A tu lado
El silencio era lo único que llenaba la habitación de Izuku.
Había sido llevado hace unas horas cuando lo había internado de emergencia por un desprendimiento de placenta.
Katsuki estaba en una silla de ruedas a su lado, sosteniendo su mano con dulzura pero no lo miraba, ni le dirigía la palabra.
Estaba furioso.
El ruido de la puerta la ser abierta, les llamó la atención, el doctor Mirio, estaba frente a ellos con una sonrisa triste mientras se arrastraba una de las sillas frente a la cama de Izuku.
—Bueno, ¿Cómo te sientes Izuku?
—La bebé aún no patea.
—Es algo normal por el estrés que acabas de pasar, esperaremos hasta mañana.
—¿Aún...—murmura Katsuki, pero no se atreve a decirlo porque sabe que afectará a Izuku, que ya estaba agotado emocionalmente y físicamente.
—Su pequeña guerrera aún se está formando—dice Mirio, para el alivio de los dos padres—Ahora, vamos a discutir que haremos en los próximos días. La placenta se ha desgarrado provocando un sangrado grave, lamentablemente, no llegarás a término.
—¿Daré a luz ahora?
—No, queremos que llegues a las 34 semanas, ya que podrá desarrollar más sus pulmones para no tener que pasar tanto tiempo en una incubadora.
—¿Hospital?—murmuro Katsuki, aún tratando de conectar todos los acontecimientos recientes.
La pelea que había perdido o ganado no le importaba nada, no cuando su pareja estaba había descuidado tanto su salud como para tener otra recaída.
No, no podía culpar a Izuku, a pesar de que estaba furioso con la situación, no podía enojarse con él.
—Lo recomendaría, pero si Izuku se siente mejor en casa, sería estar en cama las siguientes semanas, con movimientos estrictamente regulados para que no haya otro sangrado que arriesgue la vida de la madre y de la bebé.
—Pagare una suite en el hospital, me sentiré más cómodo si el personal médico los vigila.
Izuku no se atreve de contradecirlo, el también sabe que es lo mejor. Pero a pesar de ahora se siente más relajado con Katsuki a su lado, el susto no se ha ido por completo, y aún puede verlo lastimado, lo que hace que sus ojos se llenen de lágrimas que trata de ocultar con una de sus manos donde cuelga una intravenosa.
—¡Esta bien! Volveré en un momento con el equipo para la ecografía de emergencia.—dice el doctor, teniendo la sensación que la pareja necesita su espacio después de todo lo que pasado.
Otra vez, hay silencio. Pero Izuku tiene tantas cosas que decir, tantas disculpas que decir, pero solo le salen quejidos por el llanto que rápidamente alerta a Katsuki quien lo mira después de mucho tiempo con el ceño fruncido, todos sus sentidos estaba alerta desde el momento que vio como los pantalones de Izuku se llenaban de sangre.
—¿Duele? ¿Llamó al doctor?—murmura Katsuki. El peliverde solo niega con la cabeza y acaricia su prominente estómago—Necesitó que me digas qué pasa, amor, así puedo saber que hacer.
—No es eso. Es q-que, se que estás furioso conmigo, por todo esto, se que lo arruines y ahora casi pierdo a nuestra bebé y...
—Tsk ¿Quien dijo que estoy enojado contigo?
—¡Ni siquiera me das besos! ¡O me abrazas! ¡He estado tan preocupado por ti las últimas horas! Verte tan frío conmigo es...
—No intentó ser frío, es que me da tanto miedo tocarte, te ves tan frágil ¿Y si te lastimo?
—No me romperás...
—Pues no literalmente, pero estas aquí por mi. No debí irme, debí escuchar a mi cuerpo y volver contigo enseguida.
—No fue tu culpa, estabas haciendo tu trabajo. Y yo tampoco estoy molesto, debí ir al hospital cuando sentí que algo estaba mal, pero me sentía tan perdido cuando me dieron la noticia...
—No te volveré a preocupar así...
—¿Me lo prometes?
—Te lo prometo—dice Katsuki, parándose un momento de la molesta silla de ruedas para darle un dulce beso a su pareja.
Lo extrañaba, dios lo extrañaba tanto. Ni siquiera sabía cuando Izuku se había vuelto su mundo entero hasta qué pasó, y ahora sabe que no puede vivir sin él. Extrañaba sus pecas, sus labios carnosos, esa sonrisa que podía iluminar hasta la habitación más oscura, joder, lo amaba tanto.
Izuku se dejó llevar por el dulce beso también, sintiendo cada emoción que Katsuki le quería transmitir, el cariño, la necesidad, y el amor que se tenían el uno de otro.
—Creo que tendrás que cancelar el baby shower sorpresa—murmura Izuku en los labios del peli cenizo, en un momento que se toman para respirar.
—¡Mierda! ¿Te lo dijo? ¡Esa cara redonda!
—Tranquilo, podemos hacer una mini fiesta cuando la bebé nazca, para que conozca a sus tíos y todo eso.
—No quiero que ninguno de esos idiotas acerque sus sucias manos a mi princesa...
—¿Padre sobreprotector?
Katsuki gruñó en respuesta, tomando los labios de Izuku nuevamente.
Esta vez, el beso es más desenfrenado, más apasionado. El peli verde acariciaba el cuello de Katsuki, siendo precavido con los vendajes alrededor de la cabeza que aún le daban escalofríos. Los labios de su novio siempre eran suaves e irresistible, tierno pero la misma tiempo más ansioso.
Los dos se detienen un momento y juntan sus frentes, Katsuki está algo encorvado para quedar a la altura del pecoso, que está sentado en su camilla.
—Cásate conmigo...—murmura Katsuki, aún con los ojos cerrados mientras solo inhala el aroma a Izuku.
El menor abre los ojos, buscando algún rastro de una broma, no la más apropiada por cierto.
—Te dije que la próxima vez que me preguntaras esto, nuestra hija tendría que estar fuera.
—Bueno, sabes que soy un desesperado. Además, nuestra hija quiere nacer antes ¿Por qué será? Tal vez quiere que sus padres se casen.
Los dos se quedan en silencio y por fin se miran el uno al otro, y a pesar de que Izuku pensaba que era una forma de tomarle en pelo, el rubio cenizo habla enserio, y puede darse cuenta cuando los dedos de este recorren cu cintura con nerviosismo.
—¿Estas jugando?
—Planeaba preguntártelo en el baby shower en unas semanas. Pero no puedo esperar más, Zuzu. Me encanta ser tu novio, demostrarte que soy mejor que cuando estábamos en la secundaria, pero no quiero ser solo eso, no cuando te quiero para toda la vida.
—Es un gran paso.
—Compré el anillo justo al llegar al hotel de New York.—Izuku abre los ojos grandes antes la respuesta de Katsuki.
—¿Fue demasiado caro? Sabes que no debes gastar todo ese dinero...
—Es un diamante, y bueno, espero que nunca lo pierdas y que de verdad te guste porque...
—¡Kacchan! ¡Sabes que no me importan esas cosas!
—Es lo que te mereces, mi amor.
—¡Por dios! ¡Eres un dolor de cabeza de los más dulce!
—¿Entonces es un sí?
—Si, Katsuki Bakugo. Quiero pasar el resto de mi vida contigo...
—Mas te vale...—Dice Katsuki, sin poder ocultar la felicidad en su voz.
Y ahora, solo pueden esperar, con incertidumbre, pero saben que se tienen el uno al otro, en las buenas y las malas.
Nota: Ok, ¿Les soy sincera? ¡No puedo hacerlos sufrir mucho! Pero eso no significa que la parte mala haya terminado, aún les esperan muchas sorpresas...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro