Capítulo 4
El estacionamiento donde había dejado el auto era obscuro, y no había otro vehículo además del suyo, pues el motel en cuestión no era el más conocido o la mejor opción para quedarse, pero en este caso, no podía ponerse exigente.
Sujetó con firmeza a Annie y la acorraló contra el auto, una vez que cerró la puerta.
La molestia en el rostro de ambas se convirtió en una guerra. Mikasa por dominar, y Annie por negarse a estar cerca de la azabache un puto segundo más.
-Vamos a entrar.
Annie negó.
-Y vas a portarte bien.
-Vete a la mierda.
La azabache sacó su arma.
-Entonces al diablo.-Le Apuntó.-Al diablo contigo, y al diablo con tu amiga.
Permaneció callada. Ella se sabía defender sola, su padre fue un ex militar y la entrenó de pequeña, pero Historia no, además de no saber donde estaba, si lo que decía la azabache era cierto, entonces, ¿qué puta opción tenía?
-¿Dónde está Historia?
La azabache ya estaba harta de esa pregunta.
-Ella está bien, y mientras me sigas obedeciendo, así será...
Realmente no tenía permitido hacerle daño a ninguna, pero eso Annie no lo sabía.
Luego de algunas miradas, soltó un suspiro. Caminó hasta ella y la azabache bajó el arma. Con la pierna en este estado, sería imposible ganarle a una persona como ella, claramente entrenada y de fuerza superior, sobre todo por que su estilo de pelea se especializaba en el movimiento de piernas y una de ellas le dolía mucho.
Le ayudó a caminar hasta adentro del motel y la azabache habló con el empleado del lugar. Annie se posicionó atrás de Mikasa, pues le pidió que no llamara mucho la atención y con mucha suerte así lo hizo.
Le dió las llaves del cuarto y volvió a su lectura. Cuando llegaron al cuarto Annie se lanzó sobre la cama y descansó la pierna. Realmente necesitaba dormir.
Se giró al escuchar el sonido de la puerta cerrarse con seguro y vio a la azabache comenzar a quitarse la ropa mientras la miraba atenta.
-Quítate la ropa...
Sin muchas ganas hizo lo que le ordenó la ojigris. Se quitó la blusa, el sostén y el pantalón, junto a la ropa interior como pudo y miró a la azabache.
-Ya.
Se acercó hasta ella y le dió la mano. Annie la miró con duda.
-Vamos a bañarnos.
Eso la alivió un poco.
Realmente quería bañarse, pero no junto a ella. Igual no protestó. Con suerte no pasaría lo que ella creyó. Por ahora.
Abrió la regadera, y sostuvo a Annie de la cintura, mientras el agua caía sobre ambas.
El baño fue incómodo, y malditamente largo, o al menos así lo sintió Annie. Justo cuando comenzó a disfrutar de él agua relajar su cuerpo, la azabache cerró la llave y al momento de hacerlo su entrepierna rozó con el trasero de Annie, ya que tubo que inclinarse hacia adelante para hacerlo.
Y lo hubiese dejado pasar, si no fuese porque comenzó a acorralarla cada vez más contra la pared y las llaves. Sus manos la sujetaron con más fuerza de la cintura y el brazo, a la vez que se recargaba sobre el cuerpo de la rubia.
Annie soltó un leve suspiro al sentir el cuerpo tibio de mikasa en su espalda, y un escalofrío la recorrió por completo, ya que sus pechos y abdomen tocaban la pared y las llaves de la ducha fría.
"No la hagas enojar, Annie..."
- Se dijo a sí misma y cerró los ojos con impotencia.
Mikasa se separó entonces, le dió una toalla y la sacó de la ducha.
-Secate, y vete a dormir.-Miró hacia otro lado.- Creo que tardaré un poco.
Cerró la puerta.
Annie la miró incrédula pero no tocó a la suerte. Sería estúpido e inútil intentar entender que rayos pasaba por su cabeza.
Caminó con cuidado y torpeza hasta la puerta e intentó abrir.
-Tiene llave.-Le dijo desde la ducha.
Annie maldijo y la vez se asustó. Claro que tenía llave. Ella no cometería el error tan estúpido de dejarla ir así como así.
Si no saldría por la puerta...tal vez lo haría por la ventana.
-¿Y mi ropa?
La buscó con la vista.
Cuando la encontró se dio cuenta de que incluso si hacía una cuerda con todo y la toalla, la altura aún era mucha.
Pero tenía más urgencia por largarse que nada. Se colocó la ropa interior, pues tampoco quería salir totalmente desnuda y sacó la "cuerda" de ropa por la ventana. No sabía si resistiría, o donde iría después, y eso si lograba salir.
Sacó una pierna primero, y miró hacia abajo. Trató de controlar los nervios.
-Son solo dos pisos, Annie...
-Si, y sería una pena que alguien te empuje, ¿verdad?
Se escuchó a su espalda y en un estúpido impulso por el susto que le metió la azabache, se quiso lanzar sin más, pero Mikasa la sujetó, y de nuevo la metió a la fuerza.
La sujetaba con agresividad de donde podia, y Annie como siempre se negaba. Tumbaron un par de cosas mientras peleaban, hacían mucho ruido y el encargado del lugar tocó la puerta.
Mikasa entonces tapó la boca de Annie, aún forcejeando.
-Señoritas, ¿Está todo bien?
-¡Estamos bien!- Dijo Mikasa mientras Annie le mordía la mano con fuerza, pero trataba de que todo sonara normal.
-¿Seguras? Hacen mucho ruido.
-Si, lo...lo sentimos. Es...nuestro Aniversario...ya sabe.-Se rió.
El sujeto rió. Annie la miró molesta. Debía admitirlo, su habilidad para mentir era impresionante.
No por nada estaba en esta situación.
-Bueno, pero no hagan tanto ruido, por favor. Que pasen linda noche.
Se marchó.
La azabache entonces arrojó a Annie a la cama, y la acorraló.
-Suéltame.-Le ordenó.
Estaba por hablar cuando su teléfono sonó. Se levantó de la cama y revisó el nombre. Miró a Annie de forma muy seria. Nunca antes le había costado tanto trabajo mantener a alguien quieta pero esto podría ser más interesante de lo que creyó.
Debió suponerlo, Annie era una chica ruda y fuerte.
-Ya me las arreglaré contigo después.
Se alejó para contestar.
-Imbecil.-Pensó Annie, mientras respiraba agitada.
【♣︎】
"Estúpidos callejones."
-Pensó la, en ese entonces castaña, Historia Reiss. Con el "disfraz" que debía usar en público para qué nadie la reconozca.
Su raptora le apuntaba con un arma por la espalda y a nadie parecía importarle, o más bien, darse cuenta.
¿Cómo podrían después de todo? La mayoría se veían perdidos y no quería saber a que se debía, aunque a juzgar por estos barrios, ya le daba porqué.
De pronto se acercó a un sujeto. Historia tragó saliva y desvió la mirada. El la observó unos momentos pero al final no supo reconocerla y la ignoró.
Ymir sacó algo de dinero con la mano temblorosa y se lo dió.
El tipo lo tomó y le dio un sobresito a Ymir, que lo tomó en su mano como si fuece lo mejor de él mundo. Sin más, simplemente se fueron, y subieron a la camioneta.
Historia entonces pudo quitarse las cosas de ensima.
Sí Mikasa estuviera ahí, molería a ymir a golpes por lo que hizo, pero en ese momento de debilidad y necesidad no importó nada, ni Mikasa, ni la misión, ni Historia.
Luego de aparcar en un lugar seguro, sacó la bolsita con las manos temblorosas y olfateo el sobre, necesitada.
La rubia apartó la mirada. Aquel contenido no podía tener nada bueno.
-¿Qué es?
Ymir la miró, y recordó que no se encontraba sola como para matar las células de su cerebro como hubiese deseado hacerlo. En esas condiciones, sería más fácil para Historia escapar y eso no podía permitirlo.
-¿Qué es?-volvió a preguntar.
-Cocaina.
Historia tragó saliva, nerviosa. Una persona en su condición tiene un comportamiento errático e impredecible. No conocía del todo a su raptora, y tampoco quería imaginarse que tipo de persona era.
Apenas sabía su nombre.
Pero posiblemente era el tipo de gente de la cual deberías alejarte, y no estar cerca de ella, a su lado, en un lugar apartado y en la noche.
Como en este momento.
Ymir aún no abría el sobre. Lo pensaba demasiado al parecer. Sus ojos brillaban y en serio se moría de ganas.
-¿Qué se siente?
Ymir la miró con la ceja arqueada. Historia relamio sus labios y volvió a preguntar.
-Me refiero a, ¿Qué...se siente? Cuando...inhalas eso.
La pecosa no respondió. Historia bajó la cabeza ante la mirada peligrosa de la morena y se acomodó en el frío asiento del copiloto para dormir, mientras le daba la espalda.
Solo a ella se le ocurría intentar hablar con su raptora.
Ymir apagó las luces del auto y colocó el seguro. Miró a la pequeña cerrar sus ojos, atravez del reflejo en el vidrio y abrazarse a sí misma, en busca de algo cálido o consuelo en ella misma.
Le dolía la cabeza un poco desde hace rato.
-¿No puedes hacer nada bien? Ymir.
Sentía los ojos querer llorar y hay un nudo extraño en la garganta.
-No tienes nada que hacer aquí...
¿Por qué....?
-Ojala nunca hubieses nacido...
¿Por qué cuando más cree que a mejorado...
-¿Por qué no solo te mueres de una vez?
...los recuerdos vuelven?
Y la golpean.
¿Por qué siempre hace las mismas estupideces? Aún sabiendo que está mal.
-No eres nada...
Miró a la rubia entonces.
-Siento que estoy a un paso más de morir.
Historia giró la cabeza para verla. Ymir recargo la cabeza en el volante mientras apretaba el sobre.
-Así se siente.-Murmuró.
Después de eso, Historia ya no supo que decir...o que sentir.
La castaña era...bastante diferente a lo que vió en el bar. Cuando la vió en el bar, sonreír, hablar con confianza...jamás creyó que fuera este tipo de persona.
"Solo yo creo eso."
-Pensó la rubia.
Debía tener más cuidado con las personas.
【♥︎】
-¿Ella tenía muchos amigos?
El chico asintió. Llevaba al menos media hora siendo interrogado por el policía que tenía enfrente.
-¿Y Annie?
-No muchos, la verdad Annie no era de socializar con nadie.
-¿Conoces a alguien que quiciera dañarla?
-No, no, Jamás. Nadie se metería con Annie nunca. Tampoco es que hiciera la gran cosa, así que nadie tenía motivos para herirla.- Movió los dedos, inquieto.- Pero, Historia...A pesar de ser buena persona, y tener muchos amigos, la mayoría eran miradas... envidiosas, pero hasta ahí. Realmente no se me ocurre nadie en especial, tampoco capaz de hacer eso.
El policía hizo una seña para que guardará silencio. Se separó un momento y tomó la llamada.
Reiner lo miró transformar su cara a una más nerviosa o alterada.
-Hijo, hasta aquí la dejamos. Debo ir me ahora.
-¿Todo esta bien?
Negó.
-La verdad no...
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