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Paternidad


Cuando Katsuki despertó en la madrugada, no espero ver a su padre en la puerta de la habitación del hospital.

Habían pasado unos meses desde lo que había pasado pero el seguía furioso, ¿Como se atrevía a llegar así? ¿Quien lo había llamado? 

—Hijo...—susurro mientras se queda quieto en la entrada, recorría con la mirada la habitación y pudo ver a Izuku aún dormido enrollado entre sábanas.

Este lo había llamado hace unas horas, junto con el mejor amigo de su hijo, Kirishima, y le habían avisado de todo lo que había pasado con Katsuki, este rogó para ir a visitarlo y prometió no decirle nada a su esposa, aunque en secreto, sabía que lo que Katsuki necesitaba no era él,si no a la madre cariñosa que tuvo de pequeño antes de que el transtorno explosivo se hiciera presente en su vida.

Masaru nunca aprobó la manera en que su hijo lidiaba la ira, pero no iba a reprocharle por algo que le llenaba tanto como el boxeo, podía ver como los ojos de Katsuki se iluminaban al ver el ring y al sentir la adrenalina antes de una pelea.

—No quiero despertar a Izuku, vamos a la cafetería...—murmura Katsuki, tomando una capucha mientras cierra con cuidado la puerta del hospital.

—Les traje regalos. Algunas frutas para Izuku, y ehm...Unas cosas para su bebé.—dice mientras caminan por el pasillo.

Eran cerca de las 5:30 de la madrugada, y Masaru le había puesto una excusa tonta a Mitsuki, porque no podía esperar más para ver a su hijo, quería abrazarlo y pedirle perdón por los años que le dio la espalda, debió contradecir a su esposa, aunque eso significaba pelear, defendería a su hijo siempre, y si este lo permitía, quería conocer a su nieto.

—¿Qué haces aquí?—exclama Katsuki, al hallar una mesa lo más alejada de las demás personas.

—Kirishima e Izuku me contactaron, ¿Estas bien? Vi tu pelea, te dejaron malherido.

—Si, estoy bien. ¿Solo eso? Me has ignorado todos estos años, apenas unas llamadas en navidad, ¿Y ahora te interesas por mi?

—Verte herido, me hizo darme cuenta que he sido un padre horrible, demasiado cobarde para enfrentar a tu madre. Te pido perdón, mi niño, merecías que te apoyáramos, pero en vez de eso te dimos la espalda.

—Hace unos años, estaba resentido con ustedes. Y lo sigo estando, pero el punto es, que estoy a unas semanas en convertirme en padre. Sere un papá, una vida dependerá de mi, crecerá y se convertirá en una persona increíble. Pero lo que no puedo entender, es que ella ni siquiera a nacido pero siento un amor inmeso por ella, mataria por ella, haría lo que sea. Ni siquiera se cruzaría por mi mente dejarla en un momento vulnerable, no importa cuan grande sea el error que cometa, o cuando decepcionado este, siempre estaré para apoyarla y amarla.

—Tu madre está equivocada de ti, de has convertido en un buen hombre Katsuki, sin nuestra ayuda.

Katsuki medita sus palabras y mira la canasta que lleva cargando desde la entrada. Este tiene muchas frutas y una caja de regalo donde se pueden ver ropa de bebe y unos hermosos zapatos color lila, además, hay una chaqueta para bebe, estaba seguro que apenas era del tamaño de su palma de la mano, tenía un logo de su equipo como boxeador, y bordadas unas palabras que llenaron su corazón.

¡Mi papá es un increíble boxeador!

Masaru también dirige su mirada donde su hijo está viendo con casi con lágrimas en los ojos. Habia mandando a hacer esa chaqueta hace unas cuantas semanas, habia seguido la carrera de Katsuki desde cerca, y tenia cada merch que habia lanzando y cada recorte de periódico que hablaba del boxeador estrella de Japón, estaba orgulloso.

—No prometo nada con tu madre, pero yo si. Prometo ser un mejor padre para ti, y un increíble abuelo.

—Mas te vale...—murmura Katsuki, aun admirando la chaqueta al otro lado de la mesa.

Aun no perdonaba a su padre, pero debia reconocerlo, lo habia intentado. No quería que a su hija le faltara amor, quería que supiera que era muy amada, por sus padres, tios y abuelos, que siempre tendría a alguien a quien apoyarse, y si eso significaba dejar entrar a su propio padre en su vida y la de su hija, lo haría, todo lo mejor para ella.

—Cuando ella nazca, llamame, les invitare a comer. Ah, y no te enojes con Izuku, quiere lo mejor para ti, se oia muy nerviososo por teléfono, cuídalo bastante.

—Tsk ¡Claro que lo hago! Es lo mejor que me ha pasado en la vida.

—Y de nuevo. Lo siento mucho, se que es demasiado pedir que me perdones ahora, pero deseo, que me des otra oportunidad, para ser una padre y abuelo.

Antes de irse, le deja la canasta con regalos y se despide con una reverencia. Cuando Katsuki entra a la habitación nota que el sol ya se cuela por la ventana, ha pasado un buen rato hablando con su padre, no tenia ni idea que tenia tanto que decirle hasta que lo vio.

Mira hacia la cama, donde un Izuku cansado cabecea sentado, con los ojos apunto de cerrarse, seguramente lo ha esperado desde que salió de la habitación, sabiendo que debe dormir mas, debe descansar cuando esta tan cerca de la fecha de parto.

—Deku, eras un entrometido—murmura con una sonrisa mientras camina hacia la camilla, donde le da un beso en la mejilla, despertando al pecoso.

—¡Kacchan! ¿Todo esta bien?

—Mi padre nos ha dejado unos regalos, tienes que comerte toda esta fruta es buena para ti.

Katsuki ignora la sorpresa de Izuku y sigue hablando sobre los regalos. Izuku no le pregunta mas, no cuando ve a su prometido mas feliz que de costumbre, no sonríe, pero en sus ojos hay esa chispa que habia perdido hace un tiempo, no importa cuanto tiempo pase, siempre vamos a necesitar que nuestros padres nos apoyen.

—¡Y mira esto! ¡Debo admitir que el viejo tiene buen gusto! Tendre que conseguir cientos de estas—exclama mientras levanta con cuidado una pequeña chaqueta derportiva.

—Podemos invitarlo a la fiesta para la bebe cuando nazca.

—Si, además, le regalara cosas muy caras a nuestra hija, nos conviene ya que apenas hemos ido de compras.

—¡Kacchan!



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