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28★

Abril estaba emocionada con la idea de salir esa noche con Auri y algunos de los chicos de la universidad. Tenía ganas de divertirse, bailar y olvidar por un rato al chico que dormía en la habitación de al lado.

Él salía prácticamente todas las noches, y no quería ni pensar en que era lo que hacía. Ahora le tocaba a ella disfrutar pese a que a que a su madre no le hiciera demasiada gracia.

Entraron en un local, sintiéndose las reinas de la noche. Bailaron, bebieron y se rieron. Sin hacer ningún caso de la gente que se movía a su alrededor.

Se acercó un chico a ellas, y Aurora no le dio la mínima oportunidad y le dio la espalda.

- Eres muy borde. - Se rio Abril quitándoselo de encima, usando a Fran para ello.

- ¿Yo, borde? Ese tío es un baboso, le da lo mismo ligar contigo o conmigo, con tal de follar esta noche. Solo le estoy ahorrando tiempo. No necesito inventarme novios. - Se mofó.

Las luces se empezaron a encenderse, y la música baja el volumen, invitándoles a salir. Salimos a la calle y decidieron que era hora de volver a casa. Algunos cogieron un Uber en una dirección y Fran que era el único que no había bebido se ofreció a llevar a las chicas. Abril preferiría coger un taxi, su casa no le pillaba de camino. Y además le deba cierta vergüenza que vieran la zona donde vivía, Pero el insistió y no vio la manera de negarse.

- ¡Joder con la princesita! ... ¡Menudo chabolo! - dijo sorprendido.

- eh... Si bueno... Eh... Gracias por traerme.- dijo bajando del auto.

Fran también se bajó y se quedó parado mirándola, haciéndola se sintir incómoda con esa mirada que la desnudaba. "Quizá me ha mal interpretado, cuando le cogí del brazo, para quitarme de encima a ese pelma"

Abrió la puerta del jardín, para pasar lo más rápido posible, y le sonrió de nuevo dándole las gracias.

- Nos vemos el lunes. - dijo sujetándo de la puerta.

Fran la agarró de la cintura, y antes de que pudiera reaccionar, sintió sus labios sobre los suyos.

Abril no supo que responder a ese beso, era el primer chico que intentaba besarla aparte de Robert y sintió arder las mejillas.

Fran le parecía muy guapo, simpático e inteligente pero... Nunca se había fijado en él de esa manera, ni tenía la más mínima intención de hacerlo ahora.

- Tengo que entrar, lo siento. - dijo apartándose, como si no hubiera pasado nada. "Menuda manera mas sutil de rechazarlo"

Fran puso una mueca en su cara, simulando una sonrisa, avergonzado.

- Lo siento. Eh.. Nos vemos el lunes.

Se dio la vuelta y pasó un pulgar por sus labios, intentando quitarse el carmín y acto seguido se montó en el coche saliendo de allí.

Abril se quedó parada frente al portón, viendo cómo se alejaba. Aurora le había dicho mil veces que a Fran le gustaba, que cada vez que ella le sonreía a él se le notaba, pero no quiso hacerla caso. Quizá cortarlo de raíz, como siempre hacia ella habría sido lo mejor. Aún su reacción siempre le había parecido surrealista y exagerado

Atravesó el camino de losas, hasta llegar al porche, y ahí casi a oscuras, vio la silueta de Robert. Empezaron a temblar sus piernas al pensar en si lo habían visto, y casi deseó darle explicaciones. Sin embargo, Robert no dijo nada. Solo miró al suelo, y le da un trago a una cerveza, ignorando su llegada.

Estaba segura de que Robert habría imaginado que era algo más que un amigo y que ese, era un beso de despedida. ¿Pero como le explicaba que no, que le había rechazado?

Se acercó a él, e intentó abrir la boca pero ¿Para qué? A Robert le daría igual, no tenía sentido preocuparse. Ya no eran novios, y las explicaciones estaban de más. El había podido pasar pagina. Quizá la echo de menos en un principio pero... Ahora la había dejado más que claro que el solo la veía como a la hermana que se suponía que era.

Sonaba raro eso, después de haberse acostado, pero eso es lo que era, un vago recuerdo de lo que una vez sintió. Y sólo salió un hola de su boca.


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Abril se negó a ponerse otra vez, los esquís. Se sentía demasiado torpe, y no deseaba volver a caerse de culo en la pista infantil y que todos volvieran a reírse de ella.

- Con esa actitud no aprenderás nunca. - le sermoneó Robert dispuesto a enseñarla.

- ¡Me da igual! Es una tontería. Tengo frío, y me duele el culo. No quiero esquiar. - respondió enfadada quitándoselos, dispuesta a pasar la tarde en la cafetería con una taza de chocolate caliente.

- Ok. Tu misma. Pero te vas a aburrir cuatro días aquí sin hacer nada. Y lo que es peor, te dará un subidón de azúcar con tanto chocolate.

- Mis problemas con el azúcar, no es asunto tuyo.

Robert se dio la vuelta, y se montó de nuevo en el telesilla, evitándola hasta la cena.

- Podíamos ir a tomar algo al club. - ánimo Sofía.

Abril estaba animada a ir. Se había comportado como una idiota con Robert y quería ver la manera de disculparse. Pero Robert quería evitar a toda costa otra noche cerca de ella, y terminar discutiendo. Así que alegó estar demasiado cansado para salir.

- Quizá mañana. Pero podéis ir vosotros, yo me acostaré temprano. - les animó pensando en darse una ducha y tomarse un vino.

Salió de la ducha, se deslizó dentro de uno de los pijamas, y bajo de nuevo a la sala donde la chimenea chisporrotea. Abrió el mueble bar, en busca de una copa, y sacó un tinto. Buscó en el móvil algo de música, arrastró la pantalla entre todo lo que tenía descargado hasta que doy con un viejo tema de Bob Marley.

"I wanna love you, I wanna love and treat you right, I wanna love you every day and every night
We'll be together, yeah, with a roof right over our heads
We'll share the shelter, yeah, oh, yeah, of my single bed"

Tarareo sentándome en la alfombra delante del fuego deseando amarla y tratarla bien, todo el día toda la noche, bajo el mismo techo y en mi cama, como decía la canción.

Dio un sorbo y calentó su garganta, viendo las llamas rojas como su pelo bailar al son de la melodía.

Un ruido en el piso de arriba, le sacó de su momento de calma. Habría jurado que estaba solo, pero al parecer, se equivocaba. Después escuchó pasos descendiendo por las escaleras de camino a la cocina, y poco volviendo al los pocos minutos, hacia donde él estaba. Se volteó y la vio, con una taza de té y un horrible pijama de franela raja con motivos navideños. Apartó la mirada para no reírse, pero era inevitable.

- ¿No te gusta mi modelito? - dijo desfilando ante él, como si llevara un vestido de noche.

- Si... Estas... ufff súper sexi -se burló arrepintiéndose después de decir eso.

- Lo sé. Es el regalo de mamá.

- Ya... A mi también me regalaron uno, pero eso no es motivo para ponérmelo.

- ¡No tienes espíritu navideño! - le recriminó en defensa de su atuendo.

- Ni tu sentido del ridículo. - dijo mirándola de arriba abajo, apretando los labios para no soltar una carcajada.

- ¿Te importa que me siente contigo? - preguntó temiendo una negativa.

- Claro, siéntate, - respondió echándose hacia un lado.

La música del móvil se interrumpió, a causa de una llamada. Robert no tenía ganas de hablar con nadie, pero tampoco de empezar una conversación con ella. Sus planes de una noche tranquila escuchando música se habían ido al garete. Estiró el brazo y miró a ver de quién se trataba.

"Justo la que faltaba. La loca de Claudia" Por un segundo pensó en ignorar la llamada. Pero recordó al chico que la había besado en la puerta aquella noche y se lo pensó mejor.

Claudia se había disculpado por el mensaje un tiempo después. Cuando se enteró de que esa chica, formaría parte de la familia. Entonces pensó, que lo que había visto era un abrazo fraternal, y que no tenía rival en ella y Robert ya no encontró sentido decir lo contrario.

Descolgó el teléfono e intento que cada frase sonara como si tuviera algo con ella.

- ¡Hola guapa! ¿Que tal? - dijo poniéndose en pie y saliendo al pasillo, de manera que pareciera tener necesidad de privacidad para hablar, aunque en realidad sólo le había llamado para preguntarle si le vería en navidad.

Intentó cambiar la cara al volver al salón, simulando que esa llamada le había alegrado la noche. Pero ella, a pesar de querer aparentar indiferencia, se la veía mas seria. "Si supiera que solo lo hago para molestarla..."

En otra época, Claudia había sido su musa erótica. La chica en la que pensaba por las noches, y parecía inalcanzable, hasta que la consiguió, y descubrió lo fácil que era buscar consuelo entre sus piernas. Pero después de lo que había pasado, le costaba hasta mirarla, aunque no podía echarle toda la culpa de lo que había sucedido. Había tenido razones de sobra, para escribir ese mensaje, por mucho que le jodiera admitir su culpa, la había utilizado y esas eran las consecuencias.

- ¿Te apetece una copa? - Ofreció acercándose al mueble bar para sirvirse otra copa.

Ella negó con la cabeza, calentándose las manos junto al fuego, pensando si debía volverá su habitación.

- ¿Seguro? - insistió mostrándole la botella.

Abril se lo pensó un instante y aceptó, tratando de que no se notara que le había afectado esa llamada.

Sirvió un par de tragos, y le acercó su copa, sentándose de nuevo frente a la chimenea.

La miro de soslayo, su pijama dejó de parecerle tan horrible. "¿A quien quería engañar? ella estaba preciosa siempre, se pusiera lo que se pusiera.

Tonteo de nuevo con el iPhone, buscando más música, más por parecer ocupado, que por otra cosa.

- ¿Alguna petición? - preguntó sin mirarla. A estas alturas no sabia qué poner, algo romántico podría tomarlo como intento de reconciliación, pero algo así es lo que le apetecía en esos momentos. Pero volvió a negar.

Rebuscó entre las listas y puso sus canciones favoritas de soul, tranquilo sin que fuera excesivamente cursi. Y aunque sabía que le gustaba, estaba seguro que esa no sería la música que pondría para una cita romántica. Siguió un rato así, entretenido entre la copa, la música y el chisporroteo del fuego.

- ¿Por que volviste? - preguntó Abril.

Robert la miró sorprendido por la pregunta, y volviendo la mirada al techo, dibujo una triste sonrisa en el rostro.

- Creía que era obvio. - Contesto. Pero Abril parecía no tener tan clara la respuesta y se encogió de hombros.

Robert volvió la mirada hacia ella, mezclar su deseo con el alcohol, aunque solo fuera una copa, nunca había sido una buena combinación

- Por ti. -dijo sin pensarlo, justo antes de besarla.

A Abril le pillo de improviso esa reacción, esperaba que le dijera que había vuelto por Claudia, o por su padre, incluso porque no estaba dispuesto a dejar esa casa que era más de él, que de ella. Habría esperado cualquier cosa menos eso, y se separó, frunciendo el ceño, preguntándose por qué había hecho eso. Después le sonrió y hundió su frente en su cuello, como hacia siempre. Robert volvió a besarla, abandonándose al deseo, dejando a un lado el raciocinio y olvidándose de las consecuencias.

Desabrocho cada botón de su pijama, sin separar sus labios. Sus corazones se aceleraron y la respiración se hizo más pesada. La despojó de la parte de arriba, y tragó saliva. Pensando por un momento si debería parar o no. Entonces, fue ella la que se deshizo de su camiseta y tomó las riendas. Le tumbó sobre la manta y se colocó arriba de él.

Abril no pudo evitar preguntarle por aquella llamada. Pero él guardó silencio y cerró su boca con un beso y con un rápido movimiento cambió las tornas y se puso encima, dejando atrapado su cuerpo.

- No preguntes tanto. Que yo no lo hago. - dijo sin dejar de recorrer su cuerpo con sus labios. Besando cada centímetro de su necesitada piel.

No dijo nada más y se dejó arrastrar por la oleada de deseo. Dejando que fuera este deseo el que hablara. Robert se deshizo del ridículo pantalón, y bajo con sus labios más allá de su ombligo y saboreo su cuerpo hasta que sintió la necesidad de penetrar en su interior y llenarla de él.

Recuperaron el aliento y él sintió la imperiosa necesidad de desaparecer, antes de decir algo que le hiciera quedar de nuevo como un idiota.

- Voy a ducharme.
Se despidió de ella con un beso en la mejilla, y se puso en pie, saliendo de allí.

"Solo es sexo" se repitió una y otra vez, tratando de convencerse.

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