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Bajó del taxi poco después de haber agradecido al conductor, volviendo su enfoque a la llamada que mantenía en esos momentos.
—Sí, también lo vi —sonrió mientras se encaminaba al interior de la gran casa que se encontraba enfrente suya.
Choi Soobin era un hombre hecho y derecho, el cual estaba a punto de abandonar su casa en la cual estuvo viviendo por bastante tiempo con sus amigos, los cuales conoció porque vivían en el mismo barrio y se hicieron amigos cuando se dieron cuenta de que iban en la misma escuela. Los cuatro por igual tomaron sus caminos, uno más distinto que el otro, pero cuando se reencontraron, tomaron la decisión de irse a vivir juntos, aún cada uno haciendo sus cosas, aún unidos a pesar de que Soobin abandona el nido por segunda vez en su vida
¿La razón? Estaba a una semana de contraer matrimonio, y sus amigos, estaban más que felices con la noticia, porque verían a su amigo ser feliz junto a la persona que ama.
—Mierda, Beomgyu, ¡no sobre el mojito! —se quejó Yeonjun mientras tapaba la jarra del cóctel recién preparado, siendo casi arruinado -al menos desde la perspectiva de Yeonjun- por culpa de su amigo castaño, Beomgyu, quien había tirado de un confeti en aérosol.
El chico no se dejó regañar y le levantó el dedo del medio a su mayor, sacándolo de sus casillas cuando además de eso le sacó la lengua, aquello como insulto máximo.
— ¡Tiré el confeti porque te dije que le faltaba color a esta cosa! —se quejó el castaño mientras apuntaba alrededor de la cocina.
Entonces, el globo que estaba inflando Kai con fervor se puso en su contra y despidió todo el aire sobre su cara. Aún, como si nada, este decidió hablarle a los dos que estaban discutiendo.
—Yo considero que está bien.
—Esto no es normal —murmuró Yeonjun mientras tiraba el mantel que estaba usando para mantener su zona de la cocina limpia a Beomgyu, haciendo que este se detenga y suspire exasperado al no verse comprendido por ninguno de sus dos amigos —, no ¡Tú no eres normal!
El mayor gruñó cuando vió que su amigo le estaba haciendo gestos de imitarlo con burla y se fue a la nevera para tomar el ron de ahí y comenzar con la preparación de otro cóctel.
Sí, esos eran los mejores amigos de Soobin, y él no podía estar más agradecido de haberlos tenido en su vida.
Como tal, a diferencia de todos sus amigos fue entorno, él encontró el amor en un hombre, el cual era un piloto que, aunque en esos momentos estaba a kilómetros y kilómetros de distancia, había sido una gran razón de su felicidad, algo que tal vez en su momento creyó que sus amigos no lo comprenderían, pero fueron los primeros en darle todo el apoyo que necesitó y aún necesitaba.
—Sí amor, también te amo, adiós —sonrió mientras colgaba la llamada y entonces notó de inmediato el silencio en la casa, sumando a la ausencia de sus mejores amigos —. ¿Chicos?
Caminó por un corto pasillo, el cual llevaba a la sala de estar y al gran ventanal que daba con el patio trasero, y al ver que aún seguía sin encontrar a sus amigos se acercó a ese ventanal, encontrándose de frente con sus amigos, familiares y gente muy querida en su vida ahí, con un gran cartel que decía "Siempre contigo, Soobin, Feliz Matrimonio", a su vez, todos vitoreaban la frase del cartel.
Porque sí, Soobin se estaba por casar y sus amigos no hicieron mejor cosa que festejarlo a lo grande.
Sus ojos brillaron de la felicidad que su corazón sintió en esos momentos, así que rápidamente se acercó a todos sus familiares y se les unió, dando inicio a la reconfortante celebración.
La mayor parte del momento estuvo saludando a sus familiares, bastante feliz de poder verlos ya que habían algunos que venían desde otras ciudades y regiones bastante lejanas, un momento muy ameno.
— ¡Hey, Bin! —se volteó para encontrarse con Beomgyu, quien se rió y lo abrazó por los hombros —, amigo ¿lo estás disfrutando?
— ¿Y lo preguntas? Este es el mejor momento que ustedes han podido darme. De verdad, muchas gracias por todo lo que han estado haciendo por mí.
El más bajo alzó los hombros mientras negaba suavemente.
—Sabes que siempre estaremos ahí, no agradezcas.
Beomgyu sonrió y entonces se fijó en la copa vacía de Soobin y negó con la cabeza mientras reía.
—Demonios ¿tu copa está rota? —comentó mientras tomaba una botella de vino y le servía a su amigo —, aunque así debería ser, hoy se disfruta, eh.
Ambos rieron y entonces se separaron por unos momentos, sólo para que Soobin terminara integrándose a la conversación entre Yeonjun y Kai. Ignorando al cartero que comenzaba a rondar por ahí, disfrutando de la junta.
—Oh, Soobin —Kai sonrió y dio un sorbo a su copa —, hablando del rey de Roma...
— ¿Algún chisme?
—No, no —contestó Yeonjun.
—No te diremos, es una sorpresa —agregó el menor de los tres y el pelinaranja le miró con regaño.
—Uh, ¿sorpresa?
—Sí, que tu prima vino desde Jeju, está ahí —contestó Yeonjun, haciendo que el pelinegro mire a la dirección expresada.
— ¡Oh, Yujin! —Soobin se encaminó hacia ella para saludarla, en eso Yeonjun mira a Kai.
—No aprendes a callarte nunca, ¿no?
—Cállate.
Yeonjun rodó los ojos, riendo luego de eso.
Soobin, por su parte estaba ya hablando con la madre de su ahijado, Yunjin, a la cual saludó y amistosos se tomaron una foto, la cual, resumiendo aquél precioso recuerdo le envió a su querido prometido.
Pero, lo mejor vino en la noche, porque por primera vez en tanto tiempo estaba viendo a sus amigos encima de un escenario improvisado por ellos mismos, vestidos de blanco, cantando y bailando una canción romántica, la cual iba dedicada con todo el cariño no-homo del mundo a Soobin, quien miraba desde el público a sus amigos dar lo mejor de sí para aquél show y a su vez iba cantando la canción con la misma pasión -sino es que mayor- que la de sus amigos.
Una noche magnífica.
—Kai, la parrilla...
—Pareces muerto de hambre, Yeonjun —contestó el rubio mientras movía la carne en la parrilla, revisando casi de manera repetida para evitar que la carne se fuera a pasar de su punto.
—Bueno, y por qué será —contestó el mayor, echado en una de las cuatro sillas de playa que estaban puestas para ellos mismos, con los lentes de sol cubriendo sus ojos para evitar que el sol les hiciera daño.
— ¿Condimentaste la carne? —preguntó Beomgyu con los ojos cerrados a pesar de usar lentes de sol y echado en un flotador, el cual permanecía aún vagando sobre el agua.
—No, primero hay que sellarla. Tal y cómo lo dice mamá.
Entonces, Yeonjun se echó a reír.
—Ella y su parrilla japonesa.
— ¡Es China, parrillada china!
— ¿Por qué no mejor una parrillada surcoreana? Estás viviendo con nosotros, Kai —contestó Soobin mientras se acercaba a sus amigos con una bandeja entre sus manos, la cual llevaba una cerveza para cada uno, llamando la atención de Yeonjun.
—Oh, sí. Eso me gusta —el pelinaranja se acercó a su amigo, tomando una de las cervezas con una sonrisa —, una buena cerveza con una buena parrillada.
Para ese entonces, Soobin dejó la bandeja a un lado y tomó el otro objeto que estaba en ella, el cual se trataba de un periódico.
—Miren, y noticia a nivel internacional —el pelinaranja silbó, luego Kai se les acercó con una fuente la cual tenía toda la parrillada que había preparado por su cuenta —. Me veo horrible en la foto.
— ¿De qué hablas? Te ves muy bien —elogió el rubio mientras hacía una mueca de confusión, sin embargo, sonrió mientras daba una palmada en el pecho de su amigo —Estás marcando tendencia, eh.
La foto a la cual se estaban refiriendo, se trataba del titular. Ahí se encontraban Taehyun, el hermoso piloto que se había robado el corazón del alegre pelinegro, el cual también estaba en la imagen, son una radiante sonrisa mientras abrazaba a su prometido, quien estaba de espaldas al ángulo.
Pues, dar su gran paso en el registro civil los convierte en el primer matrimonio igualitario en Corea del Sur, ya que de alguna forma, son los primeros en poder ejercer su derecho a casarse, ya que hace poco había entrado en vigencia una ley para que aquello les fuera posible.
Por supuesto que un avance social en Corea del Sur como ese sería algo tan importante en el país y a nivel internacional.
— ¡Yo quiero ver! —Entonces, todos se voltearon hacia Beomgyu, quien aún seguía en el flotador de unicornio —. Vamos, quiero ver la foto.
Yeonjun suspiró y le acercó el periódico.
—Mira.
El chico, en lugar de enfocarse en la foto de su amigo, vió un tema que absolutamente se llevó su atención.
— "Avistamientos ovnis en Liaoning".
—Imbécil, el titular —señaló Yeonjun y luego de eso los tres comenzaron a reír por la forma en la que Beomgyu levantó la mirada al cielo mientras levantaba su mano, tarareando como si estuviera haciendo contacto de tercer nivel.
—Él y sus extraterrestres.
Entonces, un ruido se les hizo presente haciendo que Yeonjun mire a Kai.
— ¿Acaso te rugió la panza, Kai?
—No me creo que tengas tanta hambre —complementó Soobin.
— ¡No digan estupideces! —se quejó el menor mientras otra vez se hacía oír aquel ruido, entonces Kai apuntó un lugar del patio —Viene de ahí.
Entonces, los cuatro miraron al lugar, notando que el rubio tenía razón, así que Yeonjun decidió acercarse despacio y en silencio, sólo para encontrar a un hombre que estaba durmiendo en el suelo.
Alzó una ceja al ver el distintivo uniforme de un cartero, entonces Yeonjun se acercó a él un poco más y despertó al hombre golpeándolo no tan fuerte con el periódico en el brazo, haciendo que el hombre se despierte alarmado y confundido.
Lucía bastante cansado, desorientado y sobre todo, con una gigantesca resaca.
— ¿Quién es usted y qué hace aquí?
—Vino a dejar algo a alguien —contestó Beomgyu mientras comía aún encima del flotador, entonces el cartero asintió.
—Busco a Choi Soobin.
—Soy yo —contestó el hombre alzando su mano, entonces el cartero se le acercó y junto a una carta, le entregó un papel y un lapicero, pidiéndole que firmara el documento.
Luego de aquello, le indicaron la salida al cartero y este se fue, dejando a Soobin con una sonrisa de extrañeza, nunca se esperó que un cartero hubiera estado durmiendo en el patio de su casa. Alzó los hombros y revisó la carta, algo curioso de ver que viniera desde China, más específicamente de Liaoning.
Abrió el sobre y lo primero que lo recibió a parte de la carta escrita fue la foto de una hermosa niña de seis años, lo cual llamó más su atención y su curiosidad, se dispuso a leer la carta en silencio, mientras sus amigos lo miraban expectantes, aunque a su vez confundidos por ver cómo la confusión y la sonrisa se transformaban en sorpresa, y por último en una mueca algo afligida, también algo triste.
Un detalle que ninguno de sus amigos dejó pasar así nada más.
— ¿Y esa cara? —preguntó Kai, confundido — ¿Acaso se murió alguien?
—Yizhuo.
Kai y Yeonjun se miraron, entonces el mayor le quitó con cuidado la carta y la leyó sin emitir palabra alguna.
— ¿Quién es Yizhuo?
Soobin dudó en responder la pregunta de Beomgyu, pero entonces Yeonjun no le dejó pensar en la respuesta, lanzando otra pregunta.
— ¿Es verdad?
El semblante serio de Yeonjun indicaba que era algo importante, y el rostro triste de Soobin indicaba una tragedia.
—Lo es.
Yeonjun asintió, volteandose para ver a Kai y Beomgyu, quienes seguían igual de confundidos y ahora también algo preocupados.
—Este idiota es papá.
— ¡¿Qué?! —aquello salió de la boca de ambos, mientras Soobin agachaba la cabeza, aún con ese triste semblante entre sus cejas y frunciendo sus labios.
Así es, Choi Soobin es papá, padre de Choi Yiren. Y la madre de esa niña, Ning Yizhuo, había fallecido.
Los cuatro estaban sentados en dos de las sillas de playa, los dos menores viendo la cara afligida de Soobin, mientras que Yeonjun estaba de brazos cruzados, su rostro lo hacía ver como si estuviera molesto mientras veía el documento.
Ninguno decía una sola palabra, al menos hasta que Yeonjun se atrevió.
— "Cumplo con informarle que de no venir en 72 horas a reclamar la potestad, la custodia de la pequeña Yiren, pasará a estar al cargo del gobierno de China para su posterior adopción. Espero que pueda contactarse conmigo, ya que esto es una urgencia" —miró a su mejor amigo con regaño — ¿Y nunca se te ocurrió contarnos a nosotros, a tus amigos?
—Se supone que somos como tu familia —se quejó Kai.
—Lo-lo sé, es que... Bueno, n-no sé pero —Beomgyu alzó su dedo índice.
— ¿"No sé"? ¿Cómo que no sabes?
Soobin trago saliva poco antes de continuar.
—Es que esto pasó hace siete años, yo trabajaba en Liaoning en una agencia de bienes raíces, ella era secretaria.
—Hmm, entonces, vieron esta casita, vieron esta otra y decidieron irse a un motel, pasando lo que no tenía que pasar.
Ante el comentario de Beomgyu, Soobin titubeó un poco.
—No sé si es lo que no tenía que pasar, pero pasó —contestó y miró a su amigo —. Ella quería tener un hijo, y yo respeté eso.
—A ver, no entiendo -interrumpió Kai —. Tú eres homosexual, ¿pero antes no?
— ¿Te escuchas cuando hablas, Kai? -preguntó Yeonjun.
— ¿Acaso crees que Soobin se cayó y se golpeó en la cabeza quedando con una secuela gay? —cuestionó Beomgyu, entonces Kai resopló — ¡No, idiota! Uno no se convierte, uno nace así.
Entonces discutieron un poco, entonces Beomgyu volvió a parar el tema.
— ¿Y entonces, qué hay con lo de Yiri?
— ¿Mm? —el pelinegro se vió confundido ante lo que preguntó su amigo.
—Sí, es decir ¿cómo llegaste a este punto?
—Oh...
Lo pensó un poco, luego le contó lo que había pasado.
—Fue algo de una sola noche.
—Wow, maravillosa puntería —comentó Kai y Yeonjun le golpeó la cabeza —. ¡Oye!
—Yizhuo y yo intentamos vivir juntos, pero no funcionó.
A pesar de haber conocido a una buena mujer y conocer a la niña más dulce y radiante del planeta, no era muy feliz en esos tiempos, vivía bajo una constante presión por el qué dirán, lo que el resto pueda expectar en él... Y Yizhuo notó eso.
—Debes dejar de vivir así.
Soobin dejó de mecer a la pequeña Yiri, sólo para mirar a Yizhuo, algo confundido y asustado de lo que ella pudiera decir.
— ¿Cómo...?
—Así, estresado por lo que puedan decir, pretendiendo que eres lo que no eres. Mereces ser feliz también, no importa si es aquí, con alguien o no, si es aquí o en otro lado.
Guardó silencio por unos segundos, con el corazón martillando su pecho con fuerza, sin terminar de comprender por qué ella le habría dicho algo como eso. Sobre todo si lo que ellos se habrían propuesto en ser una familia.
— ¿Y Yiri?
Yizhuo miró a su hija en los brazos del pelinegro, sonriendo con cierta melancolía.
—Yiri, siempre sabrá que tiene un padre al otro lado de la frontera.
Sus amigos guardaron silencio al escuchar aquello.
—Yizhuo era una maravillosa mujer, tan inteligente de forma emocional y noble de corazón.
—Y se dió cuenta —completó Yeonjun, haciendo que asentir al pelinegro.
—Perdí el contacto con ella poco después.
Yeonjun alzó una ceja.
—No lo entiendo —sus amigos lo miraron —, ¿por qué te llegó la carta de una amiga de Yizhuo, pero no una del juzgado de Liaoning?
Entonces, Beomgyu abrió los ojos en grande y se levantó, causando que todos lo miren.
—Yo... Iré a desbeber, ya vuelvo —dicho aquello, dejó su cerveza a un lado y se retiró del patio.
— ¿Desbeber? "preguntó Kai, entonces Yeonjun rodó los ojos.
—El idiota inventa palabras, va a al baño.
—Oh.
-Eso no importa —musitó el pelinaranja y se volteó a Soobin —. ¿Tú pareja sabe de esto?
— ¿Taehyun? Sí, es mi pareja, es importante que lo sepa —contestó el pelinegro, haciendo que el mayor asintiera —. De hecho, creo que debo llamarlo.
Se levantó mientras se alejaba de sus amigos.
—Aunque no entiendo, ¿él es gay, pero antes no?
—Y no nos dijo —se quejó en voz baja Yeonjun, resentido por haber sido el amigo de Soobin desde la infancia y haberse enterado ahora que finalmente no era el único idiota que tenía hijos, pero que la pareja de este lo sabía quizá desde cuando.
Beomgyu, en su lugar, no fue al baño, en cambio se acercó a la nevera, y entre tantos imanes, fotos, recuerdos y más cachivaches, sacó el sobre de una carta que iba destinada a Soobin.
Tragó saliva, por supuesto que iba a ser torturado de miles formas y terminará siendo comida para los aliens si Soobin se enteraba que en realidad sí hubo una carta del juzgado, la cual la recibió él y se le olvidó dársela a su amigo.
Luego tiró la carta al tacho de la basura y luego volvió con Yeonjun y Kai, quienes ahora estaban mirando a Soobin hablar por llamada a lo lejos.
Mientras, al otro lado de la frontera había una dulce niña de seis años, pintando y dibujando mientras Xiaoting la veía colorear con sus lápices de colores.
—Es un lindo dibujo, ¿mm? —la niña asintió en silencio, entonces la mujer se dió cuenta que habían tres personas, dos de ellas separadas de la tercera por una larga línea gris que atravesaba la hoja entera — ¿quiénes son, Yiri?
La niña se volteó para verla y luego le apuntó a las personas en el dibujo.
—Esta eres tú —contestó mientras apuntaba a la persona pelirroja —, esta soy yo —apuntó a la persona más pequeña y de cabello negro, luego apuntó a la persona separada de las otras dos —, y este es el hombre que vive al otro lado de la frontera.
Xiaoting sonrió cuando escuchó aquella frase y acarició el cabello de la niña con cuidado.
— ¿Sabes cómo se llama? —la pequeña guardó silencio —, Soobin, así se llama él. Y pronto vendrá a verte.
— ¿A verme? Pero no lo conozco...
—Pues a eso viene, a que ustedes se conozcan —le animó a la pequeña —. ¿Tú quieres conocerlo?
La niña lo pensó un poco mientras miraba su dibujo, luego asintió.
Soobin suspiró y se despidió antes de cortar la llamada, fijando su mirada en la nada y pensando un poco en el tema.
Ahora tenía una gran misión, atravesar la frontera para recuperar a su hija.
El corazón le palpitaba con fuerza, y antes de volver a tomar la foto de su pequeña, se preguntó si acaso podría con la tarea.
La misión de la paternidad, era una misión sencilla pero se sentía como si fuera una completa odisea, no quería fallarle a la pequeña.
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