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41★

Las cuatro paredes de ese dormitorio, habían dejado de parecerla su particular jaula. Aquellas paredes blancas, adornadas con hermosos cuadros de verdes paisajes escoceses; aquel gran ventanal, al que solía recurrir cuando sentía que se ahogaba en el interior; aquel armario, aquel escritorio y aquella cama, habían dejado de ser parte del infierno que la oprimía. Aquella mañana, junto a Robert, pudo verlo todo diferente. Incluso las rosas secas que decoraban el rincón de lectura, parecían haber recuperado su color.

En la mesilla de noche, sonó el teléfono del chico, que se separó lo justo de Abril para alargar el brazo cogerlo y leer el mensaje.

«Robert, llámame cuando puedas, necesito que me eches una mano»

Abril dibujo una sonrisa en su rostro, se incorporó de la cama y se dirigió al baño. Necesitaba aclarar sus ideas y pensar. Se desnudó y se metió en la ducha, sintiendo la calma del agua tibia recorrer cada rincón de su cuerpo, mientras su mente volaba a otra parte y es que todo lo que había creído saber, era falso. Su mundo andaba del revés. Sentía de nuevo las mariposas revoloteando en su estomago, por una vez desde hace mucho tiempo. Ya no era esa atracción/odio enfermiza por Robert. Ya no era rencor, y aunque seguía deseando su cuerpo, deseaba aún más, una simple caricia suya. Tanto tiempo le había juzgado, odiándole por algo de lo que no era culpable. odiándole a él, por no ser ella, capaz dejar de amarle, deseando que él sintiera la misma desesperación y estaba total y absolutamente confundida.

"Le he hecho daño a él y a Bruno. Daños colaterales, como siempre le digo. Y ha estado pagando los platos rotos, solo por estar a su lado y ser un buen amigo"

Deseó poder arreglarlo todo, pero después de tanto daño que se habían hecho, ya no era tan fácil. "deberíamos ser amigos, y no ir tan rápido, que cualquier cosa pueda volver a joderlo. Si, será lo mejor, ir despacio, aunque me muera por volver a besarlo y sentir su pecho en mi espalda, como cuando me abrazaba. De momento, creo que debería hablar con Bruno, disculparme, aunque no sé si se reirá de mi, o aceptará mi bandera blanca. Pero tengo que intentarlo"



- Me tengo que ir. Bruno me necesita. Nos vemos luego - exclamó desde el otro lado de la puerta después de mantener, una breve conversación telefónica.


- ¿Que coño has hecho?-Preguntó Robert sorprendido, mirando a su amigo arrastrado debajo del destartalado Ford

- ¿Que qué he hecho? - respondió subiendo la cabeza.- Este coche, que es una puta ruina. Debería ir pensando en jubilarlo. Necesita un cambio de aceite, de líquido de frenos y un motor de arranque nuevo...

Se rascó la cabeza pensando que hacer. Deseaba quitarse ese trasto de encima cuanto antes, pero no podía permitir que la chica condujera un coche en esas condiciones, podía dejarla tirada en cualquier momento o lo que era peor, que no fuera capaz de frenar a tiempo. Se asomó de nuevo al motor y resoplo.

- Entonces... ¿Lo habéis arreglado? - preguntó Bruno al ver feliz a su amigo.

- Algo así. - Contestó quitándose la camiseta para no mancharla - supongo que esto no se arregla tan fácilmente pero... hemos hablado, y le he contado todo. Ya es algo. - se quedó callado, pensando en qué opinaría Aurora si le viera hurgar en su coche. -¿Sabe que lo estás desmontando?

-No. - respondió el rubio, tensando la mandíbula y contándole todo lo sucedido la noche anterior y en la manera que le eche de su casa.

- Y después de eso ¿la arreglas el coche? Creía que era yo el pringado

- Eso digo yo... Para que después diga que soy un capullo. Quizá debería de pasarle la factura. ¿No crees? Pero si se mata caerá sobre mi conciencia. Así que supongo que solo es un acto egoísta por mi parte.

Volvió a asomarse dentro del capó, y comenzó a aflojar unas tuercas demasiado oxidadas. Cuando una vibración en el bolsillo le desconcentró. Se enderezó, lo sacó el móvil, y desbloqueando la pantalla, vio su nombre.

« ¿Me devuelves ya mi coche? Dale las llaves a Abril, o haz lo que te salga de los cojones, pero lo necesito ya. » Escribió Aurora

- ¿Te lo puedes creer? Me dan ganas de dejárselo así y que llame a la grúa, o a desguaces " La torre" mejor. - dijo a su amigo tirando la llave inglesa

Cogió aire tomando el control y la contestó ignorando su requerimiento.

«¡Buenos días, princesita! ¿Que tal has dormido?»

"Que tío mas insufrible" pensó Aurora, aunque en realidad le costó contener la sonrisa

« Muy bien. Gracias por preguntar. ¿Me devuelves ya mi puto mi coche?»

« Un por favor, no estaría de más. ¿No crees?»

« Por favor»

« ¿Y un gracias por llevarte anoche? »

"Joder... Y un vete a la mierda, ¿como lo ves? "

« Gracias. Por favor ¿Me das mi puto coche ya? »

«Vale que sea de barrio humilde, pero deberías cuidar esa boquita»

« ¡Vete a la puta mierda! No estoy para tus chorradas de niño pijo»

« Esperaba una disculpa, no un "vete a la mierda" »

« Pues es lo que hay, Dale las llaves a Abril, voy ahora a buscarlas. »

« Ok. Ahora mismo se las doy a Robert, si eso es lo que quieres. Pero pide una grúa. Por que no arranca. »

« ¿Que?»

Bruno cogió aire y guardó de nuevo el móvil, que no dejó de sonar, y volvió a recoger la herramienta del suelo, poniéndome de nuevo manos a la obra.

Apenas pasaron cinco o diez minutos cuando el móvil de Robert comenzó a sonar. Y apoyándose en techo del Ford contestó.

- Hi! - dijo a modo de saludo, con la mirada iluminada. Bruno bajo la mirada al coche y volvió a concentrarse en las malditas tuercas y los manguitos desgastados, sin dejar de prestar atención a la conversación de su amigo.

- No. No arranca. (...) Está en ello (...) Si Bruno lo desmontó será por algo ¿No crees? (...) ¡No. No ha sido por joderla!(...) Pues... no sé tranquilízala. (...) Ya ...pero... (...) ves a buscarla, tomaros un café, habla con ella que entre en razón. (...) Ok. Pues...(...) si. (...) Ok. (...) Ok. Hasta ahora.

- ¿Qué te ha dicho?- se interesó Bruno.

- Pues... al parecer está hecha un basilisco. Va a ir a buscarla, intentará hablar con ella y calmarla pero está empecinada en venir y ...

Bruno tuvo sentimientos encontrados al escuchar aquello. Estaba deseando verla y poder tirarle las llaves a la cara, pero pensar en que probablemente fuera la última vez que cruzara una mirada con ella le entristeció.

- Ok. Que venga cuando quiera. - pronunció sin sentimiento aparente.

Habían pasado mas dos horas, cuando consiguieron cambiar la pieza. Aún tenía que cambiar el aceite y el líquido de frenos pero eso solo les llevaría unos minutos.

Se limpiaron las manos, y sentaron un rato a descansar, cuando aparecieron las chicas. Aurora se acercó a ellos, con la mandíbula tensa y ceño fruncido, a la vez que Abril dibujaba en su rostro una sonrisa de disculpa.

- ¿Se puede saber qué le has hecho a mi coche? - preguntó sin pararse a saludar siquiera.

- ¡Buenos días! ¿Intentar que no te mates? De nada. -respondo con sarcasmo, ante su poquita educación. La dedicándola una sonrisa irónica, antes de apartar la mirada.

- Creo que dejé claro que no quería que le echarás un ojo.

Robert y Abril se miraron, reglándose una sonrisa silenciosa.

- Tengo hambre- soltó de pronto Robert, mirando a Abril, a modo de excusa para irse y dejarles solos. Pero ni Aurora ni Bruno les prestaron atención, y siguieron enfrascados en la disputa, mientras los chicos se dejaban de allí.

- Pues si no querías que lo tocara, haberlo llevado a un taller, por que en este estado, lo menos que te puede pasar es que te deje tirada.

- Solo hace un ruido al arrancar, ya lo llevaré cuando cobre.

- ¿Cuándo cobres? Creí que habías dicho que tenías cita para la semana que viene. - "Así que ese es el problema. Si puede permitírselo este mes, dudo que pudiera hacerlo el que viene"

- Pues no creo que ese sea tu problema. ¿Que más te da si lo llevo la semana que viene o dentro de tres meses? - se defendió orgullosa.

- El problema no es el ruidito al arrancar. Según tenías el líquido de frenos, lo mismo no llegabas ni a la semana que viene.

Bruno se puso en pie, y volvió al coche, solo deseaba terminar con ello cuanto antes, y darla las malditas llaves antes de que las ganas de tumbarla sobre el capó fueran más fuertes que él.

- Gracias pero... No puedo pagártelo, así que siento que hayas perdido el tiempo con él -. Pronunció en un susurro más humilde.

- No te he pedido nada. - contestó sin levantar la cabeza, mordiéndose el labio, para evitar que asomara una sonrisa.

- Te lo pagaré cuando pueda. ¿Vale?

- No me debes nada. No te durará eternamente. Pero al menos evitaré que te mates hoy.

Se quedó callada, mientras Bruno terminaba con el trabajo. Y comprobaba todo una vez. Al terminar, se lavó las manos y se colocó de nuevo la camiseta sin apenas mirarla y la dio las llaves.

Aurora se montó en el coche abochornada y arrancó el motor.

- Siento lo de ayer. Gracias. - pronunció antes de alejarse. Su voz fue casi inaudible, pero fue suficiente pago para Bruno, que la siguió con la mirada hasta que fue imposible ver mas.

Subió a su habitación, con intención de darse una ducha, y a recoger la leonera que tenía formada en su cuarto. Pero justo antes de terminar de desnudarse para entrar en el baño, llegó a su móvil, un mensaje de Abril.

«Hola. ¿Podemos vernos luego? Quiero hablar contigo. Pero no le digas nada a Robert »

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