Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

12★

Cuando Abril llegó a casa su madre aún no había llegado y sintió alivio por ello. Subió a su cuarto, empapando su rostro de lágrimas. Se tiró encima de la cama y se abrazó a la almohada, sintiéndose miserable. No por lo que había sucedido con Robert si no por su forma de reaccionar.

Cualquiera de sus amigas le habría dicho simplemente "no", pero ella no, ella tenía que exagerarlo todo, le había apartado, le había empujado, se había asustado como niña idiota y él se había vuelto frío por ello, y se había deshecho de ella como de una muñeca con la que ya no podía jugar.

Se sorbió los mocos y siguió torturándose. "Robert solo quería eso, ¿como no me he dado cuenta? ¡Todos son así! Y en cuanto se ha dado cuenta de que no conseguiría nada, ha decidido volver, y dejarme en casa."

Siguió llorando y torturándose, hasta que oyó el coche de su madre entrar en el garaje. Entonces decidió meterse en la ducha para ganar algo de tiempo para despejarse. Tenía los ojos rojos pero eso sería fácil de ocultar, si le echaba la culpa al champú. Alargó el tiempo del baño todo lo que pudo, hasta que sin poder demorarlo más, salió del baño, bajó las escaleras

Eran las cinco de la tarde cuando Robert ya no pudo aguantar mas y la escribió sin tener contestación.

Abril lo había leído, pero no sabía que contestar. « lo siento» ponía. "Pero ¿que era lo que sentía? Haber perdido el tiempo con ella? "

Pasaron menos de diez minutos, cuando su teléfono sonó. Miró la pantalla, y lo soltó el teléfono como si le quemara en las manos, hasta que dejó de sonar. Pasaron solo un par de minutos cuando volvió a insistir. Entonces ella, cogió aire y llenó sus pulmones. Y descolgó.

- ¿Si? - dijo fríamente.

- Abril, eh...

- Robert... ya me has dicho que lo sientes, y ... yo también lo siento. Siento ser una niñata y que hayas pensado que ... - dijo atropelladamente deseando dar por terminada la conversación. - así que ya está. No hace falta que te disculpes más... Olvídalo. - terminó de decir y colgó.

Robert bufó. Ni siquiera le había dado opción de decir una sola palabra. Quiso darle un puñetazo a algo pero solo cogió aire y trató de calmarse. Volvió a marcar sintiéndose un acosador.

- ¡Abril! - dijo queriendo llamar su atención. - por favor, ¿podemos hablar esto en persona?

- No hay nada que hablar.

Robert no iba a dejarlo así y siguió insistiendo.

- Por favor, solo un ... - la palabra "Helado" le vino a la mente, pero guardo silencio, empezando a desesperarse.

Consiguió convencerla después de un buen rato. Solo quería diez minutos, esperaba que eso fuera suficiente.

La vio sentada en la misma mesa en la que días antes le había cogido la mano. Ella levantó la vista y seguidamente volvió a agachar la cabeza.

- Siento lo de ayer -. Soltó de golpe, incluso antes de sentarse, temiendo que no pudiera abrir la boca después.

Abril fingió sonreír, apartó la mirada y se mordió el labio. Quería parecer serena, así que trato de parecerlo, como si no se hubiera pasado la noche anterior llorando.

- Eso ya lo has dicho por teléfono. - habló cortante sin mirarle a la cara.

Estaba tensa y avergonzada. Robert no esperaba esa actitud tan fría y distante. Esperaba que estuviera enfadada. Tal vez hasta que le llamara imbécil, pero no que mantuviera esa pose y no supo como continuar. Intentó coger su mano, pero ella también la apartó sin darle opción.

Un camarero se acercó a su mesa a tomarles nota. Y por un momento Robert pensó que Abril se levantaría y se iría de allí. Pero se quedó sentada y pidió un smoothie.

- He sido un idiota. Lo siento. Yo no quise ...

Abril le interrumpió, con una sonrisa afligida.

- Robert, no pasa nada. No tienes que disculparte más. Supongo que soy un poquito rara. Y ya... amigos ¿Vale?

"¿Amigos?" el no quería ser solo un amigo. Quería algo más, quería dejárselo claro.

- Si tengo que disculparme, porque no te merecías eso y me gustas. Me calenté y se me fue de las manos. ¡Joder! No quiero ser tu amigo.

Abril sintió subirse los colores a la cara. Pero frunció el ceño, y tragó saliva para evitar llorar, dispuesta a acabar con aquello como una persona adulta.

- Te aburrirías de mi en una semana. Dejémoslo aquí. Y ...

Robert cruzó los brazos sobre su pecho, clavando fija la mirada, más allá de Abril. Tenía la mandíbula tensa, y las fosas nasales se le hinchaban cada vez que cogía aire.

- Joder, metí la pata. Lo admito. Pero ...- "Estás exagerado" pensó, pero no se atrevió a decirlo" - ¿Por qué crees que voy a aburrirme? - preguntó volviendo la mirada hacia ella.

Abril le miró haciendo un gesto con las manos dejando claro el motivo de por qué pensaba eso. Su madre tenía razón, ella todavía era una niña. Demasiado niña para un chico que no se conformaría solo con unos besos e ir cogidos de la mano.

- Pues te equivocas. Déjame al menos demostrártelo. - pidió.

Abril agachó la cabeza unos instantes, cogió aire y negó con la cabeza.

Había pasado la noche pensando, se había imaginado cientos de posibles escenarios, decenas de respuestas, pero ahora que le tenía en frente no le salían las palabras por la boca. O quizá simplemente no quería no quería pronunciarlas y acabar con todo lo que en días anteriores la había hecho sonreír.

Robert respiró fuerte y hundió la cabeza en sus manos. Había sido brusco y un imbécil, pero solo intentó tocarla, no creyó que se mereciera eso. Levantó la cabeza y miró al cielo. Parecía decidida, ya no había mucho más que hacer.

- Robert - volvió a hablar ella. - tu y yo no tenemos nada que ver. ¿Es que no lo entiendes? Se acabará el verano y volverás a Glasgow, yo solo seré una pelirroja más que conociste y tu... Supongo que te recordaré como el primer chico que me beso. Dejémoslo ahora que todavía pueda ser un recuerdo bonito. Y no dentro de uno o dos meses, que tú no hayas conseguido más que unos besos, y yo me quede ...

Abril dejo de lado su coraza fría, y sonrió. Aunque no fue una sonrisa alegre, si no todo lo contrario. Era una sonrisa triste que no llegaba a sus cristalinos ojos. La mueca de un adiós.

- ¿Lo estás diciendo en serio? - preguntó incrédulo.

- Si. Se acabó. No teníamos nada, pero se acabó.

Abril se levantó de la mesa, sintiendo que no podría aguantar un minuto más allí con él. Y se alejó.

Después de aquella tarde no volvieron a verse, ni a escribirse. Los días pasaron, después las semanas y los meses. Robert se mantuvo ocupado todo el verano, buscando en otros labios el sabor de los besos de Abril. Volviendo a caer una y otra vez en la cama de Claudia, buscando entre sus piernas, un alivio que no hallaba.

Terminó el verano y volvió a Escocia. Pero allí tampoco encontró alivio en cada pelirroja que se llevaba al hotel.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro