojos a él. La melena de Denesia era muy bella, sus cabellos estaban enroscados y caían a cascadas sobre su espalda. Se veía sedoso y brilloso. Muy lindo, en verdad. 

La observé expectante, mientras miraba la duda en su rostro para contarme sobre ¿Él? 

— Mira. Él es…, no sé como decirte. — miró a los costados. 

— Solo baja la voz — Tomé su hombro aún caminado animándola.

— Bien, su nombre es Koray, es mi alma. Y él… Bueno, él es uno de sus amigos. ¿Recuerdas los hombres que estaban en aquella mesa? — Asentí, ¿como olvidarlo? De solo recordarlo me dio escalofríos — Bueno, su nombre es Draco, él estaba ahí. Es el más agresivo de todos los oscuros. Es muy respetado. Tiene años de antigüedad, así que es él, que tiene más experiencia. Nadie lo contradice chica, nadie se mete con él. No solamente te mataría si lo haces enfadar, él haría que sufrieras hasta quedar satisfecho. 

— ¿Él estaba ahí?… 

— Sí. Mi alma es, como ya lo mencioné, su amigo. Y me ha contado algunas cosas de su temperamento. Y eso lo voy a guardar para mí, no quiero asustarte más. 

— No estoy asustada. 

— Mírate. Estás temblando y las Palmas de tus manos están a punto de sangrar — no me había dado cuenta de que tenía apretando mis manos con fuerza. Solté el agarre para mostrar tranquilidad. 

— Solo estoy nerviosa — mentí. Ella niega sonriente. 

— Solo hay que mantener distancia con ellos. — llegamos al parecer a una habitación con comida. 

— ¿Cómo puedes mantenerte lejos de tu alma? Es decir. Me has dicho que son peligrosos, lo sé, ¿pero ustedes? ¿Cómo mantienen su relación? 

— No hay ninguna relación, Carlie. Yo solo mantengo distancia. Aunque admito que hemos charlado algunas veces, jamás algo pasa de ahí. No me agrada ser alma de un oscuro. Soy una hada. ¿Cómo le diré a mis padres que encontré a mi pareja y aparte es un demonio del abismo? 

— ¿No pueden relacionarse? 

— Claro que no. Ellos son peligrosos. Si algo no le agrada, sería capaz de lastimarme. No físicamente a mí. Si no a mi familia. 

— Son...

— Ya te lo dije. Son agresivos. Impulsivos. — me acorta — Ellos, ni siquiera lo piensan, son como bestias sin control. — ya no dije nada cuando me dio la espalda para buscar la comida, ya habíamos entrado a una habitación, donde había inmensa cantidad de comida. Tomó una bandeja y me la dio — Mira, aquí viene nuestra especie — Señala el nombre grabado de una vitrina color amarillo — Puedes pedir lo que quieras. 

— ¿Y no puedo tomar aparte un pedazo de carne de los lobos? — ella me miró asombrada. 

— ¿Por qué no tomas comida de Demonio? Es carne. 

— No quiero carne cruda. La quiero cosida o asada. Lo que sea, pero menos cruda. — Mi estómago gruñe — Ya siento náuseas… — toque mi vientre. 

— Está bien. Pero tienes que hacerlo a escondidas. Ven, te enseño. — me lleva al parecer la vitrina de los lobos de color verde. — Primero ven por la carne, pero ten mucho cuidado de ser descubierta. Y después rápidamente ve a la de hadas, pones la ensalada encima de la carne. Así nadie puede verla. — asentí con una sonrisa. 

Caminamos de regreso a la mesa con Jimmy, cuando lo observo a distancia, se miraba un poco nervioso mordiendo sus uñas, como también haciendo el movimiento de su pierna. A mi lado Denesia se paró en seco y me obligué hacer lo mismo. Un hombre estaba mirando a Jimmy con ganas de asesinarlo, se encontraba en otro lugar a una distancia cerca, hasta yo sentiría nervios de solo verlo. Al darse cuenta de nuestra presencia se giró a nuestra dirección, dejando de lado al hada a punto de hacerse en los pantalones, y así su mirar viajando a Denesia y a mí a su lado. Era un hombre de piel muy blanca y cabello oscuro. Sus ojos eran color negros, al igual que su cabello abierto por la mitad igual que Jimmy. Su apariencia me intimidó. Cuando se levanta quedo impresionada por la altura de casi dos metros frente a mí, ya cuando se dirigía a nosotras. 

— Trebuie să vorbim — le dijo a mi compañera a un lado. Algo que no entendí. ¿Qué idioma era ese? Pero sobre todo, su voz fue tan gruesa que me puso los pelos de punta. 

— Sabes que no me gusta que hables otro idioma que no entiendo. — él me mira a mí un momento. Trague en seco poniéndome nerviosa, casi mi bandeja cae al suelo por el temblar de mis manos. Después se gira a ver a ella. 

— Ven un momento. Es importante — ella me miró y después a él. Así que asintió Denesia. 

— Ve con Jimmy. — Ni siquiera volteo a decirle un está bien. Salí casi corriendo hasta llegar con el rubio como la cobarde que soy. 

— Carajo, algo anda mal. — Menciona ahora él golpeando la mesa de vez en cuando con la rodilla. 

— ¿Podrías tranquilizarte? Estás poniéndome aún más nerviosa. No tengo idea de lo que hay aquí. No estoy en mi zona de confort. 

Me siento y coloco mi bandeja de comida viendo como desaparece la pareja del lugar y así volver a escuchar nuevamente las pláticas de las personas que ni siquiera eran entendibles, pues hablaban todos al mismo tiempo entre ellos mismos. Tal vez la inesperada visita del hombre de negro al lugar había puesto incómodos y nerviosos a todos. 

— Chica, cuando alguien viene así. — Señala al hombre vestido de negro con una bata larga a sus pies, los vemos caminar hasta perderlo de vista. — Es porque lo envío uno de los grandes.

— ¿Quién? 

— El conde Azazziel, o Draco… Koray está cumpliendo una misión de su jefe, estoy casi seguro de que fue Draco quien lo envió. Es su mano derecha en todo. Y si se lleva a Denesia como la última vez, significa que algo malo está por pasar. — carraspea. 

— ¿Por qué se la lleva? 

— ¿Que no es obvio? La va a proteger como la última vez. — golpea con su puño la mesa levemente para no llamar la atención. 

— ¿La última vez? ¿Qué pasó con la última vez? 

— Todos los oscuros vinieron. Bajaron a golpearnos con la intención de ver nuestras mejorías para con nuestros dones. Yo casi muero y siento que esta vez, no lo lograré. — Toque mi collar pegando mi mano a mi pecho. 

Por dios… 

No llevo ni un día y ya van a venir a golpearme. No voy a mentir, esto me asusta, pero al menos intentaré defenderme, no como la última vez. Ya tengo un plan, tomaré mi bandeja de comida y los golpearé con ella. Me escurriré entre las mesas hasta esconderme, buscaré una salida, como la ventana, y huiré de aquí con Jimmy. No lo dejaré, está más que claro que tiene miedo, ya ha tenido suficiente. 

— No dejaré que suceda. Yo estaré contigo. Dos son mejor que uno — dije a lo que él sonrió. 

— Gracias, linda. Aceptaré tu amabilidad solo porque me sentiré protegido. Estaré con una chica demonio — sonreí. Al menos había dejado de mover su pierna esta vez. Sin quererlo logré que dejara de sentirse nervioso — Come… — me alentó. 

— Sí, se ve delicioso. 

Poco tiempo después, Denesia regresó con nosotros y se sentó en nuestra mesa. Jimmy respiró con alivio haciéndome reír, le dije que era un cobarde, pero no se quedó callado y me dijo lo mismo. Denesia miraba en todas las direcciones, sintiéndose vigilada, dándome cuenta con el rubio. Se acomodó mejor en el asiento y amarró su cabello rizado y esponjado en una coleta al ras de su nuca.

— ¿Tienes algo que decir? — Jimmy preguntó siguiendo su mirada y después volvió a verla a ella nuevamente. 

— Sí… Solo que ellos nos vigilarán. — El cuerpo del rubio se tensa. Pasa su mano tras su cabello una y otra vez. 

— ¿Qué? ¿Pero por qué? No hemos hecho nada malo ¿Estás hablando de que a solo nosotros tres nos vigilarán, o a todos los de luz? — preguntó rápidamente pasando saliva. Tenía sus manos, esta vez sosteniendo el filo de la mesa con fuerza. 

— Tranquilo. Te lo diré después. 

— No, ¿qué fue lo que te dijo? — pregunté. Sentí angustia. 

— Carlie, no tienes que tener miedo. No dejaré que eso pase, no a ambos. — Jimmy asintió a sus palabras llenándolo de calma. 

— Denesia, yo…, yo quiero saber de este nuevo mundo que me rodea. No me metas en una jaula de cristal. Necesito conocer la cruda realidad, tengo que aprender, ha eso he venido. Si me van a matar quiero saberlo, si voy a sufrir también quiero enterarme. No quiero que me protejan. Quiero defenderme sola, yo no tengo dones. Soy una humana normal, no tengo fuerza, ni siquiera mi apariencia es un demonio como tal. Solo no me apartes… Por favor. 

— Si te lo digo, querrás irte… 

— No, te lo juro. 

— Bien, escuchen. Koray dijo que Draco y los demás nos vigilarán por un mes completo. Visitarán nuestras habitaciones, nuestras horas de comida, vigilarán nuestras horas de entrenamiento y nos llevarán a campo abierto para hacernos pelear con los grandes. Eso es algo que no me preocupa, es lo que hacen cada cuatro meses. Pero lo segundo… 

— ¿Qué pasa con lo segundo? — El rubio pregunta y yo aparto la bandeja cuando terminé de comer haciendo un leve ruido. 

— Draco a conocido a la nueva… — me mira y mi corazón se acorta. — Koray dijo que él quiere conocerte. De hecho, en tres días será la reunión para la nueva elección. 

— ¿Que es eso de la nueva elección? — me acerque a ella un poco más. 

— Es cuando los oscuros bajan para encontrar a su alma en este lugar. Son más que nada los hombres quienes nos buscan a nosotras. Así Koray me reclamó.

— Si tiene una reunión es que habrá cambios. — Mencionó el rubio con su vista fija en algún punto del sitio. Sus labios estaban entre abiertos y su ceño está fruncido. 

— Sí, lo habrá — respondió Denesia. — me dijo mi alma que no me alejara de ti. No me explicó el porqué. Solo dijo que te protegiera si fuera necesario, y no dejarte sola. — ¿por qué lo pediría? Pensé — Además — se volteó al rubio — No le gusta verte cerca de mí. 

— Lo sé. No por nada me mira de esa forma. Estoy seguro de que me atacará cuando tenga oportunidad o ganas. Me siento como gato asustado. — Reí sin poder contenerme. Él tenía unos ojos rasgados y la verdad si me parecía felino. Su apariencia lo hacía ver verdaderamente un gatito. 

— Perdón — me disculpé mientras me veían rara — Es que sí, pareces un gatito. 

— ¡Vez, te lo dije! — soltó Denesia sonriendo. 

— Ambas están locas...

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