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Vidas Diferentes

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Un hombre esperaba en una cafetería a una mujer, debía llegar en un rato, mientras hacía memoria sobre la buena vida que pudo tener, si aquella noche se hubiese resistido a intentar acabar con la vida de un niño inocente, no era más que un pobre bebé que nació con una maldición. Toda su vida dio un giro ya que su esposa a partir de ese momento se encargó de proteger al niño, intentó arreglar las cosas, a duras penas y pudo, pero lo intentó por ella.
Ambos llegaron a un acuerdo para que él creciera con el amor de ambos ocultando lo ocurrido esa noche, él no lo recordaría pues era aún muy pequeño.
Nuevos sirvientes fueron contratados, Aiden de inmediato se ganó el corazón de muchos con su angelical sonrisa.

Elora era aquella mujer que esperaba y justo llegó. —Disculpe la demora ¿Le hice esperar? —Se puso de pie para recibirla, le ofreció sentarse a la vez que con su mano hacía un gesto para atraer la atención de un mesero para que pidiera algo de tomar.
—Que gusto de verla —Sonrió, ella también se alegraba de verlo, mientras esperaban hubo un poco de silencio entre los dos, él decidió comenzar por preguntar. —Y Aiden ¿Cómo está?
—Bien como siempre, aunque me apena no poder estar con él, ya sabe mi hermana está cuidando de él mientras yo trabajo y siempre me mantiene informada.
Él se encargaba de pagar sus gastos y los del niño, pero prefería trabajar para juntar y poder tener una casa propia, aunque le encantaba hacer algo por otras personas y por eso trabajaba en otra casa cuidando a alguien.

—Quiero vivir con él, pero aún mi vida está hecha un desastre. —Ella lo comprendía, ese niño era un sol, aun siendo mitad sombra, ella se había encargado de educarlo para que no ocurriera un accidente como la última vez cuando Aiden tenía solo tres años.
—No se preocupe, en unos días iré a verlo a casa, igualmente yo espero que pronto usted soluciones sus problemas. —Él asintió, nada era como en el pasado, pero estaba trabajando en eso para poder tener al niño con él y vivir como su esposa lo esperaba.
Antes de que ella se fuera le entregó dinero para ambos y le pidió que considerara dedicarse totalmente al pequeño, ella solo respondió que lo pensaría y luego se despidieron, ella tenía que escribir una carta a su hermana avisando que iría en unos días a ver al niño.

La carta llegó tres días después a su destino, pero solo quedó amontonada con las demás y pasaron un par de días más sin que alguien revisara el correo. Aiden estaba afuera arrancando las hierbas que crecían alrededor de las flores del jardín, no le molestaba hacer ese trabajo y de alguna manera las plantas crecían muy bonitas, además sentía que había nacido para ser jardinero. Holly se acercó para ver las flores y a él. —Primo, no me gusta que mamá te haga trabajar de esa manera.
—Eso no importa, además gano un poco de experiencia y me encanta cuidar de las flores que crecen alrededor de la casa. —Cortó una flor y se la ofreció, ella agradeció. —Aunque ¿sabes? Se te vería mejor en el cabello. —Tomó un par más y se las colocó a un lado, ella sonrió pues se sentía como una princesa.
—Mamá salió ¿Quieres jugar?
—No lo sé, siempre me castigan si juego contigo.
Ella se sentía mal por eso y algo culpable pero sus ganas de jugar fueron muy fuertes, lo tocó con su mano en el brazo. —¡Las traes! —Salió corriendo, él se preparó para jugar y fue tras ella, era divertido sentir la brisa, la libertad y reír en compañía de alguien a quien quería como una hermana. Todo el trabajo se esfumó de su mente, jugaron un rato, escalaron árboles para tomar algunas frutas y comer.
Decidieron volver a la casa, pero una vez pisaron el interior la madre de Holly estaba enojada ya que llegó y no les encontró.

—¡Que sea la última vez Holly, ve a tu habitación! —Ella no pudo decir nada y solo se retiró sabiendo que a él lo castigarían. —¡Y tú, Aiden!
—¿Castigado?
—¿Qué crees? Ve a limpiar el establo. —Mantener el sitio era difícil, se fue a hacer su trabajo. —Hoy no cenas, ella estaba al pendiente de otras cosas y de hacerlo sufrir que no leyó la carta, se puso a preparar el almuerzo, había tanto por hacer y ese niño era un buen trabajador, tanto que sus delicadas manos habían cambiado, tenía heridas ya cicatrizadas y la escusa que daba era que el pequeño era muy travieso y jugaba brusco algunas veces por lo que salía lastimado.

Alguien de repente tocó a la puerta de su casa, ella dejó de preparar las cosas y fue a abrir, cuando vio a su hermana para en frente palideció. —Eloise, pareciera que viste un fantasma.
—¿No estabas trabajando? No me avisaste. —Elora comentó que, si había enviado una carta, entró a la casa con su maleta y miró entre los papeles el sobre.
—¿Qué no revisas las cosas? —Se la mostró, hace cinco días que la envié y mi bebé ¿Dónde está?
Aiden entró lleno de heno en el cabello, tierra en el rostro, rodillas levemente raspadas y sacudiendo sus manos por haber trabajado un poco, al ver a su madre se puso muy feliz. —¡Mami Aura! —Corrió a sus brazos, ella lo abrazó y lo cargó.
—Mi amor ¿Por qué estás así?
—¿Así como? —La inocencia de él era tan grande que no se daba cuenta que no era lo apropiado para alguien como él ya que a diario vivía trabajando y terminaba muy sucio, su "tía" cada que venía su hermana lo bañaba y lo arreglaba como era debido.
Eloise alegó que estuvo jugando otra vez en el campo, por eso acababa así. —Son niños, mi hija y él suelen jugar mucho.

Elora sin decir mucho y con el pequeño en brazos fue a su habitación, la ropa que recién le habían hecho estaba colgada y el resto guardada, buscó entre sus cosas ropa para cambiarlo. Él, sentado en la cama mientras balanceaba sus piernas preguntó. —¿Te quedarás más tiempo?
Si, por lo menos un par de semanas. —Tomó una toalla y la dejó a un lado, para luego ir al cuarto de baño y de a poco preparar la tina, su hermana estaba enojada así que solo siguió cocinando.
Aiden tomó un baño, ella se aseguró de ver que no le pasara nada a su cuerpo, lo secó y atendió sus heridas. —Aiden por favor no juegues por lugares peligrosos. —El trabajo era lo que ocasionaba ese tipo de heridas, pero se mantuvo callado ya que tenía miedo de la tía Eloise. —Saldremos tú y yo a comer ¿quieres?
—¡Si! —Lo terminó de vestir y peinar, tomó su bolso y avisó que saldría con el niño, Eloise se quitaba por un rato a su sobrino.
Desde la noche en que llegó a su casa, el niño apenas tenía tres años y para ella no fue fácil ocuparse de dos niños pequeños luego que su hermana volviera a trabajar.

Flashback

La noche estaba en paz y frente a la chimenea se encontraba Eloise remendando una camisa de su marido, ya pasaban de las diez y su hija ya estaba en la cama, su marido preparaba sus cosas en un maletín para ir a trabajar al día siguiente, la puerta sonó, ambos se preguntaban quién podría ser a esa hora. Ella fue a abrir y vio a su hermana acompañada de un niño quizás un año mayor que Holly.
—Hermana, cuanto tiempo.
—Si. —La hizo pasar, de inmediato pidió que la dejara quedarse.
El señor mirando que traía a un niño pequeño negó ya que serían demasiadas bocas que alimentar.
—Él no será un problema, Aiden es mi hijo adoptivo, lo cuido desde que entré a trabajar. —Mostró un poco de dinero, tenía guardado el resto y solo pedía hospedaje para ambos.

Eloise convenció a su marido pues en la casa había una habitación disponible, para Elora era perfecto cualquier lugar, su hermana le mostró el sitio, solo había que ponerle sábanas a la cama, no fue problema, como pudo arregló todo y dejó a Aiden dormido pues debía hablar con ellos dos.
Sabía que era una molestia para ambos, pero les explicó que el padre del niño se lo dejó a cargo hasta que todo estuviera bien en su vida. —El niño es especial, pero no se preocupen no será un problema, me ocuparé de sus gastos, no se preocupen, aportaré si quieren, solo les pido que nos dejen quedarnos.
—Ni siquiera es tu hijo ¿Por qué lo querrías conservar? —Preguntó su hermana.
—De seguro su padre se quería deshacer de él.
Ella solo dijo que no era así, se lo trajo a petición del señor Rowan.

Para sumarle el niño no era normal y tenía extrañas habilidades, no sabían si era de nacimiento o si un morfo hizo fusión con él, de lo que si era seguro es que traería problemas, con razón se deshicieron del pequeño, pensaron ambos. Con el paso de los días ella y su marido fueron testigos de su otra mitad, les dio miedo ver que las historias no eran inventadas. Elora le enseñó que de ahora en adelante debía llamarla mamá.
—Aiden, responde ¿Quién soy yo? —La miró, estaban sentados en una banca en el jardín de la casa toda la mañana.
—Mamá...
—¡Eso! De ahora en adelante soy tu madre, pero si es que te pareces mucho a mí, lo noto ahora.

Fin de Flashback

Aiden y su madre fueron a comer a un restaurante, estaba feliz de salir sin preocuparse. —Aiden, cariño.
—¿Si mami? —Preguntó mientras tomaba una porción de pollo. Ella quería saber cómo lo trataban en casa, él no sabía que responder si siempre se metía en problemas sin causarlos. —Bueno, me tratan bien, es que soy travieso a veces.
—¿No me mientes? —En el fondo lo sabía y le dolía el maltrato que tal vez estuviera sufriendo en silencio, negó que pasara algo.

Luego de allí lo llevó a comprar zapatos y calcetas a una tienda, y todo lo que le hiciera falta ya que estaba creciendo y en septiembre iría a la escuela por primera vez, para él era divertido escoger las prendas que le gustaba y no le disgustaba para nada que se lo mandaran a hacer, además los diseños de Rum eran muy sofisticados, pero como a su tía le molestaba pagar por su ropa pedía que el diseño fuera sin tantos adornos y encajes, ya que según ella lo echaría a perder cuando hiciera las labores. Además el local quedaba en otro pueblo y por ver a Holly luciendo bellos vestidos como si de una señorita de alta sociedad se tratara, siempre acudía con Rum.

Había espectáculos de actores ambulantes por las calles, así que se detuvieron para entretenerse y olvidar las cosas que les agobiaban día a día, Elora no se iba a ir sin dejar propina por tan buena actuación, luego le compró en un puesto una manzana acaramelada, se sentaron a comer y le preguntó. —¿Cómo llevas tus habilidades?
—Bien, trato de liberar hollín, pero no sé por qué soy así.
—Mi amor, eres especial, pero desconozco como es que pasó.
—Por eso mi papá no me dejó quedarme a su lado.
—Sabes que tu padre tiene problemas ahora mismo, pero siempre pregunta por ti y está haciendo lo posible por que pronto puedas ir con él.
Él se entristeció, fue causante de la desgracia de su familia, vagamente y recordaba algo.

Pasaron el día entero fuera y lo trató de animar, incluso lo llevó a cenar. —¿Te gusta el lugar?
—Si, pero es que yo no puedo cenar.
—¿Por qué no?
—No lo merezco, me porté mal.
—¿En serio? ¿Quién es tu madre? —Él dijo que ella y por lo tanto era la que mandaba. —¿Puedo pedir postre?
Estuvo de acuerdo siempre y cuando fuera uno pequeño para no dañar su alimentación.
Volvieron a casa, Elora quería ver a su sobrina pues le llevaba un regalito y algunas cosas para aportar en la cocina.

Durante la noche ella durmió a su lado en la cama, se preguntaba quién era su verdadera familia, pero todas las respuestas estaban en un sitio al que temía volver, lo había cuidado desde pequeño y era reconfortante verlo dormir sin preocuparse por el día siguiente ya que ella sabía que no era bien acogido en esa casa, su pobre niño dormía con un oso de peluche que recién le compró pues algunas de sus pertenencias se perdieron en el último incidente que ocurrió cuando él tenía tres años.

Días más tarde en la mansión, todos los niños disfrutaban su diario vivir mientras eran educados y fortalecían sus habilidades, Emilico estaba en su habitación cambiando a su hijo. —Eres la cosita más bonita y tierna del mundo Todd. —una sonrisa se dibujó en su pequeño rostro, ella lo abrazó pues tanto Ale como él eran su razón de vivir junto a Patrick y Kate, pero ese lazo era más estrecho con sus hijos porque los llevó dentro de ella y los esperaba con mucho amor y no quería vivir nuevamente esa pesadilla de perder a otro de sus hijos.
Lo recostó en la cuna y ordenó todo, sujetó una manta y recordó la noche en que fue por una pues la noche estaba fría y se llevaría a su hijo a la habitación. Las lágrimas cayeron una tras otra, se acercó a la ventana para mirar el cielo a través del cristal y así hallar consuelo.

Patrick y Alessia entraron a la habitación contando sus cosas de manera alegre y notaron a Emilico ausente de todo, él la llamó y ella los volteó a ver con lágrimas, no quería que su hija la viera en ese estado ni mucho menos preocuparla. —¿Mamá?
Intentó secarse las lágrimas, pero todo el dolor lo había guardado dentro de su corazón que estaba saliendo sin control a modo de lágrimas. Patrick se volvió hacia su hija y le pidió que fuera a su habitación. —Mamá necesita un rato a solas ¿sí?
—¿No puedo ayudar?
—Si, pero por ahora tu madre necesita desahogarse.

No lo entendía, ¿Qué razones había para que su madre llorara? Su padre cerró la puerta, pero el sonido de su llanto dolía. Abrió la puerta solo un poco viendo la escena, su padre la abrazaba con fuerza mientras ella se aferraba de la prenda superior y lloraba con amargura.
Regresó a su habitación, el lugar estaba solitario pues Hope estaba en otro sitio, cerró la puerta y dejó su cuaderno a un lado para hacer un dibujo para intentar alegrar a su madre.

Hope estaba en la cocina pues quería preparar una receta, claro que, con supervisión adulta, llevaba puesto un delantal y una pañoleta para sostener su cabello. —¿Qué prepararemos hoy? —Preguntó Bárbara viendo a su sobrina con el recetario de postres.
—¿Hacemos pastel de chocolate? Muero por uno.
—Bien ¿Qué te parece Anthony?
—Por mi está bien pero no quemen la cocina. —Dijo a modo de broma, ellas intentarían no causar un accidente, él les dijo que vendría en un rato a verlas.
Las dos preparaban la receta, Hope estaba revolviendo la mezcla y durante la plática salió un tema. —¿Cuándo me darán un primo? —La pregunta desconcertó a Bárbara.
—Mi niña ¿qué pregunta es esa?
—Es que, si quiero tener a alguien a quién cuidar, mis padres dijeron que sería hija única, solo los tengo a ustedes que no tienen un bebé.
—Así lo quiere el destino, Bárbara no puede cuidar un bebé por ahora.
Hope pensó que quizás más adelante llegaría un primo, Bárbara sabía los riesgos y Anthony la cuidaba mucho.

Siguieron cocinando, Anthony volvió viendo que estaban decorando el pastel de chocolate con crema y fresas. —¿Le brindarás a Alessia?
—Si, pero descuida no le daré su porción con fresas. —La única fruta que llamaba la atención y la pobre tenía prohibido comerla por ser alérgica.
Unas sirvientas se hicieron cargo de ayudarles a repartir los pedazos de pastel, Bárbara le llevó a Barbie y a Ben su porción de pastel.

En ese tiempo ambos habían decidido unir sus vidas, Bárbara se aseguraba de compartir con ellos, tocó la puerta de la habitación y Barbie abrió, al verla sonrió. —Buenas tarde mi señora. —Le hizo seguir adelante Ben y ella se saludaron, la mesa estaba libre así que puso los platos.
—Este postre lo hizo Bárbara con su sobrina. —Ben y Barbie se hicieron cargo de preparar té para acompañar y brindarle a Bárbara.
Se verían en la cena para pasar juntas y antes de dormir, ambas seguían cuidándose una a la otra.

En otra parte Oliver estaba trabajando en mejorar sus nuevos inventos, había ideas plasmadas en planos, hace unos días fue el cumpleaños número cuatro de su hijo, fabricaba obsequios especiales para él, no había sabido mucho de él y trató todos estos años de buscar consuelo en Anna, pero aún sus sentimientos seguían intactos por Rum. Anna había avanzado con él como se lo propuso, pero ciertamente lo sentía algo inexpresivo cuando trataba de besarlo con amor. —Preparé el café de la tarde. —Comentó Anna poniendo la bandeja sobre la mesa para todos sus compañeros, dejando de hacer cosas y tomándose un descanso.
El mantel de aquella mesa fue tomado y casi arrastrado si no es por Ollie mientras los demás estaban viendo aterrados la escena. —¡Cuidado, Owen! —Quitó su mano del mantel y comenzó a llorar, Nancy se acercó para ver si estaba bien.
—Mi pequeño, no pasó nada.
—Ollie por favor más cuidado, está en la edad de explorar todo. —Le retó Lydie
Solo fue un pequeño susto, así que entre todos trataron de alegrar al hijo de Ollie y Nancy.

Un tercer bebé nació en ese tiempo, la pequeña Yvette, que era unos meses menor que Owen, sus padres estaban muy felices de tenerla, asistían a las reuniones de infantes para que convivieran. —Mira que lindo vestido tenemos para hoy hija. —Pronunció Eve ya que debía prepararla para la reunión de la tarde. Yvette sonrió y agarró la tela para tomar su vestido.
—¿La niña ya está lista?
—En un momento mi señora. —Evelyn fue feliz cuando nació la niña ya que Eve sería madre y ella la consentiría. La ayudó para ir rápido a la reunión.
Gilbert y Gil entraron para ver si ya estaba todo listo, Evelyn le dio a su marido la bolsa con las cosas de la niña.

Alessia estaba en su habitación sola ya que Hope se quedó con sus padres para comer el pastel de chocolate y ella lo comió mientras hacía un dibujo, Emilico tocó y entró, miró a su hija la cual le dedicó una sonrisa. —Mami, ¿aún estás triste?
—No cariño, perdón, es solo que hay veces que la tristeza debe salir. —Ale la abrazó con su cariño para que no se sintiera triste, Emilico correspondió su abrazo, no quería preocuparla.
Luego se separó y le mostró un dibujo con un corazón enorme y los cuatro en el dibujo, Emilico le agradeció el gesto. —Mi amor es muy grande. Mamá ya no llores.
Dejó escapar una pequeña risa, su hija la quería mucho y ella también, solo que la vida años atrás fue cruel en arrebatarle a su primer hijo.
Notó restos de chocolate en las comisuras de los labios de su hija. —¿Es chocolate?
—Si. —Emilico tomó un pañuelo y limpió los restos, le retocó el peinado y luego salieron de la habitación para ir a la reunión.

La convivencia entre los adultos era agradable, mientras los niños hacían travesuras en la sala especial, Cornelius estaba dibujando, así que Owen se acercó y le puso pegamento en la hoja para pegar papelitos de colores. —Mas bonito.
—¡¿Cómo que más bonito?! — Preguntó viendo el desastre, Courtney estaba con las demás jugando a las princesas, llevaba una corona muy hermosa, se volteó a ver a los dos y se acercó.
—¿Qué pasó?
—¡Mira! —Ella sonrió y le pidió que no se enfadara y le sugirió hacer otro dibujo.
Hope se separó del grupo y fue a buscar a sus padres para hacer una sugerencia.
—Mamá ¿puedo tener un primo?
—¡¿Qué?! —Trató de contestar, pero eso era imposible. —Hope, los tíos no han decidido eso aún.
—¿Un hermano al menos?
John y ella ya se lo habían dicho, la respuesta seguía siendo la misma. Continuaba deseando un hermano propio o un primo. Ale ya tenía a su hermano, Courtney y Cornelius se tenían, aunque pelearan a veces, se fue con Alessia e Yvette, se sentó y abrazó a la pequeña.

—¿Te sientes bien? Te ves triste. —Alessia se sentó a su lado para escucharla, Yvette quería irse, pero entre más lo intentaba, Hope más la abrazaba para no dejarla ir.
—Es que quiero un hermano o hermana, tal vez un primo o prima para darles mi amor y mis cuidados.
—¿Qué hay de mí? Soy tu hermana de otra madre. —Ale la abrazó y le dio un beso en la mejilla para hacerla sentir mejor.
—Lo sé, Ale, gracias.
Pasaron su tarde jugando entre todos, mientras sus padres les vigilaban de vez en cuando.

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Continuará...

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