▭ O. LUGAR ESPECIAL !
PROLOGOS.
❛ lugar especial ❜
VICTORIA SALLESBURY TENÍA UN LUGAR ESPECIAL.
Siempre, después de terminar su entrenamiento matutino, se encaminaba al puente de los besos. No le encontraba el atractivo físico al lugar; no era más que una pasarela que unía a Derry con el exterior, con barandales vandalizados por adolescentes que grababan sus nombres a punta de navaja o plumón, y con árboles creciendo cuesta abajo a ambos costados.
Sin embargo, había algo del lugar que la tranquilizaba. Al igual que las veces anteriores, se retiró los audífonos y los enrolló alrededor de su walkman para poder oír el agua correr a un par de metros, un suave murmullo seductor que le proponía mudamente que saltara las barandas y fuera en su encuentro.
Cerró los ojos y se dejó llevar por la serenidad del ambiente. Ir a su lugar especial la ayudaba a relajarse, en especial ahora que faltaba poco más de un mes para que concluyera el año escolar y los profesores los plagaban en trabajos y exámenes.
Bajo sus dedos sintió la tosca madera maltratada por el acero, los bordes astillados y el hueco poco profundo del nombre de alguien que seguramente habría venido a pasar un buen rato con su pareja. No pudo evitar sonrojarse y apartar la mano; era un secreto a voces que tras esos árboles los adolescentes iban en busca de diversión ardiente.
Respiró profundo y volvió a sacar la cajita metálica de su bolsillo, dispuesta a retomar el camino de vuelta. Debía regresar a casa antes de que se hiciera muy tarde para ir al colegio.
Segundos antes de que se pusiera los auriculares, escuchó las hojas moverse. Su mano quedó suspendida a medio camino mientras escudriñaba con la mirada el costado derecho del puente.
Las hojas se agitaron por segunda vez. Un globo rojo se asomó entre la naturaleza, tímido entre lo verduzco.
Extrañada frunció el ceño y se acercó más al límite. A medida que avanzaba, la esfera de aire se descubría poco a poco. Para cuando su cuerpo tocó la madera, estaba tan cerca del globo que podía extender la mano y agarrar el cordel beige al que estaba amarrado.
Apenas y rozó el hilo cuando una mano blanca se aferró de su muñeca, como una garrapata a un perro. Sintió cómo algo se clavaba bajo su piel blanda y observó con horror que eran unas garras.
Entró en pánico y gritó, sin saber si era del dolor o del terror. La mano parecía no tener dueño hasta que un payaso salió detrás del árbol, abriéndose paso entre las hojas.
Jaló de su brazo y en segundos se encontraba rodando cuesta abajo entre la arboleda. Se arrastró por el suelo hasta apoyarse del tronco más cercano y se levantó para correr.
No sentía pisadas detrás de ellas pero no se atrevió a mirar atrás. La tierra la guió por un sendero hasta que llegó al río, hasta aquellas aguas que la habían estado llamando por tanto tiempo.
Sentía la sangre golpeándole los oídos, fuerte y rápida, contraria a la corriente bajo sus pies. Siguió el curso del afluente lo mejor que pudo, olvidándose de todo excepto encontrar un lugar donde esconderse.
Cuando finalmente osó a volver la vista, se dio cuenta de que estaba sola en medio de la nada. Empero eso no la tranquilizó. Quizás el payaso estuviera encubriéndose detrás de ramas y arbustos.
No ralentizó el paso hasta que llegó a la entrada del vertedero. Lo olió antes de verlo, pero ni la fuerza del hedor se comparaba al miedo que todavía le alborotaba el corazón.
Se adentró en el túnel de desechos y aguas grises, lo suficiente para mantenerse oculta sin que la oscuridad la tragara por completo.
Se obligó a no omitir ningún ruido. La adrenalina comenzaba a disiparse y un dolor penetrante en su brazo la hacía temblar, pero temía develar su ubicación.
Escuchó risas infantiles y se apretó contra la pared, cubriendo con su otra mano su boca y nariz. No podía decir si venía dentro o fuera del conducto de cemento, solo que se acercaban.
- Todos flotamos aquí abajo -oyó decir a su lado izquierdo. Más voces se le unieron, gritando las mismas palabras.
Ensangrentados. Eran niños de diferentes edades, pero todos ensangrentados y aproximándose a ella.
Arrancó hasta la entrada, hasta el sol que ya le sacaba destellos esperanzadores al agua. El payaso estaba en el umbral, y delante de él, el globo que había sido su perdición.
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N/A: no saben lo emocionada que estoy, llevo muchos meses intentando escribir pero simplemente no tenía los ánimos.
pero aquí les traigo la introducción a todo lo que se vendrá, no prometo subir tan seguido pero estén preparadas.
Tengo que darle las gracias a todas ustedes, y a mis amigas que estuvieron detrás de mí ayudándome en lo que necesitara, thank you hashtagtelafumas y infamoustark
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