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Capítulo uno

Cortaba el pequeño pastel de vainilla con cuidado, consciente de que había una pequeña cámara frente a él que se encontraba retransmitiendo todo lo que podía captar en directo. Era un día especial, su día, por fin, había llegado a su mayoría de edad. Debería sentirse afortunado de lo que había logrado hasta ahora; ¿a quién no le gustaba la fama y el dinero? Su madre estaba muy orgullosa del hombre en el que se había convertido, del gran artista que era.

Así pues, debería estar feliz por ello, celebrar su cumpleaños con alegría y entusiasmo. No se entendía, por más vueltas que le daba, no lograba comprender por qué se encontraba forzando una sonrisa que debería ser genuina.

-"Innie, tu sonrisa es hermosa" -recitó en voz alta uno de los comentarios del directo, aunque no fuera capaz de sentir real el halago. Así que trató de ser honesto respondiendo, no le gustaba fingir, a pesar de estar haciéndolo todo el tiempo -. No creo que sea tan bonita, pero me alegra que mis fans piensen eso.

Había practicado tantas veces la misma sonrisa frente al espejo de su baño, intentando lucir natural. Porque por más que quisiera, su verdadera sonrisa parecía huir cuando estaba frente al público. Normalmente, no solía desperdiciar su tiempo en tales "bobadas", estaba muy ocupado con su carrera de idol, no tenía ni el tiempo ni las fuerzas para pararse a reflexionar cosas con tan poca importancia.

Pero siendo justamente un día tan importante para él, fue inevitable que todos esos pensamientos furtivos, esas dudas que siempre parecían querer hundir sus ánimos y la típica sensación de que algo estaba mal en él, lo alcanzaran e impactaran en su cabeza como un balde de agua fría. Pero el show debía continuar, se encontraba en medio de un directo, acompañado de sus fans, no podía decepcionarlos. Se había esforzado por años para llegar hasta donde estaba, había dedicado prácticamente toda su vida en su carrera. ¿Tiraría ahora todo por la borda por un par de pensamientos negativos?

No, no podía hacer eso. Por más cansado que estuviera, solo eran malos momentos. El tiempo todo lo cura, solía decirse.

¿Pero cuánto tiempo más debía esperar? Era tan fácil mentirse a sí mismo, creer que todo se curaría mágicamente de la noche a la mañana, cuando se sentía en lo más profundo de un pozo de mentiras, donde no llegaba la luz, y quizás, tampoco encontraría una salida. Empezaba a estar cansado de esperar, aunque fuera solo un pequeño rayo de esperanza al que aferrarse.

El tiempo pasaba más deprisa de lo que le gustaría, perdido en sus pensamientos el tiempo volaba. Incluso cuando de su boca salían palabras en abundancia con el fin de entretener a todos aquellos que se habían tomado la molestia de ver su directo, se sentía como si hubiera puesto el piloto automático a su voz. Y eso, de alguna forma, le asustaba. Pero como con todo aquello que requería de una reflexión profunda, lo guardaba en el fondo de su mente, porque era mucho más fácil ignorar esos sentimientos antes que hacerles frente.

Se despidió de sus fans como solía hacer antes de finalizar el en vivo. Su madre había insistido con que hiciera el directo a las doce en punto de la noche porque lo que restaba de día lo pasaría trabajando. Tenía tres grabaciones planificadas, iba a ser un día muy largo. Si no lo hacía a esa hora, no habría otro momento en el que pudiera hacerlo, y Jeongin no podía defraudar a sus seguidores. Si estaba donde estaba, era gracias a ellos.

No debían quedar más que un par de grupos en la agencia que seguían practicando para sus próximos shows cuando salió del edificio. No había nadie que lo acompañara, tampoco era que lo necesitara. Era un cantante reconocido en Corea del Sur, pero su fama no era tan grande como para que a estas horas estuviera algún paparazzi, acosador o fan, esperándolo fuera de la agencia.

Siempre que tenía la oportunidad se movía por la ciudad con su preciada bicicleta. Llevaba usándola por años, así que no era de extrañar su aspecto desgastado. Esta vez, siendo que solo estaba en la agencia para hacer el directo, no fue la excepción. Podía ver pasar diferentes puestos de comida mientras pasaba con su bicicleta, y de no ser por la cantidad de personas que se encontraban en esos locales hubiera parado de pedalear mucho antes para comer un poco. Prefería evitar las masas, no por su fama, era más bien una cuestión de comodidad. A diferencia de lo que se solía mostrar a su público, Jeongin era un chico muy solitario e introvertido.

Tenía hambre, no había cenado, tampoco había comido más de dos cucharadas del pastel que el staff le ofreció. Le parecía estúpido, porque siempre les daban pasteles para lucirlos en los directos, pedían explícitamente que hicieran ver que lo comían, pero la realidad era que no tenían permitido ingerir comidas como esas. Ni siquiera en su cumpleaños. Estaban enfermos por hacer que sus artistas encajaran en los estándares de belleza antes que en explotar el talento de sus artistas.

Jeongin entrenaba cinco días a la semana, así que de vez en cuando se permitía saltarse esas prohibiciones con algún que otro capricho. Todo a espaldas de su agencia y su madre, por supuesto. Y siendo hoy su cumpleaños, le parecía el día perfecto para permitirse uno de sus antojos. Así que paró en el primer local que encontró vacío mientras paseaba con su bicicleta.

No sabía muy bien dónde se encontraba, se había dejado llevar por las calles, explorando zonas nuevas sin preocuparse de cómo volvería a su casa después. No le importaba, solo quería un pequeño descanso de todo el estrés al que estaba sometido. ¿Y qué mejor que hacerlo cenando un buen ramen? Era la primera vez que iba a ese restaurante. No podía entender el nombre del local debido a que todos los cartelitos estaban escritos en Japonés, a excepción de la palabra "Ramen", que brillaba en la oscuridad de la noche. El edificio era pequeño, todo hecho de madera, excepto el suelo y las mesas, y seguramente la cocina. Por la apariencia desgastada era evidente que se trataba de un restaurante con muchos años, así que pudo deducir que se trataba de algún negocio familiar.

En el interior, las paredes estaban repletas de dibujos simples, como peces, bambú, e incluso pandas, todos hechos con tinta negra. Eran interesantes, y dado que en la barra no había nadie, se permitió perderse de nuevo en sus pensamientos mientras observaba los dibujos colgados por las paredes.

-Si te gustan las exposiciones de artes, hay una a dos cuadras de aquí, abren por las tardes.

Jeongin pegó un pequeño bote, asustado por la repentina aparición del desconocido. A su lado, un chico de tez bronceada y cabellos rojos claramente teñidos, observaba el mismo cuadro que había estado viendo hacía apenas unos segundos. Por el delantal que llevaba, era más que evidente que se trataba de un trabajador del lugar.

-¿Sabes qué más es una obra de arte? El ramen que hace el viejo -dejando de lado la pintura, lo miró al rostro, mostrándose muy simpático a pesar de su apariencia al principio -. Ven, ven, siéntate. Estábamos a punto de cerrar, pero si te dejara ir de aquí sin comer te privaría de la mágica experiencia de probar el mejor ramen de toda la ciudad. No soy tan cruel, y tus ojos gritan "¡Me muero de hambre, aliméntenme con comida deliciosa!". No te preocupes, si has llegado hasta aquí es porque así lo ha querido la vida, no reneguemos del destino.

Atónito por las palabras del camarero, parpadeó un par de veces, recibiendo la carta del restaurante que el desconocido dejó en sus manos. Era la primera vez que le atendían de una forma tan peculiar. No era desagradable, pero la energía del chico le aturdía. Tenía madera de vendedor, de eso no cabía duda. Y a pesar de tener curiosidad por saber quién era ese chico, no preguntó nada.

-Te recomiendo el Shoyu Ramen, aunque cualquiera de los platos que hace el viejo está riquísimo. Es un cascarrabias, pero sabe lo que hace.

¡Hola! ¿Cómo están?

Llevo trabajando en este fanfic desde hace casi medio año, me hacía mucha ilusión empezar a subirlo.

El Jeonglix es uno de mis ships favoritos, me dan mucha paz, así que quería transmitir lo que siento cuando los veo en este fanfic. Aunque tendrá su drama (porque viva el drama), pero será moderado.

¡Me encantaría saber vuestras opiniones y recordad dejar vuestra estrellita si os gustó el capítulo! 🫶🏻

Y sobre todo, gracias por darle una oportunidad a este fanfic :)

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