Mi idea era tomarme un año sabático y trabajar en algún local del pueblo, sin embargo, las cosas cambiaron con la desaparición de mi hermana.

Una noche luego de haber llegado de estar trabajando durante todo el día, me encontré con mi abuela la cual se encontraba sentada en el sofá con un rostro lleno de preocupación.

Al verla en ese estado, me acerqué para preguntarle si se sentía mal.

—tu hermana ha desaparecido— soltó de golpe

Aquello me dejó impactada ya que la última vez que la vi fue cuando se fue con mi padre a Canadá.

Mi hermana con anterioridad había vivido junto a mi madre desde el divorcio de mis padres, mientras que yo fui enviada a vivir a México con la abuela un año después de que mis padres se separaran.

Luego de que ellos se separaron, mi padre aceptó un trabajo en Canadá ya que era un maestro de idiomas y fue contratado para enseñarle español a los estudiantes.

Se supone que mi hermana había ido hasta allá ya que mi madre se encontraba en un voluntariado al otro lado del mundo.

—¿Cómo que desapareció?

—No se muchos los detalles, pero tu madre pidió que fueras tú para que le dieras apoyo a tu padre.

—¿Y qué hay de ella?

—al parecer no puede—responde

—pero es su hija–contestó

—lo se, pero ya sabes que su prioridad es su trabajo—responde

—Es más importante su carrera que su hija.

Mi abuela permaneció en silencio ante mi pregunta, de esa manera supe cual era la respuesta.

Es por eso que me encontraba viendo el paisaje nocturno que me brindaba Canadá mientras el avión llegaba a la pista de aterrizaje.

El avión había aterrizado.

Comienzo a estirarme en mi asiento para quitar lo entumecido de mi cuerpo. A pesar de que el trayecto de la ciudad de México a Canadá fue poco, mi viaje desde mi casa hasta acá no fue tan corto.

He estado viajando durante diez horas y aún me faltaban otras dos horas para llegar a Greenwolf, el pueblo donde radica actualmente mi padre y en el que se perdió mi hermana.

Me levanto de mi asiento sin ánimos de pasar otra hora más aplastando mi trasero en un asiento.

Busco a los alrededores a mi padre, esperando que con la foto que me mandó hace poco pueda reconocerlo.

La última vez que lo había visto fue cuando cumplí mis quince años, hace tres años.

A pesar de que no era tanto el tiempo sin vernos. Su aspecto había cambiado.

Su cabello negro ahora tenía algunos mechones grises, su rostro tenía un par de arrugas y sus ojos marrones eran rodeados por una mancha oscura, signos de no haber dormido durante días.

A pesar de que habían pasado dos meses desde la última vez que mi hermana fue vista, la policía aún no cerraba el caso y lo mantenía al tanto de algún indicio de pista.

Yo había venido para darle estar en este momento con mi padre y de paso averiguar qué sucedió con ella por mi propia cuenta.

Tras unos segundos de estar buscando entre la multitud me encontré a mi padre que movía su mano de un otro para que notara su presencia.

Corro hacia él y le doy un fuerte abrazo que él inmediatamente corresponde.

Luego del efusivo encuentro decidimos pasar por algo que comer.

Me encontraba sentada en una de las mesas del restaurante de comida rápida, cuando siento que alguien me ve desde el estacionamiento del establecimiento, me giro para ver por la ventana. Sin embargo, no hay nada. Afuera todo está oscuro, salvo un poste que alumbra el estacionamiento y la luz de los camiones y carros que pasan por la carretera y en el fondo se encuentra el inmenso bosque.

Seguro es que me estoy imaginando cosas debido al sueño.

—listo Nora, he comprado algunas hamburguesas y papas para comer en el camino.

—Me parece bien.

Salimos del establecimiento.

Un escalofrío recorre mi cuerpo al sentir el aire helado del exterior.

Cierro más mi abrigo para que el viento no entrara, pero aun así tenía esa sensación de frío en el ambiente.

Tal vez era por que no estaba acostumbrada al clima Canadiense, después de todo he vivido durante años en una zona donde la mayoría del tiempo hace calor.

Con cada paso que doy, siento que me observan de varios lados. Aquello me pone los pelos de punta.

Estoy por mencionar a mi padre, pero me percato de que él no nota nada extraño en el lugar. Al contrario camina con toda tranquilidad hasta el auto.

Al estar tan concentrada en averiguar de dónde provienen las miradas no me doy cuenta que estoy por estamparme contra un chico. Cuando me doy cuenta ya es demasiado tarde.

—cuidado señorita.

El joven impide que me caiga al suelo al sujetarme de la cintura, algo tan íntimo, pero aun así no me siento incómoda de su tacto.

Alzo la mirada para encontrarme con un apuesto joven de cabellos negros, ojos oscuros como la noche, nariz pequeña y pestañas rizadas.

—¿se encuentra bien señorita?

—así claro—respondo

Al obtener una respuesta aleja su mano de mi cintura.

—tenga cuidado.

Aquellas son sus últimas palabras antes de retomar su camino al establecimiento.

Al ver que se aleja yo hago lo mismo.

Una vez que mi padre arranca el coche y retoma el camino hacia Greenwolf comienzo a comer mis papas.

Cuando estoy por terminarlas me doy cuenta de algo. El joven que me tope en el estacionamiento todo el tiempo se comunicó conmigo en español, cómo sabía que no era de aquí.

No pude teorizar lo que había sucedido minutos atrás ya que mi padre estaciona el carro.

—¿Se acabó la gasolina?

—no, solo que necesito hablarte sobre un tema, para ser exactos, sobre la desaparición de Clarisa.

La mención de mi hermana capta mi atención.

—sospecho que su novio fue el culpable de su desaparición.

¿su novio? Ni siquiera estaba al tanto de que estuviera saliendo con alguien.

—¿por qué lo dices? ¿maltrataba a mi hermana?

—no, siempre que estuvo cerca de mi la trató bien e incluso sus amigos dicen lo mismo.

—Entonces por qué crees que sea él el culpable.

—Porque la última vez que la vi ella me dijo que había tenido una pelea con él y que habían terminado y que se marcharía del pueblo.

—¿la detuviste?

—Claro que lo hice, solo que terminó mal y ella se fue. En un principio pensé que se encontraba con una de sus amigas, pero ellas me dijeron que desde que empezó a salir con aquel muchacho no se ha vuelto a reunir con ellas.

—¿crees que le hizo algo?

—no lo se—responde

—¿Qué hay del chico?

—su nombre es Eldrich, pertenece a una familia rica del pueblo, fue interrogado pero el dijo que no tuvo nada que ver, pero luego de ser liberado tras no haber obtenido pruebas sus padres lo mandaron a Londres con unos familiares, supuestamente entró en un estado de depresión luego de enterarse de la desaparición de tu hermana.

—¿y le crees?

—Claro que no. Pero el resto del pueblo cree que es un pobre joven que perdió a su amada.

—Hay algo más que no me has dicho.

—esto solo es una especulación pero desde que llegaron, hace aproximadamente hace tres años, comenzaron casos de gente que desapareció cerca del pueblo o de la ciudad.

—crees que su familia le hizo algo o él.

—es una posibilidad—afirma

Luego de decirme su inquietud, volvió a encender el carro para continuar nuestro viaje a Greenwolf.