002. ᴛʜᴇ ʟᴏsᴛ ᴡᴇᴇᴋᴇɴᴅ
90 días habían pasado desde aquel día en el río. 83 días desde que Jason Blossom fue asesinado de un disparo entre ceja y ceja. Y 71 días desde que Megan perdió la esperanza en salir y su cordura.
La burundanga es conocida como la droga zombi ya que es capaz de reducir la voluntad y la memoria de las personas que están bajo sus efectos. Megan había escuchado anteriormente sobre ella, pero nunca llegó a pensar que estaría bajo sus efectos alguna vez.
Cuando intentaba escapar a base de fuerza bruta o la trasladaban a otro lugar, la suministraban esta sustancia, dejándola sin mostrar resistencia a nivel físico junto con psicológico y pasando a tener una actitud dócil. Además de provocarla una amnesia durante algunas horas.
Ya no le importaba nada, solo esperaba pacientemente a que su hora llegara. ¿En qué se diferenciaría esta vida de estar muerta? Era una pregunta fácil, estaría en paz, sin aguantar palizas diarias y otras cosas más que ella no recordaba, y no estaba segura de querer hacerlo.
Pero ese día algo cambió, tal vez fue el despiste del hombre que la vigilaba al recibir una llamada "que supuso que sería urgente" cuando al salir, Megan no oyó el característico sonido del candado al echar la llave o que alguna fuerza sobrenatural se apiadara de su persona y le diera otra oportunidad de escapar, de volver a vivir.
Con la poca fuerza que le quedaba a la chica logró desatarse las muñecas lo más rápido que pudo para correr hacia arriba, hacia la libertad. Mientras subía las escaleras tuvo que apoyarse de la pared para no caerse debido a los mareos que había provocado la burundanga en su sistema, pero no sirvió de mucho y llegó hasta el piso de arriba arrastrando su cuerpo por cada escalón raspando sus manos y rodillas, pues todavía llevaba la ropa de aquel 4 de julio.
Cuando salió de aquel cobertizo hizo lo que mejor se le daba. Correr.
Megan corría lo más rápido que su cuerpo podía aguantar en dirección contraria a las ruedas de neumáticos que había marcadas en el frío césped. Cada vez que tropezaba y se caía, se levantaba con más fuerza y convicción. "Lo he conseguido. He salido de allí, no puedo perderlo ahora". Era lo que pensaba sintiendo como el frío de la tarde la iba abrazando, mientras los efectos bajo los que se encontraba desaparecían y la forma de un bar se iba apareciendo ante sus ojos.
No se fijó nada más que en los vehículos que se encontraban estacionados fuera del local. Solo había tres motos, ni un rastro de coche, con lo que decidida, entró allí. En ningún momento observó el gran logo de una serpiente brillando en la oscuridad, ni el letrero en el que estaba escrito WHYTE WYRM. Territorio serpiente, situado en el lado sur.
Nada más cruzar aquellas puertas pudo ver a tres personas, una chica de mechas rosas en la barra y dos chicos jugando al billar. Megan por un momento se quedó paralizada mirando a su alrededor, atenta por si su secuestrador se encontraba en aquel lugar, mientras que la chica pelirrosa de detrás de la barra posó su mirada en ella.
— ¡No me lo puedo creer! ¡Has vuelto a hacer trampa!
— Deja de llorar Fangs, te toca pagar esta ronda, otra vez — se burló el alto del chico que estaba sacando un par de billetes a regañadientes. — Toni, pon otra ronda que este paquete ha vuelto a perder.
— ¡Y tú un tramposo Sweet Pea! — el chico se acercó a la barra depositando el dinero sobre ella, cuando vio que la mirada de su amiga estaba fija en la puerta, siguió su mirada y al llevarla hacia ese lugar entendió el porqué. — No me jodas...
Aquello hizo que el más alto de los tres también se girara para ver lo que sucedía. Pudieron ver a una chica de su edad con ropa de deporte, una melena larga, extremadamente delgada y llena de arañazos. Pero no fue eso lo que los dejó helados. Lo que los dejó así fue que aquella chica era Megan Cooper, quién desapareció el día de la Independencia y dada por muerta hace un mes. La chica avanzó lentamente hacia ellos mientras que la otra chica ponía un vaso de agua y esta lo bebía con rapidez.
— Gracias — fue el susurro que alcanzaron a oír proveniente de la chica desaparecida. — ¿Solo estáis vosotros?
— Sí, no hay nadie más aquí. No quiero sonar entrometida, pero deberíamos llamar a la policía — la morena llevó su mirada hacia la chica con una mueca clara de confusión. Realmente no tenía idea alguna de cuánto tiempo llevaba fuera. — ¿Sabes que llevas desaparecida y dada por muerta desde hace casi tres meses?
Aquello cayó sobre Megan como un cubo de agua helada. ¿Tanto tiempo ha pasado? ¿Por qué no recuerdo nada? ¿Qué me han hecho todo este tiempo? Los pensamientos de la joven estaban llenos de preguntas sin respuesta, pero realmente estaba pensando en voz alta y los otros tres adolescentes pudieron notar lo desesperada y rota que sonaba su voz.
Y es que su voz era un reflejo de ella en ese momento, estaba rota tanto por fuera como por dentro. Se sobresaltó cuando notó una prenda posarse sobre sus hombros, girándose y encontrando que el más alto de los tres era el responsable de aquello. Sweet Pea no sabía porque, pero había tenido la necesidad de darla su camisa de cuadros, para hacerla sentir más segura al verla en aquel estado. Más tarde cuando lo interrogaran sus amigos, culparía al clima y que él tenía la cazadora de las serpientes junto con una camiseta de manga corta.
— ¿Q-que día es?
— Estamos en octubre, más concretamente a día 2 — contestó el otro chico. Megan empezó a salir del local con rapidez mientras murmuraba un "le prometí estar en su cumpleaños" y varios "gracias por todo".
Los tres serpientes se miraron entre ellos al presenciar la vuelta de la supuesta muerte de la chica del lado norte, y después Sweet Pea tuvo sobre él las miradas de Toni y Fangs a modo de reclamo. Él precisamente no era la persona ni más agradable ni empática, a menos que fueran su familia; mientras que con la chica ni se lo había pensado dos veces en entregarle su tan preciada camisa de cuadros.
[...]
Megan llegó a su vecindario después de pasar por la casa de Jughead y verla vacía, por lo que supuso que estaría en la de Archie. Ya iría después a comisaría, pero prometió estar junto a su mejor amigo el día de su cumpleaños y no iba a decepcionarlo. Ella no decepcionaría a Jughead.
Le sorprendió ver como en la casa del pelirrojo había una fiesta, pues el moreno las odiaba, pero en tres meses la gente puede variar respecto a sus gustos. Al entrar un fuerte olor a alcohol llegó a su olfato, y dedujo que no había sido planeado por su mejor amigo, si no que había sido una encerrona.
Chocó con una chica morena, que la tuvo que sostener de caer al suelo. Al mirarse, ninguna de las dos reconoció a la otra puesto que una hacía un mes que se había mudado desde New York y la otra debía estar muerta. Verónica la observó por un momento ya que la sonaba de algún lugar, de no haber bebido tal vez hubiera caído en la cuenta que era la hermana de su mejor amiga, a la cual había consolado casi todos los días por su muerte.
— Lo siento, no me encuentro muy bien.
— No te preocupes, al menos no te has caído. Oye, ¿te conozco de algun lado?
— No lo creo, verás...
Su conversación se vio interrumpida por la multitud que arrastró a la azabache a un corrillo en el cual iban a jugar a secretos y pecados. Cuando Megan se encontró sola se tuvo que sostener de la escalera pues todo su alrededor comenzó a ponerse borroso. Oía voces que no podía reconocer en aquel momento. Hasta que oyó la voz de Chuck, humillando a su hermana.
— ...Consiguió que dijera lo que quería oír, y entonces se le fue la pinza por completo. ¡Estaba convencida de que era Polly! Pero claro, tú sabías todo esto, ¿verdad Jughead? — las palabras se cortaron cuando su mejor amigo se lanzó contra Chuck asestándole un puñetazo y dando comienzo a una pelea que terminó con FP sacando a Clayton de la casa del pelirrojo y dando fin a la fiesta.
Cuando todo el mundo comenzó a retirarse, siguió a Chuck hasta donde se encontraba él, para defender a su hermana pequeña.
— No sabes con quien te has metido gilipollas — Chuck se giró dispuesto a encarar a la persona que lo había amenazado, cuando se quedó estático viendo a la chica que todos daban por muerta. Antes de poder decir algo, recibió un cabezazo de la chica Cooper que le rompió la nariz, seguido de un golpe con la rodilla que lo dejó en el suelo. — Ten huevos otra vez a humillar a mi hermanita.
Continuó su camino hasta dar con el tan aclamado Pop's, nada más entrar por la puerta, pudo ver como Betty y Jughead se encontraban juntos en un reservado del restaurante. Cuando Pop, el dueño de allí dejó escapar un "no puedo creer lo que ven mis ojos", la pareja de adolescentes se giró encontrándose con Megan, a quien creían no volver a ver más.
Jug y Betty corrieron hacia la chica sosteniéndola entre sus brazos antes de que sus piernas fallaran, no tardando en aparecer las lágrimas en sus ojos.
— Lo siento Betty, no pude llevarte el desayuno — su hermana negaba mientras que lloraba como nunca, después de meses aceptar que estaba muerta ahora la tenía entre sus brazos. — Jug, feliz cumpleaños. Siento no tener un regalo.
Jughead nunca llegó a creerse que ella había muerto, la conocía desde siempre, a tal punto que era casi una hermana para él. — Créeme, que estés a salvo aquí ahora mismo es el mejor regalo del mundo boxeadora.
El apodo que Jug le había puesto cuando tenían 6 años fue lo último que pudo sentir junto a que la sostenía en brazos, antes de caer rendida, pues su cuerpo había soportado mucho esfuerzo en tan poco tiempo. Pero había valido la pena, había escapado y se encontraba en casa.
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