i ━━ good luck, hyunki
¿Qué tan malo había sido Deung Hyunki en su vida pasada como para que el karma se enseñorease en él todos los días? Ya no bastaba con un obstáculo diario que lo llevaba a llegar tarde a clases o a que sus trabajos fuesen destrozados por distintos factores, como la lluvia e incluso su torpeza al tropezar y caer sobre sus maquetas. Quizás estaba pagando algo, tal vez un pecado de su vida anterior, pero Hyunki no sabía qué era exactamente. Intentaba hacer esfuerzos para ser una mejor persona, llevarse bien con la gran mayoría y, aun así, las cosas le salían mal sin importar qué.
Toda su vida se había sentido de esa forma, como si algo lo asechara. Hyunki había llegado a sentirse atrapado en una rutina de mala suerte, como si cada día de su vida viniera acompañado con su propio obstáculo que lo hundía un poco más. Algo similar a la dinámica de un videojuego en donde cada nivel tenía un enemigo que en algún momento lo llevarían a enfrentarse al jefe final. Toda esa reflexión lo llevó a comentar sobre esto a Gim Sooyun, una compañera de clases que estaba sentada en un asiento a su lado.
── Sooyun, ya no puedo creer que sea solo una coincidencia ── Estaba sentado en una silla incómoda cuando la chica se sentó sobre su pupitre sin siquiera pedirle permiso. Su voz cargada de frustración solo hacía ver que Hyunki se sentía un poco paranoico, como si algo o alguien invisible moviera los hilos y tomara las riendas de su vida hasta convertirla en algo deforme, transformándola en una serie continua de desastres.
Antes su vida era más sencilla.
── ¿Qué? No te estaba prestando atención ── dijo su compañera de clases, aunque más que eso, Gim Sooyun era una de sus mejores amistades ──. Estaba pendiente de no caerme de tu mesa.
Mientras él intentaba salvar el año escolar, ella solo tenía que ser bonita y Hyunki hacía todo el trabajo sin esperar nada a cambio. La dinámica de su amistad era así, se conocían desde primaria y jamás había variado aun cuando hubo un tiempo en el que estuvieron en salones separados.
Hyunki, un poco ofendido por el hecho de que no estuviese escuchándolo, algo irritado, volvió a hablar a Sooyun.
── Que te decía que ya no creo que sea una casualidad que siempre me pase una desgracia a mí. Nunca oímos que a los demás les sucedan cosas, siempre todo es perfecto con ellos, hasta tú eres una gran excepción a los accidentes.
── Mi accidente fue ser tu amiga ── respondió mirándose las uñas ──. Sabes que eso no es cierto, estaba bromeando.
── Claro, sabes que eso no es cierto porque desde que somos amigos te ha ido mejor en las clases, tienes un buen promedio a comparación del año anterior, ¿recuerdas? Casi repites el año, eso hubiera sido vergonzoso ── afirmó él, acomodando su cabello. Era un poco más largo que el de los demás, quizás por eso se le hacía más complejo peinarlo. No era tan sencillo como los otros chicos ──, pero no estaba muy preocupado por ti, en realidad no me agradabas tanto, pero oye, te ayudé a pasar de curso.
── Ni me lo recuerdes ── dijo ella, frunciendo el ceño, algo afectada por sus palabras. Hyunki sabía que esa época había sido oscura para ella, pero ahora las cosas habían cambiado ──. Me alegra ser tu amiga, más allá de eso, me enseñaste a ser más responsable con mis obligaciones.
Siendo honestos, él no era una persona muy entregada, ni siquiera era responsable y hacía todo a última hora, casi cuando el reloj marcaba que ya no quedaba tiempo. No trabajaba mejor bajo presión, pero siempre estaba sometido a ella. No entendía cómo es que era uno de los mejores promedios de su salón si era desorganizado y sus rutinas de estudio eran inexistentes, nunca estudiaba, solo cumplía lo que le pedían y eso era todo. Deung Hyunki no era un genio ni un cerebrito, era un idiota con mucha mala suerte que lograba entregar todo a última hora de puro milagro.
── Yo ni siquiera soy responsable.
── Lo sé, por eso me convertí yo en la persona competente de la amistad ── bromeó Sooyun, pero en el fondo, él sabía que era cierto. Su amiga había dejado de ser una persona desinteresada por los estudios desde que se dio cuenta de que él necesitaba alguien que le diera un pequeño empujón ──. Pero no te amargues por eso, eres irresponsable, pero eso no te quita lo inteligente.
── Inteligentemente torpe ── corrigió, frustrado consigo mismo ──. El día en que tenga buena suerte e inteligencia, será el fin del mundo porque jamás he obtenido las dos.
── Deja de ser un maldito pesimista y mueve tu trasero entonces, siempre es lo mismo contigo. Recalcas y recalcas tus defectos y nunca resaltas tus virtudes, es por eso que te va tan mal ── la chica se tocó el puente de la nariz, como si estuviera irritada, pero en realidad no ──. Si piensas negativo, te irá mal, es como la ley de atracción.
── ¿Ley de atracción? ¿Qué mierda estás diciendo ahora, Sooyun?
── ¿Cómo que no lo sabes? ── preguntó bajándose de un salto de la mesa ── ¡Para eso existe Google! Ve y pregúntale, estoy muy ofendida contigo por no saberlo.
── No seas ridícula, nada te cuesta explicarme de qué se trata.
── No te diré ni una sola palabra, es más, desde este mismo momento te haré la ley del hielo ── volteó su rostro hacia otro lado, como si estuviese ignorándolo ──. Al menos esa sí sabes de qué va.
Si Hyunki tuviese mejor suerte, tendría otros amigos, pero esa era la que le había tocado y no estaba en posición de reclamarle al universo. No cuando ya estaba siendo castigado por algo que no podía recordar y de lo cual, dudaba que fuera verdad.
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