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Capitulo 13

—Estoy en problemas.— Murmuró.

El ojiverde asintió mientra le ofrecía un vaso con agua. Ymir lo miró desconfiada al principio, pero lo terminó por aceptar.

—Oh, si. Claro que lo estás.— Encogió los hombros y tomó el periódico que tenía en el escritorio de la oficina.

Pero el era Eren Jeager, y sí el quería, haría que todo lo apuntado no importe.

No porque la morena le agrade, o porque sea un santo.

Simplemente quería ofrecerle un trato, en el que contaba con que la castaña aceptaría, quiera o no.

La morena se veía muy mal por la situación desde hace algunos días, debido a cierto suceso que incluso fué noticia.

—Me siento terrible.— Se talló la cara con frustración mientras el llanto incrementaba.

El castaño la miró desde su lugar en silencio.

—Entiendo que estés mal, pero créeme, la cárcel no es un lugar lindo.—Suspiró.— y no quieres eso en tu vida, ¿Verdad?

Negó, cabizbaja. Estuvo en una a los dieciocho, pero con suerte solo unos meses y la experiencia fué una mierda.

—Bien.—Se acercó a ella y le ofreció la mano.— Ymir, haré de todo porque no te arresten, pero sabes el precio.

¿Aceptas pagarlo...?

【★】


—¿Por qué?

La morena dejó de mirar el techo y centró sus ojos en los azules de Historia.

—¿Por qué, qué?— Arqueó la ceja.

—¿Por qué le temes a los truenos?

—¿Has estado bajo la lluvia mientras truena?

Negó, confundida. ¿Por qué haría eso para empezar?

Ymir rodó los ojos. Claro que una niña como Historia jamás podría llegara  sentir lo que ella si. Más que nada, porque alguien como la pequeña jamás tendría que dormir en la calle.

—Supongo que me quedé con la sensación de sentir que en cualquier momento uno caería sobre mi.— Encogió los hombros.—Y odio los ruidos repentinos.

Historia asintió. También le disgustaban mucho.

Hasta ahora no sabía que pasaba con su amiga Annie, y le daba un poco de miedo preguntar por ella.

—¿Tienes otro miedo? —Murmuró Ymir.

Historia lo pensó un poco y la dejó de mirar.

—Me daba miedo perder a las personas que amo.—Reprimió las lágrimas y suspiró para intentar calmarse.— y pasó.

Ymir la miró en silencio. Debía sentirse horrible perder a tu mamá, a tu papá, un amigo, o simplemente a alguien que fuera cercano a ti, pero por suerte, o mejor dicho, por desgracia, Ymir no pasaría por eso nunca.

Si no tienes a quién perder, no tienes tanto miedo. Así de simple.

—¿Te abandonó?

Historia negó, con los ojos cristalizados.

—Era mi hermana, me amaba ¿Por qué haría eso?

Ymir encogió los hombros. ¿La morena cómo por qué sabría las causas de un abandono? Los primeros años de su vida recuerda estar en un orfanato junto a otros niños, pero ciertamente no les pudo tener mucho aprecio.

—¿Entonces por qué te dejó?

—Murió.

—Al menos no fué porque no te quiciera.

Claro que no. Frieda no se iría de su vida solo así. Era su hermana mayor, su compañía, y su apoyo.

—En fin.— Cerró los ojos.— También me daba miedo pensar que las cosas de un momento a otro pueden cambiar o terminar, y pensar que no seré capáz de aceptar el cambio me frusta.

Por algunos segundos todo volvió al silencio, hasta que poco a poco el llanto de la rubia comenzó a hacerse presente, y más fuerte.

—Temía por mi vida, y llegaste tú...—La miró con enfado.

Ymir simplemente permaneció callada ante su mirada.

—¿Por qué haces esto?—Lloró más fuerte he Ymir la miró en silencio sin saber que decir, o si quiera cómo actuar hasta este punto.— ¿¡Por qué llegaste a mi vida!?

Ymir se levantó de la cama donde estaba acostada a su lado, y la miró.

—Historia...

—¡Solo quería salir!— Sollozó más fuerte.— ¡Solo quería divertirme junto a mi amiga! Pero, tuviste que llegar...tú y, la otra tipa...¡Tenía una buena vida a pesar de ciertas cosas y me lo quitaste!

Al diablo si su raptora se enojaba con ella o la terminaba sometido. Estaba hecha furia y no pensaba disimularlo ya.

—¡No quería morir! ¿okay?—Dijo Ymir.—No al principio...Sino hacía esto, se irían contra la poca gente que tengo de compañía. Eras tú, o...yo.

Historia sonrió con la cara roja y dejó salir algunas lágrimas. Era una mezcla de llanto, y risas amargas.

—Pues, felicidades.— Dijo Historia.—Espero que tu mente esté tranquila cuando duermas.

Le dió la espalda y miró la pared.

Ymir sin más se levantó de la cama y la miró de reojo.

—Si te hace sentir mejor...No, no lo está.—Murmuró La morena, antes de abrir la puerta y salir de ahí, dejando sola a la chica en la habitación.

【★】

Para suerte, quizá de ambas chicas, la azabache se había ido.

Annie no se unió al "sugerente trío" de la asiática junto a la otra chica. Uno, porque, a la otra no la conocía, y dos, Mikasa se podía ir mucho a chingar a su madre.

—Si te hace sentir mejor.— Habló Annie. Aún con los ojos cerrados, y dándole la espalda.— No vi nada.

Sasha alzó la mirada de la sabana y miró a Annie con los ojos vidriosos.

—Eso no me hace sentir mejor...

—Bueno.— Suspiró.—Lo siento. Realmente no hay nada bueno que decir, al menos en mi caso.

Sasha suspiró y se acomodó la ropa. Luego de que Annie rechazara la oferta, la azabache simplemente se dedicó en tocar un poco más, y después se fué. Indignada, por supuesto. No podías decirle que no a una narcisista como ella sin que se moleste.

—¿Estás bien?

Asintió.

—Si, algo así...Gracias por preguntar.

—Es una imbecil.— Afirmó Annie y se levantó de la cama para mirar a la castaña.—Es una maldita psicópata.— Señaló la puerta.— Y no lo digo como un simple insulto, literalmente eso es lo que es.

Sasha no dijo nada ante eso. Era obvio que si, pero;

—No es tan mala...

Annie soltó una risa, frustrada.

—¿Realmente tengo que decir por qué hay algo erróneo en lo que dices? — Suspiró.— Oye, esta bien si tienes miedo, pero, podemos hacer algo.

—¿Cómo qué?

—Salir de aquí.— Señaló la puerta.—Quiero sentir el pasto bajo mis pies, pasear tranquila, respirar el exterior.— Explicó.— Ser libre...

—¡¿Crees qué no lo intenté hasta cansarme?! Con los meses empiezas a entender que no vas a regresar.—La miró al borde de las lágrimas.—¡Y no tenía a donde ir al final de cuentas! Pero, cualquier cosa es mejor que estar aquí o, en un lugar tan denigrante que te obliga a quitarte la ropa frente a gente que no tiene buenas intenciones contigo...Casi me violan una noche, y ella llegó a mi rescate. Fue amable conmigo...

—¿Te sientes obligada a estar con ella solo por eso?

Negó. Annie rodó los ojos.

Suponía que después de algún tiempo a su lado, y sintiendose obligada a estar con ella porque la salvó, de alguna forma le pudo generar síndrome de Estocolmo. Algo más normal de lo que parece en casos así.

—Mira, no se tú, pero yo no me voy a quedar aquí y menos cuando ella esté cerca.— Señaló su pierna herida.— Quiero ver a mi papá.

Sasha alzó la vista de nuevo.

—También quiero hacerlo.

Annie asintió levemente. Ya estaba entendiendo.

—Lo haremos.—Prometió.

【♣︎】

Tres delgadas filas de polvo blanco yacían frente a ella.

Han pasado dos días desde que habló con la rubia, duerme o come tan siquiera un poco.

Está al borde del colapso físico y emocional de nuevo, lo sabe, pero no importa. Nunca a importado.

No le importa a ella, y no le importará al resto.

Acerca temblorosamente la cabeza a la mesa eh inhala una fila hasta el fondo de su nariz.

La sensación es rara, pero lleva años en esta mierda que ya no importa ese extraño hormigueo en la nariz.

Reposa en la silla un momento y cierra los ojos. Es cuestión de poco tiempo para que haga efecto. A diferencia de lo que mucha gente cree, la verdad es que, tan rápido como el efecto aparece, se va, y por ello, al mal paso le daría prisa.

A su mente le llegó la chica rubia entonces.

—Historia.—Murmuró entre leves risas.

Se levantó de la mesa y tomó la misma de los bordes para arrojarla y tirar todo.

—Mi vida no vale tanto como la tuya...

【★】


No eran amigas. Tan solo simples compañeras en esta tediosa misión. No compartían gustos, o se soportaban mutuamente, por ello, no había mucho de que hablar.

La azabache se levantó del sillón cuando le entró un mensaje al roto celular que tenía.

— Encárgate ¿quieres?— guardó el celular.— Alguien me espera.

Ymir rodó los ojos.

Claro que alguien la esperaba y medio conociéndola podía deducir que quien lo hacía era una mujer que le ofrecería su cuerpo por algo de dinero.

—Okay.— se pasó una mano por el cuello y Mikasa salió del cuarto.

Sin ella cerca mucho mejor.

De su pantalón sacó una bolsita con cierta sustancia y la colocó en la mesa. Con ayuda de la misma armó tres ileras muy finas de cocaina.

Hoy era una buena noche para morir que no desperdiciaria, o en la que al menos, haría algo bueno.

Haría el intento.

【★】

Historia dormía tranquilamente en la habitación que tenía asignada hace dos días. No sabía que día era ,pues perdió la cuenta de ello hace mucho. Tampoco sabía que hora era, pero sentía que era bastante noche, casi por instinto. Entre las 11 y las 12.

No había vuelto a ver a Ymir en esos dos días, pero no le dió tantas
vueltas al asunto.

Escuchó el metal rechinar un poco y se levantó de la cama para ver quien era. Sus ojos se abrieron con notoria sorpresa al volver a verla.

Justo en ella estaba pensando, y justo ella había aparecido.

—Largo.

—¿Ymir?— Arqueó las cejas.

—Sal de aquí.—Se acercó a ella y la tomó del brazo, empujándola hacia afuera de la habitación.

Historia la miró muy confundida y bastante asombrada.

—Ymir.

Bajó la mirada, Historia se elejo un poco al verla mejor. Ymir de nuevo estaba bajo el efecto de sustancias ilegales. Ya bastante impulsiva era estando...normal, que no quería imaginársela así.

—¿Estás bien?

Era obvio que no, pero ella se  refería emocionalmente.

La moren suspiró, con los ojos rojos y vidriosos.

—Vete.—Lloró, pero Historia no se movió.— ¡Largate! ¿Querías irte...? La salida la conoces. Ya no hay nada aprisonandote.

Tenía un arma en la mano, por ello, Historia desconfiaba un poco. Podría girarse y en cualquier momento la morena la mataría si lo quisiera hacer.

—Ve por Annie...ve por las demas que también quieren volver a casa, y llevatelas.

—¿Ymir qué haces?

—Darte la libertad que te quité...— Sorbio su nariz.— Tu familia te espera...

Por alguna razón, no podía moverse aunque quisiera correr. Esto era demasiado bueno para ser real.

Ymir la miró, enojada.

—¡Vete maldita sea! Vete, a esa casa llena de amor de donde vienes...vete con esa gente.— Se recargó en la pared, en la que poco a poco comenzó a bajar, hasta caer sentada.— Vete, con las personas que no te abandonarían por nada...

Historia sobresaltó un poco en su lugar al ver que la morena le arrojó unas llaves, pero finalmente logró salir del transe. Se dirigió a la puerta y abrió, no había truco.

[...]

Annie la miró como no creyendo nada y se levantó de la cama para ir corriendo hasta ella y abrazarla.

—¡Historia!— Se separó y la miró de arriba a abajo.— Pero, ¿Cómo saliste? ¿Estás bien?— la miró preocupada.

Asintió deprisa. Atrás de Annie había otra chica castaña.

—Váyanse.— Dijo Historia, mirando a ambas y dándose la vuelta.

—¿A dónde rayos vas?—La detuvo.

Historia se soltó de su agarre.

—Hay más chicas aquí que se  también quieren uir. Váyanse, yo saldré en un momento.

—Es peligroso para ti.

Historia la miró.

—Annie, déjame hacer esto, por favor. Confía en mi.—Rogó.

Annie lo pensó un buen rato, bajo mucha presión, pero al final asintió. Después se todo, Historia siempre a sido más de lo que aparenta.

—Bien.— Miró a sasha.— Ven, vamos.

Caminó, pero no sintió a la castaña a su lado, por lo que la miró extraño.

—¡Hey! ¿Qué pasa?

—¿Y si ella nos ve? Mikasa va a matarme.— Se llevó las manos a la cara con espanto.

—¿¡Lo vez!? Es una psicópata.— la tomó por los hombros.— Te matará un día y no sentirá nada. Si es capáz de matarte porque si, que nos mate a ambas entonces, pero al menos quiero saber que lo intenté. O dime, ¿no quieres ver a tu papá?

Sasha bajó la mirada con los ojos vidriosos. ¿Cómo se atrevía a preguntar eso? Era obvio que deseaba hacerlo. Necesitaba abrazarlo y decirle que estaba bien, que nada fué su culpa y que a estado en este sitio por mucho tiempo.

¿Cómo estará aquel hombre? ¿La extrañará? Conociendolo, debió buscarla como un loco hasta darlo por perdido.

Apretó el puño, y miró a Annie.

Mikasa la salvó esa noche, y le dió una comodidad decente lejos de todo ese horrible ambiente en bares y clubes al que se le obligó ir y satisfacer gente.

Siempre le agradecerá lo amable que fué...pero oportunidades así no hay dos.

—De acuerdo.

Un disparo se escuchó a lo lejos y permanecieron quietas en su lugar.

—¡¿Qué fué eso?!—Preguntó Sasha.

Seguido de dos más y un abrumador silencio.

Por desgracia, los disparos se escucharon muy cerca de la salida, que es a donde se tenían que dirigir.

—Maldicion.—Murmuró Annie, con una horrible presión en el estómago.

Historia se había ido por las demás, con suerte, en otra dirección, pero Sasha y ella aún debían caminar hacia la salida.

Annie se sorprendió de ver que la primera en emprender marcha fue la castaña, pero la siguió de cerca.

Aparentemente el pasillo estaba solo, un poco obscuro como era habitual, y es que, el tipo de focos que colgaban desde el techo o no servían muy bien o simplemente no eran de buena capacidad.

Un par de jadeos y quejidos de dolor se escuchó entonces. Era un sonido leve, pero mientras más transcurría más parecía estar cerca, lo que las alertó de nuevo.

Annie por si acaso ya iba preparada.

De la obscuridad, se asomó poco a poco la morena pecosa, arrastrándose.

—¿Ymir?

Annie miró a Sasha con los ojos bien abiertos. ¿Conocía a esta moribunda morena?

Ymir abrió los ojos un poco al escuchar su voz y tosió sangre. Tenía una seria herida de bala en el estómago. Sus manos manchadas en sangre pintaban en piso en un vago intento de incorporarse.

—¿Qué hacen aquí todavía?— Murmuró, con pánico.—Váyanse...
Deben irse ya.

—¿Irse?—Una voz extra se rió.—No creo que eso sea posible.—Dijo Mikasa.

Un horrible escalofrío les recorrió la espina dorsal a ambas. Annie giró el cuerpo, y miró a la azabache con seriedad.

Tenía miedo, pero no le daría el placer a Mikasa de demostrárselo.

Ella las miró, molesta, sobre todo a Sasha.

—Vengan aquí.—Ordenó.

Annie negó, y caminó hacia atrás de forma muy lenta.

—¡Ven aquí!

—¡Pudrete!— Le gritó Annie.

La tomó por el cuello con fuerza y Annie forcejeó bajó su cuerpo. Sasha sólo podía limitarse a apretar un poco el abdomen de la morena, que para su suerte aun estaba viva, pero no sabría decir por cuanto tiempo más.

—¡Mhh!

Respirar se le estaba haciendo muy difícil con las manos de Mikasa envolviendole dl cuello.

—¿A dónde crees que vas, Annie?

—A casa.—Jadeó.— ¡Lejos de ti! — La golpeó.

La azabache se llevó la mano a la boca y la miró severa al ver que le abrió otra herida en el labio. Annie aprovechó los pocos segundos de aire que eso le generó.

Aquello era una espada de doble filo, pues, mientras más se defendía, más agresiva se volvía la azabache.

Como un animal salvaje se lanzó contra Annie, y en el acto dejó caer el arma. Algo que Sasha no desaprovecha y lo toma, pero a Mikasa no le preocupa eso.

Bajaron las escaleras rodando, literalmente. Rompieron un par de cosas, y se ganaron buenos golpes, aún así, Annie tenía demasiada prisa por librarse de ella, y Mikasa por someterla.

—¡¿Crees qué vas a irte?!

Como pudo se arrastró por el suelo, pero la azabache la tomó del pie una vez más.

—Te lo dije Annie.— La extranguló con fuerza una vez se colocó a su altura, y la sometió contra el frío suelo.—Ya deja de forcejear...

—¡Mhg!—Tragar saliva ya ni es posible.

¿Este es el fin...?

Sentía como el aire le faltaba, y ya no tenía más fuerzas. La vista se le estaba nublando.

Mikasa continuó con el agarre, pero poco a poco dejó de hacerlo.  Annie miró hacía arriba cuando algo líquido le goteó en la mejilla.

La azabache se estaba desangrando por el cuello, y sin más, cayó a su lado. Annie se la quitó de ensima cuando logró reaccionar. Aún estaba consciente, pero no se sentía muy bien para moverse.

Miró hacia el inicio de las escaleras como pudo, y miró a Sasha con el arma en las manos. Bastante sorprendida de sí misma por lo hecho.

Aún en transe se acercó a ella en el suelo y se inclinó.

—Lo siento...— Dijo Sasha y soltó el arma.— Mikasa, lo siento...—Lloró.

Mikasa apretaba su cuello para detener el sangrado, pero era demasiado. Le brotaba sangre de la boca cada que tosía.

A Annie la tomó por sorpresa que Sasha le dispare a Mikasa, pero ese ya no era su problema. Se arrastró lejos de ellas hasta la puerta de la salida.

Lo demás, pasó muy rápido como para reaccionar tan solo un poco.

Una fuerte luz la encandiló por momentos. La puerta frente a ella había sido derribada, y varios hombres armados entraron corriendo al lugar.

Annie sintió desmayarse, y pegó la cabeza al suelo, pero la tranquilidad que sintió después, no tubo precio.

—Annie.

Intentó abrir los ojos, pero se sentía muy cansada para seguir.

—Me llamo Erwin Smith, soy policía...

Ya están bien.

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