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Sus manos rodearon su cintura. Las tenia frías, y húmedas de sujetar esa copa. Intentó que le soltará, pero él no estaba dispuesto a hacerla caso. Sentía su aliento en el cuello y el olor a whisky hacia que le dieran ganas de vomitar.
— ¡Para! Estás borracho. — pidió Aurora en un hilo de voz adormecida, sintiendo una mano apoderarse de su pecho.
El siguió ignorando su petición y a cambió agarró su rostro con fuerza y la obligó a besarle. Consiguió apartar la cara, pero sus reflejos seguían siendo demasiado lentos y torpes, y las manos de él, demasiado rápidas. La pesaban los párpados y se sentía mareada. Quería salir de la cárcel que había formado su cuerpo sobre ella, que le aprisionaba y le aplastaba.
— No te hagas la digna. Sabias de sobra lo que iba a pasar cuando decidiste subir esas escaleras. — pronunció arrastrando cada sílaba, lamiendo con su lengua su cuello.
— ¡Para! ¡Me haces daño! — volvió a pedir suplicante.
— Aprende a comportarte y no te haré daño — musitó a su oído.
Una de sus manos separó sus muslos, mientras ella solo podía susurrar que parara una y otra vez, con el rostro bañado en lágrimas.
La ropa desapareció entre ellos. Intentó gritar, pero ningún sonido salía de su garganta, por mucho que lo intentara, pero no consiguió ni que el más mínimo susurro saliera de su garganta.
Su propio grito la despertó. Empapada, con la respiración acelerada. “Solo ha sido otra pesadilla” se repitió e intento volver a dormir pero solo consiguió dar vueltas y mas vueltas en la cama.
Desesperada, decidió levantarse y se preparó un café. Solo eran las cinco, quedaban al menos dos horas para que el día diera los primeros coletazos, pero no se creía capaz de volver a dormir.
Cambio los agobiantes pensamientos por un libro, pero el chico de la novela era tan irritante como Bruno, y su pensamiento voló hasta él. “no se qué hacer para recuperar el coche. ¿Será de verdad capaz ese imbécil, de no traerlo?”
Habían pasado siete horas desde que se despertó. Eran casi las doce y Bruno no había dado señales de vida. “Joder, ¿Que hago?” Cruzo los dedos esperando un milagro, pero éste no se realizaría. “Necesito mi puto coche”
****
Como cada fin de semana, las peleas de sus hermanos por el pasillo, despertaron a Bruno.
— ¡Lo cogí yo primero! Eres un abusón. — gritó Mateo.
— ¡Lo vas a romper! ¡Dámelo!
Se levantó de la cama y salió al pasillo, cuando vio a Hugo tratando de arrebatarle algo a Mateo de las manos. Cogió a Hugo por la espalda, permitiendo que Mateo huyera, aunque sabía que seria él, el que terminaría atacado por ambos, pero esa era la manera más eficaz de hacer que dejaran de pelearse.
— ¡Huye Mati! — Exclamó, reteniendo a Hugo, que se revolvía en sus brazos.
—¡Ayúdame Mati! — gritó Hugo haciendo que Mateo se diera la vuelta y atacara a Bruno, haciéndole cosquillas.
—¿Los dos contra mi? — preguntó haciéndose el ofendido Bruno.
Agarró a Mateo con el otro brazo y los tiró encima de su cama, y cerró la puerta, huyendo de ellos escaleras abajo.
Entró en la cocina y se preparó un café, mientras pensaba en acercarse a coger el coche. “No voy a discutir con ella. Ni voy a esperar disculpas. Se lo llevo, le dejo las llaves en el buzón y me piro. Después llamaré a Robert a ver qué tal la noche con Abril, y si puede, que venga a buscarme, y si no… cogeré un Uber”
Miró el reloj, eran apenas las nueve. Demasiado pronto para molestar a Robert, sin saber cómo había terminado la noche. Volvió a subir a su cuarto y se vistió, sin preocuparse demasiado de lo que sacaba del armario. Salió de casa y se dirigió al coche, que permanecía aparcado en la puerta, como el día anterior. Se metió dentro y arrancó, pero el ruido que hacía este no le gustó nada. Abrió el capó y lo que vio fue aún peor.
“¡Joder! Necesita un cambio de aceite, ajustar la correa de distribución, y el motor de arranque esta hecho mierda. Lo que me extraña es que no la haya dejado tirada por ahí, o algo peor. “
Lo llevó hasta su garaje, con esperanza de poder encontrar allí, las piezas necesarias para poder hacer algo y lo desmontó. Necesitaba arreglarlo rápido, hacerle algún apaño y llevárselo antes de que se lo reclamara y tener que volver a verla.
“¡Mierda! Se ha hecho de día, me queman los ojos por el sol.” Abril quiso bajar la persiana, pero su cuerpo no respondía, solo quería seguir durmiendo un poco más. Volteó la cabeza para evitar la luz en los ojos, pero era el estómago el que la comenzó a arder. La cabeza martilleaba, como si tuviera un enano salvaje viviendo dentro, destrozándolo todo. “¡Asco de resaca! bebernos media botella de tequila, con la cerveza, ha sido la peor idea que he tenido en mi vida, y a saber qué más bebimos.”
Se acomodó de nuevo, y sintió el tacto de otro cuerpo yacer junto al suyo. Trato de abrir los ojos y le vio. “¿Que coño paso anoche?¿No ha sido un sueño?” Abril se froto los ojos e intentó recordar. “Le dije que le echaba de menos, y que durmiera conmigo” Apretó fuerte los ojos, no quería ni mirar, no recuerdo que pasara nada más anoche, pero sentir su torso desnudo, le hizo temer lo peor. Ahuecó las sabanas, para comprobar, que aun tenia la ropa puesta y suspiró aliviada. “Lo último que necesitamos, por mucho que me apetezca, es empezar otra vez con lo mismo. Debí ponerme muy pesada para que accediera a quedarse” Volvió a mirarle, respiraba despacio, tan tranquilo como agua mansa, que le dio pena despertarle, así que se incorporó despacio, quedándose sentada sobre el lecho alargó los brazos, estiró la espalda y bostezo.
— ¡Buenos días! ¡Por fin se despierta la bella durmiente! — pronunció Robert besando su espalda.
Abril se volteó a mirarle y le sonrió avergonzada.
—Buenos días
— ¿dormiste bien? — preguntó Robert, con voz calmada y dulce, poniendo las manos bajo la cabeza.
— Si. Muy bien. — “hacia mucho tiempo que no dormía tan bien”
— ¿Y tu? ¿Te molesté mucho? —preguntó temiendo escuchar alguna queja.
Robert negó con la cabeza.— Tengo el brazo dormido, pero quitando eso… he dormido muy bien. ¿Tienes planes para hoy?
— Eh... No. Además de tomarme un par de aspirinas y llamar a Auri a ver que tal está... dejó aquí el coche, ¿verdad?
— Si. La llevo Bruno. ¿Es que no te acuerdas de nada?
Se encogió de hombros, esperando no haber hecho nada demasiado vergonzoso.
—No estaba segura. ¿Y tu? ¿Tienes planes?
Robert negó quedándose callado. Abrazarla era el único plan que le apetecía.
— ¿Que te pasa? — preguntó Robert preocupado, al oírla suspirar — No nos enrollamos ayer, ni paso nada, si es eso lo que te preocupa. Solo me pediste que me quedara y eso hice. Nada más. Te lo prometo.
Abril sonrió, aunque con eso no mostraron felicidad.
— Ya lo sé. No es eso.
— ¿Entonces?
— Nada, no importa. Gracias por quedarte — dijo bajando la mirada al suelo.
— ¿Como no va a importar? — preguntó abrazándola y besó su hombro — No te voy a soltar hasta que no me lo digas. Intentemos llevarnos bien, por favor. Estoy agotado de tantas peleas. — pidió tranquilizándola.
— Es que...Ya da lo mismo lo que diga — dijo casi en un susurro, sintiendo como sus brazos se aferran mas fuerte a ella. Cogió aire, como si así consiguiera el suficiente valor como para hablar, sin voltear la cara para mirarle.
— Ayer... Ayer no quise preguntarte delante de Bruno y Auri , y ahora tengo miedo de hacerlo. — se quedó callada .
— Preguntarme ¿Qué? — preguntó Robert acomodándose, apoyando la mano en el colchón.
Abril cogió aire de nuevo. Necesitaba disipar las dudas. Saber si era idiota por haberle tratado así todo ese tiempo o si por el contrario, había tenido razones para odiarle.
— ¿Qué pasó con Claudia? Ya se que … ya no tengo derecho a pedirte explicaciones a estas alturas, pero… necesito saberlo.
Robert cogió también aire. Llevaba esperando tanto tiempo esa pregunta, que había perdido toda esperanza de poder responderla.
— ¿Cuantas veces intente explicarte? —Preguntó y se quedó callado un momento, que a ella le parecieron siglos. — Me … acostaba con ella, cuando ya te conocía, lo reconozco — confesó sujetándola rápidamente de nuevo, para que no se alejara y le dejara terminar. Abril tragó saliva, no queriendo hacer conjeturas y dejándole hablar.— Pero no es como crees —. Continuó resoplando. — Después de la fiesta, cuando te conocí ... Estuve con ella, pero no volví a estar con ella, hasta el verano que no quisiste verme y te prometo que cuando volvimos en Noviembre se acabó. Para siempre. — dijo recalcando ese “para siempre”. — le dije que tenía novia en Glasgow, no sé cómo se enteró de que estaba contigo. Quizá debí haberte dicho que entre ella y yo… ¡Pero joder Abril! Tenía miedo de que te entraran más dudas.
Robert la liberó entonces, ya había soltado su alegato, ya no había mucho más que pudiera hacer. Había hablado y ella le había escuchado sin interrumpir.
Abril se sintió estúpida y culpable y solo deseó abofetearse para castigarse por ello.
— Entonces soy idiota. — susurró al cabo de un momento. Dejando que las lágrimas recorrieran su rostro. — Lo siento. — Añadió mirándole sesgadamente.
Robert la abrazó de nuevo, besó su hombro y murmuró en un tono casi inaudible— Aún así te sigo amando.
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