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Conmoción


Izuku recibió la llamada a las cuatro de la madrugada.

No había podido dormir en toda la noche, y tenía unas grandes ojeras bajo sus ojos, la cama estaba fría, y su cuerpo no se sentía bien.

Pero cuando recibió una llamada, fue como si sus pulmones se llenaran de oxígeno de nuevo.

—Llegamos a Japón, estamos en el hospital de la universidad nacional,  está estable, pero aún no está consciente—dijo Kirishima, su voz se escuchaba agotada, justo como la de él.

No espero, tomo las llaves del auto de Katsuki, y con su nueva licencia de conducir, que el rubio le había obligado a sacar por cualquier cosa. Se subió al auto con dificultad, esta era una camioneta gris, bastante espaciosa y el asiento de bebé ya estaba instalado, aunque Katsuki le advirtió sobre no hacer esfuerzos las semanas que llevaba fuera, no tenía nada que hacer, así que lo instaló.

Su vientre se sienta tenso, pero no se atrevió a llamar a Uraraka, era de madrugada y seguramente no estaría despierta. Condujo por las solitarias calles con el corazón en mano, estaba nervioso, pero quería llegar a Katsuki lo más pronto posible.

Cuando llego al hospital, corrió hasta la recepción donde inmediato lo reconocieron como la pareja de Katsuki.

—¿Usted es Deku?—susurro una enfermera al verlo tan alterado al entrar.

—S-si...

—Despertó unos segundos cuando lo trajimos y no dejaba de gritar su nombre...—la enfermera sonrió mientras lo acompañaba a cuidados intensivos.

En una sala de espera más pequeña, Kirishima y Mina estaban sentados con un café en manos mientras charlaban en voz baja, cuando lo vieron, podía ver la lástima, quería quitarles y decirles que no tenían porque mirarlo así, Katsuki estaría bien, más que bien.

¿Verdad?

—¡Izuku! Me alegra que estes aquí—dice Mina, abrazándolo como si fuera un oso de peluche.

—¿Cómo esta? Nadie me dice nada, y no creo soportar la espera y...

Mina y Kirishima se miran el uno a otro preocupados e Izuku está apunto de explotar, estaba embarazado de 28 semanas, sus pies dolían, había vomitado todo lo que había ingerido, hasta el agua, y no había podido cerrar los ojos a pesar del cansancio, estaba harto y quería respuestas.

—Traumatismo cerebral, y un par de costillas rotas. Los doctores lograron detener la hemorragia pero simplemente no despierta, le están haciendo más estudios para asegurarse que el golpe no afecto otra parte de su cerebro pero...—Mina elige cuidadosamente sus palabras, Izuku se veía agotado, peor, drenado, y estaba embarazado, debían ser precavidos.

Pero las palabras hicieron que el dolor del pecho de Izuku se volviera más intenso, ahora, como si estuviera enterrando cuchillos alrededor de este, se siente lentamente en la silla y respira profundo esperando que el dolor se fuera, que todo se fuera, eso tenía que ser una pesadilla, y cuando despertara, Katsuki estaría al lado de él consolándolo, como siempre. 

—¡Desperto! ¡El paciente despertó!—grita una enfermera exaltando a todos los presentes en la sala de espera.

—¡Mierda!—grita una voz ronca, tan familiar para Izuku que sus lorriqueos se convierten en cascadas de lágrimas.

Corre hasta la habitación y puede ver a Katsuki pelear y gruñir a algunas personas del personal, aún está acostado en la camilla y vendas cubren su torso y parte de su cabeza, tiene  collar que previene sus movimientos bruscos.

—¡No puede entrar aún!—grita una enfermera desde lejos, pero Izuku no puede escuchar nada, solo puede ver al hombre frente a él.

Katsuki de inmediato se dan cuenta de su presencia y su corazón se hunde de al verlo, tiene unas ojeras bajo sus ojos, y usa aún una pijama, una camisa grande de Katsuki y un pantalón deportivo holgado, hasta sus pantuflas son de diferentes estilos. Odiaba verlo así, tan triste y desesperado y solo quiere abrazarlo hasta que deje de llorar, por que joder, verlo llorar era peor que el dolor que siente en las costillas.

—Kacchan...—murmura a su lado y esconde su cara en las manos cuando llegue justo al lado de la camilla.

Dos enfermeros los miraban enternecidos, pero listos para seguir con su labor cuando el reencuentro terminara.

—Ey, amor...—murmura Katsuki aún con la voz ronca, rozando las manos de Izuku ya que no puede levantarse por el punzante dolor de su cabeza.

—¡Pense que estabas muerto! ¡Estaba aterrado!—dice, atrás vez de los quejidos y el llanto.

—Mi amor, todo está bien. Estoy aquí, contigo, necesito que respires, le hace mal a nuestra pequeña que estes tan mal.

Izuku intenta regular su respiración pero es en ese momento que siente un dolor que atraviesa su vientre, al principio cree que es una patada pero luego siente un líquido deslizarse por su pierna y de inmediato maldice, ve hacia abajo y casi puede ver como su pantalón se humedece y olor a sangre inunda la habitación.

Los enfermeros actúan con rapidez antes de que Katsuki de se cuenta de que está pasando.

—¿Deku? ¿¡Amor!?—grita desesperado Katsuki al ver como los enfermeros sientan a Izuku en una silla y le hacen un montón de preguntas que no puede escuchar.

—¡Traigan una camilla! 

—¿Has estado sintiendo contracciones?

—Eh n-no lo se...

—¿El bebé ha pateado? Debes contar sus movimientos a partir del mes que estás.

Un silencio inunda la habitación, e Izuku no puede mirar la Katsuki en la camilla, que seguramente estaba demasiado afligido para sentir algún tipo de dolor o para gritarle por no haberse cuidado.

Si, había estado haciendo esfuerzos innecesarios, había vomitado y sentía esta incomodidad desde ayer, pero no había querido darle importancia, no cuando su pareja estaba ten herido.

—¡Llévenlo a maternidad! ¡Creo que es un desprendimiento de placenta! —grita una de las enfermeras mientras sacan a un Izuku retorciéndose de dolor de la habitación.

—¡Tengo que ir con él! Soy su pareja, soy el papá de la bebé....—Katsuki se mueve en la camilla tratando de quitarse todos los cables.

Tiene que estar con él, tiene que cuidar a su bebé, es el padre después de todo...

—Tiene que quedarse en la camilla, cuando lo revisen veremos si podemos llevarlo a maternidad ¿Está bien?

Katsuki solo gruñe una respuesta y ve como su novio desaparece en el pasillo.

—¿Su novio tiene alguna enfermedad?

—Preeclampsia, fue diagnosticado hace unos meses, pero lo tiene controlado.

—Aún así, los riesgos aumentan para parto prematuro.

Katsuki se horroriza con las palabras y puede sentir sus manos empezar a temblar.

Parto prematuro.

—¿La bebé sobrevivirá?

—Tendría que pasar en la cuidados intensivos hasta la fecha que debió ser el parto, pero tiene 80% probabilidad de supervivencia...

El número que antes le sonaba grande a Katsuki ahora sonaba a una basura, no quería una probabilidad, quería algo definitivo, quería que su pareja y su hija estuvieran bien.

Pero nadie se lo dijo, nadie le dijo que todo es estaría bien.



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