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Él es Dulce

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La vida en la mansión había vuelto a la normalidad, todos a la rutina, Rum volvía de dar su lección del día junto con Shirley, estaba un poco desanimada y esta lo notó, al llegar a la habitación dejaron el material de costura sobre la mesa, Rum se dejó caer sobre la silla mas próxima.
—Últimamente has estado cabizbaja ¿ocurre algo Rum?
—Bueno ciertamente he pensado en que siempre me paniqueo cuando veo a Oliver cerca mío, solo es momentáneo, además de sus palabras bonitas y las flores que me regala, quiero abrirme un poco más con él y depositarle mi confianza.
—Entiendo ¿Qué tienes en mente? —Pregunta Shirley mientras preparaba un poco de té.
—Últimamente deseo darme la oportunidad y pasar solo una noche con él. —Pronto se escuchó el sonido de una taza quebrándose contra el suelo.
—¡¿CÓMO?!

Luego de que ambas recogieran los pedazos, Shirley se sentó frente a Rum. —¿Perdiste la cabeza? No es tan sencillo, escúchame por favor, no es algo que harías a la ligera y por impulso, tú misma le dijiste que no serías para su diversión.
—¿Tan malo es?
—No soy experta en esto pero es mejor esperarse.
—Lou me dijo que lo hizo con Ricky antes de casarse, Kate también.
—No Rum, prométeme que aún no serás de Oliver.
Rum no sabía que pensar pues otros sentimientos despertaron en ella hace poco tiempo y le estaba ganando la curiosidad. —Está bien, no volveré a pensar en ello hasta el día que me case.
—Si, eso, sigue el ejemplo de Emilico. —Shirley se levantó y le dio un abrazo, pero Rum por dentro al menos quería saber si él solo estaba jugando con ella.

Días después la única que podía confiarle el asunto era a Emilico, las dos caminaban por el jardín, este día Patrick se había quedado con el niño.
—Dime ¿Qué debería hacer?
—Pues la verdad no lo sé, si no te sientes segura será mejor que esperes hasta que un anillo esté en tu mano.
—El tiempo pasa y no me ha propuesto matrimonio, bueno es que siempre me sobresalto cuando lo tengo cerca. ¿Y qué se siente? Digo estar con alguien que amas.
—Pues... —Emilico miró algún punto evitando ver directo a los ojos de su amiga y pensar la respuesta. —Que es algo muy bonito cuando se aman el uno al otro; de resto te dejaré reservada la experiencia como sorpresa, supongo que para cada persona es diferente. Te diré que si pasa algo entre ustedes, te cuides, no querrás tener un bebé antes de tiempo.
—Tendré cuidado, no es lo que planeo por ahora, no me siento preparada para ser mamá.
—Otro consejo, por favor, ten confianza con Oliver y dile si te sientes incómoda o a gusto es bueno que tengan comunicación los dos.
—Si pero ¿Por qué?
—Ya lo entenderás cuando estés con Oliver, claro si decides entregarte a él.

Rum ahora deambulaba sola por los pasillos, pensando en sus amigas. —Ellas dieron el paso antes de casarse y nada malo ocurrió, excluyo a Emilico de esto, madre mía ¿Qué estoy pensando? ¿Por qué mis mejillas arden al pensar en él? ¿Qué me está pasando?
Oliver iba distraído hacia su habitación junto a Ollie, ella corre para alcanzarlo.
Estando en frente ambos la miran, Ollie dibuja una sonrisa por su amo. —Pequeña ¿necesitas algo?
—Si no es infortunio ¿me pude conceder unos minutos para hablar? —Ella jugaba con sus manos por los nervios a la vez que ellos la miraban con interés en lo que les diría. —A solas, lo siento Ollie.
—Bien, bien ya me voy, le veo al rato mi señor.
—Vete con cuidado. —Ahora tenía toda la atención de ella la cual se hizo hacia atrás. —Vamos cariño, a un lugar mas privado.
—¿Eh? Oh s-si. —Estaba algo molesta por su actitud, debía enfrentarlo y una vez que ya estaban a solas. —Verá pues, lo he estado pensando mucho últimamente y...
—¿Qué cosa?
Se armó de valor y dijo lo que quería, las gafas de él se movieron de lugar ante lo que dijo. —Por favor no me lo tome a mal, no es que sea una chica fácil es solo curiosidad.
—Tomas por sorpresa a Oliver, es algo muy personal, solo de los dos ¿segura de que quieres hacer esto?
—¿Segura? si, es algo que he meditado tanto.
—Bien cariño, nos reuniremos mañana sobre las diez de la noche en la habitación de Oliver, aún tendrás tiempo por si te arrepientes.
—De acuerdo. —Ella se acercó y besó sus labios, luego se retiró lo más rápido que pudo dejándole ahí temblando.

—¡Rayos! Oliver no está listo para esto. —El sudor comenzó a correr por su piel, no tenía idea de absolutamente nada. —Salió del lugar como gelatina, además, si, sentía vergüenza.
No podía pedir ayuda a Ollie, ni siquiera a sus amistades, pues el chisme siempre se esparcía de forma rápida entre los residentes.
Corrió a la biblioteca para recurrir a los libros de la sección de romance. Se sentó en un rincón con varios libros apilados a su lado solo para aprender algo, más que nada poder ser gentil y amoroso en la primera vez con su novia.
Leyó varios libros para conseguir información detallada pero lo que leía le hacía emocionarse y luego se lo dejaban a media.
—¡No, no no! ¿Qué pasa luego? ¿Por qué dice al día siguiente? ¿Dónde están los detalles? —Se rindió al buscar y tiró el libro; ya había llamado la atención de los lectores por que no dejaba de gritar.
—¿Y éste qué? —Pregunta Louise a otra sombra.
—Ni idea.
—Louise irá a ayudarlo. —Se aproximó a él y le preguntó. —¿Necesitas ayuda?
—Oliver está bien, solo busca información.
—¿Sobre que? Louise viene seguido, sabe donde puedes encontrar lo que buscas, ahora dile a Louise.
—¿Romance subido de tono?
Ella suspiró alegre. —¡Mi vida, corazón! Buscas en el lado incorrecto. —Fueron a los libreros de fondo y le recomendó sus libros favoritos.
—Muchas gracias.
—Es un placer ayudarle, oye, sales con Rum ¿No?
—S-si.
Louise de inmediato captó y él le pidió discreción, ella asintió solo que a veces podía soltar las cosas accidentalmente, pero eso Oliver no lo sabía.

Se llevó dos libros a su habitación más no pudo leer pues empezaba a sentir vergüenza, así que se maldijo por ello. —¿Qué debe hacer Oliver en este caso? Habló demasiado aquella vez, dijo cosas que no debía.
Solo le quedaba arreglar un poco su lugar antes de que ella viniera a la cita de mañana por la noche e intentar leer un libro al menos.

Siendo de Noche Rum se preparó para dormir, había tomado un baño caliente, se perfumó y peinó, pensaba en la siguiente noche y sus mejillas se tornaron rojas.
—No debes ponerte nerviosa, si nadie lo sabrá salvo nosotros dos. —Se dijo a sí misma mientras se levantaba para ir a su cama. —¿Qué haré si Shirley se entera? Estoy desobedeciendo. Bueno, se supone que es con quién me casaré mas adelante, no hay problema. Aún no es tarde para arrepentirme ¿no?

El nuevo día llegó, por sobre pensar el tema casi no durmió y ahora estaba rendida, Shirley entró deseándole los buenos día, ella solo se cubrió con la manta protestando que no quería levantarse.
—Arriba Rum, tenemos que dar una lección hoy, no puedes faltar.
—Correcto, pero me siento cansada, no dormí bien anoche.
—¿Te sientes bien?
—Si. —Para no preocuparla de más se levantó, esto simplemente no era nada, se preparó y tomaron juntas el desayuno, Shirley le estaba hablando pero ella estaba desconectada de todo. —Lo que esto me está haciendo, ya perdí la cabeza por completo.
—Rum ¿me escuchas?
—¡¿Eh?! pues... lo siento señorita.
—Ay no puede ser ¿estás pensando en Oliver? Te dije que podías salir con él, pero por favor, mantén distancia entre los dos.
—S-si, discúlpeme.
Shirley se levantó y se apresuró a tomar sus cosas para la lección del día, Rum también le siguió para ir juntas.

Aquella mañana Oliver se encontraba organizando su habitación, al menos estaba decente. —Mi señor ¿le ayudo?
—Si, por favor, cambia las sábanas, que todo esté impoluto.
En seguida y sin hacer preguntas tendió las sábanas luego se puso a ordenar, despejando el escritorio y la mesa, lo almacenaron todo en su lugar.
Ollie preparó café para reponer energía, su amo estaba callado y la única razón de todo esto era por Rum, lo sabía ambos tendrían su primera vez esta noche, no por nada le conocía.
—Mi maestro, cálmese, solo disfrute su noche. —El comentario hizo que Oliver se sonrojara y le pegara a modo de reproche.
—¡No es lo que Ollie creee! En serio...
—Bien, no la presione y sea amable, pregúntele por su comodidad, es una chica tímida y le cuesta decir las cosas claramente.
—Lo tomará en cuenta, pero aún así... no cree que pase nada.

Rum se separó de Shirley para ir un momento a la oficina de Kate la cual estaba sentada escribiendo un reporte, escuchó que tocaban y le hizo pasar. —Con permiso mi señora.
Kate al verla dejó de hacer su trabajo para dedicarle un poco de su tiempo. —¿Qué te trae por aquí?
—Debo pedirle un consejo. —Se apresuró y tomó asiento en frente.
—Tu dirás, ¿en que te puedo aconsejar?
—No quiero que esto salga de nosotras. —Rum le habló sobre lo de Oliver, Kate solo asentía y no dejaba de preguntarse porqué recurrían a ella para contarle, pero suponía que le tenían confianza y buscaban apoyo.
—Como le dije a Lou una vez, si estás segura no debes de preocuparte, en tu caso aún estás a tiempo de retractarte, Lou solo lloraba ya que lo hizo con Ricky y pues es algo muy especial para las chicas, sabes, no es tan importante, existen otras formas de amar y pasarlo juntos sin tener que entregarse, espero que puedas entender que si no te sientes lista están en tu derecho de negarte, no le debes nada a él, además no te ha propuesto matrimonio ¿él cree que es un juego? No señor, esto es serio, es peligroso, uno de los dos puede salir lastimado y en este caso eres tú Rum. ¿Al menos Oliver se baña seguido?
—Supongo que si... ¿No se baña?
—Espero que lo haga, si no lo hace no conviene nada estar con él.
—Pero es que últimamente me gusta, aunque hay veces en los que me da miedo ya le tomé cariño.
—Deberías esperar más tiempo, te aseguro que si es una decisión tomada a la ligera puede que en un futuro te arrepientas de ello. Piénsalo por tu bien.
Rum salió del sitio sin comprender mucho, estaba más confundida. —¿Acaso es malo? no lo entiendo ¿valgo menos si lo intento? ¿me sentiré culpable? ¿lo sabrán todos? —Solo había una forma de averiguarlo aún sabiendo los riesgos.

Estuvo todo el resto del día tratando de que Shirley no sospechara nada, justo en la noche su ama se acostó para descansar. —Que tenga una linda noche señorita Shirley. —Besó su mejilla con cariño y se retiró, al salir y cerrar tras de sí suspiró aliviada de que su ama ya estuviese dormida.
Fue a su habitación para prepararse comenzando con un baño, tomó un bonito y sencillo vestuario que constaba de una blusa blanca y una falda lila, combinándolos con unas medias y una botas hasta la altura del tobillo, un toque de su perfume y su cabello peinado.
Salió de su cuarto para dar un paseo, saludó a uno que otro conocido y llegó hasta la pieza de Oliver, era más prudente que si la atrapaban yendo a la habitación de un hombre en horas que no eran apropiadas.
Con disimulo miró a los lados pero no había nadie en ese momento, tocó con firmeza, la puerta se abrió y Oliver la hizo entrar.
—Bienvenida encanto.
—Gracias.

Se sorprendió al ver todo ordenado, bueno la mayoría de las cosas, le ofreció tomar un poco de té de jazmín, ella tomó asiento para tomar la taza. Oliver la admiró estaba tan radiante como siempre, ninguno dijo nada, estaban nerviosos, Rum se puso de pie y comenzó a caminar por la habitación. ¿Ordenó todo esto?
—Si, la habitación es un desastre siempre, ya lo sabes, todas son ideas, la mente de Oliver siempre trabaja.
—Me doy cuenta, aunque no era necesario que ordenara la habitación por mí, me gusta como se esfuerza para crear nuevos inventos.
Aprovechando que ella estaba distraída viendo sus cosas, se acercó a la puerta para ponerle seguro con la llave, justo ella pega un grito al ver una ceniza en una caja de cristal la cual embistió su prisión para saltarle a Rum pero no pudo hacer mucho.
—Cuidado pequeña, la encontré esta mañana bajo unos planos, no sé cuanto llevaba ahí, la tengo como adorno por el momento, más adelante la usaré en mis inventos.
—Oh bien, siempre y cuando no se escape de ahí estaremos seguros. ¿Puede cubrirla por esta noche?
—Si, claro. —Agarró una sábana que estaba sobre una silla para cubrir la caja.

Ella tomó asiento sobre el escritorio, se cruzó de piernas, Oliver se aproximó y con sus brazos de lado a lado la aprisionó, acercó su rostro al de ella para estar cara a cara, poder admirar su dulce y tierna mirada, enfocarse en su bellos y delicados labios. —Entonces ¿estás dispuesta? —Ella solo asintió para responder a su pregunta, las mejillas estaban ruborizadas y su corazón latía acelerado, le costaba respirar y no quería que lo notara pero era imposible que no se diera cuenta, además ese tono de voz que usaba con ella le hacía desear que le siguiera hablando. —Siendo así llevaremos esto en serio. —Pasó su brazo por la espalda y con su mano la apegó más a él y así por fin unir sus labios y sentir lo suaves que estaban, ella le siguió el beso y subió sus manos para acariciar su torso sobre la tela.

Se separaron por falta de aire, entre jadeos por parte de ambos, él aprovechó para desabotonar su blusa, solo tres botones, dejó al descubierto un delicado interior blanco.
Se alarmó por la vergüenza que estaba sintiendo, Oliver la tranquilizó con una caricia en la mejilla a la vez que dejaba hollín sobre la misma.
La tomó de la mano y ella bajó del escritorio para quedar de pie justo al frente de la cama. —Para hacerlo más justo puedes iniciar con Oliver, puedes quitarle la camisa.
—¿Puedo?
—Así es. —Ella con algo de inseguridad y con sus manos temblorosas retiró la primera prenda de manera torpe y luego la segunda.

Lo miró y se dio cuenta de la desventaja que había. —"No veo nada, él si podrá verme pero yo no. Solo debo enfocarme en la silueta de su cuerpo y el tacto de mis manos sobre su piel" —Pensó, la ropa superior de Oliver estaba ahora sobre el suelo, ella viéndola la quiso recoger pero él se lo impidió.
—Descuida, Oliver supone que no debe importar ahora eso. —Con agilidad quitó los botones de la falda haciendo que esta cayera, ella se sobresaltó y se cubrió con sus manos. Oliver miró a su asustadiza prometida, su ternura desbordante le hizo querer protegerla, se acercó a ella y tomó sus manos para luego ver su rostro lleno de dulzura acompañado de un lindo rubor. —Confía en Oliver. —Plantó un beso deleitándose con sus labios nuevamente, ella le siguió, lentamente la llevó hasta la cama para quedar ambos sentados, ella le abrazó mientras se besaban con pasión, Oliver no podía desaprovechar su oportunidad de desvestirla, se alejaron unos centímetros para recuperar el aliento, él con sus manos desabotonó los últimos botones y retiró la blusa tirándola junto a la suya, sabía que ella aún estaría avergonzada, sus corazones latían con más fuerza, por fin el quitó las últimas prendas.

Un nuevo escenario para ambos iniciaba, ella estaba ruborizada al igual que él sobre la cama, no dejaba de admirarla de arriba hacia abajo, la pobre estaba por salir corriendo de su lado y escapar lejos, solo una sábana la cubría levemente, que ventajoso para las sombras no tener que mostrar nada.
Deslumbrado por su belleza tragó saliva, intentó tocarla pero no se atrevía y más cuando ella cerró los ojos, indicio de estar asustada como un conejito siendo asechado por su depredador y Oliver estaba comenzando a dudar. —Rum, si no te sientes segura de esto hasta aquí lo dejamos. ¿No te parece?
—¿Eh? —Tuvo un momento para pensar, ya había llegado hasta ese punto y no quería dar marcha atrás, aún si luego sufriera por ello. Se lanzó a los brazos de Oliver para besarlo y decirle de esa forma que podía seguir, él estaba sorprendido. Se separó de él un poco. —Solo por una vez en que sea, no me importa si solo está jugando con mis sentimientos, por esta noche usted será mío y yo suya.
—Oliver no se detendrá lo sabes bien.
Con cuidado la recostó a la vez que iniciaba con un beso apasionado bajo la luz suave y cálida de la habitación, Oliver fue comprensivo y cuidadoso, le dolía que ella pensara que solo la quería para un rato pero no era así, sus sentimientos hacia ella eran sinceros y realmente la amaba.
Para Oliver era emocionante y a la vez irreal el tenerla para él, ella por fin perdió su temor, disfrutando ambos de su primera vez juntos, no importaba en ese momento los demás, ellos estaban sumidos en su mundo.

Rum podía notar como su corazón latía con fuerza y rapidez al sentir las manos de Oliver recorrer cada rincón de su cuerpo, ella lo abrazó para estar mas cerca el uno del otro mientras se dejaba perder en los placeres que se estaban brindando.
Cuando todo pasó ambos se quedaron mirando mutuamente, agotados y tratando de recuperar el aliento, Oliver tomó su mano y ella a su vez le dedicó una cálida sonrisa. —Eso fue muy lindo.
—Si, es algo que Oliver no puede describir. ¿Tenias miedo?
—A-al principio, pero todo mis temores de esfumaron. —Ella se incorporó mientras se cubría con la manta. —Quiero decirte, Oliver, que te amo.
—Oliver también te ama y ha de admitir que los nervios se apoderaron de él también. —Ella dejó escapar una risa encantadora, ambos sintieron los mismos miedos; ella se quedó dormida al rato, Oliver solo velaba los sueños de su amada, la abrigó con su manta, Rum le daba la espalda en ese momento, la vergüenza se adueñó de él al estar sin ropa en la cama y se cubrió con la manta un poco más hasta la altura del cuello. —¿Esto fue real? —Se preguntó mentalmente, ahora no podía dormir pues no sabía que hacer a la mañana siguiente cuando despertara, la tenía para él solo esta noche, su cuerpo se sentía más relajado, la tensión se había esfumado, no tenía preocupaciones pues ella las disipó de su mente y al parecer ella estaba de la misma manera.

A la mañana siguiente Rum se removió entre las sábanas, no recordaba donde estaba, un dulce y delicioso aroma invadió la habitación, apenas abrió los ojos notó que no se encontraba en su habitación y estaba sola en la cama, a su mente vinieron de golpe los recuerdos de la noche anterior, todo lo que sintió, una ola de sensaciones que no había experimentado hasta anoche. Desobedeció a Shirley y ahora sentía culpa.
Se incorporó de golpe. —¡Señorita Shirley! —Fue lo primero que pronunció alertando a Oliver de que ella ya estaba despierta. Rum se miró vestida con una camisa que le quedaba grande.
Oliver se aproximó a ella deseándole los buenos días mientras cargaba una bandeja con un rico desayuno decorado con una pequeña flor. —Al fin despiertas encanto.
—¿Cómo es que llevo esto puesto? —Dijo mientras sacudía las mangas que cubrían sus manos.
—Oliver se encargó de ponerte una de sus prendas. —Rum se sonrojó y él dijo rápidamente. —Trató de mirar a otro sitio mientras te vestía.
—Está bien... supongo.
—¿Tienes hambre? Oliver se encargó de pedir el desayuno. —Oliver comió antes y ahora ella tenía la bandeja en frente con panqueques acompañado de mantequilla y miel de maple , fresas y a él cortando su comida en pequeños trozos y ofreciéndoselos, sobre la bandeja estaba una linda flor de obsequio. —Di a. —Muy feliz abrió la boca para recibir la comida. —¿Está rico? —Asintió, además estaba disfrutando sus atenciones, Oliver era muy dulce y cariñoso con ella; Rum bebió su jugo de naranja poniendo fin al desayuno.

Se levantó con calma de la cama, él le ofreció su baño para que se refrescara, fue al baño, retiró la prenda que la cubría y frente al espejo pudo apreciar las marcas de hollín sobre su piel. Pronto se encontraba tomando un baño de burbujas reflexionando sobre sus acciones. —Bueno, solo era por una noche ya ha pasado todo ¿no?
Salió del baño ya arreglada para volver a su habitación, Oliver sin embargo quería tenerla con él todo el día y replicar lo de anoche, ella se sonrojó al escucharlo.
—¿No deseas repetirlo?
—Pues...Solo me dejé llevar por la curiosidad, no digo que más adelante no se repita. Mil disculpas, no puedo por ahora.
—Oliver comprende, esperará impaciente su próximo encuentro.
Ella se despide y se retira, no sin antes tomar la flor que le trajo como obsequio en el desayuno.

Ahora estando fuera sentía las miradas sobre ella, su mente le hizo pasar un mal rato. —¿Lo saben? —Estaba algo nerviosa, se encontró con Lou en el camino, esta le deseó un bonito día.
—Hoy prepararé un rico postre ¿Quieres acompañarme? Es para la hora del té.
—Claro. —Solo sobre pensó demasiado, nadie tendría que saberlo a menos de que ella misma lo revelara, sonrió de manera tierna para seguir a su amiga.
Ese día Shirley se había despertado tarde, no tendría que dar clases y podía dormir cuanto quisiera, por eso no supo que Rum no durmió en su habitación.

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Continuará...

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