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Miss You

Jihoon POV 

Estaba en una fiesta, en la que no recuerdo haber sido invitado. Rodeado de personas, a las que probablemente no les intereso. Bebía de mi vaso, algún líquido que me terminaría jodiendo el estómago. Seguro un cigarrillo, me haría tocar el innegable fondo. Me subí a una de las sillas, justo como hacia el resto de esos desconocidos. Pateé un montón de tragos al suelo, creando caos. El trago de mi mano, termino siendo aventado a la multitud. Multitud que bailaba alrededor, eufóricos de mi actitud particularmente drogada.

Salte como un desgraciado, al ritmo de la música del lugar. Todos se movieron a mi ritmo, por un buen tiempo. Una chica se subió a la mesa junto a mí, me jalo para besar mi boca un par de veces. La bese sin importancia, debido al ambiente. Me gire entre risas y algo mareado. Di un par de vueltas entretenido, por las luces del lugar y me recosté en el sillón nuevamente. Tiré mi cabeza hacia atrás, me erguí demasiado rápido. Todo daba vueltas, estaba empezando a ver cosas que no quería ver, debido a mi imaginación.

La razón por la que había ido a ese club, se apareció en frente de mí, como un holograma. Era algo jodidamente real y me hizo entrecerrar los ojos como un condenado. Tenías esa cara molesta, que siempre ponías, cuando íbamos a aquel club. La diferencia era que ahora, lo estaba imaginando todo en mi mente. Mi cerebro estaba jugando conmigo, a través de tu recuerdo.

Me fui corriendo al baño, casi arrastrándome. Tropezando contra la gran multitud, de cuerpos sudorosos. Sabía que debía hacer algo al llegar al baño, pero realmente al llegar, no lo pude ni recordar. Supuse que era orinar, lo hice. A pesar de que yo y la gravedad, luchamos bastante en el proceso. Termine cabeceando varias veces, como si un profundo sueño, quisiese condenarme.

Pase mi mano por las rusticas baldosas, dándome un poco de estabilidad. Me plante en los lavamanos, tire algo de agua en todo mi rostro. Revolví el líquido en mi cara, llego a atrapar las hebras de mi cabello. Levante la cabeza enfrentando, el espejo que estaba frente a mí. Deslicé mis manos por mi cara y parpadeé frenéticamente. Mi reflejo se volvió borroso, la luz fluorescente del baño, me hizo delirar.

Ultimadamente, todo lo que hacía, era tocar fondo, una y otra vez. Hacia cosas estúpidas y me comportaba impulsivamente. Me aleje del lugar, con cara de pocos amigos. Tome un taxi con dificultad, pero efectividad, al final de todo. Me llevo a nuestro departamento, que ya no era nuestro. Porque ya no vivía en ese lugar, porque no te quedo más que echarme.

Me lleve la sorpresa, de que no era capaz de encajar las llaves. De lo drogado, borracho, realmente no lo sé. En cualquier mierda, en la que estaba en esos momentos. Golpeé mi cabeza contra la puerta y grité tu nombre. A pesar de que sabía, que me matarías por hacerlo. Seguí gritando tu nombre, sin importarme nada. Supongo que lo hice lo suficientemente alto, ya que estabas ahí, en menos de diez segundos, diciéndome que me largase.

No quería largarme, puse una cara de niño regañado, de esas que te gustaba ver en mí. Yo siempre fui un problemático de mierda, así que entendía, que me estuvieses viendo de esa manera. Como si quisieses comprender, que rayos pasaba conmigo. Como si no supieses, que iba a seguir. Mis actitudes impulsivas, te causaban confusión. Mi inmadurez, lo único que hacía era alejarte.

Te dije que no podía seguir viviendo sin ti, que todos mis amigos eran una mierda. Tú me dijiste que ese ya no era tu problema y que me querías muy lejos de ti. Realmente me dolió bastante, llegue a sentir que algo se rompía en mí. Para tu mala suerte, soy un tremendo descarado y sé que, en el fondo, no puedes vivir sin mí. Te bese y no precisamente a la fuerza. Tú cediste ante mí, dudaste un par de segundos, pero te rendiste ante mí. Me quieres y puedo sentirlo en la manera, en como tus labios, se aferran a los míos.

Yo sonrió apenas nos separamos, pero ya realmente, no queda nada de energía en mí. De seguro colapsé, porque apenas y pude escuchar, cuando me preguntaste si estaba drogado. En serio volví a reír, esta era la sonrisa más genuina, de la maldita noche. Todas las noches son malditas sin ti, recuerdo como lo susurre. Tú tomaste mi mejilla y la acariciaste.  Como cuando solías reanimarme, cuando me ponía así.

Junkyu no me dejes, realmente deberías cuidar de mí, porque sin ti, soy una tremenda escoria que se droga. Mis madres se avergüenzan de mí, mis notas son mediocres. No pierdo la oportunidad, para inhibir mis sentidos, con licor y drogas. Tú eres lo único, que me recuerda lo que es vivir. No me da vergüenza, venir a arrodillarme ante ti. Pedirte perdón, por todas las estupideces que te he hecho hacer, para que encajes en mi grupo, de supuestos amigos.

Mis sentidos se reaniman, con una lagrima tuya, esta cae sobre mis labios. Yo solo se sonreír como tonto y solo se decir que te amo. Soy patético, si fuera tú, me dejaría ahí mismo. Total, hierba mala nunca muere. De seguro yo, siempre seré esa hierba mala, que destruya la linda flor, que eres tú. Mi cuerpo duele, mientras me cargas. Preveo que las drogas, no fueron bien con ese alcohol.

Ahora si me lleva el Morfeo, de los borrachos como yo y no se mas nada después de unas horas. Seguro me llevaste a el departamento, porque me despierta el agua fría de la regadera. Abro los ojos con dificultad, pero me alegro de que estés ahí conmigo, a pesar de que sé que odias el agua fría. Soy tan egoísta, estoy disfrutando ver tus labios rojos, temblar a la par de los míos. Reímos y a mí se me pasa toda esta porquería, poco a poco. Veo tu sonrisa y como tocas la punta de mi nariz con la tuya.

Quiero besarte, realmente extraño besarte todo el rato. Como solíamos hacerlo, sin tener ningún estatus entre nosotros. Ahora eres mi exnovio y besarte nuevamente, sería demasiado imprudente. Me alegra, mi corazón se acelera, cuando veo que te acercas cuidadosamente. Depositan un casto beso, en la comisura de mis labios. Desearía poder merecerte, porque eres la persona, más brillante de este mundo y no puedo dejar de mirarte.

Me apego a tus labios, con un miedo latente entre los míos. Miedo que se disipa, al ver como tus labios, contrastan con los míos dulcemente. Mi pecho sube y baja, al compás del tuyo, nos estamos acercando locamente. De verdad, no quiero arruinarlo, no quiero aprovecharme del momento. Como lo suelo hacer cada vez, que vuelvo a verte. Esta vez te quiero bien y no quiero volver a perderte.

Te digo lo que siento y tú me escuchas atentamente. Lo adoro de ti, tus ojos brillan al escucharme. Quiero que me abraces, apenas termino de confesar mis sentimientos. Debí haberlos dicho mucho antes, pero no encontraba las palabras. Cuando tus ojos siempre me hacían olvidar, cada sentencia. Tú sonríes con tus ojos, con tu nariz. Te ves adorable, con tus mejillas rojas. Se me hace muy fácil, quererte en circunstancias como estas, pero me gustaría quererte para siempre.

Estas ahí, me dices que me quieres. Que por algo estas aquí conmigo, soportando esa agua fría, que cae sobre nuestros cuerpos. Las lágrimas caen de mis ojos, pero tú las confundes con gotas de agua fría. No hay mucha diferencia, mis lágrimas siempre fueron frías. Tu siempre fuiste, la única cosa cálida en mi vida. Y te reclamo, en un abrazo me apego a tu cuerpo. En busca de calor y nos quedamos ahí un buen rato, después de que apagas la llave de paso.

Te observo mientras te quitas la ropa mojada, es una pena pensar esto, pero quiero tocarte. Tomas el baño conmigo, pero lo único que hago, es mirarte como un perrito mojado, que hace poco rescataste. Me cuidas como siempre, tienes toda la paciencia del mundo, mientras me das un baño tibio. Enjuagas la suciedad de mis actos en caricias, tu presencia en mi vida me descontamina el alma. Dejas pequeños y repetidos besos en mi nariz, yo te los agradezco en miradas.

Secas mi cabello con una toalla, no recuerdo que nadie más haya tenido ese gesto conmigo, después de mi madre. Eres tan suave conmigo, no te preocupes, no me voy a quebrar, aunque lo parezca. Tú sonrisa me hace sentir un poco mejor, a pesar de tener una tremenda y creciente resaca. Estoy seguro, de que no es necesario que me vistas. Ver tu cuerpo mientras lo haces, ya me ha despertado lo suficiente. Tú insistes en ayudarme, al final de todo. Siento que la habitación, está dando demasiadas vueltas.

Das una caricia a lo largo de mi rostro y me dices que mi cara está completamente roja. Yo sonrió con mis ojos, agradezco no poder sentir vergüenza en estos momentos. Me abrazas como lo he deseado toda la noche, lo único que puedo desear después de esto, es que no me sueltes. Dejas pequeñas caricias en mis manos, al unirlas con las tuyas y finalmente me siento en casa. Cualquier lugar es bueno, si estoy junto a ti. Susurro un simple gracias y tú preguntas el porqué. Yo repito la palabra otra vez y tú me dices, que todo va a estar bien.

Cierro mis ojos, embriagado en el aroma de tu cuerpo. Me relajo, con el sonido de tu voz. Empiezo a respirar profundamente, me voy quedando dormido de a poco. Después de muchas noches sin dormir correctamente, finalmente me rindo ante tus brazos. Después de tantos días, sintiéndome sin alma. Tú llegas a revivirla, con tan solo tu presencia en mi vida.









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