— ¿Me estás diciendo que ese energúmeno, es tu hermanastro y tu ex? — preguntó Aurora muerta de la risa, como si le hubiera estado contando una de esas telenovelas que le gustaba ver a su madre.

    Abril afirmó con la cabeza sin encontrarle la gracia.

     — Ok... Muy normal todo. Tú ex... Es tu hermanastro... Y te lo follas cada vez que tienes un calentón. ¿Has probado con un satisfacer? Por lo que dicen es una maravilla, y no da tanto quebradero de cabeza. — se rió.

     — Pues mira, me lo podías haber traído de regalo.

     — Si... Tienes razón. No sabía que regalarte pero ahora que lo sé ... Mañana mismo te compro uno. — se burló haciendo que Abril también se riera.

     — Tu búrlate. Pero viendo el caso que haces a los chicos, estoy segura que tienes uno de esos en el cajón. — contesto con malicia.

     Aurora entrecerró los ojos y la miró sin intención de contestar a aquello.

    
     — Estábamos hablando de ti ¿recuerdas? Y no te preocupes por mi, que el día que no me cruce con un capullo, lo mismo hasta le hago caso. Pero vale ... Volvamos al asunto. Odias al endemoniado ese, ok. Y ¿El casanova ese? ¿Que te ha hecho?

     — Ser su amigo. Te parece poco. Daños colaterales. ¡Que se joda!

     Aurora comenzó a reírse de nuevo. —¿Así que los dos, somos daños colaterales? Ahora entiendo porque se acercó el gilipollas ese. ¿ Y no crees que eso es un poco injusto además de infantil? Fijate que ya me dio penita el tal ... ¿Bruno?

     — Pues ten cuidado con la pena, por qué como te descuides, se te mete en la cama.

     — Mira la parte buena, me evito gastarle las pilas al consolador. — dijo antes de dar otro trago a la copa.

     — Volviendo al tema — continuó hablando Aurora, cuando se le pasó el ataque de risa. — Está claro que ninguno de los dos lo ha superado así que no sé por qué no os dejáis de tonterías y lo solucionáis.

     — ¿Crees que es fácil? — respondió Abril, sorprendida, como si no hubiera escuchado nada de lo que le había contado. —  lo hemos intentado todo. Separarnos, tratar de ser amigos... Y al final lo mas fácil es tratarlo a patadas cada vez que ....

     — Cada vez que deseas tirártelo... Ya lo pillé ¿y no sería más fácil dejar de nadar contracorriente? Le amas, te ama. ¡díselo y dejate de tonterías!

     — Me puso los cuernos, con una tía que ve a diario. ¿Como quieres que perdone eso?

     — ¿Estás segura que te los puso? Por lo que me has contado, perfectamente pudo ser antes ... Cuando lo habíais dejado la primera vez. No le has dejado que te lo esplique. Y no se... Si vais a estar así... A lo mejor es momento de perdonárselo  aunque te los haya puesto.