Nuestros Sentimientos
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Al pasar varios días Kate había tratado de calmar sus emociones por su bien, después de darle vueltas al asunto lo mejor sería no pensar en Shaun más como pareja, aún estaba John y era más que suficiente. —Es un capricho de mi niñez Emilico, pensé bueno que al ser iguales nos llevaríamos.
Emilico escuchaba atenta a Kate mientras peinaba su cabello, hacía mucho no la consentía de esa manera. —El amo John es divertido, usted es lo contrario, se complementan.
—Igual que tú y Patrick ¿no?
—Así es, al principio no nos llevamos y terminamos casados que cosas ¿no?
—Si, la vida da vueltas de maneras extrañas.
Emilico terminó de peinar a Kate y le compartió alguno de sus broches para adornar su cabello.
Tenían que ver cómo iban las cosas en la otra ala, ellas dos personalmente se presentaron para ver la evolución de los niños. —¿Cómo van las cosas por acá?
—Perfecto, tanto sombras como humanos cooperan unos con otros, hay amistades sólidas.
—Que bueno Bárbara, un día las sombras podrán salir al mundo y convivir cómo iguales.
Bárbara miró a su compañera y le preguntó. —Barbie ¿deseas ir a vivir afuera?
—Algunas veces pienso en salir y vivir, pero no quiero dejarla sola.
—Emilico ¿tu que piensas?
—Igual me gustaría vivir en el campo, pero pienso en mi familia, tal vez una casita para pasar unos días no está tan mal. Quisiera que las personas de fuera no miraran a las sombras como monstruos, así Patrick y yo pudiésemos pasear sin ningún problema.
Y aquí es donde Kate se ha puesto a trabajar con los niños que trae a la mansión con el fin de que convivan, se fijó en la niña que Emilico dijo que no quería tener nada que ver con su sombra, pero a ese punto parecían llevarse bien. —¿Cómo ha sido el progreso de esta pareja?
—Según mi seguimiento, al principio no quería estar con su sombra y no le dió nombre en los primeros días dentro de la casa.
—Que triste. —Comenta Emilico a lo que dice Barbie. —Pero supongo que ya tiene un nombre.
—Todos deben tener uno, se le aconsejó que le pusiera uno. Milly fue el nombre que Amy le puso, cuando pones uno te encariñas. —Prosigue Barbie. —Así es como el sistema actúa para que formen un vínculo cuando los niños tienen temor de sus sombras, además son niñas dulces.
Al menos ahora Kate y Emilico podían ver como de a poco todos irían aceptando vivir con sus sombras sin temer.
En otro sitio en la habitación de Louise, la mencionada había invitado a Shirley y a Rum, estando en compañía de Lou que siempre ayudaba a su ama querida. Buscaba en su armario algo lindo para ponerse. —¿Creen que Louise muestra de más con esto?
Las tres negaron, aunque Rum se preguntaba para que mostrar piel.
—Así Louise no puede atraer sombras...
—Usted es hermosa, no necesita mostrar de más para atraer. Una mirada dice mucho. —dijo la tímida Rum tratando de que no usara prendas tan provocadoras.
—Si lo tienes muéstralo. —Shirley animó haciendo que Rum se sorprendiera. —Es verdad, Louise tiene más curvas, un cuerpo perfecto.
—¡Oh Lou! Vamos a maquillarte, debes estar hermosa como siempre.
Lou se sentó para ser arreglada, en un momento Louise hizo su magia para luego salir en grupo y reunirse a jugar con algunas sombras, su intensión era encontrarse a cierto muchacho e impresionarlo.
Louise era admirada por todo el que pasaba a su lado, las mujeres sentían envidia de ella, deslumbraba por donde pasara, al abrir la puerta donde varias sombras se reunían a jugar y pasar un rato entretenidos fijó su mirada en Shaun y fue cuando sintió que no podía, toda su seguridad se vino abajo. —Creo que fue mala idea venir. —Se dio la vuelta para regresar pero sus amigas la hicieron entrar a fuerza, los presentes voltearon a ver, John levantó la mano.
—¡Chicas! ¡¿vienen a jugar?!
—S-si —comenta Louise siendo empujada hasta sentarse, notó como Shaun no apartaba la mirada de ella, le importaba de menos los otros alabándola por su belleza.
Shaun frunció un poco el ceño ya que todos estaban admirándola y diciéndole cumplidos y lo estaban haciendo molestar, si ese era el objetivo de Louise ponerlo de esa forma lo había logrado, además verla sonreírle y coquetear con las Sombras hacía que se pusiera celoso. Lou podía leer a Shaun, sonrió pues su ama había logrado su objetivo.
Shirley era más entusiasta en el juego pero no contaba con la suerte de Rum que se llevaba el dinero apostado.
No soportaba verla reírse con los demás tipos que la tenían para ellos. —Esta es mi reina de la suerte. —La sombra puso su mano sobre el muslo de Louise, Shaun no dijo nada pero ya estaba cabreado de la situación, ella por su parte estaba incómoda con la mano la cual apretaba y acariciaba su piel, sutilmente apartó la mano, pero vió como Shaun abandonaba la sala luego de pedir permiso a John.
Miró a ambos lados buscando ayuda en Lou ya que ella estaba enterada de todo mientras las otras dos no, Lou miró a su ama, con su mano hizo cuenta regresiva para levantarse. —¡Ay chicos! Louise tiene algo que hacer, nos vemos a la siguiente.
—Preciosa no te vayas. —Aquella sombra tomó su mano.
—¡Suélta a Louise, idiota! Mira pensó dejarlo así pero no vuelvas a poner tus manos sobre Louise, que repugnante.
—Así me gustan, bravas. — Le dió una nalgada, John al ver la escena se enojó y se levantó, Louise fue rápida y le propinó un fuerte puñetazo lanzándole lejos con todo y silla.
—¡¿Qué te pasa Imbécil?! ¡No vuelvas a tocar a Louise en tu miserable vida!... Vamos Lou.
Shirley y Rum quedaron impresionadas, John le fue a reclamar pues aunque a veces tenían diferencias seguía siendo su amiga.
Louise sentía su cuerpo un poco sórdido y su objetivo se había alejado. —No entre en pánico mi señorita Louise.
—Si pero, Shaun salió de la sala hace rato. ¿Cómo lo encontramos?
—No pudo ir tan lejos, lo buscaremos aunque... ¿no que solo lo quería para pasar el rato?
—Si, pero eso cambió, Louise no sabe cómo pasó.
Lou sonrió, luego se fueron a buscarlo y preguntar si lo vieron pero no hubo éxito. Incluso fueron a la habitación, la puerta estaba abierta pero nadie dentro, su primera vez ocurrió justo ahí, quería que la abrazara, recibir flores de su parte, que la consintiera. Lo buscó en las afueras, pero solo vió a los "inútiles" de Patrick y Ricky que saludaron de lejos, Lou le lanzó un beso a su marido que lo atrapó con ambas manos y lo guardó en el corazón.
—Tan románticos... ven Lou, ya tendrás tiempo de lo que sea que hagan.
—Si, bueno está bien. ¡Nos vemos mi osito! —dijo en voz alta para despedirse.
Patrick miró a Ricky. —¿Osito?
De inmediato un leve rubor se asomó en el rostro del rubio. —S-si, así me dice de cariño.
A Patrick le pareció tierna la relación de Ricky y Lou.
Recorrieron nuevamente el lugar, salas de pasatiempo, pero nada, estaban algo cansadas de ir de aquí para allá. —Es inútil Lou, creo que es hora de regresar a la habitación.
—Claro, le acompaño.
Estando ya de vuelta dentro de la habitación lo vieron sentado, dibujó una leve sonrisa mientras sostenía una flor de gerbera amarilla.
—¡Shaun! ¿Q-que haces aquí? —Lou reflejaba la alegría de su ama.
—No lo sé, pasé al jardín y Patrick me regaló esta flor, mis pies me trajeron luego hasta acá.
—Louise quería verte, estar contigo. —Lou activó modo tierno y seductor. —Y lo siente por la escena que viste.
—No soporté que él la tocara, además le coqueteó a aquellas sombras.
—Louise es coqueta pero no les coquetearía a ellos, solo quería llamar tu atención, por eso Louise se puso guapa. ¿Te gusta como se ve Louise, Shaun?
Shaun asintió y fue a abrazarla. —Se ve hermosa y perfecta.
Lou viendo que hacía mal tercio, sonrió por su ama, Shaun asintió agradecido y ella solo se fue para dejarlos solos.
Se separaron un poco, Louise lo miró quería asegurarse de que lo que sintiera fuera verdad. —Louise se enamoró de ti, Shaun. —Ante la declaración sus ojos se abrieron con sorpresa, no esperaba escuchar esas palabras de ella que le propuso no enamorarse. —No espera que respondas si lo estás o no, solo quería decirlo ya que lleva sintiendo su corazón latir de manera diferente desde hace tiempo. —Shaun la silenció con un beso momentáneo respondiendo a sus sentimientos.
—No diga más, también siento cosas por usted. —Le acomodó la flor en el cabello, ella se sentía alegre por ser correspondida, sopló hollín en forma de corazón.
—¡Que dulce! —Saltó y lo abrazó por el cuello, el sujetó su cintura, tal vez si alguna sombra le hubiese dado la oportunidad descubriría toda esa ternura que tenía para dar.
Los dos se quedaron en la habitación pensando en la reacción de John, seguro se impresionaría, poco les importaba pues era su felicidad y la de nadie más.
Llevaban desaparecidos casi todo el día, le había prometido a John seguir a su lado como rostro, regresaron justo a la hora de la cena a la habitación, Shaun tocó la puerta, la voz de Kate le permitió pasar.
—Permiso.
—¡John!... no necesitas pedir permiso o tocar.
—Lo sé.
—Shaun ¿Dónde estabas? Tenías a John preocupado luego de que saliste de la sala de juegos.
—Lo siento mucho, pero hay algo que quiero contarles. —Se asoma fuera para invitarla dentro. —Pasa por favor.
Louise entra muy alegre. —¡Hola! ¿Qué tal? —Saluda.
John y Kate se miraron, él ignoraba todo más Kate ya lo sabía, habían decidido hacer pública su relación.
Shaun y Louise contaron lo que tenían entre ellos. —¡Qué! Pero ¿Cómo pasó eso?
—¡Qué! ¿También quieres saber cómo inició? Eso es un secreto...
Kate entendió rápido que pudo haber pasado, suspiró y tranquilamente dijo. —Cariño, ellos se quieren, Louise, estábamos a punto de cenar, por favor acompáñanos, me alegro de que ustedes sean felices uno al lado del otro.
—¡Gracias Kate! Eres tan linda, no cómo otros... —John se sobresaltó, se despreciaban mutuamente, no sabía que había visto Shaun en ella, dado que siempre discutía con Louise por tener una fea personalidad.
Se sentaron a la mesa para cenar, John y Kate podían ver cuan atento era Shaun con ella, y esta a su vez era muy empalagosa con él.
—Entonces ¿Cómo es que su relación empezó? John nunca notó nada.
—Fácil, las parejas se enamoran, se aman y luego se casan. Nos paso de manera diferente.
—Oh ¿de verdad?... — Cuestionó Kate.
—Entonces ustedes ¿Qué hicieron? —le siguió John.
—Me propuso estar juntos, si saben a lo que me refiero. —John se atragantó un poco, Kate no lo había pensado de esa manera.
—Shaun, era secreto... pero sí, sin compromiso alguno, era solo ir al objetivo pero entre más tiempo pasamos juntos pues nos enamoramos y ahora Louise no quiere que él se aparte de su lado. —Dijo mientras tomaba la mano de Shaun y éste sonreía. —Ustedes descuiden, Louise cuidará bien de Shaun.
No había más que discutir, los demás se enteraron en los días posteriores. Emilico estaba feliz por ellos dos, Patrick los felicitó, para Ricky era un poco molesto y Lou lo sabía.
—Ricky, no te enfades con Shaun, estoy de acuerdo con que él la haga feliz.
—De acuerdo, lo permito solo por ti.
Lou con su mano pasó los mechones del cabello de Ricky detrás de las orejas. —Siempre temperamental, pero eres tan tierno. —Besó su mejilla e hizo que se sonrojara.
Shirley se alegró por su amiga, Rum felicitó a Shaun.
—No puedo creer que ustedes lo hayan mantenido en secreto todo este tiempo.
—Si, justo me enojé por que aquel tipo se pasó, creo que debí de defenderla de ese cretino. Aunque no tenía el derecho.
—El amo John se encargó no te preocupes y ella también lo enfrentó.
—Me da gusto, Rum tu también estás saliendo con Oliver ¿no es así?
—A-ah, s-si.
—Ten cuidado, no me fío mucho de él.
Rum abrió sus ojos, alguien la entendía, su temor irracional hacia Oliver no era invento de su imaginación, ahora se cuestionaba si era buena idea seguir con él ya que intentó apartarlo de su lado pero era imposible, solo aceptó darle la oportunidad por Emilico y ahora estaba comprometida.
Tenía que hablarlo con ella y confiarle lo que sentía, se acercó y le pidió hablar. —Emilico necesito decirte algo.
Asintió, esperaba que no fuera algo grave, se apartaron del resto para conversar, no sabía si hacía bien en decirle, Emilico trataría seguro de hacerla recapacitar.
—Perdona ya sé que me dijiste que saliera y conociera a Oliver, le di una oportunidad pero creo que a veces me sigue dando temor.
—Pero llevan mucho tiempo juntos pensé que si...
—Pues intenté hacerle ver que no era la indicada, la mujer adecuada para él es Anna.
Emilico sonrió. —Bueno que le vamos a hacer tal vez no son el uno para el otro.
—Entonces ¿no me impedirás que lo deje?
—No, ¿porqué habría de hacerlo? Si no amas al amo Oliver está bien. Tu eres la única que sabe lo que quiere, solo habla con él y terminen su relación.
Emilico se retiró, Rum se quedó pensando, Oliver era muy misterioso y curioso a veces, ¿Por qué aceptó en primer lugar? Si la ponía de los nervios. Perdida en sus pensamientos no se percató que él estaba detrás de ella.
—¡Preciosa! —Ella se sobresaltó, él estaba acostumbrado a que reaccionara de esa forma, siempre le pareció como un pequeño conejito temeroso.
—¡S-si cariño! Lo siento ¿Querías algo?
Oliver le ofreció una rosa roja. —Solo venía a buscarte para darte esto y que vinieras a la habitación.
Se dirigieron al lugar, Ollie les dio la bienvenida.
—Luego de arduo trabajo por fin hemos terminado, Ollie por favor.
—¡Claro mi señor! —Debajo de la tela blanca estaba el objeto en el que estuvo trabajando estos meses, con un poco de ayuda de Shirley y Rum como ayudantes temporales. Reveló el objeto, un hermoso carrusel musical bañado en oro, con finos detalles.
—¡Que hermoso quedó! —Trabajaron tan duro solo para crear un musical a pedido de Aileen. —Será un maravilloso obsequio.
—Así es, además también hemos empezado a trabajar en otro pedido hace unos días. —Oliver le mostró sus diseños. —Solo son bocetos y quería que tu querida escogieras el más apropiado. Esté adornará la cuna del bebé de Kate.
—¿En serio? Bueno me esforzaré por seleccionar el que más me guste, todos son increíbles piezas. Haré galletas como recompensa por su magnífico trabajo y esfuerzo.
—Muchas gracias Rum —dijo Ollie, su amo estaba feliz por el detalle.
—Eres muy dulce, Oliver lo esperará con ansias. —Tomó sus delicadas manos, ella se sonrojó.
—N-no hay de que. —No entendía porqué si quería apartarse de su lado, estaba consintiéndolo. Ellos dos son tan distintos, Oliver poseía una voz muy a su parecer interesante.
Salió de la habitación de Oliver, más adelante se cruzó con Anna y Nancy, el rostro de esta última mostraba un poco de desprecio por ella, antes quizás no fue así, no se hacía notar mucho y ahora estaba bajo la mirada de una sombra enamorada de su prometido, aceleró su paso pero Anna la detiene.
—¡Tú niña! Haz el favor y termina con Oliver...
—¿Eh?
—No ves que será lo mejor para ambos, además sueles temerle ¿que caso hay de que sigan juntos?
Ambas siguieron su camino, Rum solo se quedó pensando en que tenía razón, pero como lo prometió seguiría con las galletas.
Emilico la vio y por la dirección que tomó seguro iba a la cocina, su ahora lugar favorito. Rum entró, había poco personal en ese momento, tomó su delantal, lavó sus manos y seleccionó los ingredientes, sería bueno distraerse de su complicada vida mientras preparaba galletas. Puso los ingredientes uno a uno con cuidado, removió la masa, pero su mente empezaba a pensar en Oliver y en cómo decirle que terminaran. —Creo que no podré... —De sus ojos brotaron pequeñas lágrimas, sus sentimientos estaban teniendo batallas internas ¿cómo lidiar con ello?
Un pañuelo color rosa se cruzó en frente. —Seca tus lágrimas. —Al voltear vio a Emilico con un rostro tan pacífico y una angelical sonrisa. —¿Entonces terminaron? —preguntó pues su amiga lloraba y fue lo que se imaginó, Rum solo negó. —¿No? Pensé que si pues mira como estas.
Ella tomó el pañuelo y secó sus lágrima. —Vine a prepararle galletas, aunque antes de eso Anna me aconsejó terminar con Oliver. No sé que debo hacer.
—Complicado no es, tal vez si quieres estar con Oliver, te da miedo su forma de ser pero solo es entusiasta y es buena persona.
—Si quiero terminarle pero a la vez no puedo lastimar sus sentimientos.
Emilico se ofreció a acompañarla a romper la relación.
Cuando estuvieron listas las galletas a Emilico se le iluminó el rostro. —Se ven deliciosas.
—Toma las que gustes, hice muchas. —Fue por una cesta mientras Emilico tomó unas cuantas, al probarlas pudo sentir que estaban crujientes por fuera y suaves por dentro.
—¡Que delicia!
Rum sonrió y le ofreció preparar más cuando quisiera. Su objetivo ahora era llevar las galletas e intentar romper su relación, podía si su amiga estaba cerca.
Cuando estuvieron de vuelta en la habitación de Oliver éste le dio la bienvenida a Emilico. —¡Que gusto tenerte con nosotros!
—Si, vine a hacerle compañía a mi amiga y a saludarlos. —Emilico echó un vistazo a las cosas interesantes que había luego fijó su mirada sobre el objeto debajo de la tela. —¿Qué es esto? —Los tres se alarmaron ya que estaba a punto de arruinar la sorpresa.
Oliver se interpuso, Emilico se hizo hacia atrás. —Es algo en lo que Oliver ha estado trabajando, más adelante lo sabrás, no comas ansias.
—Bien.
—Mejor siéntate y comamos las deliciosas galletas de mi amada Rum. —Palabras que hicieron que el tono de las mejillas de la mencionada cambiaran.
Estaban pasando un rato agradable, Rum miraba a Oliver ¿Cómo decirle que quería terminar su compromiso? Él disfrutaba de las galletas, ella siempre preparaba deliciosos postres y los traía para compartir. —Emilico, cuando Rum y Oliver se casen, promete cuidarla bien.
—Eso espero. —Emilico miró a Rum esperando que dijera algo con respecto a romper.
Rum no pudo decir nada de lo que tenía en su cabeza y fue reemplazado. —Quiero ser una buena esposa y poder preparar tus platos favoritos. —Dibujó una sonrisa, Oliver se emocionó y acarició su cabeza y ella disfrutaba de su cariño, Emilico negó ya que su amiga la confundía más.
Cuando estuvieron afuera y a solas Rum terminó por caer de rodillas. —No pude Emilico.
—Pareces disfrutar de su trato, no sé que es lo que pasa, lo quieres lejos pero a la vez le preparas postres, te dejas acariciar no entiendo tus ganas de apartarte de él.
—Bueno pues... creo que le temo a que pase ese momento. —Rum se puso de pie.
—¿Sólo es eso?
—Si, eso creo, también el hecho de que si es escalofriante algunas veces.
—Es un científico inventor ¿Qué esperabas? Puede que sea un poco errático pero no quita que sea comprensivo.
—Creo que aceptaré mi destino a su lado y no dejaré que Anna se entrometa.
Emilico sonrió y puso sus manos sobre los hombros de su amiga. —¡Así se habla! Me encantará ver cuando ustedes fijen fecha para la boda.
—Gracias Emilico.
El verano pronto terminaba, en la isla las personas se preparaban para recibir el otoño, los cuatro ayudantes del doctor habían aprendido de muchas cosas, eran solo simples humanos que se las ingeniaban para atender y salvar vidas.
Solo ese día algo había fallado para Gil, una palmada de parte del doctor sobre su espalda. —No te sientas mal chico, no es tu culpa las cosas pasaron de esa manera.
Eve solo veía con impotencia, decidió acercarse a su compañero. —¿Gil?
—Necesito estar solo. — Se quitó su atuendo de médico y salió de la clínica sin rumbo fijo.
Suzie miró a Eve y negó. —Pasa a diario, ven tenemos que limpiar.
—En seguida. —Estaba preocupada, solían ver a personas partir, de un tiempo para acá habían aprendido a valorar la vida de las personas y esto devastó a Gil por completo.
Bert atendía en otra habitación así que no sabía lo que había pasado minutos atrás.
Podía ver la mansión desde donde estaba parado, ignorando a las personas que estaban a su alrededor, quería volver a aquel lugar pero sentía la culpa de aquella pérdida. Kate fue la que poco a poco les enseñó a él, a su amo y a todos que cada vida era importante. —No pude salvarlo.
Se refugió en un bar del pueblo y bebió para olvidar por un momento, un par de hombres se acercaron a pedir a la barra, lo vieron en ese estado.
—Tu hombre, ¿no eres uno de los médicos de la mansión?
Él volteó, se encogió de hombros para no contestar ni un si ni un no, era evidente, todos lo conocían en el lugar como los aprendices del doctor del pueblo.
—No seas así, venga anímate, vienes de un increíble lugar, mi amigo y yo siempre imaginamos su interior. Dicen algunos que antes podías llegar fácilmente.
Gil dejó escapar una risa. —Nadie se anima a hacer una visita, hace unos años nadie entraba o salía fácil, hoy día... es más accesible, solo para valientes, señores.
A lo lejos Suzie lo vió en ese estado conversando con esos tipos. —¡Gil! —le llamó y éste volteó, se acercó. —Mírate, Dios, vamos a casa.
—¡Déjame, no merezco volver! —Las miradas se posaron sobre ellos, Suzie lo intentó convencer.
—¿Te dejas vencer tan fácil? No ha sido tu culpa... rayos ven no es sitio para discutir tenemos gente presente.
Cómo pudo lo sacó, entraron Eve y Bert para apoyarlo y llevarlo a casa, una vez ahí lo ayudaron a llevarlo a la cama donde pronto quedó dormido, el doctor viendo lo afectado que estaba le enseñaría a hacer lo imposible por mantener una vida, pero primero debía aceptar que cuando tocaba partir es que había llegado la hora por muy corto que fuese su tiempo en la tierra.
Eve y Suzie esa misma noche planearon escribir una carta con una petición para que Kate les permitiera volver a la mansión luego que finalizara septiembre. —Solo un mes más Eve. —Extraño a mi ama.
—Igual y no puedo ver a Gil tan mal por lo que pasó. Hemos perdido algunas vidas pero esta impactó mucho.
—Será porque... —Justo tocan para avisarles que la cena estaba lista, ambas salieron para ir con el resto a cenar.
A los días Kate recibió la carta con la solicitud y respondió aceptando que volvieran, siempre estaba atenta a ellos, cubría sus gastos cada mes y ansiaba verlos de vuelta, sus amos sombras estaban impacientes de seguro por que ya llegaran.
—Espero hayan aprendido y tenido más experiencias. —Salió con la respuesta en un sobre para entregarlo. —Me pregunto si Emilico querría una mascota, quiero regalarle un perrito juguetón como ella o tal vez un gato arisco como Patrick.
Patrick estornudó llamando la atención de Emilico. —Salud mi amor...
—Ay, no sé, creo que es por el cambio de clima. —Respiró para comprobar si era un simple resfriado o una leve alergia.
—Tal vez alguien pronunció tu nombre. — comentó Emi mientras plantaba zanahorias. —Ya quiero que germinen y crezcan, haré un bizcocho con ellas.
—John ni se lo espera, no hay forma que las coma a menos que vayan disfrazadas.
—Si, aún batalla para comerlas. Son deliciosas y saludables. —Emilico sacudió sus guantes ya había terminado de plantarlas, luego con cuidado las regó. Intentó ponerse de pie pero le costó. —Mi amor ¿me das un mano?
Patrick viendo que le costaba pararse a su esposa la ayudó a ponerse en pie. —¿Quieres descansar? —Preguntó pero ella negó ya que estaba más activa que los tres primeros meses y tenía planeado ir a tejer.
No se lo había contado aún pero podía sentir el movimiento de su bebé cuando estaba totalmente quieta, él aún tenía cosas que hacer en el invernadero que había en ese lado de la casa, así que se despidieron con un beso, ella volvió a su habitación y se puso a trabajar, estaba feliz de que todo ya estaba listo para recibir a su bebé, pero ignoraba muchas cosas sobre la llegada y estaba preocupada ya que no sabía que iba a pasar. —¿Cómo salen los bebés de la panza? —Casi nadie de la casa podía darle una respuesta y ahora estaba nerviosa. —Creo que lo averiguaré cuando llegue el momento. —Estaba deseando poder tenerlo en sus brazos y cuidarlo, no llevaba mucha experiencia en niños pequeños pero quería esforzarse.
El tiempo avanzó, ella se estiró un poco justo entra Patrick con un hermoso ramo de flores para ella. —Un obsequio para la hermosa mujer con la que Patrick se casó.
—Gracias mi vida. —Tomó el ramo y las olió, adoraba el fragante perfume de las flores, alegres y siempre con colores brillantes, su marido tenía un hermoso don con las plantas. —Están preciosas. —Los sentimientos y recuerdos la embargaron que empezó a llorar.
La abrazó, constantemente los recuerdos la hacían ponerse de esa forma, estaba más sentimental con el embarazo, le parecía dulce esta etapa de su vida, se preguntó ¿Porqué ella de muchas? A la que trató de la peor forma solo por ser alguien que no destacaba como muñeca viviente, que no seguía a su ama y actuaba por sí misma, a la que todos y más él la veían como una fracasada, por el resto de sus días no se lo perdonaría; teniéndola entre sus brazos la reconfortó, ella solo ella desde el día del debut no dejó de pensarla, de enamorarse más y querer protegerla. Ella era su sueño hecho realidad.
El mes terminó, la casa tendría de vuelta a los cuatro que salieron para aprender sobre traer niños al mundo.
Eve estaba empacando las últimas cosas, ansiaba estar con su ama y compartir sus conocimientos con ella.
—Lista Eve, la carreta nos espera para llevarnos a la estación.
—Si, solo cierro mi maleta y nos reunimos con los muchachos.
Pronto bajaron y se reunieron con Gil y Bert que ya estaban listos.
—Espero podamos volver otra vez. Muchas gracias por acogernos en su hogar —dijo Bert a la amable esposa del doctor.
—Fue agradable tenerlos.
El hijo se apresuró a decir con entusiasmo. —Ya quiero un día pasar la selección e ir a verlos, mi deseo es servir en la casa y ser de mucha ayuda.
—Seguro que si. —comenta Suzie con una sonrisa mientras acaricia gentil su cabeza.
Gil estaba agradecido con el doctor por enseñarle y compartirle sus conocimientos.
Fue agradable estar fuera pero pensaban en sus amos y en que algún día pudiesen salir al mundo exterior, por ahora impartirían sus conocimientos a ellos. El viaje fue rápido y cuando menos lo esperaban ya estaban frente a Kate en compañía, que los recibía, su amos sombras que estaban impacientes por verlos. Les dieron la bienvenida, los cuatro miraron a Kate y a Emilico y de cómo se notaba más sus embarazos.
Para celebrar la llegada se reunieron todos los involucrados para tomar un delicioso almuerzo y conversar de cómo había sido vivir un tiempo fuera. Quizás el más ido en toda la conversación fue Gil todos de a poco lo notaron muy cabizbajo.
—Entonces Gil ¿Qué te ocurre? Tienes un semblante muy decaído. —Comentó John, todos los presentes le miraron notando el cansancio en su rostro menos Emilico que no se encontraba.
—¿Quieres contarnos? —Preguntó Kate.
El se levantó de la mesa, solo quería descansar y no hablar del tema. —¿Me disculpan? Me retiro, con permiso.
—Gil... —pronunció con preocupación y tristeza Eve.
Justo entró Emilico con una sonrisa enorme y un rico Bizcocho en sus manos para celebrar la llegada de ellos, pero Gil pasó a su lado algo sombrío. —¿Qué pasó? ¿De qué me perdí? —Aquella sonrisa se borró, Patrick la ayudó para llevar el postre a la mesa.
Todos esperaban una respuesta a la actitud de Gil, Eve solo negó ya que no diría nada al respecto. —Son situaciones de los que a veces no tenemos control. Por favor, es un momento para pasarla juntos, continuemos.
Kate y John se miraron como los demás, asintieron y se dispusieron a dejar el tema de lado y disfrutar del almuerzo.
—Les he traído mi postre para este momento, los ingredientes están recién cosechados. —Emilico cortó y les brindó a Eve, Suzie y Bert en primer lugar, lo probaron y elogiaron la buena cocina de la rubia, la cual sonrió.
—¡Se ve buenísimo Emilico! —Comentó de manera entusiasta John, él y Kate fueron los siguientes en recibir, Patrick, Susana, Evelyn y Bertran tomaron sus platos con el delicioso postre. En efecto John ni de lejos sospechaba de que el ingrediente secreto fueran zanahorias del huerto, por tanto repitió plato. Cuando la reunión terminó Emilico repartió su postre para sus amigos y para animar a Gil que se lo llevaría Gilbert y trataría de hablar con él.
John alegremente le llevaba su porción a Shaun a su habitación, no se encontraba así que lo dejó sobre la mesa pero no dejaba de verlo, su inquieta mano quería tomarlo para comerlo, entra Shaun y John se sobresalta. —¡No lo probé!
—¿De que habla? Veo que ya volvió del almuerzo. ¿Algo interesante que contar?
—Nada, todo estuvo bien, vinieron algo diferentes, Gil llegó deprimido.
—Puede que extrañe el mundo exterior de ahora en adelante y por eso está así.
—Si, tal vez. —John viendo que Shaun no había probado el postre dijo. —¿John se lo puede comer?
Shaun viendo lo que Emilico estuvo preparando en la mañana negó y se lo arrebató de las manos. —Es mi porción ¿no? Además a usted no le gustan las zanahorias. —El grito de sorpresa de John no se hizo esperar y Shaun se maldijo por revelar ese ingrediente. —Olvide lo que dije.
—¿Cómo pueden jugar así con los sentimientos de John de esa forma? —Una lágrima se deslizó por su mejilla. —¿Qué tal si John es alérgico? ¿Quieren matarlo?
—¿y si deja el drama? Las zanahorias le hacen bien, además Emilico prepara ese bizcocho muy delicioso. —Shaun con el tenedor cortó un trocito, John al ver que se lo iba a comer intentó detenerlo pues se le hacía agua la boca pero por tener zanahorias se abstuvo y solo le tocó ver a Shaun disfrutando del dulce y sufrir en silencio.
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Continuará...
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